La Época (Madrid. 1849). 12/2/1894 Gran centro velocipédico, con una preciosa pista de 300 metros, construido con arreglo a los adelantos modernos, donde se puede aprender a montar y ejercitarse en velócipedo, sin ponerse en ridículo en los paseos públicos, como hasta ahora se ha hecho, pudiedo salir de la Academia apto para emprender viajes. La academia esta abierta de sol a sol, y solo dista 110 metros de la puerta de Atocha, donde pasa un tranvia.
La Lidia (Madrid. 1882). 17/6/1894 "La afición al velocipedismo en Madrid, no es nueva como cree la opinión; comenzó hace muchos años, si bien es verdad que en esto últimos tiempos es cuando ha llegado al apogeo. Los primeros velocipedos, que eran de madera con llantas de hierro, los emplearon los socios del VELOZ CLUB, socidad que se fundó exclusivamente para aprender a practicar el uso del velocipedismo. Lo imperfecto e incómodo de esta clase de ciclos, motivó que fueran relegados al olvido, y que la sociedad desde aquel momento perdiera el carácter que de velocipédica tenia. Transcurrieron algunos años, y aparecieron en Madrid los primeros biciclos; máquina formada por dos ruedas, una de grandes dimensiones, que es la que movida por los pedales determina la marcha del aparato, y otra pequeña que establece la estabilidad. El biciclo marcó una nueva era para el ciclismo. A pesar de ue esta máquina ofrecía para su uso algunos peligros, los aficionados la emplearon en aquella época, para marchar sobre carreteras, llegando a hacerse en España excursiones de más de 300 kilómetros. El biciclo es sustituido por la bicicleta, máquina de dos ruedas iguales de dimensiones pequeñas, que permiten al que monta ir tan próximo al suelo, que el peligro en las caidas desaparece por completo. El uso de la bicicleta se extiende con rapidez; los clubs ven aumentar el número de sus socios; se organizan carreras y excursiones, y el velocipedo empieza a ser mirado, no ya como un pasatiempo, sino como un medio práctico de locomoción. Sin embargo, la bicicleta tenia todavia algunos defectos, especialmente, las gomas macizas que cibrian las llantas de las ruedas, ocasionando una trepidación bastante dura, y que se acentuaba más en las carreteras de España por su mal estado de conservación. A las gomas macizas sustituyen las neumáticas (tubos de aire comprimido); y entonces el velocipdo, tanto en pistas como por buenas y malas carreteras, se convierte en un vehículo de facil arrastre y de suaves movimientos, con el que cualquier aficionado puede hacer en un día sin sentir ninguna fatiga, una excursión de 100 kilómetros..."
En el libro "El velocípedo: sus aplicaciones higiénicas y terapéuticas" escrito por José Codina Castellví en 1893, del que recomendamos su lectura, dice los siguiente de Madrid: "... Madrid, según tenemos entendido, es una de las capitales que poco ha contaba con muy pocos elementos de propaganda; sin embargo, cuenta con una Sociedad y, no hace mucho, se ha creado una ACADEMIDA VELOCIPÉDICA, dirigida por un inteligente maestro, y ha visto la luz públicada por primera vez, el Marzo último, una magnificia revista quincenal, EL VELOZ-SPORT con cuyos elementos es de suponer que pronto Madrid figurará, en este respecto, al lado de las más importante capitales..."