Cuando empezamos a pelarnos de frío, en plena ventisca, con un buen puñado de grados por debajo del 0, nos sorprendimos ambos mirándonos de reojo... la fascinante vista de 360º que apenas unos minutos antes, abarcaba muchísimos horizontes ayer lejanos, se ha disipado por completo. Esta nube blanca, tan bella como fina y peligrosa, se ha instalado en el pico, con lo que ha costado de portear!! La rapidez nerviosa, el gore tex, el buscar refugio detrás de unas rocas y el dejar las bicis casi a su suerte, ha sido todo uno. El manto ya empieza a cubrirlo todo, en una de esas nevadas calmadas pero implacables. Aquí estamos, dos tipos cuyos hogares distan catorce provincias el uno del otro, que no nos conocíamos la voz, pero sí las letras escritas en un foro de internet... cagándonos en todo. Sin saber porqué, empezamos a entornar el gesto, a quitarle hierro al tema, que se antoja peludo, pero en el que nos hayamos metidos por pura tozudería. Me imagino en casa, con mi gente, a estas horas, a punto casi de empezar el sosiego de la noche, después de cenar, los cuartos de las niñas con las luces apagadas, poco movimiento por la calle y dejando que la mente se relaje. Y a la que sonrío, mi compañero me dice que la cosa está empezando a volverse peligrosa, rompiendo mi paz interior forzada. Dos horas después, apenas vemos el rostro del otro, y mucho menos las bicis, que deben ser un auténtico témpano helado. El hecho de haber decidido esperar arriba ha sido un auténtico error, quizá el último que cometamos. No hablamos, no nos movemos, tenemos sueño... pensamos... pensamos que lo difícil fue decidir en casa qué material llevar, qué me dejo y qué me llevo, las horas de google earth y mails cruzados, el imaginar la ciclabilidad o no del sendero, talonar la cubierta nueva, darse la tunda de coche, apostarlo todo por la convivencia sin conocer al otro de nada, sufrir como cerdos cuestas infames, vencernos la piedra suelta, flipar en colores con las dos cascadas de ruido sórdido de aquél barranco, dilucidar si se trataba de ese o aquél collado el inmediato al prado que da acceso a la cresta final, tantear de nuevo la predicción de la méteo, ir a una dos desconocidos, gemir de dolor al pegarte contra la potencia por frenarte en seco a causa de una roca que llevaba ahí toda la vida, el porteo infinito, la cervical aplastada por quince kilos de bici, el puño que se gira dando por saco, tener cada vez más frío y menos conversación, no saber ya a qué juegas, analizar los pasos viéndolo fácil desde abajo e imposible una vez lo has pasado. Pensamos... y mientras pensamos nos sorprendimos ambos mirándonos de reojo... "hay que joderse la de personajes que esconde un teclado", quizá pensamos, sin decirnos lo que pensábamos.
Muy bueno! Me alegra comprobar que, de vez en cuando y en muy contadas ocasiones, entre tanto post numérico, geométrico y de divagancia ingenieril, aún surgen post interesantes.. y es que nos olvidamos de que la bici debería ser un medio, no un fin.
Pues amigos, simplemente decir que me alegro mucho que os haya gustado. Tiene mérito leerse el tocho entero! Saludos!!!
