¿26", 27,5", 29"? Comparativa Canyon Nerve AL Series

Tema en 'Canyon España' iniciado por isengarder, 31 Mar 2014.

  1. isengarder

    isengarder Miembro Reconocido

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    Muchos recordaréis aquellos maravillosos años en los que, cuando se hablaba de ruedas y rendimiento, dos eran los escenarios de debate: El peso de la rueda, y la mejor cubierta.

    Pero esa tranquilidad cambió cuando las marcas mordieron la manzana del árbol de la sabiduría y acabaron con el paraíso terrenal de la seguridad de lo que viene dado, anunciando el fin de los primeros tiempos: El diablo había llegado al nuevo mundo, y de su mano llegaron las ruedas de 29”. La tribulación, el deseo, las dudas y el miedo contaminaron un mundo antaño feliz e indolente, en el que prácticamente todo estaba inventado, y lo que no lo estaba, no se necesitaba.

    A pesar de los beneficios prometidos y de la seguridad con la que algunas marcas anunciaron el fin de los tiempos de las 26”, la nueva medida de rueda fue inicialmente recibida con desconfianza, al menos en España, y encima, las primeras unidades de bicicletas que algunas marcas se apresuraron a lanzar al mercado no hicieron sino dar alas a los argumentos que sostenían los más críticos a la señalada evolución del mercado.

    Efectivamente, algunos “experimentos” no resultaron precisamente satisfactorios, y así, pudimos ver, para mayor alimento de nuestra desconfianza, cómo las marcas (algunas marcas) vendían poco tiempo después de comercializar sus modelos, pretendidas “evoluciones” de ese mismo modelo; “evoluciones” que lo único que hacían era corregir tremendos errores de diseño que convertían a esas primeras 29” en auténticos trolebuses. Bicicletas lentas, pesadas, de aceleración perezosa y giro torpe.

    Los primeros tiempos de las 29” fueron tormentosos, y sólo algunos honrosos ejemplos, que dieron en el clavo desde el principio, parecían justificar la entrada al mercado de una nueva medida de rueda cuyos beneficios hoy ya no discute nadie.

    Canyon, fieles a su propia filosofía de empresa; esa que les obliga a diseñar las mejores bicicletas antes de justificar su existencia, se tomó su tiempo antes de sacar las primeras 29” al mercado. Cautivos de ser una empresa casi artesanal, que no puede permitirse el riesgo de fallar estrepitosamente en el diseño de un cuadro, como han hecho otros que viven tranquilos en la confianza de poder contrarrestar cualquier error sobre la base del poder de sugestión de una imagen de marca que supera la calidad de sus propios productos…

    Pocas, en fin, son las marcas que, como Canyon, supieron sacar desde el principio bicicletas en esta medida de rueda que no precisaron de posteriores correcciones traumáticas, sobre todo para sus primeros compradores, que vieron cómo el presunto bicicletón que se había comprado, resultaba no ser más que un fiasco; un ensayo, una prueba, que él había contribuido a financiar con su magnánima aportación económica a un proyecto aún por definir.

    ¿Y todas estas reflexiones por qué?

    Pues porque en el año 2014 las marcas, una vez han visto que nosotros, los usuarios, ya teníamos (más o menos) claro por qué tipo de rueda decidirnos, dan una nueva vuelta de tuerca a nuestra inseguridad, y nos lo ponen todavía más difícil a la hora de decidirnos por una u otra bicicleta.

    Si ya había sido pacíficamente aceptada la coexistencia entre ambas medidas de ruedas, dejando para las 26" las modalidades más agresivas (con permiso de los 130 mm en 29") y para las 29", las modalidades más racing y ruteras de montaña, las marcas (como digo) se empeñan en complicarnos aún más la vida dando luz a una medida de rueda que viene a sustituir, nos guste o no, a las antiguas 26", coexistiendo con las 29. Qué bien, ¿no?

    Apostaría a que a la larga tendremos que decir que sí, aunque ello nos suponga una nueva y traumática travesía por el desierto de las dudas...

    Con las 29, Canyon acertó en diseño y concepto. La hoy denominada Grand Canyon AL SLX 29 de Canyon es una bicicleta rígida, rodadora y maratoniana, que no defrauda en ningún terreno y que sorprende por su capacidad de absorción, maniobrabilidad y por la calidad de su cuadro de aluminio. La Nerve AL29 va más allá para los que, además de rodar rápido, buscan superar sin miedos la emoción de las bajadas, y prefieren trazar líneas rectas sobre los obstáculos, sin exigir tanto esfuerzo a las piernas al absorber todo lo que la horquilla deriva al eje trasero.

    Por su parte, la serie Grand Canyon CF aporta el plus de comportamiento racing que los más "machacas" buscan en sus bicis: Reactividad, explosividad, agilidad, nervio y transmisión sin pérdidas de potencia en el cuadro. También podríamos hablar de la Lux CF, que acaba de vencer en la Cape Epic (una de las pruebas maratón más duras del mundo), o la Spectral 29, una incógnita All Mountain aún por descubrir (al menos para mí)

    Y no sigo, que me descentro...

    Decía que, con las 27,5", las marcas nos ponen todavía más complicado el decidirnos por una bici, cerrando el espacio diferenciador entre ambas medidas de ruedas. A la anterior ecuación valorativa, que ya concebíamos más o menos clara, se añade una nueva variable: 27,5". A freír puñetas las diferencias claras...

