La idea es unificar aquí todos esos relatos que hemos leído, creado e incluso vivido de lo que nos apasiona que es dar pedales ya sea en road o mtb, historias que nos han hecho reír o emocionar. Creo que en mi humilde opinión estos "credos" merecen un espacio como ya hay algunos fijos en el foro, el saber lo que sentimos y como lo vivimos creo que merece la pena que no nos lo quedemos solo nosotros, pienso que debemos compartirlo con la buena gente que hay y que somos aquí en Foromtb. Yo particularmente me he dedicado desde que entre en Foromtb hace ya algunos años a recopilar todo lo que encontraba y guardarlo tanto en el disco duro del ordenador como en el del corazón, relatos que en momentos por circunstancias varias como trabajo, lesiones, viajes, etc que me habían hecho desconectar por algún tiempo de este maravilloso deporte pues los leía y volvía a rememorar rutas, puertos, lluvia, calor y lo necesario que esto se había convertido en mi vida. Pienso que la idea no es mala y espero que todos disfrutemos. Un saludo.
Bueno pues empecemos. Este ese un pelin largo pero ameno y seguro que os sacara mas de una carcajada. Mi primera odisea Ante todo quiero indicar que todo lo que se describe aquí es completamente cierto, aunque a veces pueda parecer que se le haya podido dar un toque de ficción. Amanece en Las Rozas. Si, hoy es el gran día, nos hemos apuntado a la Maratón del Festibike 2010, ni mas ni menos que 74 Km. (he de decir que al principio tenia la mosca detrás de la oreja, ya que todo el mundo te hablaba: “- ¿Y tu cual has cogido, la larga o la corta?” “- Yo la corta…” “- Ahh!!, pues yo sinceramente prefiero la larga …” Esto me llevo a pensar en que había algún tema de componente sexual, y que a ver si me estaba metiendo en un jardín peligroso … que ingenuidad la mía…. Todo preparado, la ropa, los guantes, el casco, la bici impecable …. Me falta meter en la mochila todos los artículos de primera necesidad para una marcha de estas características: la bebida, los geles, las herramientas, el tronchacadenas, impermeable, cámara de fotos, cámara de video, … uhmmm, ah si!! … unos pañuelos y los móviles… por si acaso me llevare el cargador (fíjate tu que decisión cuando menos curiosa, para que quiero un cargador de móvil en una Maratón de MTB….) y he aquí que agarro la mochila y…. “¿pero que llevo aquí dentro? …¿¿¿Piedras???” … no había quien la levantara, por lo cual la abrí y mire a ver si por despiste habría metido la maquina de coser o la bombona de butano, que después de lo del cargador de móvil no hubiera sido de extrañar. Antes de salir aproveche para ultimar la configuración y uso del último juguete que me he comprado, la cámara GoPro. Con toda la ilusión la instalo en el casco y me lo pongo…. Bueno, al mirarme en el espejo se me vino el mundo encima … parecía Tynky Winky, si, si, ese, el de los Teletubies … que poco glamour. Todo sea por dejar constancia de nuestras “hazañas” con documentos gráficos para las próximas generaciones. Ya con todo comprobado y revisado, fui a despertar a mi Genius, la mire y vi en el dorsal el numero que me había correspondido, el 460, numero mágico donde los haya … vamos eso pensaba yo, que me daría suerte, cual fue mi sorpresa horas después al ver el curso de los acontecimientos. Partimos hacia el recinto ferial donde me esperaban mis dos compañeros de fatigas, Julio y Sito. Al llegar estaban ya allí esperando, haciendo estiramientos y esas cosillas. Nos pusimos a comentar animadamente todos los pormenores de la etapa, nuestras nuevas adquisiciones, componentes de nuestras maquinas … parecíamos niños ilusionados y nerviosos en su primera excursión (que canelos …. Según se acercaba a la hora de la verdad, los nervios iban aflorando. Nos situamos en el recinto de salida a la espera del gran momento. Ya cuando faltaban escasos instantes hice un apunte a mis compañeros: “- Hombre yo llevo bastantes cosas en la mochila para intentar solventar los imprevistos – vaya si llevaba – pero no llevo cámara por si pincho, como llevo tubeless y el liquidito de marras, espero