No me jodas que reconoces los caminos por donde pasamos!!!, yo muchas veces cuando lo leo me digo que no se ni por donde he ido.
Poco más hicimos, llegamos a Anchuelo y bajamos por las piedras, que por lo visto no había ganas de terminar la ruta, nos perdimos lo mejor, subida al ecce y bajada por la oeste, otra vez será. Este Fernando acaba con todos.
Hoy he vuelto de milagro, y no es broma. No sabía lo que me esperaba para hoy, y si llego a saberlo, lo mismo me quedo en casita y no salgo del sobre. Me he levantado temprano para desayunar y que me de tiempo a digerir, y compruebo que el día va a ser frío, cosa que no me extraña para las fechas que estamos. 0 grados no es ni frío ni calor, pero el aire hace que la sensación sea más fresca, por lo que no aprieto mucho el paso para no helarme mientras llego al punto de encuentro. Nos vamos juntando a medida que llegamos, primero Ángel e Iñaki, llego yo, después Manolo y más tarde Alejandro, Villalba, Richard, Nani, Juanjo y Pastor; éste último ni sale siquiera, se le ha roto el amortiguador y le dejamos en la salida. Hoy le toca poner la ruta a Nani, y me da un poco de miedo, es una especie de pistero reclutado en las filas de los endureros y lo que pueda proponer es una incógnita, siempre un punto por encima de mis posibilidades. Comenzamos cruzando el río por el puente de madera y atravesamos por el cementerio jardín, bike-park y subiendo hasta el camino de los sincasa. A partir de aquí no puedo o no sé relatar fielmente por dónde hemos ido, hemos subido los sincasa y bajado los ewoks, para seguidamente comenzar un rosario de subidas y bajadas, que dicho sea de paso no me ha costado mucho hacer, hoy me encontraba mucho mejor que otras veces y podía, al menos subir a un ritmo prudente y sin tener la sensación de tanto cansancio de la que he venido adoleciendo en otras salidas. Luego hemos llegado a la pista verde y entrado en la transversal, pero no hemos hecho el recorrido de la misma, sino que hemos cogido por otros sitios diferentes, por supuesto igual o más duros que los habituales; después de un montón de nuevas subidas y bajadas por el medio del Parque, cogemos una cuesta que termina en mitad de las crestas, para subir por las mismas hasta llegar a lo que yo creo que es la bajada del Notario, y que hace que comience mi malestar, debido más a mi torpeza y miedo que a cuestiones físicas. Hay una cuesta que es muy empinada, y que podría hacer tranquilamente, de no ser por el hecho de que tiene un barranco que me da mucho repelús, por lo que la hago andando y con mucho miedo. Otra vez estamos abajo del Parque y volvemos a subir, por senderos que continúan deambulando entre barranquillos, lo que de momento voy superando no sin cierto reparo. Llegamos a un punto en que no sé por donde ha ido el resto, sé que llevo detrás a dos y veo a lo lejos a Nani, que me indica que baje por ese sendero, que me lleva a la herradura, y que hacemos en dirección al portón de Anchuelo. Paramos un rato a esperar y no aparecen ni Juanjo ni Iñaki, y a pesar de llamarlos por teléfono, éstos están fuera de cobertura y abandonamos la posibilidad de contactar con ellos. Estamos en la entrada de la bajada de los lagartos, y esto supone que vamos otra vez a bajar, pero lo hacemos por la muerte, y llegados al cruce, no sigo al resto, que se meten por la izquierda hacia una cuesta peligrosa, así que la evito y bajo por el sitio normal, que no deja de ser difícil por los regueros. Subimos el daytona y llegamos a la pista del Ecce Homo, subiendo por la misma hasta el pinar. Yo estoy algo cansado, pero mis piernas siguen respondiendo y puedo seguir con garantías, no así Richard, que parece que está pagando el esfuerzo acumulado. Aún así, sigue al menos hasta el pinar, y en las primeras estribaciones de la subida al Ecce, se da la vuelta diciendo que se va al bar. Hala, a subir!!, ¡mecagüentoloquesemenea!, el caso es que a pesar de ser una subida dura y que ya estoy cansadillo, no me pesa demasiado y además, como nos encontramos con Juanpe y sus amigos en medio de la misma, aprovecho para saludarle y darme un respiro. Sigo hacia arriba y en las zetas (por medio es imposible para mí) tengo que apoyar el pie en la primera curva, no volviendo a tocar suelo hasta arriba. Vamos esperando a que lleguen los que se han parado a hablar y me dan el disgusto del día: ¡¡¡vamos a bajar por el embudo!!!. Para todos ellos es una bajada asequible, menos para mí, pero haciendo uso de mi falta de sentido común, les hago caso y procuro hacer algo, bajo el sillín y me tiro ladera abajo, y digo ladera abajo porque no he recorrido apenas 100 o 200 metros, la rueda no va por donde debe y me salgo, suelto la bici como puedo y salto, cayendo por la ladera y teniendo que agarrarme a una rama para frenarme y no terminar abajo del todo. ¡¡Arriba Luis!!, me digo, cojo la bici y veo que no tiene nada, compruebo mi estado y estoy bien, de algo tiene que servir mi máster en caídas que tengo, he dado un par de vueltas, pero sin consecuencias; y me vuelvo a montar, y esta vez no sé si llego a aguantar encima de la bici más de 50 metros, y me vuelve a pasar lo mismo, y otra vez ladera abajo, esta vez he rodado unos 10 metros, y menos mal que hay ladera, que si no me escoño pero bien. Ya van dos, y ya he tentado bastante a la suerte, por fortuna estoy indemne, algún golpe en la rodilla y poco más, pero me digo que no va a haber una tercera, así que no vuelvo a montar más que en una zona más asequible, y cuando veo las cuestas rodeadas de barrancos me tiembla todo el cuerpo y lo termino andando, y aún así con reparos. Soy torpe y lo reconozco, y no por eso dejo de hacer bajadas que algunos no se atreverían , pero hay cuestas que por el hecho de transitar entre barrancos y superar mi porcentaje idóneo, no las digiero nada bien. Después de ésto, viene una sucesión de subidas y bajadas por las laderas de los montecitos que rodean el cerro, y en el que mi cansancio y mi vértigo hacen que vuelva a pasarlo realmente mal, mi cabeza piensa a todo meter y me convenzo de que estas zonas no son para nada de mi gusto, es más, voy tan tenso que tengo muchas posibilidades de terminar abajo