Es un sillín cómodo para mí, pero tengo la sensación de que con los kms. se le va hundiendo un poco el centro. El que llevo ahora tendrá unos 15.000 km. (1 año) y aunque voy cómodo, diría que ha cedido un poco por la parte central y a veces dudo si voy unos mm más bajo. Me parece un poco excesivo tener que estar cambiando el sillín cada temporada. A alguien le sucede algo parecido? Y ya puestos, alguna recomendación de sillín de similares características? Saludos
Yo lo tuve que cambiar a los 30.000 km más o menos, se apreciaba claramente que había cedido en la parte central
Hola. Pues precisamente el Arione es mi sillín preferido y llevo usando uno en mi Scott Addict que tiene varios años ya (un Arione Clásico con raíles de titanio) y recientemente he comprado otra bici que traía el Arione con raíles de manganeso de serie, y no sé si es así con todos los Arione, pero al menos en estos Arione (los clásicos) ya existía una ligera curvatura en su zona central antes del primer uso (es decir, que vienen así de fábrica), no siendo totalmente plano longitudinalmente entre un extremo y otro. Esto es así porque es en esa zona donde su carcasa flexa ligeramente para ayudar a amortiguar y a adaptar la superficie a la anatomía de la zona de apoyo. En el Arione K-ium apenas se aprecia por ser totalmente negro, pero el de raíles de manganeso tiene la zona central de un color llamativo que destaca del resto que es negro y ahí el efecto es más evidente. Pero no se trata de ningún defecto. En ambos la curvatura es exactamente igual (no está más curvado el antiguo por el uso, que el nuevo con sólo unas pocas salidas). De hecho, en ambas bicis llevo el sillín a la misma altura (lógicamente) y con ambos tengo las mismas buenas sensaciones de pedaleo. Nunca he tenido problemas de incomodidades ni de adormecimientos, entumecimientos o de notarme bajo al pedalear. Tampoco he notado crujidos ni ruidos raros al cambiar de posición o al coger un bache estando sentado, que pudiera hacer pensar en algún tipo de fallo en el soporte o carcasa del sillín. Al contrario, razón por la cual sigue siendo a día de hoy mi sillín predilecto.
