intrépido, da Del lat. intrepĭdus. 1. adj. Que no teme en los peligros. 2. adj. Que obra o habla sin reflexión. Quizá no lo sepas porque no lo hayas sentido nunca, quizá pienses que te exagero o quizá ni tan siquiera lo entiendas, pero te garantizo que existen personas a las que sentadas delante de un portátil en casa, el pulso se les acelera, se vuelven inquietas ante una frase, una foto, una línea discontínua sobre un mapa, o al atisbar en la pantalla un paso escondido entre las peñas enfilando hacia el valle en esa celestial ortofoto. Rápidamente las arterias se les vuelven locas, se les abren los ojos, se les dilatan las pupilas, seca la boca y mueven los dedos... A veces todos eso no sucede, y simplemente hay quien imagina que esas líneas existen, aunque lleven años buscándolas desde un balcón con vistas, un mapa roído, una sesión multiplicadora de dioptrías sobre el Google Earth, sin recibir ni una señal a cambio. No en vano, todos sabemos que el imaginario es libre, libidinoso y caprichoso. Lo mismo se torna bravucón, como te larga un abrazo de oso. Quién sabe, no tiene carta de presentación alguna... Creerás que llegados a tal punto desfallecen en el intento, mas no estarás en lo cierto, porque simplemente sueñan que es cierto, y se sonríen a sí mismos, como un autoengañoso cuento chino que les complace y hace conciliar el sueño. Llegará otro momento, otra búsqueda imposible para hallar lo que la mente les alienta y los ojos niegan... y esa vez sí, esa vez la línea aparecerá. Factible para ellos y demasiado crápula para el resto. Que te susurre la cantinela al oído y te dejes embaucar, es solamente lo que te separa a tí del intrépido, aquel que no teme a los peligros y obra sin reflexión. Luego, ya nos contarás qué tal te ha ido.