Siempre he sido un gran seguidor del ciclismo de carretera. Especialmente del Tour de Francia. Por circunstancias personales, hasta hace poco no pude disfrutar de esta apasionante actividad. Hace menos de un año monté por primera vez en una “flaca” y mi sueño de emular a los grandes ciclistas profesionales estaba más cerca. Tras participar recientemente en la “Quebrantahuesos” y en “Le Marmotte”, el círculo mágico se ha cerrado y he colmado una de las máximas aspiraciones de mi vida. Ahora tendré que buscar nuevos retos... Crónica Marmotte 2006: No hace falta que suene el despertador, aún no son las seis de la mañana pero los tempraneros rayos penetran con fuerza en mi habitación. He descansado bien. No estoy nervioso. No siento ningún compromiso por hacer determinada marca. Sólo quiero disfrutar de un recorrido mítico acompañado de dos personas que a partir de esta experiencia, serán aún más si cabe, muy especiales para mí. Desciendo a la planta baja del chalet que tenemos en Deux Alpes (a 20 kms de la salida) donde me reúno con mis dos compañeros de aventura: Miki y Nuria (Tnt Onil). Ellos ya están desayunando. Llevamos toda la semana haciendo BTT y doblando muchos días por la tarde también con la de carretera. Nos hemos desgastado bastante, pero eso ya lo sabíamos antes de venir y nos daba igual. Era un día para preocuparse por no disfrutar lo suficiente, para no perderse ningún detalle y para retener en la memoria la mayor cantidad de imágenes por si no tenemos la fortuna de volver. No es un día de pulsómetro o velocímetro. El rito ya nos lo sabemos todos: desayuno, vestirse, preparar la bici, corto desplazamiento y poco antes de las siete estamos rodeados de miles de ciclistas de muy diversas procedencias. Mucha buena bici y mucho triple plato, muchísimo triple que yo al menos no envidié a lo largo de la marcha. 39x27 me parece un desarrollo más que sobrado si estás medianamente preparado e incluso 39x25 sufriendo un poco más ¿a que sí Miki?. Mucha espera, demasiada. Estamos de los últimos y aquí las calles son estrechas, tardamos casi 45 minutos en salir. No me lo puedo creer, estoy en “Le Marmotte”. La salida desde Bourg D´Oisans es lenta. Todo el mundo sabe lo que nos espera por delante y nadie quiere hacer esfuerzos innecesarios. Lo primero que llama la atención de esta marcha es la gran cantidad de cicloturistas de los países bajos que hay. El 70% de los participantes son extranjeros. Y de ellos pocos españoles, pocos italianos y mucha gente del norte de Europa. La verdad es que ví maillots con banderas o referencias de medio mundo. Es una marcha muy internacional. Nuria , Miki y yo nos contagiamos del cómodo ritmo de 30 kms/h llaneando y aún sin haber entrado mucho en calor, unos pitidos nos indican un brusco giro de izquierdas que nos deja a los pies de la primera subida del día, el Col du Glandon. Ya en estos primeros kms me siento como en el Tour, esa imagen tantas veces vista a través de la caja tonta de atravesar pequeñas poblaciones francesas con motoristas de banderas amarillas señalizando en las rotondas y cruces me hace sentir como un auténtico cicloglobero profesional. La subida al Glandon es muy irregular, alterna tramos muy duros con otros no tan duros e incluso con pequeñas bajadas a modo de descanso. Hay mucha gente. En las rampas más duras la sensación es parecida a Marie Blanque, por las pendientes y por lo difícil que se hace buscar huecos para adelantar a los menos fuertes. La sensación es parecida aunque en la Dama Blanca no se ven carteles de la organización así "Sommet 17 kms". ¡Vaya tela! Vamos despacio, los tres juntos, aunque Miki con su 25 en los tramos complicados se adelanta para no forzar sus rodillas. Yo con mi 39x27 subo muy cómodo. De vez en cuando me adelanto para hacerle alguna foto a Nuria. Pronto los frondosos bosques dejan paso a las verdes praderas y altas cumbres alpinas. Un hermoso lago es bordeado por la serpeante carretera proporcionando a la "Torre de Babel" ciclista unos espectaculares paisajes. Aún con muchas fuerzas, a un ritmo bajo, con excelentes sensaciones y una postal cada vez que levantabas la vista del manillar, me siento en uno de los mejores momentos de mi vida y coronamos el puerto tras ni quiero saber el tiempo. Arriba hay tapón. En el avituallamiento no se puede coger nada. Hay miles de ciclistas, todos parados, no sabemos porqué. Tras un atajo por la pradera (como buenos BTT´eros) nos damos cuenta de que la Gendarmería impide el paso. Más tarde nos enteramos de que había habido un accidente y estaban evacuando a los implicados. Casi media hora después comienzan a dejar bajar a la gente pero en tandas de 8-10 ciclistas. No nos lo podemos creer. Una crono-bajada, jejeje. Tras una hora de parón (menos mal que no íbamos para