Totalmente de acuerdo. Yo veo futbol todos los fines de semana, juveniles regionales y profesional. En los partidos de los guajes, los mas violentos con diferencia son los padres que lo ven desde fuera, es verdaderamente penoso. Tampoco es cuestion de querer desprestigiar al futbol, un deporte con cientos de años de historia para ganarse un sitio entre los mas vistos, si bien es cierto que el futbol profesional se esta desmadrando en cuestion de dinero y en otras cuestiones que ya habeis tocado todos. :roll: :roll:
***** pues cuando yo jugaba... tela. Mi madre hubo unas cuantas veces que estuvo apunto de no dejarme jugar... por las cosas que se decian. Aparte que hay algunos entrenadores que se merecen 2 ******, porque a niños tan pekños, hay cosas que nose le pueden exigir, yo me acuerdo estar entrenando granizando en pantalon corto, con una sudadera y pillar unos catarrazos de la *****..
pues rapier lo que eh leido tienes razon no vale la pena promocionar un deporte que lleve gente a usar la violencia para conseguir tocar el balon!
Ahí, ahí nosotros a nuestra bola, lejos de la TV y los mass-media Que perderse en el monte siga siendo un ejercicio de libertad. De todas formas yo creo que el problema de la sociedad Española actual es que está falta de cultura y respeto. Quizás esta era post-dictatorial y de transicion a una verdadera democracia, en la que estamos, se ha centrado mas en el desarrollo economico que en el cultural y social. Tal vez el futbol como deporte de masa sea un reflejo de esa masa. Lo bueno es que el mtb reune por alguna razón gente con tendencia al respeto, amantes de la naturaleza y a lo mejor el hecho de no ser moda o tener compartamientos establecidos en roles o estereotipos le da a cada cual opcion de ser el mismo y entender el mtb de forma racional. Quizas por ello, la moda "mala-freeride", donde videos, y tendencias agresivas, figuras de la competicion con botella de alcohol en la mano y roles de chico malote sea la primera gran perversion de nuestro deporte especialemnte para los más jóvenes. Y a razón cómo no, de los intereses ecnonómicos.