Proyecto isengarder 2.0: De la resurrección a la ABR 2016

Tema en 'Canyon España' iniciado por isengarder, 31 Ago 2015.

  1. emnovo

    emnovo Novato

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    No os hacéis una idea de la ilusión que hace estar pendiente de éste post para poder ir siguiendo vuestras épicas andanzas en la aventura que habéis vivido!! :):D Y lo que me he reído con el relato inicial. Me imagino perfectamente en la misma situación
     
  2. DRRAP

    DRRAP Miembro Reconocido

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    Yo también tengo la certeza de que hace grandes bicicletas que vende a precios razonables, que tiene una forma diferente de entender el mercado y que no hay intermediarios. Permite el trato directo y le permite a la empresa conocer de primera mano todo eso que dices.

    Así mismo soy consciente del cambio de fabrica, de los problemas y de la pesadilla en la que se ha convertido todo esto.

    Sin embargo discrepo en el sentir y el actuar de su empresa. Veo un importante intento de "lavar la imagen" pero no veo hechos, y hablo en primera persona porque al igual que tú yo también puedo dar fe. No están haciendo otra cosa que disculparse y pedir paciencia. Resumiendo, tratan de ganar tiempo mientras sus clientes continúan a la espera sin explicaciones, sin fechas reales de entrega y sin compensaciones.

    Otras marcas tendrán sus "trucos" como dices, a mí me parece que este es el de Canyon, decir que todo está solucionado cuando no es verdad.

    Dejando de lado esto, no quiero que más gente caiga en el engaño de esta marca, me alegro muchísimo por ti, por vosotros. Tiene que haber sido una experiencia inigualable. Dura seguro pero imborrable también, estoy deseoso de leer más de esta aventura.

    Un saludo.
     
  3. gestmind

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    +1, no se si será por tu forma de contar las cosas, por tu espíritu de superación, tu humor ante todo pero nos tienes enganchados. Jajaja un saludo
     
  4. gestmind

    gestmind Miembro Reconocido

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    Me he equivocado al citarte, pero te invitó a que te pases por el hilo de grandes Canyon donde las entregas se están adelantando semanas, no deberías hablar tan a la ligera.
     
  5. DRRAP

    DRRAP Miembro Reconocido

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    Yo no te invito a pasarte por ningún sitio, te expongo aquí q en mi caso llevan semanas de retraso, se-ma-nas, y sin ninguna explicación. Así q antes de aconsejarme q no hable tan a la ligera puedes aplicartelo.

    Dicho todo desde el buen rollo
     
  6. isengarder

    isengarder Miembro Reconocido

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    Etapa 1. Contrarreloj en Martos (Jaén) 49,7 kms 1403 metros de desnivel


    Con el vídeo que os he puesto, trato de comunicaros mis horribles sensaciones al inicio del primer día. Por mucho que lo intentaba, no podía eliminar del cerebro esa sensación de tragedia larvada; de máxima tensión; de sensación plomiza de la que, no obstante, trataba de librarme por todos los medios, negándome a abandonarme al desaliento. Mahham también estaba algo tenso; pero, en su caso, yo lo notaba como la tensión de un caballo de carreras al que meten en el Box justo antes de la salida. Y cuanto más tenso le veía, más acudía a mi mente la funesta idea de que ese caballo perfectamente entrenado tendría que ir atado al ronzal del penco trotón que tenía por compañero.

    Pero no estaba dispuesto a dejarme llevar por el desánimo. Seguro que, al montar, toda esa negatividad desaparecía. ¿Desde cuándo había dejado de disfrutar sobre una bici? Debía dejar de atormentarme más, y cambiar el chip.

    Durante el camino en coche desde el Hotel de concentración en Jaén, hasta Martos (20 minutos), me obligué a pensar así. El viento que soplaba a primera hora, parecía haber desaparecido, y la temperatura iba a ser magnífica. Saldríamos de corto y con sol. El terreno iba a estar perfecto de agarre. ¿Qué más podría pedirse? Era hora de disfrutar.

    Both.jpg
    Perfil ABR.png
    Los equipos salíamos cada 30 segundos, y nuestra salida estaba programada para las once y diecisiete de la mañana, en orden decreciente de dorsales, de manera que los vigentes campeones de la ABR (El Topeak Ergon Team de Lakata y Hynek) saldrían los últimos. La teoría indicaba que deberíamos haber acabado nuestra etapa incluso antes de que ellos hubieran salido. Mahham (optimista como nadie), preveía que deberíamos completar la etapa a una velocidad media que rondase los 20 km/h, lo cual implicaba que, bajo ningún concepto, podríamos tardar más de 3 horas. Yo no decía nada, pero el desnivel de las subidas se me antojaban un poco bestias como para poder afrontarlas a esa velocidad… y bajando tampoco preveía que fuera a compensar demasiado la velocidad media, a poco que nos metieran en sectores técnicos con pendientes en fuerte desnivel que activasen mi modo “vértigo”.

    Para aliviar la espera en parrilla de salida, volvíamos a disfrutar de la compañía de Carlos y Javi. Reconozco que ver participar a dos personas con aspecto de normalidad entre tanto “galgo” turbo-afinado, suponía mi mayor argumento de defensa mental para auto convencerme de que, al menos en apariencia, no hacía falta ser un super hombre para apuntarse a una ABR y optar a terminarla con esperanza de no acabar en un Hospital. Javi ya tenía experiencia en pruebas por etapas, y se le veía con fuerza y preparación sobrada para la ABR; se le veía tranquilo y confiado. Carlos, más reposado, también expresaba los mismos temores que yo padecía, aunque sobrellevados con el buen humor que le caracterizó todos los días. Su perfil de ciclista “terrenal”; muy similar al mío, ejercía un efecto de “bálsamo de fierabrás” en mi sobreexcitada mente, por lo que la propia naturaleza de las circunstancias nos hizo sellar con ellos una especie de alianza de supervivencia mental que duraría hasta el final de la ABR.
    Carlos y Javi.jpg
    Ello no obstante, la tensión de la salida y la incertidumbre de los resultados, nos tenían a mahham y a mí, sumidos en nuestros propios pensamientos.
    Tensión.jpg