    Al menos, las marcas parecen haber sido compasivas (¿o diabólicas?), decidiendo --parecería que definitivamente-- la sentencia de muerte a futuro sobre las ruedas de 26"...

    ¿Son de verdad apreciables las diferencias y ventajas de las 27,5" como para hacer desaparecer a las 26, pero ser sin embargo coexistentes a las 29? ¿Cuánto se diferencian las 27,5 y las 29?

    Para tratar de salir de dudas, voy a comentar, para aquellos a los que os interese y que penséis que algo os puedan aportar mis impresiones de la Canyon Nerve AL 2014 (con ruedas de 27.5”); mis impresiones sobre dicha bici, que pondré en relación directa con mi experiencia con otros dos cuadros Canyon que conozco muy bien:

    A un lado de la comparativa, la Nerve XC (después Nerve AL, hasta 2014): la doble Canyon de 120mm con rueda de 26": una rutera clásica e incansable sobre la que he recorrido desde 2010 no pocos miles de satisfactorios kilómetros, y a la que pocas pegas se le pueden poner en su categoría... extinta.

    Del otro lado, la Nerve AL29. El cuadro doble de ruedas de 29" y 110 mm de recorrido, que viene a ser la evolución en cualidades específicas "tuentinainer" de la anterior bici, y cuyas virtudes ya he alabado en otros posts.

    Las diferencias de comportamiento entre una y otra eran palpables; y en mi opinión, para el uso al que ambas estaban destinadas, era superior, por las sensaciones que ofrece, la Nerve AL29, a pesar de penalizar, respecto de la 26, con un mayor peso. Aplomo supera a nervio, en mi personal ecuación...

    ¿Qué es lo que ofrece la Nerve AL con su nueva medida de 27,5”, para justificar su coexistencia? ¿Realmente son distintas las dos (actuales) representantes de la gama Nerve AL?

    Sólo hay un modo de responder a estas cuestiones. Montar en una Canyon Nerve AL 2014 y exponerla a todas las condiciones que puedas afrontar en tus rutas de montaña.

    Para comenzar las pruebas, este fin de semana tocó rodar entre nieblas persistentemente invernales; barro en todos sus posibles estados; frío del que atenaza el cuerpo y elimina todo el placer del pedaleo; lluvia, y constantes pasos por aguas gélidas. 75 km de ruta físicamente muy exigente, a lo largo de 6 horas, en un entorno trail al que nunca hay que perderle el respeto a nivel técnico.

    Si queréis acompañarme, os presento a mi compañera en este viaje que comenzó este domingo:

    La Canyon Nerve AL 7.0 http://www.canyon.com/_es/mountainbikes/bike.html?b=3280

    DSC_0078.jpg

    Foto by Gopul
     
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  2. Anaky

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    Gran bici la nueva de 27.5"
     
  3. Sr Malatesta

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    A mí mientras la bici sea de color rojo vino me dá igual las ruedas que lleve...

    Buen artículo, a la espera de más!
     
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  4. GOPUL

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    mas, mas , mas!!!!
     
  5. jpoles

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    queremos mas....
     
  6. Leguleyo

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    Me interesa mucho el asunto. Lo seguiré.
     
  7. isengarder

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    La mañana del domingo se presentaba tal y como se esperaba: desapaciblemente gris, neblinosa y sazonada con una fina lluvia heladora; presagio todo ello de un terreno que no sería el más propicio para comprobar las capacidades rodadoras de la bici *suspiro* …Paciencia y un buen desayuno para tratar de compensar el derroche energético que se preveía para la ruta del día, preparada por Gopul, y que incluía una variante ampliada de la ruta “Sierra Oeste” de Madrid, partiendo desde Las Rozas. Eso significaba más de 110 kilómetros con unos 2.200 metros de desnivel acumulados en un recorrido de perfil rompepiernas al que preferí no prestar demasiada atención toda vez que, más que cualquier perfil, o cualquier distancia, el mayor reto cuando uno queda con Gopul es tratar de mantener la estela de la rueda de su Grand Canyon CF, a la que hace volar con la inagotable fuerza y cadencia de sus piernas.

    Llegados al parking de Riochico, tratamos de animarnos con respecto a la previsión climatológica del día y, ante la realidad tangible de lo que ya padecíamos, decidimos modificar sin gran debate la ruta inicial prevista, en orden a intentar evitar convertirnos en (futuros) fósiles enterrados en barro.

    La opción por defecto cuando llueve en Madrid es Hoyo de Manzanares, cuyo tipo de terreno predominantemente granítico absorbe mejor el agua, y ofrece superficies más compactas para rodar. Mejor opción sin duda que los terrenos más arcillosos que previsiblemente nos esperaban de encaminarnos hacia Valdemorillo.

    La alternativa, en cualquier caso, tampoco era especialmente “burguesa” (con Gopul al mando, nuca lo va a ser) por cuanto que admitía variantes circunstanciales que oscilaban entre unos 60 km de mínimo previsto, hasta más de 100 km, con una altimetría igualmente exigente y rompepiernas.