del barranco. Para no tener tanta sensación de vacío, pongo la bici entre mí y el mismo y al menos andando puedo seguir el camino. Ya en la última bajada y a pata, cojo un tramo que todavía estaba helado y termino en el suelo, pero al menos no despeñado, intento levantarme pero sigo patinando, hasta que me meto por los matorrales y llego abajo. Lo he pasado fatal, llegamos a la pista y parece que no voy a sufrir más, pero no, en eso se meten por un sendero que pasa por encima del río, y como mi autoestima está por debajo de cero y mi seguridad aún más abajo, por más que intento meter la rueda a mi izquierda, más se me va a la derecha, y como el resultado puede ser desastroso para mi integridad, vuelvo a bajarme y los tramos más expuestos los hago a pie, así hasta llegar de nuevo a la pista. He perdido toda la confianza en mis posibilidades, pero he acabado la tortura, no ha sido mucho tiempo y a mi me ha parecido una eternidad, más o menos tres cuartos de hora que se me han hecho como un día entero. Menos mal que ya está, pero ahora no me fío nada de nada, y en cuanto veo algo un poco arriesgado me bajo. Subimos hasta la casa de los Remar y ya bajamos hasta Alcalá, perdiendo de vista a todos los que me preceden; cuando llego al sendero que pasa al lado de la perrera tengo otros bikers por delante que me levantan un poco el ánimo, pues en el escalón se bajan y lo hacen a pie, y me pienso qué harían si se metiesen por donde lo hemos hecho nosotros. Al menos han hecho la buena acción del día, pues me han hecho hasta parecer bueno, y luego en la cuesta que baja al puente Zulema ¡hay uno que baja también a pie!; con el ego un poco reparado, llamo al resto y nos vamos a tomarnos unas cervezas reparadoras. 35 kilómetros en 3 horas 5 minutos, a una media de 11,6 km/hora y un desnivel acumulado de 750 metros ¡pero vaya desnivel!, el caso es que físicamente hoy no he sufrido gran cosa, bastante menos de lo habitual, pero sí que me he cansado bastante psíquicamente, llegando en algún momento a pensar en pegarle una patada a la bici y bajarme andando lo que me quedaba. He pateado mucho más de lo que me gustaría hacerlo, y en algún momento he temido por mi integridad, y después de recapacitar creo que voy a intentar no volver a repetir semejante experiencia. Hay distintas modalidades de MTB, y ésta, especialmente no está hecha para mí, tengo demasiadas limitaciones técnicas y mentales para replantearme repetir. Eso sí, las subidas, aunque ha habido alguna bastante técnica y ya con el cuerpo maltratado del esfuerzo, las he hecho todas y encima de la bici, pues tampoco había ningún vacío cerca, lo que me ha favorecido bastante. Ah! por si alguien se pregunta que ha sido de Juanjo e Iñaki, estaban en el bar acompañados de Poli, que se le han encontrado en el Parque y han compartido ruta. De Richard no sé nada, no le hemos vuelto a ver. PD. Ya de vuelta de tomar las cervezas y apurado por la hora, he pasado delante del Toledo y me he encontrado a unos cuantos mañaneros (Juan, los dos Jorges (el súper y el TLV) y Andrés (el líder que podría ser el líder si no hubiese ya un líder), bien acompañados por Noe) y me he parado a saludarles, cuando me preguntan que qué tal, les digo que mal y no me han creído ¿por qué será?. Un placer saludar a los hermanos mañaneros, pena no tener reaños siquiera a seguirles el rebufo. Jorgt ha quedado 12º en el duatlon que ha habido hoy en Alcalá y le he felicitado, un gran puesto, cuando sea mayor querría ser como tú, a pesar de decirte que no tiene mérito, es una proeza más en tu cartuchera. Reconozco que soy muy pesado, y al menos el hecho de tener prisa os ha librado de una buena. Me voy a despedir como siempre, pidiendo perdón por la extensión del relato (leo los de otros, mucho más escuetos y bastante mejores a mi modo de ver), y mi más sincero agradecimiento para el que lo lee, al menos el esfuerzo de escribirlo es recompensado. GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS.
Hay una cosa que no puedo evitar, y es el tener miedo. Es algo que me encoje el cuerpo, me deja bloqueado y me hace cometer muchos errores, yo pensaba que esa sensación se corregía pero no, se me ha acentuado y no consigo superarlo. Como me decían por ahí, el miedo es libre y además poderoso. Estoy bastante orgulloso de mi evolución desde que empecé hasta ahora, he ido superando retos y muchas dificultades tanto físicas como psíquicas, lo que pasa es que creo que he llegado a mi límite, sobre todo técnicamente, y espero seguir progresando aunque sea mucho más despacio que antes, el problema es el ****** vértigo, en el que por mucho que quiera, esa sensación de vacío y el miedo que me embarga no puedo controlarlo. Como digo, hay más modalidades y no voy a abandonar lo que me gusta, pero sí puedo evitar lo que no me gusta, como son estas rutas que para mí son extremas en tanto en cuanto llego a pasar frío hasta en verano. Casi todo el mundo que conozco se ha dejado llevar por lo que yo he dado en llamar "el lado oscuro", y puede que sea la evolución natural, yo ya he llegado a ese punto y veo que me queda grande, las bajadas extremas me superan y los barrancos me dan miedo hasta por la tele. Voy a dedicarme al MTB en su versión ligth, no exento de trialeras ni bajadas difíciles y técnicas, que seguro que por donde yo bajo hay muchos que no lo hacen (en este mundo se ve de todo), como ya he dicho, tengo un nivel y hasta ahí puedo llegar, siempre intentando superarme, pero en sitios y cosas que pueda controlar, no acojonado y tenso por el miedo (los que no sufrís de vértigo no lo podéis entender).
Si te lo decia por lo de andar quejandote siempre!! Por supuesto que hay que tener cuidado, y si dudas lo mejor es volverse a montar abajo, eso de subirse a media cuesta no es bonito que viene cada morrazo del copon. Sigue poquito a poco figura
Eso no se puede evitar, me quejaré por los siglos de los siglos. Pero vamos, no será la primera vez que leo de alguien que dice "que dolor de piernas" o "estoy muerto", o "vaya unos bestias", que vamos, que el no soy el único que se queja. Y lo mío es más normal, pues casi siempre voy al final del grupo y muchas veces descolgado.