hacer tiempo), nos dejan comenzar el descenso. Técnico y rápido al principio, pero no más peligroso que otros que ya haya hecho. Tras mi frustración en las bajadas de la QH con un radio de mi rueda roto, aprovecho mis nuevas ruedas y bajo seguro adelantando a decenas a estos curiosos ciclistas del norte que frenan demasiado hasta en las rectas a 50 kms/h. Casi sin darnos cuenta hemos llegado a las proximidades de La Chambre (ciudad conocida por ser el inicio de otro puerto mítico, Le Col de la Madeleine). Como en el avituallamiento de Glandon no habíamos podido reponer nada, paramos en el primer bar que vemos y mis compañeros se toman unas Coca-Colas, a mi no me apetece y me quedo viendo el paso de los esforzados compañeros de marcha. Ya que globeamos, lo hacemos a lo grande. Ahora toca un tramo de llaneo por el valle que conforma el rio Arc. Otra sorpresa, apenas hay grupetas y las pocas que hay, van muy tranquilas. “Esta gente tiene miedo de algo” nos decíamos. Pronto descubriríamos de qué. A mí lo que más temor me infundía era ver el altímetro de mi Polar y verlo por debajo de 500 m. sabiendo que Galibier está casi a 2700 m. y sólo quedan 40 kms para conseguir superarlo. No hemos venido aquí a llanear y pronto llegamos a Saint Michel de Marienne donde un nuevo giro nos adentra en la población en la que comienza Le Col du Telegraphe. LLevamos 80 kms en las piernas y un puerto de más de 20 kms, vemos un panel de tráfico que nos pone en nuestro sitio "Col du Galibier 34 kms.", ufffff. Duras rampas al comienzo con tres kilómetros consecutivos por encima del 8% nos hacen olvidar pronto la comodidad del llano. Menos mal que Miki y yo vamos muy animados charlando y remontando en todo momento. Llevamos un cachondeo muy serio y los ciclistas del norte nos miran con estupefacción y envidia. No he dicho aún que está quedará bautizada como la “Marcha del Silencio”, parece una procesión. Todo el mundo va siempre mudito, independientemente de la dificultad del tramo, como queriendo guardar siempre hasta la más ínfima milésima de fuerzas para lo que queda por delante. Coronamos en animada conversación sobre diversos temas, fotitos en la cumbre como buenos ciclogloberos y a esperar a Nuria que estaba empezando a notar los 95 kms de marcha y los dos puertos ya ascendidos. Corta bajada hasta Valloire y nueva parada para comer y beber en un mal organizado y atípico avituallamiento. No había Coca-Cola o bebida energética alguna (salvo un pésimo Isostar casero), pero sí había diferentes tipos de quesos o bocatas de mortadela que como bien sabemos todos son ideales para afrontar cualquier ciclogloberada que se precie. Estos franceses son muy raros... Comienza el espectáculo, sin duda alguna el puerto más espectacular que haya subido nunca (que no son muchos). Se supone que los primeros 8 kms del Galibier no son muy duros, pero porcentajes medios del 7-8% y puntuales del 12-13% no es lo que se dice ir en cochecito de paseo. Todo el mundo me lo había dicho...”Guarda para los últimos 8 kms de Galibier”. Como buen novato prudente hice caso y dejé marchar a Miki con su ritmo de “llevo un 25, para el año que viene me traigo el 27”. Estas primeras rampas se suceden a lo largo de una curvada carretera sin bruscos giros entre unas enormes praderas a lo “Heidi y su abuelito”. Estamos en 2000 m. y aquí no hay ya ningún árbol que dé sombra. Tampoco hace mucho calor. De repente llegamos al punto cumbre del día: Plan Lachat. Aquí el puerto entra en una continua sucesión de zetas hasta la cumbre. Un repentino giro de derechas nos obliga a superar una primera rampa temiblemente regular al 12-13%. Sólo echar una mirada hacia arriba te hacía ver repetidas zetas con centenas de ciclogloberos afortunados por estar mucho más arriba que tú. Antes de Plan Lachat, me había parado a esperar a Nuria y hacer alguna foto. Por si no iba fina, prefería estar cerca para animarla en estas duras rampas. No me necesitó. Iba muy fuerte y junto a mí, realizó una ascensión soberbia remontando muchísimas posiciones. Realmente este puerto es precioso y duro. Como llegues tocado, puede suponer tu tumba y coronarlo con fuerzas supone tener el diploma "marmoteño" al alcance de la mano. Se empiezan a ver los primeros cadáveres del norte y del sur: calambres, mareos, gente andando... Sólo me queda un kilómetro para coronar, evitamos el cómodo túnel que usan los vehículos y nos metemos unos últimos metros con porcentajes medios del 10% tras casi 34 kms continuos de ascensión. Por si no querías caldo, pues toma dos tazas. Estoy contento. El ritmo me ha permitido disfrutar sin sufrir lo indecible. No puedo decir lo mismo de los ciclistas que me rodean, alguno se baja de la bici apenas a 100 m. de coronar. Hace frío. Casi 3000 m. de altitud tienen la culpa. Llevamos 