No me veras a tu lado en el carril nunca más, a partir de ahora un metro por detrás siempre. Gran experiencia, gran cronica y la compañía que llevaste de lo mejor. Un abrazo, Juanma "Pinillaken"
No la había leído ni visto las fotos, pero como dicen por allí "chapeau" y a tus compis de fatigas también. El año que viene me apunto. Si hay que petar se peta, pero en la Marmotte y con el maillot del foro.
Aquí os dejo mi crónica de la Marmotte: Es un buen tocho... Un saludo, Mientras subimos de camino a Bourg d’Oisans, a través de las estrechas gargantas del río Romanche, vamos cruzando antiguos pueblos industriales ahora ya deshabitados, que se arremolinan en los pocos espacios que cede el río. Nos preguntamos cómo es posible que la bárbara explotación turística aún no haya sustituido esas viejas casas grises, que probablemente fueron habitadas por los maquis de la resistencia francesa. Numerosos monumentos en la carretera que une Vizille con Rochetaillée, recuerdan a esos hombres que, organizados en guerrillas y con la ayuda de las montañas, jamás permitieron a los alemanes atravesar esta zona de los Alpes. Poco tiempo después llegamos a Rochetaillée. Los carteles de la carretera, nos traen de vuelta desde los grises tiempos de la II Guerra Mundial a la razón de este viaje, la Marmotte. Leemos: Col du Glandon a la izquierda, de momento iremos a la derecha, dirección Bourg d’Oisans, mañana ya habrá tiempo para acercarnos más a los ventisqueros que se divisan al fondo. A partir de este punto, se acabaron las viejas casas abandonadas, que ceden paso a restaurantes, hoteles y apartamentos; paisaje que aún así, no se acerca ni de lejos al salvaje atentado que la especulación inmobiliaria está llevando a cabo en el pirineo catalán y andorrano. En Bourg d’Oisans se respira ciclismo y montaña por los cuatro costados, todas las plazas, cafés y tiendecitas están adornadas con motivos ciclistas o alpinistas. Mirar los carteles de la carretera es recordar las tardes de Julio que he pasado viendo el Tour de Francia, Briançon, Alpe d’Huez, Col du Lautaret… Además desde el pueblo se accede a uno de los más famosos parques naturales de los Alpes: les Écrins, que seguro visitaré en otra ocasión, aunque sobran motivos para volver a este paraíso. Una vez dejamos las maletas en el hotel, subimos en coche hasta Alpe d’Huez a recoger los dorsales. Espectacular ascensión con las famosas 21 curvas que pasamos rápido, sabiendo que mañana habrá tiempo para disfrutarlas con calma. Obviamente todo está invadido por bicicletas, no en vano, hoy este lugar, con permiso del Tour, es capital mundial del ciclismo. Nada más llegar arriba, el speaker entrevista a un hombre que mañana celebrará su 41ª Marmotte. Nada que decir, sobran los comentarios con semejantes hechos. Nos enteramos que 1 de cada 3 participantes es holandés, ¿alguien desconocía por qué este lugar se llamaba la montaña de los holandeses? Realmente Zoettemelk consiguió una afición fiel y duradera entre los naranjas del norte. Mucho que aprender en España de esta afición. A Jordina y a mi, nos encanta la montaña, y no podemos perdernos esta ocasión para conocer un poco más este paraíso, aunque sólo sea por lo que queda de tarde. Así que nos dirigimos desde Alpe d’Huez hacia el único lugar que vemos que pica hacia arriba, dirección hacia el aeropuerto de avionetas. Subimos por una pista medio asfaltada hasta el Col du Sarenne, descubriendo vías ferratas, preciosas pistas para hacer en MTB y enormes deslizamientos y coladas que conforman un espectáculo geológico que jamás habíamos visto hasta ahora. No hay duda de nuevo, hay que volver con la MTB y equipo de montaña. Anocheciendo ya, volvemos a Bourg d’Oisans a preparar la bici para mañana. Son las 5 y media de la mañana y no me ha hecho falta el despertador. Me asomo por la ventana a comprobar si el parte meteorológico era cierto; efectivamente, ni una nube, un día radiante! Además, compruebo que a esa hora ya hay bicicletas circulando por todos lados. Desayuno con tranquilidad pero con “la ratulina” ya en el estómago. Pero hasta que no subo a la bici para dirigirnos a la salida, no me doy cuenta de la magnitud de lo que estoy a punto de vivir. Jamás