El Tour es exigente. Es una carrera cuesta arriba. Maltrata, pero todos quieren correrla. El Saunier Duval está pagando el impuesto del debutante: perdió enseguida a Zaballa por caída y así se le fue ayer también Gómez Marchante, su ciclista para la general. Tampoco llegar al Tour fue una llanura. La escuadra de Matxín pasó semanas cruzando 'faxes' con la dirección de la carrera para conservar el color amarillo de sus maillots. Es un tono prohibido en la ronda gala. Una piel exclusiva para el líder desde 1919. Matxin insistió, protegió la 'imagen de marca' de la empresa que fabrica frío -aire acondicionado- y calor -calderas-. Al final, las dos partes cedieron: el nuevo maillot es amarillo, pero menos. El frontal, el pecho, es casi blanco. Todo por el Tour. Incluso jugarse la vida privada. A Chris Horner, uno de los corredores del Saunier Duval, su esposa, cansada de verle siempre metido en una maleta, le impuso un ultimatum: «Si vas al Tour, no vuelvas». Horner hizo el equipaje para el prólogo de Nourmoutier, dijo adiós, cerró la puerta e inició los trámites de separación. Un Tour es un Tour. Y a los 33 años, quizá su última oportunidad de conocerlo. Los ciclistas estadounidenses parten siempre del mismo lugar: de la nada. Son vocaciones individuales en un país donde la versión competitiva del ciclismo es casi marginal. Desde Armstrong, la cima, hasta Horner, el ciclista que ha pasado su juventud en un autobús, su hogar, la casa ambulante con la que iba de carrera en carrera, de costa a costa de Estados Unidos. Su pueblo, traducido, se llama 'La Curva'. Estaba predestinado. Con trece años pegó la nariz al escaparate de una tienda de bicicletas y no se soltó de allí hasta que su madre le hizo el regalo. Pasaba tanto tiempo frente al cristal que el propietario le ofreció un trabajo: 50 euros por semana. Eso sí, le pagaba el lunes para evitarle las tentaciones que surgen el fin de semana. Aprendió desde crío sufragándose todo. Primero reparando bicicletas y luego como peón en la construcción. Obrero y, a ratos, ciclista en una pista del pueblo. Hasta que le despidieron del andamio y al bajar se encontró en el paro, con todo el día libre. Tenía 20 años. «Vivía con 20 dólares a la semana». Y de alquiler. Durante tiempo sobrevivió con una tarjeta de crédito válida solo para supermercados de mayoristas, donde todo es más barato. Por eso, de ser ciclista, tenía que ser bueno. Y lo era, aunque sólo en el estrecho calendario estadounidense. Había que dejar el autobús y volar a Europa. Alain Galopin, segundo director del equipo La Française des Jeux, le vio en una Vuelta a Suráfrica. Había ido para fichar al australiano Baden Cooke y se quedó con Horner, un descubrimiento. Pronto se arrepintió. Cuando fueron a recogerle al aeropuerto de París esperaban a un ciclista americano que desembarcaba por primera vez en Europa, que, supuestamente, traería todas sus cosas. Y se toparon con un hippye calvo, en zapatillas y con una mochila. Un vaquero. Fracasó y, tres años después, regresó al viejo autobús de 'La Curva, a las carreras locales. Parecía definitivo. Le llaman 'Chiquito' El año pasado, Mauro Gianetti, mánager del Saunier Duval, le rescató. Le conocía. La segunda firma del equipo, Prodir, quería repartir sus bolígrafos por Estados Unidos. Necesitaba un americano, un reclamo. Barato, además. Horner. Un tipo peculiar: nació en Japón, vivió durante años en un autobús, tiene una cincuentena de triunfos en su palmarés, le dio al Saunier una etapa en la pasada Vuelta a Suiza y está con los mejores en este Tour. «Siempre se está riendo», dice Matxin. Es competitivo, corre para comer. El sábado, en el puerto donde el T-Mobile rodeó a Armstrong, se agarró a su compañero Marchante para no perder rueda. El madrileño, frenado, se quedó atrás y Horner tiró hacia delante. «No se dio cuenta de que era uno de su equipo». Conserva ese sentido individualista del ciclismo. Instinto de supervivencia. En el equipo amarillo todos repiten sus anécdotas. Le llaman 'Chiquito de la Calzada' porque se pasó un carrera diciendo: 'No puedo, no puedo', lastrado por una fisura ósea. Su única dificultad para adaptarse al equipo es el idioma. «Él mismo dice que no conoce a nadie tan torpe para aprender el español», recuerda Matxín. Y pone un ejemplo. «Sabe decir 'bueno', pero no 'malo'. En su lugar dice 'no bueno'». Dicción india, 'cherokee'. Su idioma es la sonrisa. Es feliz en el Tour, la carrera que siempre quiso correr. Antes incluso de conocerla, cuando nublaba con su aliento el escaparate de aquella tienda de bicicletas. Tanto quiere al Tour que ha dejado por él a su mujer y sus hijos. Flechazo en Francia. Fuente: http://www.canalciclista.com/tour_francia_2005/reportajes_desarrollo_1.htm Preciosa historia...
