Otra. Hace mucho tiempo de aquello. Fue uno de los veranos más felices que recuerdo. Mi BH roja, arrancarme las cortezas de las heridas de las rodillas a ver si salía pus, jugar a ser King Kong con un árbol de Navidad seco en ristre, comerme los mocos (literalmente), esas cosas que hacíamos los críos por aquel entonces. Mi madre llevaba y lleva el inventario de todas las posesiones familiares en plan enfermizo. Una tarde nos martirizó a todos con que no estaba la bici de mi padre en el garaje. Nadie le dio importancia, mi padre no la usaba mucho y no la había echado en falta, pero tras una intensa búsqueda y careo entre todos los componentes de la familia la bici no aparecía. Mi madre cree que cuantas más veces preguntas donde está una cosa más posibilidades hay de que aparezca, aunque sea el Santo Grial. Comíamos bicicleta todos los días. Pero un día llego mi hermano y dijo: "he ido a llevar la mi bici al taller de los hermanos X y allí estaba la bici de papá". Estaba claro. A los ladrones también se les estropean las bicicletas, y claro tienen que llevarlas al taller. Mi padre dijo: "vamos a buscarla y nos la llevamos, porque es nuestra". Nos fuimos los dos caminando a buscarla, decididos a traérnosla sí o sí. Entramos con paso firme en el taller. El hermano Xsenior se estaba secando las manos con un trapo grasiento y mi padre le dijo todo serio sin dejarle decir ni buenas tardes: "hola, vengo a llevarme mi bicicleta". Xsenior ni se inmutó. Dejó el trapo encima de la mesa de trabajo y dijo, "pues hombre, aquí la tiene, ya me extrañaba que no viniera a buscarla porque hace tiempo que la trajo". A mí se me quedó cara de boniato pero mi padre en un alarde de reflejos felinos contesto sonriendo: "estupendo dígame que le debo". Le dio las doscientas pelas y salimos del taller sin decir ni mu hasta llegar a casa. A veces aún veo a Xsenior, ya octogenario como mi padre, paseando con la GAC que ya llevaba por aquel entonces y me acuerdo de lo despistados que somos los tíos de mi familia, de porque mi madre lleva inventario de todo y de la primera vez que le cubrí las espaldas a mi padre.
Que historia mas guapa! Estas son esas, que ya desde pequeños, nos van haciendo las personas que hoy somos, para bien y para mal...
SEGUNDA PARTE: Tras el episodio del francotirador, decido volverme ya que la rueda no está para muchas tonterías. Se viene también otro compañero. Recordemos que yo ya no tengo más cámaras de repuesto así que dependemos de la suya si tenemos algún inconveniente (de esa lejana época hace 4 años en la que todas las ruedas tenían el mismo diámetro). Pues por el agujero, roce con la cubierta que tapaba el agujero o yo que sé resulta que vuelvo a pinchar. Desmontamos, ponemos su cámara y... La cámara que traía tenía un poro. Así que él me hace el favor de irse a casa a por el coche mientras yo me pego una pateada hasta las carretera más cercana. Moraleja: comprueba siempre que tu cámara de repuesto esté en condiciones.
Esto me recuerda a algo que me pasó a mí también. Tenía como 8 años, y un domingo por la tarde salinos toda la familia a dar una vuelta con las bicis de mtb. Sin darnos cuenta nos quedamos sin camino, pero decidimos seguir campo a través a ver si enlazábamos con otro. Al final, cuatro de cinco bicis pinchadas. Solo sobrevivió la de mi madre. Al final, la cogió mi padre para ir a casa y volver con el coche para recogernos.
Salir de la piscina completamente extenuado, acercarte hasta la bici y apuntar hacia ella con la llave del coche mientras pulsas insistente el botón de abrir las puertas esperando que pase algo. Y que unas adolescentes que pasan te miren con expresión entre asco y duda.
Sin ser de bicis, el otro día salí a tirar la basura, me enjuasqué con el móvil y volví con la bolsa de basura a casa. Vaya cuerpo de inútil (merecidisimo) me puso mi mujer.
Cazando pokemons... El otro día me llegaron las bielas para montar el Sram Rival a mi bici. Fui a la tienda a por las cazoletas y los cables, salí con las cazoletas y me olvidé completamente de los cables, cuando volví, ya habian cerrado. Al día siguiente fui, me quedé hablando con el chico, salí con otra cosa. Subo al coche y a mitad camino me tocó volver...
El otro día salgo con la flaca y al rato empiezo a escuchar un ruido, algo así como tac, tac, tac. Sentado, de pie, agarrado al manillar, sin agarrar... Ya me paro y hago una revisión rápida de holguras, ejes, aprietes de cierres y nada... Sigue sonando. Me da por echar mano al bidón de agua y misteriosamente el ruido desaparece. Pongo el bidón en su sitio y vuelve a aparecer. Sí, eran trozos del hielo que había en el bidón lo que sonaba.