    La primera decisión era sencilla: ¿Comenzamos por tierra o por asfalto? La duda ofende entre mountainbaikers…

    Pues toma. La primera en la frente. Saliendo desde el parking de Riochico en dirección Hoyo de Manzanares, los primeros metros de rodadura nos reciben (nos abrazan más bien) con un extraño barro fino que no encroqueta las ruedas, pero que impide el avance haciendo que éstas patinen en vacío, incluso rodando en llano. Mal presagio para empezar el día.

    Ni siquiera un taqueado específico para condiciones húmedas como el que presentan las Nobby Nic que monta de serie la Canyon Nerve AL (de las que ya hablaré) conseguían traccionar mínimamente. El lado positivo de la falta de avance fue el poder comprobar que la sensación con ruedas de 27,5” en condiciones de baja velocidad y nulo avance es muy similar a la que ofrecen las ruedas de 29”; lo que se traduce en mejor equilibrio y control, con poca inercia.

    Por otra parte, si habéis probado una bici de 29”, ya conoceréis la mayor necesidad de “palanca” que transmite el manillar cuando te apoyas en sus puntas para inclinar a derechas o izquierdas. La conducción de una bici de 29, pide ejercer algo más de fuerza en desplazamientos de peso lateral que en una 26 que, por su menor centro de gravedad, responde más directamente a los giros e impulsos; pues bien: en una bici de 27,5” se siente también esa necesidad de mayor fuerza para vencer la resistencia vertical; pero más amortiguada que en las 29.

    Particularmente, esa sensación de “resistencia vertical” me gusta, porque para los que, como yo, no tenemos excesiva facilidad para convertir la bicicleta en un especie de conejo saltarín direccionable bajo nuestros pies, esa mayor “tensión de cuadro” implica una menor tendencia al desgobierno de la bici, sencillamente porque sólo con el agarre del manillar, la bici transmite muy nítidamente dónde está el punto de equilibrio inercial sobre el que tienes que actuar para controlar tu bici en las tumbadas.

    El cuadro, por su parte, sorprende en estos primeros tramos por su notable sensación de solidez trasera. En esa superficie “trampa de cieno”, donde la única solución para evitar poner pie a tierra y quedarte con la bota llena de barro hasta el tobillo es sujetar fuerte el manillar y seguir pedaleando y avanzando, por poco que sea el avance que se consiga con la rueda girando sobre sí misma, es cuando los cuadros que adolecen de falta de rigidez trasera (máxime cuando hablamos de bicicletas de doble suspensión), desvelan sus carencias, flexando inmisericordes, y ofreciendo una trayectoria de avance cruzada, en la que el eje trasero trata de adelantar al eje delantero.

    En estas condiciones de absoluta falta de tracción, el basculante de la Canyon Nerve AL se mostró ejemplarmente sólido e inmune a las flexiones laterales. No en vano es herencia directa del diseño aplicado para la Nerve AL29; y si ya en ésta el basculante es firme y sólido, resulta fácil concluir que en la 27,5” será todavía más sólido. Y lo es.

    Ante las circunstancias relatadas, decidimos cambiar de vía para dirigirnos hacia Hoyo recurriendo a caminos asfaltados, no sin antes cruzar, para ello, tres o cuatro regatos de agua, de esos que tienen forma de “U” cuando los atacas; de esos que los menos bravos tomamos con el miedo de que la rueda delantera pueda quedarse clavada a la entrada del riachuelo mientras la trasera aún desciende hacia el agua, con los resultados por todos conocidos…

    Es en este tipo de “ataques” donde las 29” otorgan su mayor ventaja; y la 27,5” también cuenta con ese importante beneficio a nivel de confianza, aún a pesar de que la horquilla de la Canyon mantiene una geometría clásica y fiel a sus propios conceptos: 69,5º heredados de la versión de 26”, que parecen menos, y que por puro diámetro de rueda implica mejor capacidad tragona en 27,5”, sin renunciar—en absoluto—a la agilidad de dirección.

    Hasta el momento, lo cierto es que sí que estaba percibiendo claramente el cambio de tamaño de rueda (respecto de la 26”) de forma que puedo decir que, al menos en lo que a mí respecta, puedo afirmar que la Canyon Nerve AL 27,5” proporciona justa y exactamente las sensaciones que esperas encontrar en una rueda de tamaño intermedio entre los dos extremos existentes hoy. No hay decepciones ni sensación de que todo sea igual que antes.

    Y sin embargo, algo me venía preocupando desde mis primeros “molinillos” de avance en el barro: Una notable percepción de falta de agilidad; de reactividad al avance, que noté a lo largo de toda la ruta, y que me tuvo verdaderamente mosqueado y valorando diversas respuestas a esa extraña sensación, de la que creo haber hallado el origen.

    Las causas que fui analizando a la falta de reactividad al pedaleo fueron las siguientes:

    1.- Peso de las ruedas Mavic Cross Ride 650 B: Según he podido ver, se sitúa en unos 1925 gr el par, lo que no las convierte precisamente en unas ruedas ligeras, pero tampoco especialmente pesadas, con lo que este peso podría influir en la falta de agilidad que detectaba, pero no en tan gran medida como estaba percibiendo…

    2.- ¿Longitud de vainas excesiva? Fue mi segunda opción, por lo que he procedido al análisis geométrico, y por ahora debo descartar esta opción, al menos por sí misma, toda vez que, comparando las vainas de la Nerve AL con las de la Nerve CF (que es un verdadero tiro en 26”), las de la AL son sólo 3 mm más largas (428 mm AL27,5 frente a 425 mm en la CF26), teniendo además, a modo comparativo, 433,87 mm las vainas de la Grand Canyon CF (una bici 29 ágil y de reacciones explosivas), y hasta 450 mm la Nerve AL29 y la LUX CF, que es la maratón racing doble de Canyon… No debería estar aquí por tanto la explicación a esa falta de reactividad a la pedalada.

