Durante casi una centuria el ciclismo había sido cosa exclusivamente de europeos. Más aun, el deporte de las dos ruedas era venerado en algunos países muy concretos (Francia, Bélgica, Italia y España, principalmente, pero también Holanda, Suiza y Alemania) e ignorado por el resto. Pero eso cambió en los años ochenta. En aquella década se produjo un desembarco americano en las grandes carreras, principalmente de la mano de los estadounidenses y los colombianos y de dos equipos míticos como Seven-Eleven y Café de Colombia. También en aquellos días los australianos comenzaron a pasar de excepciones exóticas a la superpotencia que hoy son. El gran momento de Abdel Kader Zaaf. Otro día contamos su historia… Pero África siempre había sido un reducto inabarcable para el ciclismo, más aun que Asia y sus exitosos ciclistas japoneses de pista. Desde los tiempos míticos en que argelinos y marroquíes corrían carreras en Europa como ciclistas procedentes de colonias poco o nada se podía decir respecto del ciclismo en ese continente. Si acaso la profecía que alguien tan venerable y respetable como Cyrille Guimard lanzó en su día, a mediados de los años noventa: Cuando el África negra descubra el ciclismo los europeos tendrán que luchas por las migajas. Ahora parece que ese despertar se está produciendo poco a poco. Ya hay un equipo africano que ha vencido en un Monumento (el MTN Qhubeka sudafricano, que se impuso en la Milan-San Remo por medio del alemán Gerhard Ciolek) y un ciclista nacido en África ha vencido el Tour de Francia (aunque Froome sea, a todos los efectos, británico, y corra con ese pasaporte). El prometedor Berhane. Y ahora son los eritreos quienes parecen empeñados en darle la razón, una vez más, al sabio director galo. Y lo hacen de la mano del buen equipo de la Vendee Europcar, que siempre ha confiado en os ciclistas provenientes del cuerno de África, y que ahora parece que verá recompensada su fe. En sus filas se encuentran corredores tan sumamente interesantes como Natnael Berhane, reciente vencedor en Gabó por delante de todo un Luis León Sánchez, y que con sólo 23 años parece llamado a ser uno de los importantes en las próximas fechas. Corredor rápido, buen escalador y perfectamente adaptado a carreras duras, el futuro será, en parte suyo. También en Europcar corrió hasta el pasado año el eritreo Daniel Teklehaymanot, que este año vestirá los colores del MTN Qhubeka, y que ya posee resultados interesantes, como la victoria en Villafranca de Ordizia en 2013. Lo cierto es que Eritrea es un lugar excepcional para la práctica del ciclismo. El hecho de estar en un altiplano constituye un entrenamiento en altura natural para los naturales de allí, al igual que ocurría con los colombianos en los años 80, con los beneficios que de ello se derivan. Además la bicicleta está más extendida allí que en otros países africanos, y la propia federación eritrea de ciclismo lleva años con un programa de escuelas y clubes muy interesante que ahora parece comienza a dar sus frutos. Sin duda este desembarco africano es otro de los atractivos a seguir en la nueva temporada.