que no lo necesite – mira tu, con todo lo que había en la jodia mochila, no había cámara de repuesto-“. A lo que Julio respondió con un aplomo que quitaba el hipo: “- Rafita, no te preocupes, yo si llevo cámara, y Sito y yo no te vamos a dejar solo….” Pues bien, esta orgía de compañerismo y camaradería les duro exactamente 50 metros. Salieron como almas que lleva el diablo y no les volví a ver hasta la meta, 5 horas y media después, … !!!La madre que los parió!!! … haciendo piña. Los primeros kilómetros discurrieron sin novedad. Claro, que era todo en bajada. Yo iba encantado, disfrutando de mi reciente “niña”, mi Genius y maravillándome de su capacidad para absorber las irregularidades del terreno (claro, que eso no sirve de nada en las subidas, ya me daría cuenta en breve, vaya que si me di…. No lo he dicho anteriormente, yo soy más de bajar, endurero, … pero eso no es excusa. Llegamos a Río Chico, y empezó la ascensión. La primera rampa bien, hasta que al doblar la primera curva hacia la izquierda vi la magnitud de lo que me esperaba por delante. “¿¿¿Pero quien **** ha traído el Mortirolo aquí a Las Rozas???, ¿¿¿Han abierto una sucursal de los Alpes??? ... Pues nadie me había dicho nada….”. En ese momento me acorde con gran efusividad de la madre del ingeniero de caminos que había diseñado la ruta. “Es que este hombre no sabe que también se puede ir por un sitio llano. Seguro que tiene un trauma infantil de cuando le pegaban en el cole y le quitaban el bocadillo, y ahora de mayor se ha propuesto putearnos a todos. Pues desde luego conmigo la ha conseguido”. Me conciencie que había que llegar arriba como fuera. Mi ego me lo pedía a gritos. Claro que una cosa es pedir y otra es dar. Hice de tripas corazón y enfile para arriba. Un infierno. Cuando calculaba que debía estar muy cerca del final (he de decir que el cálculo era completamente erróneo) pregunte a un compañero de ruta si ya estábamos cerca del final, a lo que puso una mueca con una sonrisa de maldad y dijo: “- Ya solo quedan 3 rampitas”. Yo mire hacia donde me señalaba y dije: “- ¿¿¿Tres queeee???, no jodas, ¡¡¡si han traído el Tourmalet a plazos!!!….” A lo cual se encogió de hombros y continúo su ascensión. Yo eche pie a tierra y me propuse subirlo de paseo mirando el paisaje. La verdad es que me recupere un poco, pero iba comentando en alto a los compañeros de ruta: “- Manda *******, comprarme una bici de 3000 euros para hacer senderismo. Hay que joderse!” En vista que ahora si intuía que estaba cerca el final volví a intentar dar pedales. Pocas veces en mi vida lo he pasado peor. Porque no tenía cobertura en el móvil, porque si no hubiera llamado a Tele Ataúd, para que me tuvieran preparado uno apañadito en la cima del puerto. Según dicen, cuando tienes una experiencia cercana a la muerte, sientes como si salieras de tu cuerpo y ves todo negro y un largo túnel con una luz brillante y muy agradable al final. Pues yo lo vi. Había una voz profunda y cálida que me llamaba: “Rafa, ven hacia mí sin miedo…” y fui. Creo que el de la voz era Dios, aunque no me hagáis mucho caso porque soy fatal para los nombres… me suelo quedar con las caras … Cuando me acerque a su lado me dijo: “- Lo siento, pero no ha llegado tu hora, debes volver….” A lo que le respondí: “- ¿¿¿Volver??? Venga no me fastidies, de aquí no me mueven. Haberlo pensado antes…” Al final en un tira y afloja, y no sin una fuerte dosis de cabreo por mi parte, volví sobre la bici Corone el puerto, ... calculo que tendría unas 3000 pulsaciones mas o menos. Un drama … Había comenzado la ascensión como los de “Carros de Fuego” y había terminado como Manolo Escobar, sin el carro y con fuego por todo el cuerpo… (Leo Harlem, que grande eres!!!). Los siguientes kilómetros transcurrieron sin incidentes dignos de mención, con un terreno más acorde a mi forma de entender el ciclismo. Aproveche para recuperarme y llenar de nuevo el depósito de la moral, que estaba totalmente en reserva. Ayudo también la llegada al primer avituallamiento. Reponer fuerzas y continuar. Pero fue exactamente