había visto tantísimas bicicletas juntas, ocho mil ciclistas juntos ocupan más espacio del que creía; nerviosos aunque muchos lo nieguen. Se habla sobretodo holandés y francés, aunque, afortunadamente, debido a que la globalización afecta también al ciclismo y no sólo a la economía, veo maillots de todas las partes de Europa e incluso de Nueva Zelanda. Obviamente también españoles y catalanes, aunque en franca minoría respecto al resto de Europa. De pronto un maillot de la universidad de TU Delft, en Holanda, me recuerda aquel tiempo estupendo de estudiante Erasmus. La gente empieza a alargar el cuello para comprobar que a las 7 y media, un cuarto de hora después de la salida inicial, algo empezaba a moverse en nuestra zona. De pronto, algo que me sorprendió mucho, ¿os imagináis unos miles de personas metiendo las calas en los pedales? Pues ese fue el sonido que indicaba que mi primera Marmotte estaba a punto de empezar. Me siento pletórico, emocionado, estoy corriendo la Marmotte! Esos auxiliares, que tantas y tantas veces he visto en el Tour, con sus banderas y sus silbatos indicando los obstáculos, me llevan a correr la ronda francesa aunque sólo sea por un instante. Descenso suave y sorprendentemente tranquilo, como la calma que precede a la tormenta, hasta llegar a Rochetaillée. A partir de ahí la carretera empieza a picar suavemente hacia arriba, con algunos repechos, como el de la subida por la elegante presa de tierra del “Barrage de Verney”. Pocos kilómetros más adelante empieza de verdad el puerto del Glandon, inaugurado con un letrero de 25 Km. au sommet. Se hace muy difícil adelantar por la cantidad de gente que hay, me da la impresión que en esta marcha será imposible encontrarme solo. De vez en cuando hay parones o “bouchon!”, aún así, poco a poco, voy avanzando, aunque sin abusar del desarrollo, con todo lo que llevo 39-27, temeroso de lo que queda por llegar. Llegamos al pueblo de la Riviere, donde empieza un pequeño descenso corto pero intenso, que se acaba bruscamente cuando de repente chocamos contra un muro tremendo con rampas del 12%. A mucha gente se le sale la cadena y hay de nuevo “bouchon” y frenazos. A partir de ahí, la subida se hace constante y el paisaje precioso, atravesando el “Barrage de Grande Maison”. Espectaculares cascadas y pequeños glaciares en las cumbres nos acompañan, cuando divisamos la Croix de Fer al fondo, al girar a la izquierda para coronar el Glandon. Cuando estamos a punto de iniciar el descenso, la gendarmerie nos cierra el paso diciéndonos que ha habido una caída y hay 5 personas implicadas. Al cabo de algunos minutos, aprovechando el paso de la ambulancia, conseguimos pasar. Pocos metros después, llegamos al lugar de la caída; hay gente tapada con esas escalofriantes mantas de papel de plata y sangre, mucha sangre en el asfalto. Me acojono un poco para afrontar el resto del descenso, realmente peligroso, sobretodo por la estrechez de la carretera y por los coches que circulan en sentido contrario. Llegamos a la Chambre, a poco más de 500 m. de altitud, después de estar a 1900 m. y sabiendo que debemos volver a ascender a más de 2600 m. Me meto en un grupo con un ritmo bastante cómodo para recuperar y comer algo, mientras vamos alcanzando a bastante gente cruzando pequeñas ciudades industriales, a la orilla del río Arc, conectadas por ferrocarril. Rápidamente llegamos a S. Michel de Maurienne, donde se inicia el col du Telégraphe. Éste es un puerto relativamente fácil, obviamente comparado con el resto. Es un puerto que me recuerda mucho a los de los Pirineos, de unos 10 Km. de longitud y sin rampas excesivamente duras. Aún así, mucha gente ya empieza a sufrir y se empieza a ver gente parada en la cuenta. Coronamos el Telégraphe a 1586 m. y después de un corto pero muy reconfortante descenso llegamos a Valloire, parada técnica para rellenar el bidón y comer algo en el avituallamiento. Y a partir de ese punto se inicia uno de los puertos más bellos y espectaculares que he subido en mi vida, le Col du Galibier. Un puerto muy largo y duro, aunque los primeros kilómetros, a la salida de Valloire, son suaves e invitan a adentrarse fácilmente hasta Plan Lachat. Justo en el momento