El lunes pasado en el taller me volví loco para ajustar el cambio trasero de una GAC ochentera. Con la bici dada la vuelta pedaleaba y cambiaba bien, pero en cuando hacía un poco de fuerza, zas, se sale la cadena del plato. Cuando parecía que ya lo había conseguido me dice un compañero: "¿Y por qué no aprietas las tuercas de la rueda?" Claro, fue apretarlas y el cambio, perfecto. Hay testigo directo.
Yo me he vuelto loco a veces ajustando el cambio con la bici dada la vuelta, el típico roce del 3x10 en el plato mediano con los piñones pequeños, y tras desistir ver con cara de mongui que con la bici en posición normal funciona perfectamente. Enviado desde mi SM-A700F mediante Tapatalk
Compro por internet una bici. Me llega en una caja solo para poner los pedales y el manillar recto y salir a rodar. Con un ansia viva descomunal abro la caja, pongo los pedales, el manillar recto y salgo por la puerta de casa ya montado (vivía en una casa baja). Al ir a girar en la puerta me la pegué, no apreté los tornillos de la potencia. Enviado desde mi weimei_we mediante Tapatalk
De mecánica he tenido muchas pequeñas caga·das, yo creo que una cada vez que subo una bici al caballete del Lidl xD y de esas de montar cubierta al revés, ir a la tienda y olvidarme comprar lo que necesitaba, a docenas. O la muy típica también: cambiar cable de freno o cambio, pasar un buen rato ajustando que quede perfecto... y darte cuenta de que no has metido el tope de la funda. Pero quizá la de más invésil que he tenido últimamente fue informática, no mecánica: de vez en cuando suelo rastrear mi red interna por si se ha colado alguien en mi WiFi, lo tengo protegidísimo pero la paranoia está ahí... y un día aparece una IP nueva. Susto. Cabreo. Reviso IPs: ordenadores, móviles, tablet, router, repetidores... nada, que no, ¡que esa IP es un maldito intruso hideputa! Me pasé las siguientes 5 horas largas tratando de hackearle: escaneos, intentar detectar el OS, exploits habituales a los puertos que tenía abiertos, envenenamiento de tablas ARP para sniffar todo su tráfico de red... vamos, hice todo lo que mis conocimientos daban de sí. Pero nada, no conseguí hacerle ni cosquillas. Maldito. Decido descansar un rato y enviar un SMS a un amigo, experto en estas lides de hacer el cafre en una red. Mientras espero respuesta me tumbo en el sofá a fumar un cigarrito (sí, por entonces era fumador) y pienso «anda, está la consola parpadeando, será que tocaba actualización»... Efectivamente, me pasé 5 horas tratando de hackear mi propia consola.
Testifico. Si es que estabas más al "tonteo" que a lo importante. Lo mejor de todo es que el tío ya había conseguido que cambiara bien antes de apretar las tuercas. El día que le conozco en persona y CASI se me cae un mito.
Bufff.....el 29/7 coleccionamos varias: El día antes de empezar el Tour des Cols (740 kms. subiendo puertos del Pirineo en bikepacking), cambio la transmisión a mi amigo que previamente me aseguró que su mando 105 era para triple plato. Compramos un triple, y ¡cagada!, su maneta era para doble. PRIMERA INVESILIDAD: Confiar en el criterio de quien nunca jamás ha cambiado nada hasta que se rompiera (en plena ruta) es de invésil P.S.: Por suerte mi mando sí, así que le pasé mis compact y me quedé con el triple, aunque casi opto por intercambiar mandos (una invesilidad adicional por que no hubiéramos tenido tiempo) SEGUNDA INVESILIDAD 11 dias antes de la salida pasando entre los coches con la anchísima Intruder de mi mujer me atasco y hago un esguince en un pié. 10 dias con muletas sin tocar la bici y vendaje fuera el dia antes de la salida. Tercera Invesilidad. Subimos un puerto de 12 kms. sin agua a 35º, no contamos con no ser capaces de hacer 200 kms. con viento de cara (no miramos la previsión). No usamos vaselina pese a que eran 740 kms. en 4 dias hasta que mi culo tenía tres agujeros. La última: Tras un pinchazo/reventon épico parcheamos cubierta, reforzamos con envoltorios de barrita, y reparamos.......hasta que la cubierta explota bajando un puerto a 60 Y, para acabar, en Irún no podemos subir al tren Alvia, no habíamos mirado que no admiten bicis sin bolsa de tienda (nada de cajas de fábrica), y acabamos en autocar Alsa. Me he descontado con las Invesilidades, la verdad es que no sé como llegamos.
Yo me fui a reconocer la primera etapa de la ABR con dos guantes derechos, un fenómenooooo jajaja menos mal que no me pasó el día de la carrera...
Olvidar cosas es muy de invésil... como el día que me presenté a un examen de Física II de Ingeniería Industrial Superior, tan confiado de que era pan comido... hasta que me di cuenta de que me había dejado la calculadora en casa.
Peor es ir con la calculadora en radianes y darte cuenta a falta de 5 minutos. Lo siento, tenía que decirlo