    Pero todo estaba a punto de comenzar. El cronómetro avanzaba segundo a segundo, implacable, y a las 11 horas y 17 minutos del día 21 de febrero de 2016, con las pulsaciones, literalmente, a 100 ppm (yo, que en reposo alcanzo las 38 ppm), tras pasar el examen del juez UCI a la entrada, nos pusimos en posición de salida. 30 segundos de espera, y la señal de salida. ¡Comenzaba la ABR!
    Start.jpg

    Y mahham se la tomaba muy en serio. Mientras él salió cual centella, alcanzado rápido una velocidad de crucero cercana a los 40 km/h sin aparentar inmutarse, yo era incapaz siquiera de acertar con el pedal para meter la cala del pie izquierdo. Mis piernas eran dos muñones; mis brazos dos alambres, y los pulmones, dos bolsas de papel llenas de polvo de cemento agitado. En los primeros trescientos metros desde la salida, mahham ya se me estaba yendo. Apreté los dientes y conseguí enganchar el pedal, y poniéndome de pie sobre la bici, apreté el ritmo para no perder su estela (o al menos para no perderle de vista, porque a esa velocidad a la que iba no había quien le enganchase) Afortunadamente, echó la vista para ver si le seguía, y al ver que no, levantó un poco el pie para permitir engancharme a su rueda. Una mirada al Garmin me situaba con el corazón en 160 ppm. ¿Llaneando, y ya a esas pulsaciones? “Maaaalo. Maaaaaalo”. Le pregunté a mahham por las suyas. Su respuesta fue breve: “Olvídate de las pulsaciones ahora, y pedalea”. Fácil decirlo; pero no tanto hacerlo. Mi cabeza comenzó a echar cálculos. Si mi zona de frecuencia máxima está en 172 ppm, pedalear a 160 implicaba (según me decía la cabeza) estar metido de lleno, ya desde el inicio, sin calentamiento ni leches, en Z4, que es donde no puedes aguantar durante toda la carrera, salvo que quieras acabar hospitalizado con una apoplejía por sobre esfuerzo. Pero mahham seguía tirando de mí…

    Haciendo de tripas corazón, cerré la boca y mandé al carajo al tío cenizo que se había metido en mi cerebro, y me auto convencí de que con el paso de los kilómetros, el cuerpo iría entrando en calor, y llegarían las buenas sensaciones… pero iban pasando los minutos, y yo seguía con la misma sensación de atocinamiento. Por si fuera poco, la pareja que había salido por detrás de nosotros, nos adelantó sin aparente esfuerzo, levantándonos las pegatinas. Acabábamos de empezar y los de atrás ya nos habían sacado más de 30 segundos, pedaleando con todo lo que podía exigirle a mis piernas… ¿Dónde me he metido yo, madre de Dios?

    Conociendo a mahham como le conozco, sabía que verse adelantado no le iba a alegrar precisamente. Redoblé mi disposición a seguirle sin quejas, pero poco tiempo después, la siguiente pareja también nos adelantó. ¿Un minuto perdido y ni siquiera habíamos empezado a subir? Buf…

    En ese momento alcanzábamos el primer repecho marcado en el perfil; a los 4 kms y viniendo en bajada. Se supone que uno debe llegar con las energías a tope. Pues no. Ni en la bajada conseguía bajar de 150 ppm, y el arreón de subida no mejoraría mucho las cosas. Del 6% de desnivel inicial para desacelerarte, se pasó sin solución de continuidad a un 12 %, que alcanzaba casi el 13% en el último tercio del primer repechoncillo del día rodando aún en pista. Buen encuentro con lo que nos esperaba. Las piernas seguían sin entrar en calor. Los pulmones seguían yendo por libre y no encontraba la posición sobre la bici, que me habían entregado con una potencia de 70 mm cuando las especificaciones para la talla M indicaban que debía llevar 80 mm. Lo sabía desde el inicio, pero no quise cambiarla pensando que me ayudaría en las bajadas técnicas, pero lo cierto es que iba algo incómodo; demasiado agrupado, y cargando mucho peso en las manos. No quise darle mayor importancia, porque todo lo que estaba procesando hasta ese momento eran pensamientos negativos, y comenzaba a hartarme de mí mismo mientras otra pareja nos adelantaba viniendo desde atrás. Nuevo mazazo a mi disminuida moral…

    En ese punto, el perfil indicaba unos 5 kms más de trazado algo rompepiernas pero más o menos rodador antes de llegar a la primera mega-subida del día. Sin encontrar en ningún momento mi ritmo, y siguiendo el impuesto por mahham, conseguimos adelantar a Javi y a Carlos, que nos saludaron y dieron ánimos al dejarles atrás, mientras mi cabeza me decía que no tardarían mucho en volver a pasarnos por delante, en cuanto llegasen las subidas de verdad. Ellos iban pedaleando relajados; yo iba sudando de manera insana, con el cuerpo entumecido, y resoplando como un pitbull, y mahham tirando de mí, dándome gritos de ánimo, que en mi cabeza resonaban como los restallidos de un látigo sobre un buey que no consigue acelerar más por mucho que lo intente…

    Pero lo bueno estaba por llegar. A eso del kilómetro 11, con el cuerpo descompuesto y las piernas igual de entumecidas que al principio, nos saludan las primeras rampitas del 10% que nos reciben alborozadas y contentas de la llegada de los fortísimos ciclistas que vienen a hacerlas pequeñas… lo que no esperaban es que también llegara yo, claro. Así que, al mirar hacia adelante, y ver que nos metían por un sendero que iba enfilado por la ladera de una montaña, con su roquita suelta y su falta de adherencia, la cabeza definitivamente ganó al corazón. De haber ido solo, habría puesto pie a tierra en ese mismo momento, pero mahham iba delante, apretando los pedales con un ritmo cómodo; lejos de su máximo potencial, y además había otros participantes de la prueba con los que comenzamos a agruparnos en la zona de subida. En mi cabeza, todos eran infinitamente mejores, más altos, más delgados, más fuertes y más técnicos que yo, pero daba igual. Había que seguir subiendo. Había público congregado a los lados del sendero (a cuyo lado de pendiente me negaba a mirar para no precipitarme hacia él, presa del vértigo) animando y aplaudiendo, así que, buscando (sin encontrar) algo más que el 42 detrás, me preparé para seguir adelante… y seguimos.