¡EMPEZAMOS EL MES DE DICIEMBRE! Hemos empezado el mes, y por lo menos por mi parte, con buen pie. Llevo unas semanas en las que se me atragantan las rutas especiales, sobre todo las que transitan por medio del Parque Natural, y me toca irme por mi lado o pasar mucho canguis para ver si puedo terminar las rutas. El miércoles ya tuve que desertar de una y hoy no las tenía todas conmigo tampoco. El día se presentaba frío, mucho menos que otros días anteriores, y hoy la ruta la ponía o la quería poner Jose Villalba, nos hemos presentado nada menos que doce espartanos para hacerla y voy a ver si recuerdo los nombres: Jose Villalba, Ángel, Gelete, Manolo, Juanjo, Alberto, Chema, Rafa, Alejandro, Fernando, Nani y el menda. Iniciamos la marcha poniéndonos al sol para ir entrando en calor y con un ritmo suave, que el aire en la cara corta si vamos más deprisa. Cruzamos el río por el puente de madera y atravesamos el cementerio jardín, el bike park y subimos hasta la pista de los sincasa, cruzamos la misma y bajamos hasta la pista central del parque (se suele hacer este itinerario por el nulo peligro que supone ya que no hay tráfico rodado). No sabemos a ciencia cierta lo que nos depara el día, y empezamos subiendo el barranco de la zarza; como el ritmo no es fuerte, vamos casi todos juntos y así llegamos hasta el tubo, yo por mi parte voy cómodo, entrando en calor poco a poco; lo siguiente es subir por los lagartos, voy dejando paso a todo quisque para no estorbar a nadie y subo a mi ritmo, llegando arriba bastante animado, ya que sigo con buenas sensaciones a pesar de ser el último. Llegados al portón de Anchuelo, cogemos el cuestón que nos sale a la izquierda, pues vamos a subir las conejeras. Hasta aquí he llegado bien, y mi temor es que me vuelva a dar otra pájara parecida, pero va a ser que no, subo todo lo que se puede subir, sí es verdad que jadeo como todo hijo de vecino, pero no me fallan las fuerzas y me voy animando a medida que voy terminando la primera parte de la subida; cuando llego a la altura del resto, ellos se van bordeando el cerro y yo lo voy a evitar, no quiero episodios como los del domingo pasado y además tengo alternativa, puedo subir por otro lado y terminar en el Cerro Colorado. Me da en la nariz que éstos se han bajado por un sendero que los deja en la pista del Ecce Homo, pero sigo por el pinar hasta llegar a lo alto del Cerro Colorao, comprobando que me acompañan Chema y Alberto que han seguido mis pasos. En lo alto intento llamar a Fer, pero no me contesta (luego me dice que le he pillado en pleno descenso y no podía cogerme el teléfono), y bajamos hasta las primeras cuestas del Alto del Llano; aquí no hay cobertura y aparece Ángel, que se ha perdido y ha venido por donde nosotros. Acordamos bajar hasta la pista del Ecce Homo y lo hacemos, justo llegar abajo nos encontramos al resto y nos dicen que hay que volver a subir; ¡hala, otra vez para arriba!. La verdad es que no me jode mucho, ya que hace frío y con las cuestas se quita que da gusto, pero es que encima me noto bien y cuando uno está así le da lo mismo cualquier cosa (excepto los jodidos barrancos ¿eh?), y cuando estamos en el punto en el que bajamos seguimos subiendo hasta el Alto del Llano. No puedo decir que mi ritmo sea bueno, pero puedo pedalear hasta arriba bastante decentemente, aunque los más fuertes ya lleven un buen rato esperando cuando yo llego; bordeamos el cerro y bajamos la támbara hasta llegar al cruce y seguimos recto, lo siguiente que nos espera es la subida de los garbanzos. Yo creo que ya he hablado alguna vez de esta subida, se empieza con plato mediano (siempre hablo por mí) y se termina con todo metido y apretando pedales como si no hubiese un mañana; pero hoy voy en la cola y llevo delante a un compañero que está pagando el esfuerzo, por lo que subo muy tranquilo y, cosa extraña en mi, sin demasiada complicación detrás de él. Llegados a la pista, ya no la abandonamos hasta llegar a las afueras de Los Santos, y nos desviamos a la derecha para ir a nuestro próximo destino: Santorcaz; para llegar allí primero bajamos rápidamente una cuesta, luego subimos otra y llaneamos otro rato, para bajar a lo que llamamos el pinar de Santorcaz. La bajada se las trae, está toda llena de piedras y supera en un punto mi límite, al principio la tenía que hacer a pata, pero le he cogido el tranquillo y la bajo bastante bien y seguro, todo será que un día me piñe, le coja miedo y vuelva otra vez al pateo. Estamos en el pinar y aprovechamos para reponer fuerzas, luego vamos un rato por carretera subiendo hacia Los Santos y cogemos el camino que nos sale a la derecha, que es el que nos llevará a Santorcaz, mejor dicho al lavadero. La última vez que pasamos por aquí fue en una ruta que hicieron las Mañanas Complutenses y la hicimos casi toda andando por culpa del barro, pero hoy está perfecta y no hay que poner el pie en ningún momento. Hay alguna cuesta exigente, pero como hemos repuesto fuerzas, vamos superando las dificultades bastante bien. Ya estamos en Santorcaz y en este pueblo no hay otra cosa más que cuestas, las cuales subimos, llegando hasta la bajada que nos deje en Anchuelo; esta bajada nosotros la llamamos de los olivos, es rápida y entretenida, y se puede hacer verdaderamente deprisa. No hablo por mí, que soy un cagarrias y la hago bastante despacio, y con todo y con eso me parece que voy un poco despendolado; llegamos a Anchuelo y la ruta ya está casi finalizando. Bajamos hasta el camino visigodo y ya me están esperando (es terreno comanche y todo el mundo está con el cuchillo en los dientes), empezamos a buen ritmo, nada que no se pueda soportar, y en la primera subidita ya empieza la cosa a ponerse seria, aguanto como puedo y sigo la rueda de los de delante, pero en la segunda reviento y me dejo ir un poco para recuperarme, me adelanta Gelete y no puedo seguirle, termino de subir la tercera cuesta y ya tengo casi todo hecho, es todo en llano, pero hay un charco en medio del camino y me encuentro a alguien que viene de frente justo por el único sitio de paso; me meto a mi izquierda en el sembrado y pierdo toda la inercia, vuelvo al camino y siento como por detrás me alcanzan, es Ángel, y en un arrebato de rabia termino esprintando con él y con un calentón de mil demonios. Si me descuido me pasa hasta el apuntador, lo que no es nada extraño. Esperamos un rato a los que no han disputado y acordamos bajar los lagartos, yo el último por supuesto, todos los demás bajan mucho más deprisa que yo, y vuelvo a tener la sensación de ir despendolado y sin control; no hay día que no baje preguntándome cómo **** pueden bajar tan deprisa, si yo casi no puedo soltar la mano del freno y si no es así me como todas las curvas. Llego a la altura del tubo y no hay nadie esperando, así que sigo bajando por el barranco de la zarza sólo hasta llegar a la pista central, que nos llevará hasta el próximo destino y final de la ruta: el bar. Y aquí se termina una mañana bastante productiva, con muy buenas sensaciones y con las piernas aún doloridas del calentón en el camino visigodo. Me salen 43 kilómetros con más de 840 metros de desnivel, en más o menos tres horas. El terreno estaba muy bien, al principio estaba un poco helado, pero después hemos disfrutado de un buen agarre y hoy no ha hecho falta lavar las monturas. Me queda lo esencial, los agradecimientos y las disculpas. Y con ésto me despido. Hasta la próxima, que espero que sea pronto.
