Después de tantos años viajando a la isla, ésta ha sido la vez que más me he impregnado de su magia y ha sido gracias a la bicicleta. En el trayecto en barco, sólo la visión de Es Vedrá, la isla magnética y punto de encuentro de místicos, me produce una gran emoción y me llena de buenos recuerdos. Nada más desembarcar e instalarme en Santa Eulalia del Río, empleo la tarde en estirar las piernas subiendo a un repetidor cercano y en recorrer varias veces un divertido circuito de bici cross, con obstáculos artificiales, peraltes, pasarelas, saltos y todo tipo de sorpresas donde se celebran campeonatos de la especialidad, creo que se llama Can Trui. La mañana siguiente la empleo en hacer un largo recorrido de 95 kilómetros por el interior de la isla. Tiene su encanto pero estoy deseando rodar por el litoral, pero eso sería unos días más tarde. Una tormenta tropical insiste en visitarnos y devolvernos la visita una y otra vez en una espiral de agua, rayos y truenos. El segundo día de bicicleta me lleva hasta San Antonio donde pretendo rodar por la costa oeste y las calas de la zona de San José y Las Salinas en una ruta maratoniana de más de 100 kms, pero a mitad de recorrido las averías se ceban conmigo. La cadena recién puesta se torsiona, no sé cómo y provoca la rotura del cambio y de un radio. Fin de ruta y regreso a Santa Eulalia donde Dani de la tienda Kandani hace un buen trabajo reparando los daños. La rueda trasera está hecha un ocho y al no disponer de los mismos radios, me presta una para poder rodar al día siguiente. Buena gente y gran profesional. La ruta estrella, sin duda es la que me lleva desde Santa Eulalia hasta la Cala de San Vicente, tocando todo tipo de terrenos, trialeras, sendas, pistas,... y de regreso a Santa Eulalia, me empapo de la belleza de las calas del este de la isla, Aguas Blancas, Cala Nova, Cala Mastella y muchas más hasta finalizar un recorrido de 95 kms intensos y muy montañeros. Todavía me queda mucho por ver y en cualquier punto de información de la isla te proporcionan un librito de rutas de BTT y de carretera que se desarrollan por distintos puntos de la isla. Los recorridos están señalizados y se pueden enlazar unos con otros para hacer kilómetros a la carta. Es todo un ejemplo de fomento del cicloturismo como una forma de hacer turismo cada vez más demandada. Ahora todavía más que antes, deseo volver pronto, de nuevo con la bicicleta porque Ibiza te atrapa, te envuelve, es un imán irresistible. Un abrazo a todos los que me han enviado información y tracks, a Dragonet y más gente guay de la isla.