Y despues, que? A diferencia de los futbolistas, los ciclistas tiene mucho más difícil el post-profesionalismo... Has dejado a tu mujer por un Tour? Me parece una idea muy romántica de concebir el ciclismo, pero igual es poco práctica.... Como siempre, es sólo mi opinión....además hoy estoy un poco negativo, qué se va a hacer... :|
Ya vesss,... un ciclista de los de antes, y no una "pancarta" comercial como muchos de los de ahora. Yo de él hubiera hecho lo mismo con su mujer. Una persona que en teoria te quiere y que no comprenda tu máxima pasión (y medio de trabajo, pq no decirlo) y que te de a elegir de esta manera tan súbita, es que mucho mucho no te respeta que digamos. Yo en mi epoca de juvenil recibia "ultimatums" de esos por parte de mi novia entonces. "Siempre entrenando y no tienes tiempo para mi",.... "*****! es lo que hay, y lo que me llenaba antes de que llegaras tu! Si no gusta ya sabes lo que hay que hacer!" Estoy completamente con Horner... Saludos
yo tambien ademas si en casa tu mujer no te apolla en esas cosa es que es una mejor no lo digo pero este tio es mas grande que astromg
mujeres como esa que no le quieran podra tener un millon pero oportunidades para ir al tour creo que esta solo
hola bonita historia. el tour hay pocas oportunidades para poder paricipar en el . mujeres hay un monton.......... un saludo :shock:
Jo, pues no veo porqué le tienes que poner a tu marido entre la espada y la pared ... al fín y al cabo el trabajo de este hombre es ser ciclista profesional, es su forma de vida, es bueno en lo que hace y sería una pena si desaprovechara la oportunidad de competir en el tour .. todos estos hombres tendrán a su familia, sus cositas ... creo que es perfectamente compatible .. nadie deja su forma de ganarse la vida por estar las 24 horas del día pegado a su pareja, no? Buah, si le digo yo a mi hombre que deje su grupo, las bicis y todo por estar conmigo.. como que a lo mejor me manda a la ******!! Siempre hay tiempo para todo, si no se está un día, pues ya se estará al día siguiente ... aunque claro, yo no tengo responsabilidades como una casa, hijos.. esta pobre mujer seguro que cargaba con todo y harta le ha mandado a la ******.... y él, pues tonto que ha sido también ... habría que estudiar la situación que visto así es un poco como tomado a la ligera, ¿no os parece? Más motivos tendrían .. cuando se termine el tour ... lalala ¡a silbar! Fijo que se reconcilian y tales ... jo, menudo culebrón, a ver si se arreglan que es una pena, jeje Besotes!!
Hasta antes del Tour bonita historia la de Horner, lo de su esposa e hijos me parece una cuestión aparte, en fin que bueno que está en el Tour donde pocos tendrán esa anecdota para contar :wink:
Menuda inspiración la tuya. Si por algo me gusta este foro es por este tipo de cosas, sorprendentes, humanas. Estas cosas son las que le dan ese salto de calidad a este foro. Espero que esa esencia y esa pasión por el ciclismo continuen y no se esfume. A Chris Horner le he conocido esta Primevera cuando ganó una de las etapas de la Vuelta a Suiza, sólo ver las imágenes de su entrada a meta para saber de que pasta esta hecho el tío. A las pasiones no se les pone muros, pese a quien pese, da igual que sea el Tour ó de un viaje al Karakorum. Saludos y gracias Erosbike por esa prosa.