    3.- El barro en las ruedas: Era la opción más lógica, y sin embargo también la descarté. Sé apreciar un peso excesivo por barro croquetero, y lo diferencio perfectamente de lo que es falta de agilidad en la reactividad a la pedalada; además, las Nobby Nic evacuaban notablemente bien todos los tipos de barro a los que nos enfrentamos durante toda la ruta. No era eso.

    4.- El terreno blando: Esto sí que era un factor a considerar seriamente, sobre todo poniéndolo en relación con unas ruedas como las Nobby Nic, que no son precisamente muy rodadoras… pero hice pruebas de aceleración cuando tocábamos asfalto, y seguía percibiendo esa falta de nervio que me desconcertaba. Tenía que ser otra cosa.

    5.- Incorrecta presión del amortiguador trasero: Creo que esta es la clave, aunque tendré que confirmarlo con seguridad en posteriores salidas:

    Efectivamente, el comportamiento de la suspensión trasera de la Nerve AL ha sido rediseñado, y difiere muy notablemente en su modo de actuación respecto de lo que ya conocía de la Nerve AL de 26”; que es una bici sensible en su primer tercio de recorrido para presentar una curva de progresividad notable conforme vamos aprovechando su recorrido total. Es, la Nerve AL de 26, una bici a la que cuesta sacarle los 120 mm si llevamos el amortiguador en su punto justo de SAG. Con ella, siempre nos suele quedar una reserva de 2-3 mm que sirven de margen de seguridad frente a topes cuando se hace el bruto con ella, pero que a la vez endurece el tacto de suspensión en las zonas más candentes de las bajadas más cafres.

    La Nerve AL de 27,5” es mucho más lineal en su respuesta; más sensible y aprovechable; más suave de funcionamiento, lo cual redunda en múltiples beneficios, sobre todo en bajada; cosas que comentaré más adelante, cuando lleguemos a la ruta en sí, y precisamente por eso, debo concluir, la Nerve AL 2014 exige una regulación de la presión del amortiguador más firme que la que acostumbro a llevar en la Nerve de 26.

    Y es que, en efecto, de primeras, situé el amortiguador con un SAG cercano al 30%, copiando mis reglajes favoritos en la Nerve AL de 26, pero con este SAG, la 27,5 acusa un exceso de hundimiento a la hora de aplicar potencia en los pedales, “bobbing” controlable, en parte, activando la posición Climb del amortiguador… pero excesivo igualmente para tratarse de una Canyon, que siempre ha bordado la regulación de las tensiones anti squat en una trasera con horst link; sobre todo en este recorrido de suspensión.

    Así que ya veremos cómo va la trasera con la nueva presión, en mi próxima salida…

    Iba haciéndome todas esas reflexiones cuando llegamos a Hoyo de Manzanares. En ese mismo momento reconocí, entre niebla cerrada, el punto al que me estaba guiando, que comenzaba justo tras cruzar una carretera: Un sendero singletrack estrecho, revirado, plagado de pequeños escalones y piedras que es una auténtica gozada de hacer… cuando lo bajas. Pero Gopul había decidido subir a Hoyo por ese mismo sendero, a fin de evitar las pistas previsiblemente embarradas que habitualmente se usan como enlace desde Las Rozas.

    Su aviso hizo que me subieran las pulsaciones: “Ojo a la subida, que va a ser técnica, y dura”. Amigos… Si eso lo dice Gopul… es para ponerse a temblar.

    Y efectivamente. Si alguna vez habéis cambiado el sentido de marcha en vuestro sendero favorito de bajada, os daréis cuenta de cómo esos escalones tan divertidos de pasar cuando uno va bajando rápido, se convierten en una peste cuando se tratan de superar cuesta arriba. No llevaba el pulsómetro (a ver si coloco el ciclo computador a la próxima salida), pero creo que debí batir records de pulsaciones tratando de seguir la rueda de Gopul, que parece volar con una cadencia de pedaleo cercana a 300, inmune a la ley de la gravedad sobre su Grand Canyon CF29, demostrando que las ruedas grandes suben tan bien, o mejor, que las de 26 (o 27,5) si las piernas que las impulsan tienen potencia para hacerlo… y a mí se me estaba empezando a gastar el combustible ultracalórico necesario para afrontar los continuos rampones técnicos de subida, que por otra parte siempre se me han atragantado. El palpitar intenso en mis oídos era la señal de que mi motor ya iba tocando el limitador… y, mientras, Gopul parecía una cabritilla juguetona y recién nacida por delante de mí. Frustrante. Qué tío… es que ni el conejo de Duracell…

    Para empeorar mis sensaciones, tengo que decir que si hay algo que detesto en este mundo (sobre todo desde mi experiencia traumática en el Soplao de 2012) es montar en bici con tiempo frío y húmedo, y esas eran precisamente las condiciones de la salida, agravadas internamente por la sudada que estaba cogiéndome con la puñetera subida técnica, tan del gusto de los endureros; sudoración interna que era magníficamente completada por el exterior gracias a los rociones de agua que te caían encima a cada roce a arbustos y ramajes que tocaras con los brazos y hombros en el camino de subida.