    Pronto, los desniveles del 10% iniciales se sustituyeron por registros del 14%, pero lo malo estaba por llegar. Allá donde más se concentraba la gente, debía estar lo mejor… y vaya que lo estaba. Curva a izquierda siguiendo el sendero en ascensión, y desnivel que el Garmin comienza a registrar subiendo del 20%, hasta superar el 35%. Lo cierto es que la Exceed sube ligera como una pluma, casi como si llevaras ruedas de 26, traccionando como una auténtica 29er. Sentado en la punta del sillín, sólo tienes que obligarte a seguir pedaleando con todo lo que llevas dentro, y las piedras, escaloncitos y demencial desnivel va quedando atrás, con agilidad y toda la fluidez que te den las piernas.

    Recuerdo superar el tramo de máxima pendiente con los pulmones ardiendo mientras alguien desde el público nos animaba diciéndonos: “Así, así se sube. Bien chavales. ¡Vaya grupo bueno que se ha formado aquí!”. Para mis adentros respondí: “Ya verás tú lo que va a durar este grupo en cuanto yo no pueda dar un solo pedal más”…

    Como suele pasarme en situaciones de máximo esfuerzo, no era capaz de alejar mi mirada más allá de dos metros de la rueda delantera (bajando es algo realmente divertido, porque te lo vas comiendo todo de sopetón; no probéis a hacerlo), y posiblemente eso fue lo que me fue salvando mientras seguía la subida por ese infernal sendero de subida, que maldije cientos de veces.

    Superada la primera tortura del día, alcanzamos un pequeño espacio destinado a coger aire antes de afrontar el segundo tramo de subida del primer repecho. No habíamos hecho ni tres kilómetros subiendo esa trocha pedregosa, y ya superábamos los 400 metros de desnivel. O lo que es peor aún… no llevábamos ni 15 kilómetros hechos, y ya rondábamos los 800 metros de desnivel. Todo de golpe. A lo bestia. Como bienvenida a la ABR.

    Aquello se me estaba haciendo bola; así que, para ayudarnos a digerir el primer bocado, los majos chicos que diseñaron el trazado, nos regalaron un segundo entremés con rampas de al 18% que ya terminaron de exprimirme los últimos ánimos que me quedaban. Con ritmo agónico seguí dando pedales sin preocuparme de si me adelantaban o no (que creo que sí) hasta intentar alcanzar alguna zona donde un ciclista normal, cabal y cuerdo, pudiera volver a sentirse persona, y no cordero de sacrificio de alguna especie de ritual satánico urdido por un grupo de locos…

    Y allí me esperaba mahham, rodeado de una blanca y seráfica luz celestial, ajeno a todo sufrimiento; sin mancha de pecado, sonriendo en mitad de los páramos del infierno, haciéndome una foto, relajado y descansado, mientras esperaba que el zopenco de su compañero pudiera terminar de arrastrarse hasta él. Traté de esbozar una sonrisa para no descorazonarle, sin conseguirlo; en mi cabeza comenzaban a aflorar ideas de abandono. Aquello era salvaje, cruel, brutal, inhumano, innecesario, excesivo. Cada uno de los apelativos que creaba mi mente acompañaba un nuevo ciclo del pedalier, con los que iba dejando atrás más y más metros de desnivel. Los kilómetros no avanzaban al mismo ritmo… Demencial… Absurdo…

    Cruelty.jpg

    Tras volver a superar la segunda Fase de la subida infernal, con desniveles más asequibles donde “sólo” se alcanzaban desniveles de en torno a los 10 y 14% de desnivel (lo cual, increíblemente, ya te parecían zonas de falso llano), comenzamos con el primer descenso de la ruta, que se haría por una pista amplia, de tierra seca y piedrecillas sueltas, sin dificultad ninguna, salvo alguna que otra rodera donde me iba empeñando indefectiblemente en fijarme abriendo mucho los ojos, para poder meter la rueda directamente hacia ella y tratar de salir volando por delante. Increíble robustez en la pipa de dirección de la Exceed, ayudada por una igualmente ultra rígida horquilla RS1. Me libré de dos o tres buenos sustos agarrando el manillar como si me fuera la vida en ello.

    Por allí bajamos sin conseguir relajarme en ningún momento. Al menos, conseguí rebajar las pulsaciones a casi 150 ppm, que para ser pulsaciones en una pista en bajada era un registro lamentable, y clara evidencia de que mis padecimientos e inseguridades no desaparecían ni siquiera dejando de dar pedales. Por delante, mahham iba ya directamente acompañado de una cohorte de arcángeles montados a caballo que lo transportaban a velocidad supersónica sobre una mullida alfombra en la que él simplemente cambiaba con sutil gracia y sobrehumana indiferencia, el peso, de izquierda a derecha, arrullado por cantos celestiales…

    Fuera de aquellas mieles y rieles sobre los que él transitaba, yo trataba de no perderle demasiado terreno, castigando los frenos inmisericordemente a cada curva, rumiando mis miserias, y tragándome todas las piedras y cagarros que los arcangélicos equinos de mahham parecían haber sembrado para mi disfrute, en justo castigo a mi intento de perseguir a un Semidiós Hercúleo, a pesar de mi lamentable condición mortal. ¡Indigno! ¡Indigno!

    Os podéis hacer una idea del estado de ánimo que llevaba sobre la bici ¿verdad?… Qué horror… Pues aún quedaría por superar otro repecho que superé no sé muy bien por dónde, tratando de animarme mirando en el Garmin el desnivel ya superado. Y remarco lo del desnivel, porque no llevábamos ni 30 kilómetros, y ya habíamos padecido más de 1000 metros de desnivel, de los 1404 la etapa, que en Martos te los servían con desbordante generosidad, todos de golpe. Menuda indigestión…

    Para entonces entrábamos, según el perfil de la ruta, en la “Zona Buff” (que más adelante algunos rebautizaríamos popularmente, en mi zona de carrera, como “Zona Puff”, y en mi ego interno yo nombraba como “Zonadelamadrequeparioachanqueteyatodoslosque…etc etc”) Vamos: La zona marcadamente técnica de los recorridos de cada día, y que en Jaén alcanzaba términos temerarios.

