lyon: historias de bikers. capítulo primero.

Tema en 'OFF TOPIC' iniciado por psyconor, 16 Mar 2007.

  1. psyconor

    psyconor []

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    hola foreros.

    estoy un tanto imaginativo y me ha dao por escribir. así que he decidido redactar una novelilla sobre el mundo de la bici. quiero hacer una historia amena e interesante, que se deje leer y que os guste. acepto todas las ideas para así lograr que sea más global y que todos colaboremos.

    no voy a poner capítulos cada semana, pero trataré de no dilatarme mucho entre ellos, aunque con todo lo que tengo que hacer me va a resultar difícil tener continuidad, al menos lo intentaré.

    se trata de un formato de más o menos una página de word por capítulo. unos serán de suspense, otros de humor, otros de drama, etc todo tiene cabida.

    para que podamos seguir la historia voy a poner el enlace del capítulo anterior al final de cada capítulo así aunque estén en páginas pérdidas será más fácil encontrarlos.

    por lo pronto hay va el primero. espero que os guste.

    Capítulo primero: La bajada del metal.

    Hacía viento esa mañana. Lyon estaba cansado de luchar contra él. Era un día bastante ocre, con nubes negras y viento en contra siempre por mucho que te movieras en cualquier dirección. Decidió bajarse un momento a observar el panorama. Nunca había ido antes por allí y se encontraba bastante lejos de la ciudad, el teléfono móvil no daba cobertura y no había ninguna señal de que aquel camino fuera a llevarle donde el quería.
    Puso un pie en el suelo. Las piernas se le estaban empezando a endurecer después de kilómetros y kilómetros sin descanso, no sabía de qué huía pero sabía que era de algo. Era como si el tiempo le persiguiese y tratase de engullirlo a no ser que llegara a tiempo a su destino final.
    Dejó la bicicleta con cuidado en el suelo. Se quitó el casco y se enjugó el sudor. “Día frío” escuchaba en su cabeza una y otra vez, las palabras pronunciadas por un hombre al que paró para preguntarle como llegar hasta ese maldito sitio que tanto se le resistía.
    ¿Y si no existía? Llevaba años buscando la bajada del metal, había escuchado hablar de ella a otros bikers. Nadie sabía con certeza de su existencia pero él estaba seguro de poder encontrarla algún día. Si lo hacía conseguiría que todos lo recordaran por ello. El sentimiento de permanencia en la memoria de otros que tenemos todos los humanos le bastaban para seguir luchando contra los elementos.
    De repente un sonido. Un motor se acercaba. ¿De donde venía? La silueta de un coche se fue dibujando a lo lejos. Lyon lo veía todo en blanco y negro, más de cincuenta kilómetros de ida y nada ¿Tendría suficiente fuerza para deshacer el camino hecho?
    El coche se hizo más grande y ruidoso. Al final llegó hasta su posición y se paró a su lado. La ventanilla se bajó automáticamente y una enorme cara con un puro en la boca se giró hacia él.

    -Chico ¿Sabes que esto es un coto privado de caza?
    - Lo se, si. Pero ahora no es periodo de caza ¿no?
    - Aléjate de aquí. Estos caminos no son buenos para un ciclista.

    La voz sonó a tumba. Parecía como si viniera de un lugar muy lejano. Lyon mantuvo por un momento la respiración. Y el coche siguió adelante. Él espero hasta que desapareciera de su vista. Su boca estaba seca y la mochila de agua iba menos de la mitad, a pesar del día tan poco caluroso estaba bebiendo demasiada agua.
    Permaneció allí parado un momento más decidiendo si volver o seguir hacia delante. Al final optó por seguir. Miró sus manos enguantadas y apretó los puños, este era el día, lo sabía, estaba muy cerca.
    Montó de nuevo. Las palabras de aquel hombre le dieron fuerzas para continuar. Las calas encajaron de nuevo en los pedales y los platos comenzaron a girar. Empezó a pensar en como sería la pendiente. ¿Sería rugosa o lisa? ¿De qué color sería la tierra del camino? ¿Dónde llevaría? ¿Que pendiente tendría? Todas esas cosas venían a su mente mientras pedaleaba de nuevo rumbo a su hipotético destino. El viento apretó de nuevo y Lyon bajó la cabeza y busco cobijo inútilmente en su forro cortaviento. Estaba empezando a lloviznar.
    -Todas las cosas se ponen en mi contra. Si no llego será porque hay algo ahí que no quiere que lo consiga. Su cabeza daba vueltas más rápido que sus pedales. Estaba empezando a volverse loco por conseguir su objetivo, por las noches cavilaba de qué manera podría llegar, qué nuevo camino podría seguir, a qué remonte podría subir para ver el campo y descubrir su meta. Pero hasta ahora sólo polvo, subidas, bajadas y languidez.
    Trató de aclararse, afinó sus sentidos y prestó atención a su oído. Escuchaba algo de nuevo. Era algo que llevaba el viento. Una especie de arrullo o ¿era más bien un gemido? Prestó más atención. Quería saber de donde venía, pero cada vez que se giraba hacia un lado era como si desapareciera o sonara de un sitio distinto. No aumentaba ni disminuía su volumen simplemente estaba allí junto a él. Hasta que el fin comprendió de que se trataba. Era el mismo. No se había dado cuenta de que la brega que llevaba por seguir hacia delante contra el viento le había hecho abrir la boca y empezar a gemir de cansancio. Estaba empezando a dejar de sentir su cuerpo con propiedad. Se notaba tosco, absurdo subido en la bici, no sabía porque seguía pedaleando.
    Y apareció algo nuevo en el horizonte que no parecía un accidente del terreno. Era una especie de pico que se elevaba considerablemente. El lo distinguió y por una vez se sintió orgulloso de no haber desfallecido. Sin dudarlo se dirigió hacia él. Poco a poco fue vislumbrando de qué se trataba. Sin duda era una construcción hecha por los hombres. No estaba seguro de que fuera lo que estaba buscando, pero al menos era algo distinto que podría significar haber conseguido algo después del esfuerzo. Esta vez no se iría a casa con las manos vacías, había descubierto como llegar por caminos a otra ciudad.
    Y seguía avanzando hacia su destino cada vez estaba más cerca, cada vez podía distinguir mejor las construcciones que se apostaban delante de él. Pedaleaba cada vez más rápido en pos de aquella visión hasta que se dio cuenta de que era aquello. Entonces paró en seco. Estaba a los pies de aquel nuevo lugar y sin embargo le resultaba completamente familiar. Empezó a conjeturar como podía haber hecho aquello. No daba crédito a la situación. Lyon estaba de nuevo en su ciudad, lo que vio de lejos era la torre de la iglesia de Cherloir. Había dado una vuelta y no sabía ni como había aparecido de nuevo allí. ¿En que momento cambió la dirección? Pero lo que menos se explicaba era qué camino era aquel. No lo había visto nunca. Miró hacia atrás. Y todo le pareció igual que siempre, era su cuidad pero ¿Cómo llegó a ella por ahí? ¿Cómo era posible que hasta que no llegó no recordara el camino por el que iba? Se adentró de nuevo en ella, tenía ganas de llegar a su casa, de nuevo todo había acabado igual.
     

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