que se cruza el río, se inician las rampas más duras del puerto. Quedan aún unos 10 Km. para coronar, a pesar que estamos ya a casi 2000 m. y prácticamente no hemos dejado de ascender desde St. Michel de Maurienne a 500 m. de altitud, hace ya 25 Km. Esta subida, la hemos visto por televisión y en fotos cientos de veces, en blanco y negro o en color, con un sol radiante y calor o con nieve y viento y resulta que ahora estoy ahí! En estas rampas han pasado los grandes que todos hemos admirado, desde Anquetil hasta Armstrong, pasando por Bahamontes, Perico o Induráin. La dureza del puerto, no entiende de profesionales o globeros y a todos nos infringe el mismo castigo por disfrutar de sus espectaculares paisajes. El último kilómetro, a más del 10 % y a 2500 m. de altitud, es la última dificultad que nos ofrece la montaña, como si se resistiera a mostrarnos la preciosa vista que nos espera al coronar, la cima del Mejie, al sur del col du Lautaret. A los pies de sus 3.983 m. de altitud, el glaciar del Mejie se muestra majestuoso e ingente, a la vez que amenazador mostrando, asombrosamente cercanas, las afiladas agujas de su cima. Una vista espectacular del Mejie desde el Galibier, colofón de este precioso puerto y quizás la mejor imagen del día. Desde ahí, se inicia el descenso hasta el Col du Lautaret, bajo la atenta vigilancia del Mejie en todo momento. Se sigue descendiendo hasta Bourg d’Oisans de nuevo, acumulando 45 Km. siempre favorables, con algunos llanos y túneles bastante mal iluminados. Y volvemos de nuevo al origen, Bourg d’Oisans, cargados de kilómetros y satisfacciones, y con más ganas que fuerzas por afrontar las 21 curvas más famosas de nuestro querido deporte. En los primeros kilómetros hasta la Garde subo mucho más cómodo de lo que me esperaba y no dejo de adelantar gente que sube con serios problemas por mantener el equilibrio y otros definitivamente rendidos descansando en la cuneta. Sin embargo, como sospechaba, enseguida se terminan los alardes de fuerza y los últimos seis kilómetros se me hacen especialmente duros e interminables. Siento como cada pedalada, cada metro me va mellando, y no levanto la vista del cuentakilómetros, para confirmar, algo incrédulo, que mi esfuerzo va reduciendo la distancia a “l’Arrivée”. Finalmente llego a Alpe d’Huez y el último kilómetro me permite aliviar el sufrimiento y llegar a la recta de meta de una forma digna, esprintando entre las mismas vallas que probablemente unas semanas más tarde acogerán al Tour de France. Después de 8 horas y 30 minutos, desde las 7 y media de la mañana en que tomé la salida, me siento tremendamente orgulloso de mi mismo. Es asombroso como este deporte junto a la belleza de estas montañas, puede hacernos sentir pletóricos y olvidarnos de todo lo demás. El intenso esfuerzo por haber conseguido el objetivo, en un escenario tan mítico como bello, contribuye a que la llegada a la meta sea algo más que el final de una marcha ciclista. Es algo que la gente que no conoce este deporte no puede entender. Es la Marmotte. Alpe d’Huez, Sábado 8 de Julio de 2006
Aqui os adjunto otras poquitas fotos, una foto de la salida, otra de la vista del glaciar del Mejie vista des del Galibier y una última del menda acabando la Marmotte. Un saludo,
Enhorabuena Julio, por haber conseguido ese gran reto y por el magnífico relato con que nos has obsequiado. La espera de tu crónica mereció la pena, me imagino que leyéndola, a muchos foreros se les habrá pasado por la imaginación lo mismo que mí: ¡que ganas tengo de que llegue el año que viene para poder participar yo tambíen! Me imagino que estarás hecho un mulo, cualquiera globea ahora contigo. Jejeje. Estoy deseando verte y que comentes los detalles. Un saludo.:bye
fuf...que agotamiento ofu...estoy sentado y fuf...tengo el corazón subiendo pulsaciones para mantener bien oxigenado el cuerpo...que agotamiento. Enhorabuena por los relatos, muy entretenidos, y sobre todo mucho mérito lo que habéis hecho. un saludo
Realmente post asi dan ganas de coger la bic Enhorabuena a los participantes y en especial a julio, miki y nuria
Gracias artista! Pero que sepas que faltabas tu en la temible grupeta de "Les grimpeurs espagnols" Miki