    Y allí me esperaban mis demonios favoritos. Tras superar un último e insignificante repecho que oscilaba entre un vulgar 7% a un 11%, me encontré de lleno, sin saber cómo, en una especie de bosque húmedo que se inclinaba peligrosamente hacia abajo… Tanto como que el Garmin registró un -50%… Vamos, lo que me faltaba a mí para recuperar la confianza.

    En un paso salido inesperadamente de entre mis brumas mentales, me encontré de frente con un grupo de personas encaramados a peñascos que me iban gritando: “Cuidado, cuidado, ¡por la izquierda no! Por la derecha es mas fácil”.

    Tal y como podréis imaginar, mi trazada elegida fue exactamente la de la izquierda. Aquella que no debía tomar. Todavía no sé cómo pude frenar a tiempo antes de clavarme en alguna de esas rocas; desmontar sin vergüenza, harto como estaba (no fui el único en hacerlo, por cierto), y tratar de comenzar a bajar ese desnivel del -50%… Debía ser más fácil hacerlo montado que andando, porque acabé rodando yo; y rodando la bici a mi lado. Mi nivel de hartazgo por ese día alcanzó límites supremos. Pude recuperar la verticalidad a tiempo, con notable agilidad para mis 45 años, para saltar un tronco de pino (creo) que estaba en mitad de mi camino. La Exceed, que venía rebotando rueda delante, rueda detrás, se estampó contra él, sobre el manillar, demostrando que el protector IPU (Impact Protection Unit) que monta en la pipa de dirección es una cosa muy bien pensada. Trepando un poco la recuperé, pensando que el IPU se habría ido al garete (los tornillos que fijan el tope son huecos, y están diseñados para romperse, absorbiendo el impacto) Pero no. El sistema seguía intacto. Es otra de las ventajas de que la bici sea tan ligera: Las inercias en caso de impactos como aquel, son menores; y menor el riesgo de rotura… sólo me habría faltado romper. Pero la bici no sufrió ni un rasguño, afortunadamente.

    Volví a montar un poco más abajo de esa demencial zona, y enfilé hacia donde seguía el camino, muy lejos de sentir cualquier disfrute. Un nuevo paso entre piedras flanqueado por personas me marcaron mentalmente el siguiente sitio donde debía caerme. No importaba si era franqueable o no. Ah, ¿Que había gente mirando? Pues me caería. Así estaba escrito… Y más o menos así fue. Intenté superar con orgullo el paso entre piedras pero me quedé enganchado cayendo a plomo de lado. Rascón en la espinilla izquierda por salvar el cuadro de la bici de los peñascos, y a seguir montado hirviendo de rabia. En ese momento, creo que los rayos de ira podrían haberse visto saliendo desde mis ojos, de no haber llevado las gafas puestas. Alguien intentó animarme: “No has sido el único que se ha caído igual”. “Pues vaya consuelo” pensé para mis adentros…

    Un poco más adelante estaba esperando mahham. Me preguntó si me había caído, y le dije que no. Que sólo me había apoyado sobre unas piedras (el famoso “cada uno de se baja de la bici como quiere”) Reanudamos la marcha. ¿Mis pulsaciones? 162 ppm…

    A partir de ese momento comenzó una bajada por un single track de libro, con zonas de desnivel que castigaba los frenos (una verdadera pasada cómo van los Guide Ultimate de Sram. Tacto, dosificabilidad, potencia, y ni un ápice de protesta frente al abuso a los que les sometí. Lo mejor que se puede decir de ellos, es que, por primera vez, no parecen frenos Sram…)

    La zona me permitía coger algo de ritmo. Mahham claro, desapareció por delante de mí en nada, pero afortunadamente yo no llevaba a nadie detrás, así que pude bajar a gusto y sin presión, encontrándome con sensaciones no desagradables por primera vez en el día. Ramas, arbustos y todo tipo de vegetación cerraba el espacio que había a los lados del sendero, estrechísimo. Los brazos y las piernas iban quitándoselos de encima en una sucesión de curvas a izquierdas y derechas, sembrada de cambios en el desnivel y algunos pasos por pequeños escalones. Comencé a reencontrarme con ese “yo” biker que alguna vez había sido antes de la ABR, y hasta empecé a divertirme. La Exceed perdonaba mis errores de trazada fruto del agotamiento y la sobretensión, y su direccionabilidad más propia de una 27,5” que de una 29” consiguió sacarme indemne de algún que otro ángulo tomado muy tarde. En frenadas fuertes en bajada, la trasera se mostraba ágil y reactiva, muy controlable derrapando a golpe de conjunto sillín-pedalier, haciendo que los giros más cerrados fueran todavía más sencillos ¿Realmente es una 29 la Exceed? Os juro que las sensaciones son de una bici mucho más pequeña, recordando como ninguna otra bici a las “antiguas” 26” en vivacidad, pero con todas las ventajas de la rueda grande en cuanto a tracción, adherencia y paso por baches. Es desconcertante… y cómo me estaba ayudando la Exceed en esa bajada, en la que un recto te llevaba directo a la masa forestal.

    Esas primeras sensaciones positivas culminaron en un tramo de porteo (una especie de riera arenosa en la que había que bajar unos peñascos y subir luego otros) en el que me esperaba (supongo que desde hacía un buen rato) mahham, para advertirme que no lo bajara montado. El comentario me hizo sonreír por primera vez en el día… Parecía que mahham no había perdido el sentido del humor. Buena cosa, a pesar del día que le debía estar dando.

    El sendero terminó, y salimos de nuevo a tierras menos boscosas. Nos quedaba por afrontar el último repecho, de algo menos de 300 metros de desnivel. Debería ser soportable. Las pulsaciones seguían estables en torno a las 153 ppm, y aún seguía vivo. Era una buena señal.

    Para compensar ese rayo de optimismo, la ABR nos volvía a regalar el desnivel en forma de subidas que rondaban (y superaban) el 20% de manera sostenida. Recuerdo que en el Soplao el Negreo se recuerda con terror porque tiene algunas rampas cortitas que llegan o superan ligeramente el 20%… Pero hombre… si es un juego de niños comparado con los desniveles superiores al 30% de la ABR… El Negreo sería casi una zona de descanso en la ABR.