Y otro lunes leyendo como le han ido las cosas a los ibex el domingo... Buena crónica, en esta has llorado menos que en otras ocasiones... jajajaja A seguir dándole a las bielas
Bonita ruta os metisteis para pasar el fresco domingo. Luis me agrada saber que vas un poco mejor y te atreves a dar palos a diestro y siniestro aunque a veces te salgan mal
Ruta del día de la Constitución Hoy se celebra el día de la Constitución en España, y como es fiesta hemos tenido salida del club. Ya habíamos quedado en salir el miércoles pasado y cuando llego me encuentro con que solo está Ángel, y eso que ya está un poco pasada la hora; después viene Alejandro y un poco después Juanjo, que conmigo nos juntamos cuatro y somos los que nos disponemos a hacer la ruta de hoy. Lo primero es acercarnos hacia el Parque Natural, hoy pone la ruta Juanjo y no va a ser precisamente un paseo; conozco un poco sus gustos y nos va a regalar con senderos y cuestas a más no poder. Y no estaba nada equivocado, pues nada más subir hacia los sincasa, bajamos hacia la pista central del Parque, pero antes de llegar ya nos desviamos a la derecha por un barranquillo, para empezar a subir cuestas como posesos, cuestas que son fuertes y que nos sacan el frío enseguida, la verdad es que me vuelve a pasar lo mismo que siempre, que cuando me meto en medio del Parque ya no sé ni por donde voy, solo me dedico a subir y bajar cuestas por donde me llevan, bastante tengo con eso. Después de un buen rato de parquear a tope, llegamos a la valla de la bajada de los ewocks y subimos la cuesta hasta el Restaurante el Gurugú, la verdad es que a pesar de haber hecho ya unas cuantas cuestas no me encuentro excesivamente cansado y las piernas responden, quizá debido a que el ritmo no es nada fuerte; el caso es que, excepto alguna cuesta mucho más empinada, la mayoría las subo bastante bien, alegrándome bastante por la progresión. Y además consigo subir sin problemas la cuesta esa del inicio de los Ewocks, no recordaba haber intentado subirla desde hace años, y aunque estaba bastante más impracticable que ahora, me doy otra alegría al coronarla con éxito y sin gran esfuerzo. Cruzamos la carretera hacia la de Villalbilla, pero nos metemos por la izquierda, cruzando un olivar y subiendo a una loma, hay dos cuestas que son imposibles, pero el resto son ciclables para mis aptitudes; después de llegar arriba, bajamos hasta un pequeño polígono y llegamos a la carretera de Villalbilla, luego cogemos el camino de la Isabela, el que sale a la izquierda y después de pistear un rato nos vamos por la que sale a la derecha y nos lleva hacia el polígono de Villalbilla. Pero no llegamos al mismo, cogemos la pista que sale a la derecha, como si fuéramos hacia Anchuelo dejando a la derecha el Cerro Gordo y seguimos un par de kilómetros adelante charlando animadamente, hoy nos estamos zurrando, pero cuando cogemos la pista aprovechamos para recuperarnos de los esfuerzos. Oigo como dicen que vamos a bordear el Cerro Gordo, pero lo vamos a hacer por un sitio poco común, por la parte de detrás, el sol está todavía bajo, nos da en la cara y no nos permite ver mucho el sendero que tenemos por delante, bordeamos el monte y seguimos subiendo por senderos estrechos, y ya es sabido que tan estrechos al final se me terminan atragantando. Recuerdo subir un par de cuestas duras y llegar a una zona indeterminada entre el Cerro Gordo y Villalbilla, quedando en medio del monte. Nos metemos campo a través y cuando estamos en todo lo alto, bajamos hasta la pista que une Villalbilla con Anchuelo por la ladera del monte, hasta llegar a algo parecido a una bajada, que no es otra cosa que una torrentera de agua, estos tres se la bajan montados en la bici, pero yo no puedo hacerlo, la hago completamente andando y hasta me cuesta mantenerme en pie sujetando la bici. El caso es que no me duele bajar por ahí de esa manera, hasta estoy disfrutando de la ruta, ¡qué culpa tengo yo de ser tan cagarrias!. Me tienen que esperar un buen rato abajo y seguimos por la pista hasta llegar casi a Villalbilla, metiéndonos por otro sendero a la derecha, todo de subida y que nos ha de subir a lo alto del Cerro que domina el pueblo, y que está coronado por una gran antena. Este sendero me cuesta un par de sustos, no consigo llevar la rueda por donde quiero y en una ocasión me veo contra los arbustos, y menos mal, si no me voy ladera abajo, y el segundo susto me lo llevo en una cuesta corta en la que hay que entrar fuerte, me quedo arriba y me caigo de lado con la bici encima, como puedo me la quito y vuelvo a cabalgar. Seguimos por las alturas y ahora quieren bajar, pero ¿por dónde?, pues por una bajada de agua que sale justo a la altura del polideportivo, pero mucho más alto. Yo no lo veo claro, es más, lo veo hasta oscuro y sigo en mis trece de hacer la bajada andando; me cuesta un huevo controlar la bici y se me resbalan los pies, ¡y los demás bajan montados!, cada vez tengo más claro que estoy en categoría regional y ellos en Champions, pero me lo estoy pasando bien, no tengo barrancos que me acojonen y no me importa bajar a pata. Bajamos hasta el sendero que bordea el cerro, y la dirección que tomamos es hacia el cementerio; hacemos el sendero y paramos a comer algo. En ese momento nos encontramos con Teo, que no ha querido madrugar y va a hacer el sendero en sentido contrario, se despide y hace camino. Nosotros cogemos la carretera y luego subimos un poco hacia la de Valverde, desviándonos a la derecha para coger la vía pecuaria que nos suba hasta el depósito de agua en el alto de Los Hueros. Es un sendero estrecho y sinuoso todo de subida, un poco difícil por las piedras y los arbustos que lo jalonan, pero hoy estamos sembraos y no tardamos mucho en llegar arriba. Luego viene un rato de falso llano y un par de cuestas por pista, creyendo en todo momento que la bajada a Los Hueros la vamos a hacer por el Predicador, pero no, entramos por un camino estrecho lleno de piedras de pedernal y empieza una bajada de las mías: a pata; mientras me dejan atrás sin remisión, yo procuro mantenerme en pie sujetando la bici, no sé como **** puede haber tanta bajada acojonante en tan poco recorrido, pero sigo en mis trece y aunque sea a pata sigo disfrutando. Un poco más adelante la pendiente se suaviza, convirtiéndose en ciclable para mí y termino la misma montado y sin dificultad. Ya estamos en el pueblo, lo siguiente es ir por el camino de la Isabela hacia la carretera de Villalbilla, subir ésta hacia el Gurugú y bajar los sincasa, pero con una variante casi en la mitad, nos metemos otra vez en medio del Parque y bajamos hasta enlazar con el final de los Ewocks, llegando a la pista central, luego hasta la báscula y terminando felizmente la jornada de hoy. 33 kilómetros han sido hoy, menos de lo acostumbrado y con bastante subida de las que yo vengo a llamar bestiales, con cuestas pequeñas y muy empinadas, pero que hoy no han podido con mis fuerzas, terminando en un relativo buen estado, pues ayer tenía molestias musculares de los dos días seguidos de kilometrada con la flaca. Un poco más de 2 horas y media y una media de 12,5 km/hora. Pasado el puente Zulema, nos encontramos con Luhigi, que aparte de vigilar el Parque tiene la labor de entretener un rato a su hija, le saludamos y seguimos camino. Hoy, la verdad es que mis compañeros de ruta no se han ensañado conmigo en ningún momento, soy consciente de que si hubiesen subido un punto más el ritmo me habrían roto completamente, pero se lo han tomado con calma y me ha beneficiado bastante. He terminado bastante fuerte y como los finales me suelen favorecer (suele ser llano y por pista o carretera), suelo ir por delante, cagándola en cuanto se desciende y encima es por terreno sinuoso. Ya está, terminado el relato del día de hoy, vuelvo a hacer lo mismo de siempre, pedir disculpas por la extensión y lo tedioso del mismo, y agradecer sinceramente y con todo el alma a todo aquél que se atreva a leerme. ¡Hasta pronto!
