De los prodigios que los psiquiatras y farmaceuticas anunciaron ninguno se ha cumplido, y pasa el tiempo. De nada a poco, cara al viento siempre, camino de angustia y de silencios. Mejor saber que estamos donde estamos, fijar los pies en tierra y proclamarnos herederos de una educacion esquizoide en el que el ruido ahoga las palabras y la vida en espejos deformados. De nada valen los neurolépticos ni la persistente melodia psiquiatrica de 'nueva generacion' Poseemos apenas el espacio de la historia concreta que nos toca, y un minúsculo lugar para vivirla. Nuevamente pongámonos en pie y que nuestra voz solemnemente y clara vuelva a oírse. Que todos puedan escuchar quien somos. y al final, que se vista cada uno como bien le parezca y a delirar que está todo por hacer, y es posible. Con frecuencia excesiva nos volvemos mostrando angustia y desfallecimientos. La 'conciencia de enfermedad' nos chupa la mirada y hiela el sentimiento. De entre todas, ésta es la más obscura soledad, la más feroz, amarga y persistente. Nos vale más saber que no hay grandes misterios, ningún pájaro de alas inmensas que nos guarde; nada de lo que tantas veces proclamaron con la voz terca obscuros psiquiatras Pongamos mano sobre mano. El tiempo conferirá dureza a cada gesto. No a la medicacion del psiquiatra!