    Mahham, inmune al cansancio y a los desniveles, volvía a subir correteando sobre la bici como un colegial por las calles que ascendían hacia el cementerio de una localidad jienense de cuyo nombre no quiero acordarme. Incluso bromeaba con las personas que nos animaban. Yo, mientras, pensaba: “Seguro que más de un féretro se les ha caído por la parte de atrás del coche que lo subía”… De nuevo harto. Puse pie a tierra, reventado, para volver a subirme a la bici en los tramos finales de la ascensión del cementerio, donde, de nuevo, me esperaba mahham, móvil en mano:

    No me llega la sangre.jpg

    “¿Cómo vas?” Me preguntó. “No me llega la sangre al oxígeno”, respondí mientras trataba de esbozar una sonrisa… Creo que mahham, al ver mi falta de conexión cerebro-comunicativa, tuvo una idea clara de hasta qué punto estaba más allá de los límites del cansancio… pero sólo estábamos en el kilómetro 35 de 50. Por el amor de Dios… qué tortura de día.

    Afortunadamente, el perfil parecía que nos daba tregua. Para compensar la buena noticia, yo iba seco, habiendo agotado mi bidón de 750 cc. Afortunadamente, el segundo avituallamiento (del primero, allá por el kilómetro 8, habíamos pasado) quedaba cerca. Pero mahham volvió a meter el turbo. Yo estaba en modo supervivencia, y con los líquidos en reserva, y él seguía en modo competición. La bajada era por asfalto, muy rápida, aunque con algunos badenes para desagüe de aguas de lluvia que la volvían algo peligrosa. Ahí marqué mi velocidad máxima de la jornada, a 60,5 km/h. Las pulsaciones bajaban un poco, pero donde se podían dar pedales, mahham los daba, con lo que volvía a recuperar mis 150 de rigor. Llegado el avituallamiento, mahham lo pasó como una centella a pesar de mis gritos para que frenara. Yo derrapé como un camión. O bebía, o me moría antes de llegar a meta. Quedaban unos 15 kms que no iban a ser pedaleados a ritmo de paseo, me daba la impresión…

    Bebí medio litro de Powerade rojo en menos de 3 segundos, apretando la botella mientras me rellenaban el bidón. Me tomé dos vasos de Coca-Cola más. Bidón con agua al botellero, y a dar pedales, afortunadamente, aún cuesta abajo. Apretando lo que pude, volví a reunirme con mi compañero, que miraba hacia atrás. Le expliqué que tenía que reponer líquidos. Volvió a acelerar, en un juego de la goma en el que me llevaba al máximo de mis posibilidades, tratando de recuperar el mayor tiempo posible en la zona de pedaleo final. Las pulsaciones se volvieron a situar establemente por encima de las 150 ppm, alcanzando las 160 en recta de meta, que sobrepasé sin ninguna sensación de triunfo, y sí de alivio, consciente de que estaba mucho más débil que mi compañero, y que a ese ritmo me iba a ser imposible acabar la ABR…

    Etapa1.png
     
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    Última edición: 4 Mar 2016
  7. mmsial

    mmsial Miembro

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    Jodo tio, que agonia!
    Pero la acabaste, estabas mejor de lo que te sentias, esta claro.
     
  8. gudu2682

    gudu2682 Miembro

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    Enhorabuena por el reportaje Isengarder!!
    Una pregunta sobre la equipación que os proporcionó TopPeak, que modelo de bolsa de sillín es? Por la foto que has subido parece que tiene un soporte de plástico rígido para engancharlo al sillín, que tal va?
    Muchas gracias!
    Saludos.
     
  9. mahham_

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    El modelo ni idea, pero sí tiene un soporte que se desmonta para enganchar por un lado a los rieles del sillín, y por el otro lado una tira de velcro para sujetarlo con la tija.

    Lo mejor que te puedo decir es que te olvidas que lo llevas, si dentro metes una cámara, la multi y los desmontables para llevarlo lleno, ni un ruido y ninguna sensación de llevarlo, a mí me ha convencido al 100%

     
  10. mahham_

    mahham_ Miembro activo

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    Os dejo el vídeo del montaje de la ABR mientras Isen escribe la etapa 2

     
  11. FrankieMachine

    FrankieMachine Miembro activo

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    guapisimo, como te gusta apretar en los senderos ;)
     
  12. gudu2682

    gudu2682 Miembro

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    Muchas gracias Mahham, estoy detrás de uno así y creo que me lo voy a pillar.

    Saludos.
     
  13. isengarder

    isengarder Miembro Reconocido

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    Gracias gudu... ;)

    La bolsa de sillín es ésta: http://topeak.com/products/bags/AeroWedgePack_micro_Quick

    100% recomendable. Como dice mahham, ni te enteras que la llevas puesta en la bici. No se mueve en absoluto; no hace ningún ruido, y la fijación al sillín es 100% estable; 100% accesible y 100% segura (Eso no se cae en la vida), además de comodísima para quitar la bolsa, en caso de querer/necesitar hacerlo. Yo era de los que llevaba todo en un bolsillo trasero del maillot/chaqueta. Se acabó llevarlo encima.

    En cuanto a capacidad, caben dos desmontables, cámara de 29" y una multiherramienta muy completa: la Topeak Mini 20 Pro Gold (http://topeak.com/products/Mini-Tools/mini20pro_gold)

    La estética de la bolsa del sillín, además, es realmente compacta. Muy "pro" (y en una Canyon con los colores Topeak-Ergon, pues va que ni pintada)
     
  14. gudu2682

    gudu2682 Miembro

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    jejeje, ya lo he encargado!:). También quiero dejar de llevar cosas en los bolsillos de la espalda y creo que es la mejor opción.
    Muchas gracias otra vez.
    Saludos
     
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  15. isengarder

    isengarder Miembro Reconocido

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    21 de febrero de 2016. Reordenando la mente…

    Tras terminar la primera etapa llegaba el momento de valorar dónde nos encontrábamos en la tabla de clasificaciones, después de que (al menos yo) hubiera dado de mí todo lo que tenía dentro en la primera etapa, intentando seguir el ritmo impuesto por mahham, que no hacía más que pararse a esperarme. Nuestra posición: 55 de 62 en Master 40. Para echarse a llorar... Absolutamente patético.