    El resultado de lo anterior es que iba calado, con el corazón en la boca y deseando que la subida concluyera de una vez. El contrapunto positivo era que pude observar que la tracción que ofrecen las ruedas de 27,5 es muy notable, aunque en los pasos más técnicos acusaba en exceso esa pereza en arrancada que he comentado antes, minando mi cada vez más escasas fuerzas. El resultado: mega derroche de calorías y calentón brutal. Supongo que el resfriado que sigo arrastrando desde hace dos semanas también puso su granito de arena para no darme las mejores sensaciones, pero en fin… El caso es que toda subida toca a su fin, y también ésta lo hizo (¡por fin, co*$&s!), lo que supuso para mí un notable alivio, ya que empezaba a notar cierta incapacidad para llenar los pulmones con suficiente caudal para alimentar los requerimientos del cuerpo.

    DSC_0070 (1).jpg

    Gopul, sin embargo, sonreía desde arriba absolutamente entero, como si el padecimiento físico fuera algo que no le afectara; creo recordar que algo comentó sobre el importante desnivel que habíamos superado pero el martilleante bumbumbum de mi cabeza no me permitía oír gran cosa. Lo único que conseguí responder fue en forma de improperios destinados al desnivel, a las piedras, a los infinitos escalones, a las raíces y a los rampones y a la madre que los puso allí a todos.

    No obstante mi momentáneo desahogo verbal, lo cierto es que la Nerve AL había demostrado en esas circunstancias que es muy manejable en subidas técnicas, con un radio de giro perfectamente equiparable al que ofrecen las ruedas de 26, y que es sin duda superior al de las 29. El chotis se baila sobre un adoquín, y ahí hay que tener cintura para moverse con gracia. Las ruedas 27,5 te la proporcionan (la cintura… la gracia es cosa de la técnica)

    Agotados mis insultos hacia el singletrack, y sintiéndome mucho más relajado, continuamos nuestra ruta por un camino que, sin ser pista, por contraposición a lo subido, parecía autopista. Por fin empecé a poder dejar correr las ruedas (Toda una sensación esa de que una bici se mueva por sí misma, pardiez, y no a fuerza de pedales)

    Fueron esos los primeros momentos en los que pude disfrutar de la ruta, así que continué analizando los datos de telemetría que la bici me iba proporcionando, cayendo en la cuenta de otro pequeño detalle modificado en la Nerve AL: La distancia libre al suelo que dejan los pedales es superior a la que tenía la antigua Nerve AL…

    Aunque este es un dato que no puedo constatar con la página de geometrías de Canyon, porque ya no aparece el dato de altura libre al suelo desde el eje de pedalier, lo cierto es que con la nueva medida de rueda se han acabado los golpeos contra piedras y raíces en pasos complicados. Ya no tienes que medir tanto la posición del pedal para evitar quedarte enganchado contra el obstáculo a superar. La nueva Nerve AL te permite pedalear redondo siempre, y lo cierto es que se agradece. Esto siempre fue un aspecto un tanto criticado de la antigua Nerve; y Canyon lo ha solventado en la Nerve AL 27,5.

    Analizando estas cuestiones iba, cuando me sorprendió la llegada de un rápido camino de bajada lleno de piedras sueltas y con algunas pequeñas plataformitas de las que invitan a separarte unos centímetros del suelo, buscando el “flow”. Momento de sujetar el manillar olvidando las manetas de freno, y dejar que la suspensión haga su trabajo… y lo hace, con una soltura que sorprende. Pronto dejas de preocuparte de ir esquivando piedras, y comienzas a disfrutar de la absorción pura de la horquilla (muy sólida de tacto; tala vez demasiado en ese momento; luego la liberaría con un click el rebote) y el amortiguador… hasta que el flanco de papel de fumar de las Nobby Nic hizo su habitual reverencia de presentación en forma de pellizco a la cámara, con lo que me quedé rodando sobre la llanta. Imprecación a mis amigas las Nobby Nic, y dedos a los frenos para salvaguardar su integridad (Los Avid Elixir 3 van bien con tiempo frío. ya veremos cómo aguantan cuando toque calor, si es que llega)… Tocaba cambiar cámara y, ah amigos… no es fácil encontrar todavía cámaras de 27,5” en todas las tiendas, con lo que tuve que tirar de una cámara de 26” que afortunadamente también vale para la 27,5”, aunque seguro que su vida útil queda comprometida; pero es lo que había, y es bueno saber que, de momento, las cámaras de 26 nos servirán.

    Tras frenar, bajada a pie dando gritos de pastor montañés para avisar a Gopul de mi pinchazo. Tocó parón y reparación; quedándome helado, como es menester.