Pues nada, me acabo de marcar la crónica del día de hoy: ¡A disfrutar.....! Llevo un par de semanas en las que me siento un poco mejor cada día, y estoy disfrutando bastante de las rutas, hubo una que vamos a llamar de inflexión la semana anterior y a partir de ahí ha sido todo miel sobre hojuelas. No quiero decir que vaya mejor ni peor, solo que no me noto que se me van las fuerzas a las primeras de cambio, y que me acompañan en todo momento hasta el final. Después de esta pequeña introducción para explicar el porqué del título, voy a intentar hacer una reseña de la ruta de hoy: Mucho frío, -3 grados en el reloj y un aire que corta hasta las ideas; según voy hacia el punto de reunión pienso si va a ser un día como el viernes, que como es domingo de puente no va a comparecer casi nadie. Pero estaba bastante equivocado, me llevo la agradable sorpresa de ver a Óscar, y también Manolo e Iñaki, "bueno, ya somos cuatro" me pienso, el goteo es incesante y van llegando Nani, Rafa y su hijo David, Teo y tres compañeros más, Alberto, Jose Villalba, Gelete, Luhigi y un chico que pide acompañarnos, que resulta ser de Bélgica y es amigo de Villalba; le vacila un poco Manolo para animar el cotarro y sin esperar mucho más emprendemos la marcha. Nos ponemos a ello y aparece en esas Ángel, que llega un poco tarde pues se ha encontrado la rueda desinflada y ha tenido que hinchar, y por la carretera nos pita Juanjo, que va a dejar el coche un poco más adelante. Cruzamos el río por el puente de madera y entramos en el cementerio jardín por la puerta de la carretera, pasamos el bike park y subimos hasta la pista de ladrillo que no es otra que la de subida a los sincasa y que hoy para no variar es la que nos va a hacer entrar en calor. La subida no es muy exigente, pero sí lo suficiente como para que cuando llegamos a lo alto del Gurugú ya no comentemos nada del frío; aquí esperamos un poco a que nos alcance Juanjo y ya estamos todos (si no me fallan las cuentas somos 17, no sé si me he olvidado de alguien pues no nos he contado en ningún momento). Me dice Manolo que hoy la ruta la va a hacer más pistera y que no me podré quejar, que se adapta bastante bien a lo que me gusta. Yo no le digo nada a ver si va a subir el pan y como el que no quiere la cosa varía el planteamiento inicial para que sufra como un perro. Estábamos en lo alto del Gurugú....y cruzamos la carretera para ir hacia Peñas Albas, bordeamos la urbanización por la circunvalación y entramos en la del Zulema, también cruzamos ésta por medio y luego bordeándola por senderos hasta llegar al pie del Cerro del Viso. Hoy no toca ir hacia allí, cruzamos hacia la subida por la carretera y dejamos la misma para bajar hacia Mariblanca por un sendero de bajada bastante divertido. Llegamos a un lugar en el que me paro a orinar y el ññññññfffffff de Óscar va y me coge la bici y se la lleva, dejándola a unos cincuenta metros, aprieto el paso y la cojo, y cuando me voy a montar....¡el jodío se ha llevado el sillín, y encima me está esperando un poco más adelante!, me acerco un poco y cuando le voy a pillar se vuelve a marchar, llevándome detrás de él todo el rato hasta la carretera de Loeches. Por más que le he gritado no he conseguido nada, menos mal que en el cruce me están esperando y me devuelven mi sillín; nadie sabe lo que tiene hasta que le falta, y el sillín es un elemento clave en una bicicleta, doy fe de ello. Hemos perdido bastante con respecto al resto, yo no podía dar muchos pedales y me encontraba bastante inseguro sin sentarme, así que toca apretar un poco para ver si conseguimos alcanzarlos; pasamos el arroyo que todos los inviernos inunda el camino y tengo que poner el pie, pero no me mojo nada ya que llevo las botas de invierno y son impermeables. Enfilamos el camino hasta Torres a "pijo sacao" y llegamos jadeando hasta donde todos nos están esperando. Después del capítulo cachondo del día, seguimos con la ruta ligth planeada por Manolo y vamos hacia Valverde por la pista, me planto delante presa de mi mosqueo y a base de dar pedales se me va pasando la calentura, ¡y encima me dejan ir por delante!. Unos pocos kilómetros y a la altura del pinar torcemos a la derecha para subir por allí, pero no por la pista principal, sino por el cortafuegos lateral que sale a la izquierda. Voy en cabeza y parece que ninguno me va a adelantar, y encima no hacen más que quejarse del ritmo, yo subo como puedo y gentilmente cedo la cabeza a todo aquél que quiera ponerse por delante. Hacemos las primeras cuestas y no hay movimiento, este empieza en un pequeño descanso por parte de Luhigi, que nos quiere sacar los ojos, luego salta el belga, Gelete, Óscar y alguno más que no recuerdo; yo no puedo entrar al trapo, ya voy justito y me marco un ritmo que me asegure llegar arriba con alguna garantía, y el caso es que ya no me pasa nadie más, por lo que hasta me creo que ya me he quedado el último. Pero no, cuando llego donde están esperando los picaos compruebo que llevo un rosario de gente por detrás ¡*****, si no soy el último!. Hacemos unos pocos subibajas más y llegando a un olivar paramos a comer algo, que algunos nos lo hemos ganado. Intento hacer una gracia escondiendo a Óscar la bici, pero el jodío está atento y no consigo mi objetivo, y tampoco con Luhigi, al que le he mangado los guantes y lo primero que hace es venir a pedírmelos. No he podido ni bajarles el sillín siquiera, pues llevan el cierre de la tija de tornillos ¡mecagüentoloquesemenea!. Hasta llegar al olivar ha habido algún otro escarceo mínimo, pues es sabido que en terreno comanche los cuchillos van en los dientes, pero con la calentura en las cuestas los ánimos se han calmado un poco. Seguimos por el camino y vamos a una bajada de la cual desconozco el nombre y que es muy bonita, es un pelín difícil pero al menos yo la puedo hacer bien, a mi ritmo; justo en medio noto una presencia por detrás y me pasa Rafa como un cohete, pero no me cebo detrás de él no vaya a ser que pierda mis referencias y acabe besando el duro suelo. Hemos bajado hasta la pista en la que estábamos antes, cuando hemos parado a comer, pero por otro sitio diferente y mucho más entretenido que hacerlo por ella; nos vamos acercando a Torres por la misma y se va acelerando la cabeza, se divisa la cuesta en la que termina la pista y se avecina un sprint, en el que no tengo mucha chance, pues me he quedado encerrado y tengo que frenar si no quiero restregarme por los suelos. Ya estamos en Torres, callejeamos un rato y bajamos hasta la carretera de Los Hueros, hacemos un tramo por carretera hasta un camino que sale a la izquierda y me dispongo a animar un poco el ritmo, primero sale Luhigi, después alguno más y salgo a darlo todo hasta el final de la cuesta, apretando a muerte hasta llegar al caminola, en la que me han sobrado los últimos cien metros, me queman las piernas y no tengo casi ni fuerzas para llegar, el caso es que los que llevo por detrás no tienen que estar mucho mejor, pues ninguno me llega a adelantar, o por no hacerme el feo después de haberles traído hasta