    Si casi muriéndome no conseguía más que estar en esa posición el primer día… Por todos los cielos… ¿Qué me esperaba el resto de días, con el cansancio que iba a acumular? ¿Es que a la ABR no van más que bestias pardas, y cuatro o cinco parejas de despistados?… Pues si, isengarder, sí ¿Qué te creías? Por eso se considera la ABR como una de las 3 pruebas más duras del mundo. Por eso estaba haciéndola, entre otros, el mismísimo campeón del mundo de XC/Maratón.

    Este tipo de reflexiones eran las que me iba haciendo por la tarde, volviendo hacia el Hotel de concentración. El pesimismo sobre mi capacidad para aguantar 6 días así, aumentaba por minutos. El día siguiente, además, no nos esperaba una etapa de transición, precisamente, lo que tampoco me era de gran ayuda para hacerme levantar la mirada del suelo...

    Perfil etapa 2.png

    Sumido en mis depresivas cavilaciones silenciosas (poco interrumpidas por mahham, que también debería estar pasando lo suyo), llegamos al Paddock de Canyon en Jaén, donde dejamos las bicis para que ultimasen su puesta a punto para el día siguiente. Lavar y engrasar la cadena. No hacía falta nada más. "Si acaso, cambiar a uno de los bikers", seguía machacándome yo mismo, sintiéndome profundamente indigno...
    Bicis.jpg

    Boxes.jpg

    Tras charlar con los mecánicos un rato (siempre le insisto a mis hijas que el inglés es fundamental en la vida), e irnos a comer algo al restaurante del recinto ferial de Jaén, donde estaba montado todo el tinglado, pedimos cita con el fisio, para iniciar el tratamiento de conservación del cuerpo, que realmente no había sufrido demasiado castigo en la primera etapa; más allá de castigo a nivel moral. El entrenamiento, por lo menos en términos de recuperación de la primera etapa, parecía haber hecho efecto… Pero no sabía cómo acabaría el segundo día… ni el tercero… ni el cuarto… ¿El quinto? El mundo se me volvía negro y gris.

    Tras una comida en la que tratamos de generar un ambiente de optimismo y confianza, basándonos en que no estábamos demasiado cansados (aunque evité comentar que un tramo de escaleras que subimos me cargan notablemente los cuádriceps) nos acercamos a la sala de fisioterapia, con los bancos de electroestimulación al inicio (no demasiado demandados el primer día; el último parecía un hospital de campaña)

    Todo en la ABR tenía aspecto de ser muy profesional, y eminentemente Canyonero… Nada que ver con esa pretendida imagen de empresa de "bicis baratas" (y por lo tanto, "chungas") que muchos aún se empeñan en creer que está posicionada una marca como Canyon.

    Nada más lejos de la realidad. Su apuesta por la ABR; equipos como Movistar; Katyusha; Topeak Ergon... son apuestas e inversión que sitúan a Canyon en la élite tanto en material como en resultados. Confío en que también conseguirán su objetivo de hacerlo a nivel de servicio a sus clientes. Ese es su compromiso y actual obsesión.

    Fisio.jpg


    Tras la comida, ducha laaaarga y relajante, y un primer masaje recuperador en las piernas, nos quedaba algo de tiempo para descansar un rato; cenar, e ir a la cama, así que mahham y yo aprovechamos a tumbarnos sobre la cama, y tomar nuestros propios apuntes "periodísticos" de las experiencias del día. En mi caso, bastante negativos, como podéis ver en un extracto de mis notas del primer día…
    Reflexiones.png
    Tras hundirme todavía más la moral escribiendo miserias y lamentaciones durante un buen rato, mi cabeza no hacía más que darle vueltas al reto que aún tenía por delante. Los mensajes que mi cabeza me lanzaba eran esperanzadores: Imposible; absurdo; demencial… ¿Y lo que me espera mañana? Pura imposibilidad. Mi mente era un campo de batalla entre el razonable deseo de abandonar, y mi empecinada oposición a hacerlo, por alguna razón que aún no comprendo, pero que debe habitar en el centro más profundo de mi propio yo; de todos nosotros. Forma parte de esa cabezonería tan española, tan absurda, que nos impide rendirnos cuando cualquier otro ser humano lo haría. Citaré a Benito Pérez-Galdós (para mí, de imprescindible lectura en la vida) en uno de los Episodios Nacionales, que condensa esa españolidad tan nuestra; tan mía en la ABR:

    “Zaragoza no se rinde. La reducirán a polvo: de sus históricas casas no quedará ladrillo sobre ladrillo; caerán sus cien templos; su suelo abrirase vomitando llamas; y lanzados al aire los cimientos, caerán las tejas al fondo de los pozos; pero entre los escombros y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde.”

    Decidimos bajarnos a cenar, y me obligué, por enésima vez, a tratar de que aquella experiencia comenzase a ser algo más positiva y agradable de lo que llevaba siendo desde el primer momento de ese 21 de febrero de 2016.

    Debía reconocerme que el ambiente biker del hotel era muy chulo: Bicis topes de gama, limpitas, por aquí y por allá; furgonetas de equipos oficiales (Topeak Ergon; Centurion Team Vaude; Scott, etc) aparcadas por todas partes; y ciclistas con aspecto de triunfadores y muy entrenados. No todos los días un globero se mete en ese mundillo como si formases parte de él; al menos mientras no toca dar pedales. En el restaurante ves algunas caras conocidas, y saludas a la gente del equipo, y de repente, te cruzas con Ibón Zugasti. La sensación es curiosa. ¿Qué hace un tío como éste fuera de la televisión, como si fuera un personaje real? Mahham se acerca a hablar con él. En un primer momento, yo no me considero digno ni de saludarle, pero abandono mi auto compasión. Qué narices, el tipo parece majo, así que, tras charlar con él, nos hacemos una foto, a la que se presta con la mayor cordialidad. En sucesivos días charlaríamos con él como uno más. De lo más majo, “a pesar” de ser un biker élite.
    Zugasti.jpg

    Tras la cena, en la que compartimos risas con Carlos y Javi, además de con César, el único mecánico español de Canyon; nos sentaríamos a charlar, en el Hall del Hotel, con el responsable de Canyon España, que nos presentó al ingeniero de desarrollo de la Exceed, y a dos de nuestras compañeras “reporteras” invitadas (de la web británica Bike Radar) )(**** cómo andaban las tías…)