en el kilómetro 23 cuando tuvo lugar un acontecimiento que dejo huella en las gentes del lugar. Ya estando más animado y con un terreno que comenzaba a descender (de los que me gustan), me emocione. Si, vi un badén y dije “a saltar”. El primer salto impresionante y perfecto. Curva a izquierdas y otro badén pero mas grande. Dije “a saltar”. Y salte. Cuando iba por el aire me di cuenta que algo no andaba bien. La zona de aterrizaje no era la correcta. La colisión con la valla del camino fue inevitable. Me pegue un ostión con una clase, corrección y estilo como pocos profesionales. No me mate de milagro!!. Cuando conseguí abrir los ojos, paso por el camino una chiquita en su bici y pregunto: “- ¿Te has caído?” Yo en ese momento me mordí la lengua y evite contestarle con el exabrupto que merecía, y solo dije: “- Tu que crees.” A lo que me respondió: “- Ya me parecía a mi …” Tuvo mucha suerte que yo aun no sabia si me había roto algo y no estaba en condiciones de saltar sobre ella como un guepardo y agarrarla del cuello con mucho cariño … Yo sabía que la bofetada había sido impresionante, tengo un sexto sentido para notar esas cosas, pero me lo confirmo cuando me levante y vi a las ovejas que había al otro lado de la valla aplaudirme. Si, ... les encanto … Probablemente en un futuro hagan coplillas y cantos populares rememorando este piñazo … Una vez hecho el inventario de los daños: - Contusión mano derecha - Hematoma antebrazo derecho - Hematoma y herida zona intercostal derecha - Hematoma y contusión cara anterior del muslo izquierdo - Contusión rodilla derecha - Contusión y hematoma hombro derecho … vamos, un cromo …. Después de recuperarme durante una media hora, continué la marcha, intentando disfrutar de las bajadas que se presentaron en la ruta, e intentando sufrir lo menos posible en las consiguientes subidas. En uno de los poquísimos tramos llanos (ya sabéis, por la obsesión del desgraciado del ingeniero de caminos con el trauma infantil) me encontré con una chiquilla que venia en dirección contraria en la ruta. Se la veía con cara de despiste y preocupada. Se paro a mi lado y me dijo: “- Oye, perdona, tu sabes por donde tengo que ir para llegar al Festibike??? A la salida….” Le respondí: “- Mira, ves este camino, pues síguelo, luego ves allí a lo lejos que sube toda es trialera, pues sigues y la subes, sigues hacia la derecha como 10 kilómetros, con lo que estarás cerca de Colmenarejo, y solo tienes que coger y bajar el puerto de Río Chico, o sea hacer la ruta al revés y después ya desde el puente subir a Las Rozas”. A lo que me dice: “- Ahhh!!, ¿¿¿pero no estamos en Las Rozas??? ¿¿¿Esas casas de allí no son Las Rozas???” Me quedo mirándola estupefacto: “- No, no son Las Rozas, eso es Villanueva del Pardillo …” ¡¡¡Cielo santo!!!, que poder de orientación tiene esta mujer … para Boy Scout no tendría precio!!!!!. Total, que la dije que lo mejor era bordear el río y llegar al destino. Que yo iba para allá. Así discurrió el resto de la ruta hasta la meta, donde me embargo la emoción al pasar por debajo del arco y gritar en mi interior “¡¡¡¡ LO CONSEGUI !!!!”. Estaba feliz por este pensamiento. Bueno también porque sabia que en breve me iba a reencontrar con esos grandes compañeros que son Julio y Sito, y así podría cogerles y meterles un par de patadas en la espinilla (con mucho cariño, eso si) a cada uno por su gran espíritu de equipo. Me dejo muchas cosas en el tintero, que poco a poco iré rememorando … pero me quedo con le buen sabor de boca de haberlo conseguido, de haber compartido un día precioso con compañeros de afición como fueron los mas de 3000 bikers que estuvimos allí … y sobre todo por poder compartir esta experiencia con quien quiera leer estas líneas y pueda robarle una sonrisa … Un abrazo para todos y deseando que llegue el próximo año para vivir nuevas anécdotas y experiencias … Hasta la próxima, amigos, Rafa
Bueno, muy bueno, has conseguido sacarme una sonrisa y alguna carcajada. Lo suyo seria acompañarlo con el registro monográfico que se supone hiciste. Un saludo y gracias.
