Hoy he bajado a 49.1 por camino y me temblaban hasta los empastes, nunca miro la velocidad en las bajadas, peor hoy he puesto a cero el cuenta y en la parte de abajo he mirado la máxima por que en la bajada me era imposible quitar la vista del camino...¿90?¿80? incluso 70 me parece demasiado, hay que ver por donde.
Yo en carretera marque 147,50 km por hora vibraba un poco, por camino solo 90 y por que habia graba sino hubiera pasado los 120
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Mi consejo: Revisa el velocimetro, yo puse por probar uno inalambrico y me daba maximas de 95 Km/h., seguro que por interferencias, ya que con otro velocimetro( con cable) en el mismo camino no pasaba de 35.
REPORTAJE Eric Barone (el Barón Rojo) | Récord de angustia «Mi fortaleza me salvó», dice Eric Barone tras el espectacular accidente sufrido cuando batía el registro mundial de velocidad sobre bicicleta en Nicaragua. JOSU GARCÍA Arriba, imagen de la impresionante caída que sufrió Eric Barone cuando batía el registro mundial de velocidad sobre bicicleta en Nicaragua. Abajo, dos imágenes del 'Barón Rojo" en acción. La imagen dio la vuelta al mundo. Un tipo desciende con una bicicleta a 172 kilómetros por hora por las faldas de un volcán. De repente, la máquina se rompe en dos mitades y el biker vuela por los aires. Los locutores de las televisiones informan de que, milagrosamente, el joven sólo se dislocó un hombro. Grave error. Eric Barone, así es como se llama el pedalista al que por momentos se le creyó muerto, se rompió además la cadera y una vértebra y, aunque su vida no corre peligro, se la jugó por escribir una de las páginas más atrevidas de la historia del ciclismo. Una aventura de riesgo, velocidad y fuego en Cerro Negro, la cima más emblemática de Nicaragua. Barone o el Barón Rojo éste es su nombre de guerra siempre soñó con establecer el récord mundial de velocidad. Lo consiguió por vez primera en la nieve, en donde alcanzó los 222 kilómetros por hora. Pero el biker de origen francés necesitaba demostrar que era también el más rápido sobre tierra. Durante meses, viajó por todo el planeta y, al fin, descubrió un escenario inmejorable para establecer su marca: el volcán Cerro Negro. Sus faldas peladas y sus deslizantes cenizas volcánicas eran ideales para conseguir su propósito. Y lo logró. El pasado noviembre, el Barón Rojo voló sobre las laderas de la montaña a 130 kilómetros por hora. Éxito rotundo. Pero a Barone le pareció demasiado sencillo. Había que rizar el rizo y el francés, experto en acariciar los límites de la resistencia humana, prometió regresar para pulverizar su propia marca. Así que el pasado abril, Baroné cruzó de nuevo el charco e instaló su cuartel general en la base de Cerro Negro. Cada mañana ascendía hasta la cumbre para preparar el desafío. Quería controlar cada detalle. Nada debía quedar al azar. El 12 de mayo, el francés alcanzó los 163 kilómetros por hora en su primer intento. Prueba superada. Pero una vez más, su pasión o su exceso de ambición le hicieron repetir. La prensa estaba asombrada y el público, enfervorizado. En veinte minutos de ágil carrera, Barone alcanzó de nuevo la cumbre y se lanzó ladera abajo. El joven recorrió 400 metros y, cuando los ordenadores de control marcaban la cifra récord de 172 kilómetros por hora, la bicicleta se quebró por la mitad. Un brusco cambio en el grado de inclinación de la pendiente, acentuado por la velocidad, hizo añicos la frágil dirección de fibra de carbono. La caída, emitida por las televisiones de medio mundo, es de sobra conocida, pero la angustia de los minutos posteriores no fue recogida por las cámaras. El público corrió hacia Barone, que permanecía inmovil en el suelo. «Todo el mundo pensó que había muerto», relata Wilder Pérez, periodista del diario local La Prensa y testigo de privilegio del accidente. «Un gemido de dolor alivió nuestras sospechas, aunque fue algo dramático e increíble», apostilla. «Su rostro quedó tapado por la arena. Echó sangre por la nariz, oídos y boca. El traje quedó rasgado. El casco le salvó la vida, pero se destrozó por dentro», continúa el reportero. «Nunca podremos olvidar algo así. Creo que el pueblo nicaragüense tiene un nuevo ídolo deportivo». Ya en el hospital, los médicos no daban crédito a que un humano hubiese podido sobrevivir a una caída de esas características. Postrado en la cama, Barone aventuró entre susurros el secreto de su buena suerte: «Mi fortaleza, eso fue lo que me salvó En Francia corro diariamente durante una hora y media subiendo y bajando picos de los Alpes. Eso me ha salvado». Aún conmocionado tras el batacazo, el Barón Rojo dejó claro que no volverá a descender por el Cerro Negro. Sin embargo, anuncia que se sentará de nuevo sobre un sillín para pulverizar su registro en la nieve y alcanzar, si es posible
Sin comentariossobre el de rojo. Y yo iba el otro dia bajando por una pista en recta todo acojonao y el cuenta me marcó 53. Luego en otra cuesta abajo de la ****** en carretera y en recta 71.3 y no me daban las piernas (ni los huevos). No me puedo imaginar lo que son 90 en bici, los he cogido en moto e iba muy malito!!
Hay Gente Ke Es La ***** Que Los Frenos Estan Para Algo!!!! Ke Bien Me Lo Paso Eske Mi Razon E Vivir Es Ver Que Hay De Nuevo En Este Post
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Mach 3.6. Le arranqué las pegatas a un Mig 35.. menuda cara que puso el ruso. Eso si no vuelvo a hacerlo estuvieron a punto de engancharseme las orejas en los radios de la rueda trasera y casi me mato, menos mal que los DEORE frenan que te cagas...