114 kms y muchas horas sobre la bici. Lo peor parece que ha pasado ¿o no?. Descenso incómodo por el mal estado de la carretera hasta Le Col de Lautaret donde nos espera Miki, el trío de españolitos se reunifica y pone rumbo a la última ascensión del día, un tal Alpe D´Huez. En la bajada nuevas demostraciones de torpeza técnica por parte de muchos participantes y nosotros venga a disfrutar reventando grupetas. Todo el mundo va muy tocado. Galibier ha dictado sentencia y pocos son los que han contado con un veredicto satisfactorio. Puentes mal iluminados y repechos rompe-ritmos no impiden que también los ahora “grandes rodadores españoles” disfruten. En ocasiones algún holandés de grandes dimensiones nos coge rueda y nos da un buen relevo, pero es llegar una curva, túnel o bache y adiós a las equipaciones del Rabobank. Llegamos muchas horas después a nuestro punto de inicio. Bourg D´Oisans nos recibe ahora con un avituallamiento (el mejor del día) donde los menos atrevidos pueden finalizar su marcha obteniendo el diploma “Le Marmotton”. Nueva espera para reunificar con una Nuria que lo había pasado mal en el llano y bajada. Saber que esta vez sí tendría un buen vaso de Coca-Cola para reponer fuerzas, cambió pronto el semblante de su cara. Miki y yo bromeamos acerca de un comentario de Serpal. Si en la QH la Hoz se hace “anestesiado”, aquí Alpe D´Huez se subirá igual. Sólo son 14 kms casi al 8% de media. Una hora y poco más de sufrimiento con una merecida recompensa: finalizar Le Marmotte. Primeras rampas, las peores, las más duras. Primer kilómetro casi al 11% de media. Miki se va y yo a mi ritmo. Curva 21 dedicada a Coppi. “Merçi Fausto” se puede leer en una fotografía del gran mito italiano. Curva 20, 19 y veo que Miki no se va, así que aceleró y le cojo. Se sorprende de mi ritmo y nos marcamos una primera parte de ascensión remontando cadáveres al límite de la petación. Conozco bien el puerto. A lo largo de la semana lo he subido tres veces. Sé que en el km. 3, en la Garde hay un descanso. Tengo que aguantar como mínimo hasta allí. Sé que en la curva 16 acaba lo peor. Lo que no sabía es que mi compañero de pique se las sabe todas y pese a ir al límite, se jugó un órdago atacándome en el descanso. “Si me hubieras seguido en el cambio de ritmo” me confesaría más tarde “me hubieras petado”. Pero no fue el caso. No estaba yo para cambios de ritmo tras las exhibiciones rodadoras en el llano previo. Conocer el último puerto me hizo confiarme y aquí se paga todo. Este pique que nos demostró que por muy de tranqui que vayamos, somos unos “picados” como buenos ciclogloberos nos dejaría para el arrastre durante los últimos 11 kms de ascensión. Un paseo vamos. Las rampas asequibles de días anteriores, me parecen ahora interminables demostraciones de fuerza y sacrificio. Voy atrancado con el 27, por primera vez sufriendo de verdad en la marcha, pero el panorama que veo a mi alrededor me anima. Muchísimos ciclistas en las cunetas, algunos andando, otros ni eso, apoyados en sus manillares sin apenas levantar la vista de sus cubiertas delanteras. Otros aprovechan los saltos de agua o sombras para descansar (recuerdo las frases de los chorros del Portalet). La temperatura cercana a los 30ºC no ayuda a superar las sucesivas curvas numeradas. Llego a la número 10, ésta es especial, dedicada a Fede Etxabe, único español hasta ahora presente en el Olimpo de este puerto. Sólo quedan 4 kms. Ya se vé en lo alto la estación de esquí que representa la culminación de uno de los mejores días de mi vida. Esté sufrimiento final, me hace valorar aún más lo que he conseguido. Llevo 4700 m. de desnivel acumulado en las piernas, miro arriba, queda poco, lo voy a conseguir. Curva 3 y 2, ya casi en el pueblo, dedicadas al Pirata Pantani, otro grande, otro grande como lo soy yo hoy por sólo finalizar. Ya estoy arriba, evidentemente la meta está en la parte más alta del pueblo (ley globera por autonomasia). Uno llega al pueblo y aún quedan 2 kms finales. Miki me espera allí, entraremos todos juntos. Nuria llega al poco. Lo hemos conseguido. Esa parte final sí que la hacemos anestesiados, eufóricos. El vallado del último km. nos recuerda que estamos pasando por donde tantas grandes etapas he visto por la televisión, que estamos pasando por el mismo asfalto donde tantos Tour´s se han sentenciado, donde tantas grandes luchas se han dilucidado entre los mejores ciclistas de todos los tiempos. Es un lugar mágico y nuestro momento también lo es. Como no podía ser menos entramos en la última curva a plato y traspasamos la meta a la vez. 174 kms después. Tras prácticamente 5000 m. de desnivel acumulado. Después de once horas en tiempo real y ocho y pico dando pedales. ¡El reto estaba conseguido! Muy probablemente volveremos...