Tu no eres un compañero. Sabes lo mal que me lo has echo pasar, estoy en el curro y me estan mirando con cara como diciendo a este que le pasa. Muy bueno compañero, muy bueno, además me has sacado muchas risas. Un saludo
Bueno me limito a poner el relato, este no es mío aunque ya aparecerán unos cuantos. Intentare siempre poner el nombre del autor que en este caso el chico se llama Rafa, a el le tendríamos que pedir el monográfico y porque no, las imágenes de la Gopro, jejeje
Pues sigamos. Este relato realmente me impactó emocionalmente, expresa muy sutilmente lo que es el ciclismo para nosotros. Seguramente el que no lo practique no tenga ni idea de leer entre lineas pero nosotros nos sentimos retratados por estas palabras. Esta maravilla ya salió aquí en el foro y muchos de ustedes la conoceréis pero a los que entran o llevan poco tiempo con nosotros quizás no lo hallan leído, por cierto también salió en CAF, como no. Con tu permiso Alex. Mis 23 milímetros El sentido de la propiedad en ocasiones roza lo obsceno. Queremos, deseamos, anhelamos tener, poseer. Sin valorar , que en la mayoría de ocasiones, todos esos anhelos no implican más que una muestra absurda de ese halo de materialismo en el que estamos envueltos por la sociedad actual. Hemos de ser conscientes de que, en la mayor parte de los casos, todas esas "cosas", sí cosas, no son más que objetos caducos, perecederos, que forman parte de nuestras vidas durante un periodo limitado. Bien porque el tiempo las merma o bien porque toda esa ilusión que un día tuvimos en poseerlas torna 180 grados y se convierte en desidia e ignorancia hacia ellas. Sin duda alguna, las "cosas" auténticas, las que merecen verdaderamente la pena, son aquellas que no son tangibles. El concepto de familia, amistad, evasión, ilusión, alegría, soledad (escogida)... Aunque no las podamos tocar, provocan en nosotros sensaciones, emociones, estados de ánimo aleatorios... Nada material puede hacernos sentir así. Personalmente puedo tener poco o mucho. De más o menos valor. Práctico o totalmente inútil. Pero hay cosas de las que uno no se puede sentir dueño o propietario por todo lo que hemos hablado anteriormente. Si hay algo de lo que estoy orgulloso, algo de lo que me siento realmente dueño y algo que sé a lo que voy a poder recurrir siempre (eso espero) son mis 23 milímetros. Nunca tan poco significó tanto. A veces los tópicos no son tales y las cosas más pequeñas, o de menor medida, son verdaderamente las más grandes. Mis 23 mm. Esos que me mueven. Los que me hacen sentir realmente bien, feliz. Sobre ellos puedo estar reflexivo, con la mente en blanco, temeroso, decidido, nostálgico, mirando con ganas adelante, concentrado... Puedo sentirme libre, en soledad absoluta, sentir verdadera paz. Sufrir, puedo llegar a sufrir mucho, pasarlo verdaderamente mal, pero también conseguir plena satisfacción. Son capaces de dibujarme una sonrisa imborrable en la cara. Solo ellos. Lo que sucede entre mis 23 milímetros y la carretera es solo mío, no puede ser de nadie más. Diferentes sitios, muchos kilómetros, con el tiempo como aliado o enemigo. Frío, calor, agua, viento... Pero siempre con MIS 23 milímetros. Sí, míos, solo míos. Nunca nadie podrá arrebatarme lo que he vivido sobre ellos ni la ilusión por seguir compartiendo sobre ellos horas, días, momentos... experiencias. 700x23 C, sólo eso, pero solo para mí. AlexRS
Es cierto este salio hace un par de años, al menos más de un año y fue bueno. La verdad es que muchos nos sentimos identificados en esa reflexión Un saludo.