    DSC_0073.jpg

    Tras la reparación de la rueda, reiniciamos la ruta. Tras el martirio de la subida, ansiaba el momento de probar cómo va la Nerve AL en bajada. Las primeras impresiones habían sido muy buenas, a pesar del "coitus interruptus" que había sufrido por el tradicional pellizco de unas cubiertas que hay que llevar altas de presión si no quieres perder cámara tras cámara; algo que en húmedo te puedes permitir, pero no tanto en seco; superficie en la que las Nobby Nic pierden adherencia de una manera catastrófica si las llevas a 2,5 bar, o más; y lo de estas ruedas se lleva criticando mucho tiempo, sobre todo en las zonas más secas de España, aunque son bien recibidas en el Norte de la península. Tras cambiar la cámara... ¿Cómo sería el resto de la ruta?
     
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  8. GOPUL

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    Vamos, Vamos, que fue duro para los dos y aguantaste perfectamente (sin tener en cuenta la mirada perdida :eek: que llevabas a final de ruta;)), ademas teniendo en cuenta las condiciones medioambientales no fue el día mas propicio para probar una bici nueva.

    A mi lo que aparentemente me gusto mucho de la canyon es lo firme que parecía al pedalear no teniendo prácticamente contoneo y lo poco pesada que es para ser una doble. En fin, hay que seguir dandole caña!!!
     
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  9. isengarder

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    Veremos qué tal este finde, Gopul. Espero que el cuerpo no se declare en huelga a partir del kilómetro 25, o mahham va a torturarme sin piedad, porque lleva fatal eso de ver mi rueda por delante de la suya, je je...
     
  10. isengarder

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    Tras quedarme helado cambiando la rueda, reanudamos la marcha sintiéndome en todo momento con una vaga sensación de “fuera de punto” a nivel físico. No conseguía volver a entrar en calor, y los sucesivos bancos de niebla que nos íbamos encontrando hay que reconocer que no ayudaban gran cosa tampoco a que lo consiguiera, pero al menos ya no tenía que dar el 110% de mi fuerza para conseguir avance. Era el momento de empezar a disfrutar; de dejar que la bici corriera, de sentir su equilibrio y reparto de pesos en orden de marcha.
    DSC_0076 copia.jpg

    Y a este respecto debo decir que el cuadro de la Nerve AL ha sido totalmente rediseñado con respecto al de su antecesora, partiendo de la base y conceptos ya aplicados un año antes para el cuadro AL29: posición de conducción más recogida; buscando maximizar el control sobre el manillar en todo momento y, sobre todo, en bajadas.

    La Nerve AL27,5 ofrece una postura de conducción realmente confortable. Muy neutra sobre el manillar. A diferencia de bicis con carácter más racing, que suelen cargar más el peso sobre el eje delantero, en la Nerve AL, el peso se proyecta sobre todo a la zona del pedalier, con lo que la bici invita a desplazarnos sobre ella a capricho para buscar el reparto de peso ideal según las condiciones de marcha a las que nos enfrentemos; algo (la movilidad) que favorece el propio cuadro por su potenciado sloping y reducida altura (con respecto al anterior cuadro Nerve AL); esfuerzo “compactador” que resulta aún más notable en comparación con un cuadro que era de 26”.

    Todo ello reporta a la marcha un comportamiento estable y predecible en curvas rápidas y lentas; sensación que aumenta, incluso, gracias a la mayor estabilidad y velocidad inercial que proporcionan las 27,5”; si bien, tengo que decir que mi energía empezó a ir en progresivo declive conforme acumulábamos kilómetros y metros de ascensión, sintiéndome como un vehículo diésel con el turbo roto. Llaneando me defendía, pero en subidas era incapaz de desplegar potencia, perdiendo distancia con respecto a Gopul de una manera que me llenaba de frustración, con lo que mis “telemetrías” se centraron sobre todo en análisis sobre todo geométricos antes que centrarlos en lo dinámico, ya que estaba entrando en modo “supervivencia” a marchas forzadas.

    Sí pude apreciar que el ángulo del tubo del sillín ha sido verticalizado para ofrecer un mayor rendimiento de pedalada (74º) con respecto al ángulo un tanto más relajado y atrasado que ofrecía el anterior cuadro, que buscaba potenciar un carácter más bajador de la bici en posición neutra del biker. A este punto de análisis (el bajador) debo decir que juego con la ventaja de una compañera para mí irrenunciable: una tija telescópica. Con ella, aprovecharemos al máximo las cualidades dinámicas bajadoras de la Nerve AL 8y de cualquier bici); sin ella, la ruta nos exigirá el clásico movimiento de “desensillado” del culo en las bajadas más inclinadas; algo que, acostumbrado a la Reverb, ahora me resulta todavía más incómodo, aunque en determinadas rutas podamos prescindir de los gramos extra que conllevan las tijas telescópicas, y montar tijas “clásicas”. Lo bueno es poder configurar a nuestro antojo una máquina que, gracias a eso, se convierte en todavía más polivalente y segura en cualquier condición de uso.

    Es de notar que el cuadro viene con las guías preparadas para montar una tija Reverb Stealth, con salida del tubo del hidráulico por la base del tubo del sillín, pero yo monté la mía de 2013, con salida trasera, que se adapta perfectamente, quedando un montaje perfectamente limpio, asociado al transcurrir del cable de freno trasero.