Reportaje fotográfico que me hizo la organización. En la primera salgo con Miki subiendo Glandon, un fiera con la flaca y la gorda. La segunda es coronando Alpe D´Huez. La tercera en Galibier. En la cuarta salgo con Nuria casi coronando Galibier, una forera Barna Power que tiene un mérito tremendo por el esfuerzo y sacrificio que derrochó. En la quinta bajando Galibier hacia Lautaret.
Increible Alexandros, tengo hasta la carne de gallina No creo que uno pueda llegar a imaginar lo que sentiste en ese momento, hay que vivirlo
Primeras fotos propias en las que podemos ver en la primera a Nuria subiendo en la primera parte del Glandon aún con muchas sombras entre bosques. En las siguientes vemos una parónamica de la parte final del puerto. Preciosos paisajes. En la última vemos a Nuria inmersa en el tumulto del avituallamiento final. Una hora ahí parados :neutral:.
Segunda tanda pertenecientes a la segunda subida del día. Le col du Telegraphe. En ellas podemos ver al cicloglobero que aquí escribe coronar dicho puerto y al poco tiempo llegar Nuria. También no podía faltar al menos una típica foto hortera junto con el cártel del puerto:
Tercera tanda dedicada al coloso de la jornada. Espectacular puerto con unos 8 últimos kms tremendos. En la primera vemos a Nuria en las primeras rampas. Luego a mis dos acompñantes en el avituallamiento de Valloire. Después vemos la tremenda primera rampa del puerto en su parte final tras Plan Lachat. Nuevas fotos de Nuria subiendo la zona dura y unas últimas vistas paronámicas de la parte final del Col du Galibier. Las fotos no hacen justicia a lo que allí se puede sufrir y gozar.
Última tanda. Alpe D´Huez. Vemos a mis compis en el avituallamiento final antes de la ascensión en Bourg D´Oisans. Luego vemos al cicloglobero fotógrafo en una de las curvas intermedias. Paronámica de una de las primeras curvas y una última foto que demuestra que este puerto no es para tanto ;-).
Última foto. Representa la petación extrema de muchos de los participantes en esta marcha. Los adelantaba, los animaba y los admiraba. Seguro que casi todos ellos acabaron y consiguieron alcanzar también su sueño. Ellos tampoco olvidarán nunca "Le Marmotte".
tio, sinceramente, enorabuena....y una envidia tremenda.......en serio.Grandisimo reportaje, y bellisimas fotos.
Impresionante Julio, la verdad es que despues de estar ahi y ver esas rampas desde el coche, no puedo ni imaginarme lo excitante que puede ser subir eso con una de carretera, me ha impactado de verdad.
Q buena cronica julio! me sentia alli acompañando jeje. A ver si consigo la flaca y el año que viene en vez de verla desde el coche voy contigo.
Alexandro, hace años hice carretera con 42 tacos que tengo y después de algunos años en el monte con la MTB, me esta picando el gusanazo de comprarme una flaca y practicar las dos modalidades de manera alternativa. Te cuento esto porque, después de ver tu reportage con las fotos tan buenas me termino de convencer a mi mismo para hacer carretera. En breve un converso a la carretera
Madre mía, que pasada, que envidia que emoción. Qué grande tío. Enhorabuena por el reportaje, por acabarla, por contárnosla, por sobrevivir a eso. En fin, sin más palabras. :aplauso4
Se ha hecho de rogar pero la espera ha merecido la pena, gran cronica y gran reportaje fotografico. Veo ke luciste con honor el malliot del foro en tan altas cotas y solo espero algun dia yo tambien poder hacerlo. Salu2 nos vemos campeon!!
Joooooooder, Julio!!!!! :fumao Tu mejor crçonica, y seguro que tu mejor experiencia. Nos has contagiado a todos. Aunque muchos RE's me apalearaán, retiro lo que mil veces he dicho, y voy a probar la flaca!!!!! Porque tú lo vales!!!! :wink:
Julio eres el **** amo :mrgreen: !! Me has picado para hacer la marmotte el año que viene... ... o al siguiente...