allí. Pero no se acaban los ataques y saltan Teo, Luhigi y el belga a por más; yo no puedo, tengo que recuperar un poco y se me van como alma que lleva el diablo. Me dejo ir unos metros y recupero el aliento, pero ya están lejos y no enlazo ni con motor, pongo velocidad de crucero y les engancho cuando ya se han terminado las hostilidades. Seguimos hasta Los Hueros y en el pueblo esperamos a que llegue el resto, hay algún damnificado que está pagando los esfuerzos, a pesar de no haber tenido mucho desnivel. Pasamos el pueblo y subimos hacia el vertedero por asfalto, por la calle que sube justo hasta la rotonda donde esta dicha bajada. La cosa sigue caliente, yo ya no estoy para más juergas y voy contemplando como uno tras otro se me van yendo, cojo mi ritmito y llego a la rotonda con un poco de retraso con respecto a los cherokees. Saltamos el quitamiedos y me planto el último, me gusta la bajada, pero a mi ritmo y sé muy bien que si voy más adelante tengo muchas posibilidades de tener algún disgusto, y mucho más si encima me atosigan por detrás. Tenemos un altercado, un chico que no iba con nosotros se ha caído, y encima no lleva casco; se ha hecho una herida en la frente y parece que no ha sido mucho más, se le ha descentrado la rueda y conseguimos ponérsela en la bici para que no tenga que bajar andando. Desde aquí hago un llamamiento para que TODO EL MUNDO USE CASCO, es un elemento de seguridad que puede evitar daños mayores, y esta caída es un claro ejemplo. No sé como habrá terminado el chaval, pero puede decir que ha tenido suerte si ha salido sólo con un arañazo en la frente, según los testigos ha dado hasta con la cara en el suelo. Continuamos con la bajada y estamos a puntito de terminar la ruta de hoy, subimos hasta la pista de ladrillos de esta mañana, pero esta vez la dirección es hacia la báscula del Parque; entre medias hay un par de cuestecitas y en la primera aprovecho para tensar un poco la cadena, siendo respondido por Braun, el belga, que ha entrado en todos y cada uno de los ataques que ha habido hoy; no he podido con él, al menos en esta cuesta, pero cuando ha llegado la segunda, o pensaba que ya estaba todo el pescado vendido, o no ha podido más, el caso es que me he encontrado solo y he bajado hasta la báscula el primero. No tiene ningún mérito, los que controlan de ésto saben que me pueden fundir los plomos en cuanto se pongan, pero es que no se han puesto y he pillado el momento bueno. Me han salido hoy 42 kilómetros en los que he disfrutado como un enano, pues la ruta se me adaptaba como un guante, y además como he conseguido un equilibrio de fuerzas-sufrimiento lo paso mucho mejor. No quiere decir que no me canse, que lo hago y mucho, pero recupero bien, no me fallan las fuerzas y eso da un punto en el que yo por lo menos, me siento fenomenal. Todo el mundo dice que la ruta de hoy no ha sido muy dura, pero he visto como más de uno lo ha pasado mal, cabeceando los últimos kilómetros y yendo al final del grupo, así que muy suave no ha debido ser, salvando las distancias de cuando nos pegamos la curra subiendo y bajando por el parque y aledaños, en los que seguro que estos no habrían terminado. Claro, yo al menos si he terminado relativamente cansado, pero nada que no se pueda recuperar de un día para otro, y esperando a seguir progresando para seguir pasándolo tan bien como lo he pasado hoy, o si me apuran intentar pasarlo mejor (la verdad, hoy creo que ha habido bastantes hostilidades, y alguna hasta promovida por mí, pero si me sigo encontrando bien, prometo no forzar mucho la máquina, no vaya a ser que desgaste antes de tiempo las fuerzas que tengo). Ahora que está terminando la temporada es cuando yo voy para arriba, y el resto para abajo ¡si te digo yo que voy al revés del mundo!. Bueno, que si por casualidad a alguien le pueda haber ofendido, el que me conozca sabe que no ha sido para nada mi intención, y que estoy muy orgulloso de haber podido compartir esta ruta con todos. Me queda la despedida, y como siempre, con mis agradecimientos para todos los lectores (que no son muchos, dicho sea de paso, pero sí los mejores) y pidiendo perdón por el ladrillazo que acabo de marcarme.
Luis He de confesarte que sólo te quite el sillín. La tija la deje puesta. De ahí que después fueras todo el día muy fuerte jajajjajajajajajajajjajaj Que sí es verdad que el jodio si fue fuerte todo el día y el arreon que diste saliendo de Torres más de 1 y 2 se hicieron cakita encima
¡Hasta yo!, mare mía, mare mía, mare mía !!!. Ya decía yo que cuando llegué a casa tenía un escozor en el ojete.....
No aprenderé nunca que hay que guardiar para cuando no haiga Pues es que no puedo decir para nada que haya terminado como otros días, en los que tenía ganas de más, sino todo lo contrario, he acabado con las piernas doloridas y bastante cansadas por el tute al que las he sometido. Está comprobado que si te encuentras bien haces más alardes de los que realmente te puedes permitir, y esa es la explicación que le he dado yo a la situación que me ha tocado vivir hoy. Voy a empezar por el principio, nos juntamos a las 9 de la mañana en la Plaza de la Juventud Rafa, David, Nani, Richard, Pastor, Javi Lobo, Ángel, Jose Villalba, Manolo, Jesús, el belga Bram y yo; me sorprende ver a Javi, pues hace siglos que no viene por aquí y es debido a que junto con Ángel y Jesús se van a hacer una ruta alternativa, o sea que nos abandonan y se van a hacer algo más light. El caso es que empezamos todos juntos, y lo hacemos por el camino del río, y cuando hemos llegado a hacer el sendero, los tres han seguido por la pista y nosotros nos hemos desviado por el mismo; hoy toca poner la ruta a Carlos, y nos dice que la intención primera es subir el Marqués, así que para allá que vamos. Cuando salimos del sendero del río, seguimos por el camino recto que atraviesa el Encín y llegamos al puente que cruza el río en la carretera de Los Santos; como el sol nos da de frente, acordamos hacer el trayecto metiéndonos a la derecha por el camino al lado del desguace, y que nos lleva a la misma carretera un par de kilómetros más arriba, que cruzamos para coger el camino de Chiloeches. Este camino es lo que yo denomino "territorio comanche", son caminos anchos con mucha sucesión de cuestas en plan sube y baja que al principio son llevaderas y que según nos adentramos en el monte se vuelven más exigentes y algunas llegan a ser extenuantes. Y aquí viene un poco la explicación de la introducción que he hecho al principio: a pesar de estar toda la semana acatarrado, excepto un poco en la respiración, apenas he notado sus consecuencias, e incluso he seguido mejorando, al menos en cuanto a sensaciones, que no de ritmo. Pero como no me flojean las piernas, todo este camino de aproximación hacia lo que yo suponía era la dificultad del día me lo he tirado gastando balas, o sea, intentando ir delante y lo he conseguido, y además ha habido ciertos momentos en los que el ritmo ha sido relativamente alto, y conmigo en la parte delantera. Mi pensamiento inicial era no forzar mucho, y