    Hay algo, en cualquier caso, que creo conveniente resaltar para no llevarse a engaños con respecto a las (evidentes) ventajas de las ruedas de mayor tamaño: Es innegable que una rueda de 29” ofrece más confianza que una de 26” a la hora de enfrentarse a raíces, escalones o cualesquier obstáculo “gordo” que debamos superar con nuestra rueda (me refiero a la delantera, que es la que siempre tenemos miedo de clavar) La sensación que proporciona la rueda de 27,5” en la Nerve AL es muy similar a la de la rueda de 29”, sólo que además se combina con mayor agilidad y direccionabilidad que la que proporciona la Nerve AL29 (siendo ésta una bici notablemente ágil, igualmente, pero limitada por la propia, y superior, “tensión vertical” a la que me he referido antes. De todas formas estas sensaciones aún las tengo que pulir en próximas salidas, porque las condiciones del terreno y de la ruta, pero sobre todo mías, no fueron las más idóneas.

    Pero insisto: por mucha confianza que proporcionen las ruedas de mayor tamaño, no penséis que, llegados a esa pendiente que siempre os encoge el estómago, la pendiente se hace menos pendiente. No. El miedo seguirá presente en nuestras cabezas, lleves la rueda que lleves; o lleves el recorrido que lleves. Me he enfrentado a pasos técnicos con bicis dobles de 180mm y sigo siendo tan mentalmente incapaz de afrontarlos que cuando me enfrento a ellos con bicis rígidas.

    Lo que sí os (nos) darán las ruedas grandes es la confianza que vamos ganando frente a obstáculos de mera absorción, o pequeños cortados; y esa confianza se va “grabando” en nuestros registros mentales, de forma que, casi sin darnos cuenta, veremos cómo antiguos escalones que antes tomábamos con cierta precaución para evitar quedarnos clavados, ahora son superados con una fluidez que creíamos imposible para nosotros mismos. Muchas veces mirarás para atrás pensando: ¿No estaba por aquí el escalón que siempre dudo en pasar montado?

    La sorpresa te llegará cuando lo reconoces como ese pequeño escalón sin importancia que has pasado saltando, sencillamente porque tu velocidad de paso ha aumentado, y porque tu sensación de control y gobierno sobre la bici ha mejorado exponencialmente. Eso sí son las ventajas que podemos esperar de una rueda de 29… y de 27,5”. Y eso, sinceramente, creo que ya hace que merezca la pena que exista esta nueva medida de rueda. Las ruedas de 27,5” justifican su existencia sobradamente, con lo que no seré yo quien critique su venida.

    El Rey 26 ha muerto… ¡Viva el Rey!

    Pero para concluir más definitivamente sobre el comportamiento de la Nerve en sí aún tengo que hacer más salidas, espero que sobre tierra seca y con algo de calor, y el cuerpo más entero, porque la segunda fase de la ruta (la que empezó tras quedarme helado) transcurre en mi memoria entre las mismas nieblas que sólo se disiparon al llegar al coche, tras seis horas de pedaleo agónico, en el que Gopul tuvo que esperarme en cada repecho que fuimos afrontando. A pesar de todo, no era una ruta fácil, ni por desnivel, ni por kilómetros, ni por condiciones del terreno, así que, para haber ido en modo “off”, no parece que la bici sea un lastre, sino todo lo contrario. Veremos este fin de semana que viene, en el que ya tengo concertada “cita” en ruta sorpresa con otro de los miembros míticos canyoneros, al que los más antiguos reconoceréis, y en no pocos casos también conoceréis. Me refiero al Torquero loco: Mahham, que ahora ha ampliado su versión ciclista volviéndose "tuentinainero". Lo que jamás pensé que llegaría a ocurrir, ha pasado. Mahham en una 29... esto hay que verlo, y documentarlo.

    Nos vemos la próxima semana, en la que espero poder realizar una nueva ruta intensa y exigente para la Nerve AL.

    Buff... espero que las fuerzas no me vuelvan a fallar.

    la foto.JPG

    ;)
     
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  11. jassnrgy

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    Buenas tardes compañero, mi anterior bici de 26, si bien no era tan agil por sendas rápidas y entre los baches, giraba muy bien en curvas fuertes o en bajada pero la nueva bici con ruedas más grandes derrapa con frecuencia de alante al girar el manillar para tomar curvas pronunciadas, he pensado que tal vez soy yo el que debería cambiar la forma de apoyo en el manillar o echar el peso del cuerpo más atrás. El caso es que no he catado suelo de momento pero cada vez que salgo me derrapa dos o tres veces de alante así que será cuestión de tiempo calzarme una buena...si no corrijo algo.
     
  12. Bpl

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    La sensación que proporciona la rueda de 27,5” en la Nerve AL es muy similar a la de la rueda de 29”, sólo que además se combina con mayor agilidad y direccionabilidad que la que proporciona la Nerve AL29
    sencillamente porque tu velocidad de paso ha aumentado, y porque tu sensación de control y gobierno sobre la bici ha mejorado exponencialmente. Eso sí son las ventajas que podemos esperar de una rueda de 29… y de 27,5”.

    O sea que sobre la 26 aportaban grandes ventajas y ahora la 27 es muy similar.
    Y todo esto por 1cmt más de radio que tienen las 27 sobre las 26.

    Y ahora a mojarse, para el usuario medio, ¿cuál es mejor Nerve AL 27.5 o 29?
     