    Los mensajes transmitidos por parte de todos en Canyon eran siempre los mismos: Disfrutad de la experiencia; sin presión ninguna. Queremos que os divirtáis y sufráis lo justo. Habéis entrenado para esto, y estamos aquí para prestaros todo el apoyo que necesitéis. A partir de eso, no podemos evitar felicitar en términos entusiastas a Jan por su trabajo con la Exceed. El tío, que por cierto come como una auténtica lima, es del tipo alemán jovial; sonriente y simpático, además de un genio como diseñador de bicis. Nos dice que está encantado con nuestras primeras impresiones sobre la Exceed, pero que esperemos a poner las Exceed a verdadera prueba en las siguientes etapas, como la de mañana, que va a ser muy dura y con un tramo técnico “muy divertido”, que transcurre por un circuito de Enduro. Al parecer, va a haber senderos con mucha inclinación, y zonas muy técnicas, así que nos lo vamos a pasar genial…

    En ese momento, a mí se me corta la digestión de la cena… pero sonrío, tratando de disimular mi ansiedad, y aprovechamos a fotografiarnos con el Steve Jobs de las bicis:
    Con Jan.jpg
    Luego llegaría la noche más larga de todas cuantas tuvimos en Andalucía. En vista de las cien mil vueltas que ambos dimos en la cama, creo que ni mahham ni yo conseguimos dormir gran cosa. En su caso imagino que atormentado por no poder rodar a un ritmo sostenido. En el mío, aterrorizado con imágenes de bajadas en las que me despeñaba por profundas simas, rompiéndome cabeza, brazos, piernas, clavículas y costillas… ¿Qué me deparaba la segunda etapa?

    La realidad de la segunda etapa fue—os lo contaré— muy parecida a mi pesadilla. Eso sí: Me libré de las temidas caídas a lo largo de la misma adoptando una posición ultra defensiva. Lo que viene llamándose “sacar una pierna fuera del pedal quemando los frenos como un animal” y/o “bajar como una nenaza", poniendo pie a tierra ante la más mínima raíz en mitad del camino, y no afrontando ningún tipo de riesgo; renunciando a hacer nada que se pareciera al MTB. La involución más patética como ciclista que he padecido en mi vida.

    Si alguna vez en mis 45 años de existencia me sentí medianamente bueno bajando sobre una bici… la segunda etapa borró de mi mente toda sensación de autoestima. Fue una catarsis traumática; un colapso mental fruto del pánico; un verdadero Waterloo; una derrota en toda regla…
     
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  16. Luigy1973

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    Muy buenas, he descubierto hoy este hilo y me lo he leído entero...
    Con ganas de seguir las crónicas.
    Enhorabuena!!
    Un saludo.
     
    Última edición: 9 Mar 2016
  17. mmsial

    mmsial Miembro

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    Venga Isen, la siguiente entrega, que nos tienes avidos
     
  18. skipper

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    Vaya cojone... que gastáis. Mi admiración!!
     
  19. isengarder

    isengarder Miembro Reconocido

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    (Waterloo)


    Perfil etapa 2.png
    La noche del domingo al lunes pasó, como ya dije, prácticamente en blanco; aunque no éramos los únicos que no descansaban ni de noche… Mientras nosotros descansábamos (o al menos lo intentábamos), los mecánicos de Canyon, trabajaban en las bicis para dejarlas en perfecto estado de revista.

    WORKING.jpg

    La salida de la etapa estaba programada para las 10 de la mañana, y estábamos a cinco minutos en coche desde el Hotel, pero a partir de las 6.30 AM, ya comenzaron a escucharse sonidos enervantes por los pasillos. Idiomas extranjeros; risas; desplazamientos por el pasillo, ruidos de bicis… Si uno pretende abstraerse del nerviosismo que ya te ha acompañado toda la noche, ese momento previo a que suene el despertador se convierte en un nudo en el estómago que vuelve absurdo seguir tumbado en una cama en la que no has conseguido dormir gran cosa, de tal modo que, ambos, (mahham estaba tan despierto como yo) nos levantamos, dispuestos (más o menos, en mi caso) a afrontar la segunda etapa.

    Los primeros comentarios de la mañana fueron destinados a comentar la mala noche que los dos habíamos pasado; aunque algo sí debíamos estar haciendo bien. En cuanto a la hidratación, debíamos ir sobrados, porque los dos fuimos al baño como unas tres veces, cada uno, durante la noche. El cuerpo debe reaccionar así cuando varías tu dieta habitual y empiezas a ingerir batidos recuperadores al término de una etapa (SiS Rego), seguido de barritas de proteínas (Protein Bar Secuencial, de Infisport), algún complemento de hidratos en forma de barritas (226ers; PowerBar, etc) a media tarde (mahham se preparaba otro bote con más líquido todavía; no sé cómo le quedaban ganas); y más batidos Night Recovery Cream (Sis) antes de irte a dormir. Vamos, todo el día dándole a las “chuches"…

    Y es que nuestra alimentación “ordinaria” (compuesta por desayuno y cena en realidad, a partir de este segundo día) estaba complementada (por no decir sostenida) por elementos nutricionales sintéticos, no basados en alimentación tradicional. Todo tipo de barritas y polvos químicos disueltos en agua. Proteínas, hidratos, y todo tipo de extraños elementos acabados en “inas”, “osas”, y sabe Dios qué cosas más…

    El momento de irse a dormir era lo más parecido a encontrarse en un laboratorio alquimista, entre la preparación de los bidones para el día siguiente (en mi caso, uno de 750 cc, que rellenaba dos veces más cada etapa), y los propios bidones de irse a dormir. Una rutina algo estresante, pero necesaria para no agobiarse aún más al día siguiente.

    De hecho, ambos llevábamos una generosa maleta para albergar todos los complementos alimenticios (Todos legales) que nos habíamos llevado (ya testados a lo largo de los meses previos), con preferencia por los productos SiS; sobre todo los geles, que a ambos nos funcionan muy bien, y que fueron la base sobre la que asenté primordialmente mi milagrosa supervivencia a lo largo de las etapas, aunque, en mi caso al menos, complementados con hidratos y sales para el bidón ND3 (Infisport); y para rutas largas, como la del segundo día: E2nergy Drink Sub 9 (226ers); cápsulas de sales y electrolitos (226ers), junto con alguna guarrería más, en forma de barritas energéticas con distintos sabores y texturas, de las que teníamos un amplio surtido, para evitar en la medida de lo posible la sensación de saturación en ruta (Fruit Bar de Infisport; ND3 Solid de Infisport; Power Bar; 226ers Endurance Fuel Bar; Shot Blocks de Cliff…) Debo decir que, en cuestiones de alimentación, recibí mucha ayuda y asesoramiento por parte de mi tienda de confianza en Madrid: Triatlon Store; en C/ Doctor Esquerdo 209. Saben de estas cosas, y de muchas más, y no critican las Canyon (más bien todo lo contrario), lo cual es un detalle a considerar cuando tienes una Canyon... o algunas.