he hecho todo lo contrario, y el caso es que no me he llegado a encontrar mal en ningún momento, alguna vez me notaba falto de aire, pero no era nada alarmante. Bueno, seguíamos transitando por el camino de Chiloeches y llegado un momento nos desviamos a la derecha para ir acercándonos al Marqués, y empiezo a oír por cabeza que no, que no vamos a subir el Marqués, sino que vamos a otra subida, la de la Virgen, que está unos 6 o 7 kilómetros mas lejos, con más subidas y bajadas, pero mucho más exigentes que las que hemos hecho. Llegados al pie del Marqués, cogemos una cuesta a la izquierda para ir hacia la otra subida, y Pastor nos dice que él ya está suficientemente cansado como para ni intentarlo, así que se despide de nosotros. De los que estábamos originalmente ya han desertado cuatro, y los que quedamos nos vamos acercando poco a poco a nuestro potro de tortura particular; todo el camino está plagado de coches aparcados en los laterales de los caminos, el caso es que no nos hemos cruzado con ningún cazador, aunque hoy tenía que haberlos a puñados. Y llegamos a la Virgen, no empieza con desniveles muy duros y ya empiezo a ver desaparecer a los más fuertes, yo ya me dedico más a subirla con garantías y si no lo hago a mi ritmo tengo grandes posibilidades de hacerme gran parte a pata por haber reventado; vienen cuestas duras y algunas muy duras, luego he comprobado desniveles en el Strava y en algunas me ha marcado más de un 25%, procuro no levantar el culo del sillín si no quiero patinar, además el hielo está deshelándose y las ruedas están llenas de barro, eso sí, sin acumularse peligrosamente. Se siguen sucediendo las cuestas, una curva a la izquierda me hace pensar que estoy acabando, pero no, se pone más empinada y me saca hasta el último gramo de fuerza que me queda; quien me iba a decir que iba a terminar agradeciendo una cuesta con menos desnivel, y aprovecho para recuperar el aliento en busca de la rampa ¡esta si que es!final, que unido al cansancio acumulado es dura de verdad. ¡Ya he llegado, y he subido todo montado!, puedo contar con los dedos de una mano las veces que he terminado toda la subida a lomos de mi bici, siempre me ha surgido algo, que si un reguero, que si una piedra....pero hoy no y con eso he de quedarme, aunque haya llegado sin resuello y con las pulsaciones por las nubes. Paramos en el alto donde está la Virgen para comer y reponernos del esfuerzo, me entero que el primero que ha coronado no podía ser otro que el jodío belga, que ha venido fuerte y respondón. Carlos nos deja y se va hacia casa, y nosotros nos dejamos embaucar por Nani para hacer una trialera de bajada que él conoce; la verdad es que no está muy mal que digamos, tiene alguna piedra estrátegicamente colocada y algunos tramos hay que hacerlos a pie (al menos yo), y en un lapsus de reagrupamiento, me despisto y en lugar de coger el sendero de bajada, cojo el de subida. Al principio ni me lo pienso, pero cuando compruebo que nadie me oye cuando silbo, y que hay que empujar la bici constantemente para subir por la trialera, me decido a llamar a los compis, corroborándome que han cogido el desvío de bajada y que ya están abajo. No puedo ni engancharme las calas por el barro, como he pateado mucho tengo todas las suelas embarradas, y no digamos nada de las ruedas, pero como antes, no llegan a embotarse y permiten al menos bajar montado todo el tramo hasta el final. Es un pelín técnico y tiene la dificultad de que han pasado motos y han dejado el camino con un carril de unos quince centímetros que para mi inexistente técnica se me antoja un poco estrecho, pero aunque me llevo algún susto al irse la rueda, es sin consecuencias. Hemos contactado con el resto y estamos al pie de la bajada del Marqués, Nani nos propone subirle, pero no son solo mis piernas las que me dicen que no, el resto tampoco está por la labor y volvemos por donde hemos venido, o sea, otra vez por territorio comanche, en el que sigo sin esconderme y visito asiduamente los lugares privilegiados. Ya voy casi en reserva, por lo visto he gastado muchas energías, y aunque puedo aguantar bien, noto que las piernas están mucho más cansadas de lo habitual. Hay algún ataque cuando estamos llegando a la carretera de Los Santos, al que respondo a unos cuantos metros de distancia, cabeceando como un poseso y sacando fuerzas de donde sea. Bajamos hasta el camino del Encín y ya el resto es ir rodando hasta llegar a Alcalá, esta vez lo hacemos por el asfalto, pues a esas horas el sendero del río estará muy concurrido. Llegando al carril bici hay un pequeño ataque y me pongo a rueda del belga, pero me pega un arreón que no puedo responder porque mis piernas me amenazan con un calambre, y opto por no apretar más no vaya a ser que me lleve algo más que un calentón a casa. Ya es tarde y me entran las prisas, me separo del grupo y me despido, ellos van a tomarse unas cervezas y yo ya no puedo hacerlo; me encuentro con mis "hermanos mañaneros", a los que saludo, Juan, Santi y Andrés, que antes de ir a la comida fin de año se han ido a hacer hambre. Santi se viene conmigo y me lleva con la lengua fuera, tiene más prisa que yo y las piernas más enteras, yo voy detrás de él a duras penas y ya le tengo que decir que baje el ritmo que me pierde; es normal, tiene que trabajar y ya es algo tarde para todo lo que tiene que hacer. Hemos hecho el camino del río a una velocidad a la que no estoy acostumbrado, normalmente este tramo ya lo hago más tranquilo, por que ya vengo currado de antes, pero procurando no perder a Santi, tengo que ir a pijo sacao. Vamos a lavar las bicis, pues hoy debido a las lluvias del viernes y a los hielos de todos estos días, los senderos están muy blandos y se ponen las bicis perdidas del barro que van soltando las ruedas, y después de la labor de lavado, nos despedimos y termino la ruta de hoy. Me han salido 53 kilómetros a una media de 15,2 y todavía tengo un dolor de piernas increíble, creo que aunque me note que estoy mejor, voy a ser más precavido e ir guardando algo, no me han gustado nada las sensaciones finales, sobre todo no poder seguir el ritmo de Santi, aunque sepa que cuando se pone a dar pedales sea una mala bestia, pero no estaba intentando perderme, era su ritmo normal y tenía que hacer verdaderos esfuerzos para poder seguirle. Ya está, por mucho que intento reducir el tamaño de las crónicas, lo único que consigo es que cada vez sean más largas, y mira que lo siento, ya me excusé más de un día diciendo que para poder explicarme necesito muchas palabras y me corroboro en lo dicho. Lo que me queda es lo habitual en mis finales, pedir perdón por la longitud del relato, y dar las gracias a los santos que osen leerlo. En principio lo hacía por mí, y ahora lo hago por vosotros.
Os acercáis a chiloeches y no os pasáis a vernos correr............ Pues vaya club que estamos hechos
Había flechas pintadas con cal en la subida de la Virgen, pero éstas eran de bajada, y además se nos hacía muy tarde, sumado a que no sabíamos que corríais. Por cierto, ¿qué tal ha estado?