  13. aNNiBaL

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    a estas alturas de la vida y aun dando la vuelta a la bici para arreglar un pinchazo,teniendo unos Avid Elixir? xDDD
     
  14. isengarder

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    Por lo que dices, las causas más probables del derrape son 2:

    1.- peso demasiado retrasado. Si echas el cuerpo atrás a la entrada de curvas cerradas, reduces la adherencia de la rueda delantera en un momento en el que precisa de la máxima que le puedes proporcionar. Trata de hacer justo lo contrario, cargando más peso delante, y flexionando los brazos.

    2.- Si llevas la Nobby Nic delante, reduce la presión a presiones cercanas a 2 bar. Su adherencia no es precisamente buena, pero delante soporta mejor la presión baja con menor riesgo a sufrir pellizcos (yo la llevo a 2.1 bar con 80 kg en orden de marcha)

    ;)
     
  15. isengarder

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    Todavía no conozco lo suficiente la bici como para decidir, pero te aseguro que tu duda es exactamente la que quiero responderme a mí mismo, y compartir aquí.

    Entre la Nerve 26 y la 29, lo tengo claro: para un usuario medio: la 29.

    La nueva medida de rueda me está haciendo dudar mucho sobre cuál es la respuesta entre 27,5 y 29. A ver si este fin de semana voy teniendo más datos...
     
  16. isengarder

    isengarder Miembro Reconocido

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    Se trataba de proteger la zona del eje pasante y también la puntera del cambio. El eje de posible entrada de barro y/o arena, con el fin de evitar crujidos. Soy escrupuloso con el trato en las zonas sensibles a provocar problemas.

    De momento los Elixir no han perdido tacto, aunque seguro que desconfío de ellos tanto como tú (a medio plazo), pero prefiero proteger lo importante...

    Te aseguro que, si fallan, lo podrás leer. ;)
     
  17. Bpl

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    En serio, sigo sin comprender, entre la 26 y la 29 claramente la 29, pero entre la 27.5 y la 29 hay dudas.
    Me niego a creer que 1,2 cmts (escasos, porque dependerían del desgaste de la cubierta) supongan tanto aumento de rendimiento. Es más si entre 27.5 y 29 hay dudas, entre 26 y 27.5 (realmente 27) la diferencia sería minúscula.

    No creo que se pueda elegir tan claro la 29 en contra de la 26 cuando estamos diciendo que la 27.5 posiblemente supere a la 29

    Recordarás lo que te puse en el post de la prueba de Nerve Al 29 (casi hace un año), y parece que al final se acerca el batacazo, aunque ahora sea contra lo que llaman 27.5
     
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  18. DjArroba

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    Genial comparativa!!! :)
     
  19. isengarder

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    A ver... entre 26 y 29 yo lo tengo claro, y me iría a por la 29 por las mejores sensaciones que me transmite la Nerve AL29; pero hay quien prefiere las BMX, y no seré yo quien les critique por eso, como tampoco critico que las 29 no acaben de triunfar en enduro ni en descenso por las particulares necesidades y elevada pericia técnica de ese tipo de biker; pero para un usuario medio (rutero de montaña con un nivel físico y técnico medio) creo que una 29 es más gobernable, permisiva y noble que una 26. Y si hablamos de XC racing, pocas 26 verás. Y 27,5 algunas...

    La 26 tiene más nervio, y eso no tiene por qué ser lo que necesite, busque, o guste a todos, existiendo otras opciones, pero, como digo, aún no tengo una opinión clara formada sobre la 27,5.

    No obstante, algo sí te puedo asegurar: hay notables diferencias entre bicis con los tres tamaños de rueda, y esto no es sólo por el tamaño de rueda, sino porque toda la geometría del cuadro se adapta y está diseñado específicamente para cada específico tamaño de rueda, por lo que (insisto) no todo queda reducido a 1,2 cms más o menos, sino a todo lo que cada medida de rueda conlleva para todo el diseño de un cuadro.

    Para apreciar lo mucho que influyen unos milímetros, te puedo decir que, si en una Canyon Aeroad modificas el rake shift de la horquilla, sólo modificas unos milímetros el avance de la rueda... Pero te aseguro que el cambio de comportamiento de toda la bici es bestial... Así que imagínate si pueden influir 1,2 cm en el comportamiento de una bici; sobre todo si no es sólo el avance de rueda lo que modificas, sino todo el cuadro... Sí. Te aseguro que hay diferencias notables... ;)
     
  20. Bpl

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    Antes de nada agradecerte el curre que te pegas en hacer las comparativa, (que nuestros puntos de vista no coincidan eso es otra cosa )

    Claro que entiendo que haya notables diferencias debido al rediseño del cuadro.

    Es más, yo creo que las diferencias de comportamiento vienen de ahí. Es decir si Canyon hubiera rediseñado el cuadro para 26 seria netamente igual al Nuevo de 27.5.

    Y como tú mismo podas comprobar, en el caso de la Nerve AL, (una doble de 120, por comportamiento y uso más cercana al Allmountain Light que al XC) el modelo de 29 (que por lo de pronto su recorrido ya está recortado a 110) no le moja la oreja a la nueva 27.5.

    Lo que me lleva a mi primera pregunta, de si la diferencia de 1.2cmts de radio (escasos, porque con segun que cubiertas estaríamos hablando de menos de 1cmt) , por ella sola, lleva a poner a las 29 claramente por encima de las 26, pero ha que estas mismas 29 se igualen e incluso sean inferiores a las 27.5.
     

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