    Seguro que alguno estará pensando “¿y con toda ese arsenal de complementos, el estómago aguantó?” …Pues, sin entrar en detalles escatológicos, digamos que aguantó, aunque visitábamos el baño una media de dos o tres veces al día, tras las etapas, tratando de generar turnos y aprovechar los momentos en los que fuéramos a abandonar la habitación después, porque sabe Dios los procesos químicos que se producían en nuestros intestinos a consecuencia de la ingesta de tanta barrita y complemento, pero comenzamos a temer que en algún momento íbamos a convertirnos en plastilina nosotros también, por no hablar del notable concierto de instrumentos de viento con el que amenizábamos nuestras subidas al estrado. Creedme, si aguantar tales circunstancias, estoicamente, sin remilgos ni lamentos, no te une a un compañero, no lo hace nada. Madre de Dios…

    Pero estábamos en el momento del desayuno del segundo día de carrera…

    Al bajar hacia el comedor, lo cierto es que las sensaciones físicas no eran en absoluto malas. Las piernas se sentían ligeras, y no había muestras de acumulación de cansancio. Así lo comentábamos mahham y yo para irnos animando (en mi interior, con cierta sensación de fastidio, también pensaba que ya no tenía motivos lógicos para abandonar, que era la idea que me llevaba persiguiendo toda la noche) Mi menú del desayuno (habitual para toda la ABR) estaba compuesto de: Zumo de naranja, café con leche (taza grande), plátano, huevos revueltos y arroz blanco. Costaba pasarlo, pero no estábamos para exquisiteces, sino para ingerir cualquier cosa que ayudase en ruta.

    La salida del Hotel hacia el Paddock situado en el recinto ferial de Jaén, desde donde salíamos y llegábamos en esa segunda etapa, nos sorprendió con una temperatura notablemente baja. (6º C) ala que se unía una desagradable sensación de humedad, que nos hizo dudar sobre el equipamiento para el día y, en mi caso, correr hacia la habitación para ponerme un forro polar (había salido “de romano”, pensando que la cosa iba a ser con el día anterior) La temperatura a la hora de salida de la etapa (10 AM) no sería tan mala (rondando los 12º C), pero a primera hora, hacía frío…

    Y allí nos esperaba el Paddock. La salida y llegada de la segunda etapa:
    Paddock.jpg

    A la izquierda de la misma, una bienvenida mucho más cálida y acogedora que el reto del día. Allí fuimos a saludar y refugiarnos, mientras hacíamos tiempo.

    Morning.jpg
    Welcome.jpg
    Exceed.jpg
    Al acercarnos, caímos en la cuenta de que, mientras nosotros charlábamos y nos tomábamos las cosas con calma, en el paddock del Topeak Ergon, vecino al nuestro, dos ciclistas ya estaban sudando lo suyo… Bah. Unos tales Hynek y Lakata. Una sensación curiosa la de estar en el mismo plano existencial que ellos en una prueba como la ABR (en lo deportivo es otra cosa, claro) Venciendo nuestra timidez, aprovechamos a saludar (una sensación curiosa esa de hablar con seres extraterrestres, y que encima sean simpáticos)
    Topeak Ergon.jpg
    Topeak2.jpg

    Ehm... y como todavía estábamos de buen humor, os invito a echar un ojito a la que aparece abajo a la izquierda. Por sus indudables cualidades deportivo-profesionales, apreciables a simple vista, mahham y yo no pudimos dejar de preguntarnos quién sería, presas de la más pura e inocente curiosidad deportiva (Sally Bigham--a la postre, vencedora por cuarta vez de la prueba--no era. En Córdoba tendría la ocasión de cruzar algunas palabras con ella; y no me sonaba tampoco que fuera su compañera)… Sin entrar en detalles que se apartan de esta historia, aclararemos que se trataba de la fisio y cocinera del equipo Topeak Ergon. Una chica italiana, afincada en Canarias, de lo más simpática, aunque algo tímida. Entendedme… no es que nos fijásemos en ella porque fuera guapa, sino estrictamente por su profesionalidad. Se comentó que intentamos ficharla para nuestro equipo, pero su contrato, y nuestra seriedad, estuvieron por encima de su deseo… (Y no busquéis significaciones dobles, porque mahham y yo somos muy serios y formales, y estábamos muy centrados en lo estrictamente deportivo) Je je je... (De verdad) :D

    Pero centrémonos. Era hora de dirigirse hacia nuestro cajón de salida, allá por detrás en las últimas posiciones, ganadas a pulso con todo el agónico esfuerzo de mi primer día.

    Agonía.jpg

    Era el momento de decidir la estrategia para el segundo día. Tras saludar a los seres humanos que habitábamos por esa zona del cajón, y consciente de que mis fuerzas eran notablemente menores que las de mahham; tomando en consideración que el perfil indicaba una primera subida demencial (que lo fue aún más de lo que parecía), convinimos en que él fuera a su ritmo, porque si yo trataba de seguirle, mis pulmones podían colapsarse; y si él se ponía al mío, podría sufrir alguna lesión derivada de no calentar durante 76 kms. Iríamos haciendo camino, y si al final mis fuerzas no estaban tan mal como el primer día, y no estaba tan lejos de él, ya hablaríamos para decidir qué hacer. De primeras tenía 10 kms en ligera ascensión para ir calentando las piernas y soltando temores (ja-ja); y los nervios (eso sí) eran menores que en el día anterior. Intentaría disfrutar esta segunda etapa.

    Iluso de mí…

    (continuará)
     
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    Última edición: 11 Mar 2016
  20. eloiso

    eloiso Miembro

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    Vamos vamos que nos tienes abandonados y expectantes.
    Maquina
     

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