¡Por fin!, ¡una tranquilita! Pues es que estábamos en el Parque de la Juventud a las 9 de la mañana y solo habíamos acudido cuatro, a saber: Ángel, Javi Lobo, Nani y yo, después aparece Luhigi, más tarde Pastor y al ratito Jesús. Nos dicen que algunos se van por su cuenta ya que no están para ir deprisa ni para hacer algo duro, les digo que ni hablar, que hoy va a ser una ruta homenaje y que vamos a ir al ritmo del último. Salimos diez minutos después, en el camino se nos une Jose Villalba, y ya estamos todos (en total 8, una panda). Hace frío y el ritmo que llevamos no es el adecuado para combatirlo, vamos en comandilla y hablando, con las manos y los pies fresquitos. Pasamos por el paseo del río de Nueva Alcalá, atravesamos el descampado y cruzamos el puente de madera, luego el cementerio jardín, el bike park y subimos a la pista de los sincasa, atravesamos y bajamos hasta la pista central del Parque. Seguimos adelante hasta enfilar las primeras cuestas que llevan hasta la puerta verde, que es nuestro primer objetivo. Hasta ahora no hemos conseguido librarnos del frío, pero nos va a durar poco, nos ponemos por delante Luhigi, Jose y yo y nos distanciamos del resto, el ritmo va aumentando poco a poco, hasta que levanto el pie dejando a los dos por delante, yo ya estoy caliente y no necesito apurar más. Llegado a un punto nos damos la vuelta y vamos en busca del resto, que se lo han tomado con mucha más tranquilidad. Llegamos a la puerta verde y cruzamos la carretera, de momento no hay barro, el terreno está completamente helado y prueba de ello es la escarcha que nos acompaña en todo momento; llegamos a la carretera de Villalbilla y bajamos por ella hasta llegar al camino de la Isabela, tomando en dirección carretera de Anchuelo, hemos evitado subir las crestas para no forzar mucho a nuestro homenajeado, que llevaba mucho tiempo sin salir y no queremos que se agote antes de tiempo. Cogemos a la derecha en dirección al polígono de Villalbilla, llegado al mismo subimos por el camino de la izquierda y nos vamos acercando al cementerio. Todos estamos muy relajados y seguimos con el ritmo cansino del principio, siempre hay alguien que cuando se enfría aprieta un poco el paso y luego se da la vuelta a recoger a los retrasados. Queremos hacer el sendero que sale al lado del cementerio y que transcurre por la ladera del cerro paralelo a la carretera, y de hecho subimos la primera cuesta, siguiendo el sendero y procurando mantenernos por el camino, el sol ya ha empezado a deshelar el terreno y las ruedas se llenan de barro haciéndonos patinar y peligrar un poco nuestra integridad; hacemos un tramo más y en cuanto podemos, abandonamos el sendero pues está imposible, bajando hasta la carretera en la que procedo a limpiar las suelas de las botas, ya que no puedo enganchar las calas por el barro (he tenido que andar bastante y me he llevado un buen puñado). Las intenciones que teníamos se trastocan bastante, con las aguas del jueves pasado y los hielos de los demás días, cualquier sendero puede ser una trampa mortal de necesidad, y el guía de hoy (Ángel) no quiere riesgos y propone subir hasta el campo de golf de Valdeláguila por la carretera antigua, que no tiene nada de tráfico y no entraña ningún peligro. Subimos tranquilamente, ya hemos olvidado el frío y el sol nos ayuda un poco más, y cuando llegamos arriba, cogemos el camino que nos subirá hasta las antenas de Anchuelo; esperamos un poco, pues nos hemos adelantado y nos sorprenden con un episodio con algunos cazadores, que se creen con derecho sobre los caminos públicos. No voy a entrar de lleno en esta polémica, y mi opinión está clara: todos tenemos derecho a disfrutar de nuestro deporte, lo que ellos (los cazadores) no entienden es que no pagan una exclusividad por el campo, sino un derecho a cazar en el mismo, y además nosotros hoy no hemos llegado a transitar en ningún momento por otros sitios que no hayan sido caminos anchos; con lo grande que es el campo, tienen que ponerse a cazar pegados a los caminos. Subimos hasta las antenas y enfilamos hacia Santorcaz por la pista, estamos todos juntitos y hemos entrado en calor con las cuestas, y en pleno llaneo empiezan los escarceos: se pone por delante Luhigi aumentando el ritmo y le seguimos Jose y yo, para en un momento dado, coger la cabeza y apretar hasta casi morirme para llegar al pueblo; después nos damos la vuelta en busca del resto, a los que hemos sacado una buena distancia y con un dolor (al menos yo) de piernas de mil demonios (he llegado a ponerme a 180 pulsaciones y en llano), tratando de recuperar el aliento. En Santorcaz paramos a comer algo y disentimos del itinerario para llegar a Anchuelo: unos piensan que mejor bajar por los olivos y otros pensamos que mejor por carretera para evitar el barro; y nos separamos, Jose, Luhigi y Nani se van por el primer sitio y el resto por el segundo; rememoro mis momentos carreteros y disfruto al máximo con el descenso hasta Anchuelo, desvíandonos a la derecha por un camino antes de llegar al pueblo. Llegamos a la altura de las vías del AVE y esperamos a los escindidos un buen rato hasta que llegan, emprendiendo de nuevo la marcha hacia el Parque por el camino visigodo; yo ya no tengo ganas de más juerga y veo que Jose y Luhigi se separan, mi intuición me dice que si me voy con ellos me voy a pegar otro calentón memorable y ya no tengo ganas de más, hoy era un día para tomárselo con calma y aunque he estado en algún sarao, ya he forzado lo suficiente. Llegamos al portón de Anchuelo y los dos de delante nos están esperando, como hay que esperar un poco al resto, intentamos subir la cuesta que sube hacia las conejeras y me sorprendo de que a la primera no puedo hacerla; es bastante empinada, pero hasta hoy no había tenido problemas, y como no puedo a la primera, lo intento una segunda vez, y esta vez me quedo en el último tramo. No tengo intención de intentarlo una tercera vez, bajo y me digo que qué *******, para arriba y si no puedo me doy por vencido, consiguiendo el resultado esperado y en paz conmigo mismo me bajo hasta el portón. Me han dejado casi solo, bueno, se han quedado Nani, Luhigi y Jose y dicen de bajar los lagartos, así que me cojo la pista y me bajo en busca del resto, hemos llegado hasta ahí bastante limpios y me intuyo bastante barro en la bajada susodicha; engancho a mis compis y terminamos tranquilamente la ruta de hoy, como está mandado, teniendo justo antes un encuentro con Andrés y su padre a los que saludamos como se merecen y felicitándoles las fiestas próximas. En mi vetusta memoria no ha habido una sola salida del club a este ritmo, y me alegro del precedente, pues hoy se ha atrevido a venir Javi con nosotros y la ha terminado completa. En cierta manera es un homenaje a su valentía al presentarse y aceptar hacer la ruta con nosotros; él cree que nos ha entorpecido en nuestra ruta semanal, y nada más lejos de la realidad, y además hoy ha coincidido en que la gran mayoría somos de los que venimos a llamar "el grupo B", y el ritmo más que molestarnos nos ha favorecido. Ha habido algún conato de hostilidad con más de un calentón, y una vez terminado, media vuelta y a por el grupo para seguir su ritmo. A mí me han salido más de 41 kilómetros y con poco ascenso, y doy el día como bastante productivo, he subido cuestas que no me imaginaba que se podían hacer tan despacio y además hablando, y también me he dado algún apretón de los buenos, todo ello sin incordiar nada al grupo principal y volviendo al redil del mismo una vez finalizado el ataque. No me queda nada más que lo que hago cada vez que escribo la crónica del club cada semana: mil perdones por no saber explicarme mejor y muchas gracias para los que siguen mis desvariaciones narrativas.