Hola compañeros! No se si este "relato erótico-ciclista" ha salido ya por aquí... pero por si acaso lo pongo, es buenísimo. Había quedado con ella, mi amante, mi favorita, mi deseo más deseable, mi potrilla de dos ruedas, mi bicicleta. Casi todos los fines de semana quedaba con ella para estar un rato juntos. Pasábamos buenos momentos fundidos el uno con el otro en un largo abrazo que me hacía olvidar los avatares del duro trabajo semanal. Una bonita relación entre el amor y el odio, entre la pasión y el relax, entre la evasión y la dominación salvaje. Sexo puro y duro. Y el pasado sábado había quedado con ella. Como siempre. Aunque éste iba a ser especial. Algo me decía que iba a ser especial. Ansioso por verla y estar con ella me vestí con mis mejores galas cuidando todos los detalles, tal y como a ella le gusta. El culote bien ajustado, sin arruguitas, marcando ese paquete generoso que proporciona la badana que roza su sillín suavemente en las subidas. El maillot y el cortavientos bien abrochados, los guantes para acariciar con dulzura su rígido manubrio y cosquillear con las yemas de mis dedos en sus manetas, los frenos, los cambios. A ella le gusta. Yo lo sé. Las zapatillas fuertemente ancladas para que ella me sujete con sus pedales y me haga sentir seguro. Un sensual 'quid procuo' en todos los sentidos que yo seguía como un rito antes de montarla cada sábado. Allí estaba ella esperándome. Altanera y grácil, tan sexy, marcando esas curvas que me vuelven loco. Yo la miré. Ella me vio. Me acerqué lentamente al principio, como ignorándola mientras me ajustaba el casco. Ella, coqueta, permaneció inmóvil, impasible ante la emoción de vernos otra vez juntos, aunque yo notaba su innegable excitación. Esa misma excitación de la primera vez, del primer día que nos conocimos en aquel viejo almacén donde se entrecruzaron los caminos de nuestras vidas. La tomé acariciando sus puños, pasando la mano por el tubo del cuadro en un ademán de quitar una motita de polvo que tenía. Acerqué mis labios. Despacio. Y soplé una pequeña brisa en su potencia que la puso a mil. Ella me ofreció su cálido sillín casi al instante. Insinuante, quería que yo la montase, lo cual producía en mí una aceleración en mi seno de todos los miembros de mi cuerpo. Sentía su ardor, su pasión, su lujuria y su desenfreno. Lentamente pasé una pierna por encima de su rueda trasera y la monté a horcajadas. Me subí encima suya sin más dilación. Di un pequeño empujoncito, enganché un pie, enganche el otro, una pedalada... y ya estábamos los dos, fundidos, juntos, rodando en un movimiento contínuo, agradable, excitante. No tardamos demasiado en subir nuestra temperatura y en los primeros envites de nuestra ruta ella empezó a exigirme cada vez más. Se inclinó hacia atrás provocando que mis sacudidas fuesen más enérgicas. Más y más. Cada vez más fuerte y más rápido yo iba ciñendo mi cuerpo contra sus zonas más íntimas, hasta llegar casi al límite, a la extenuación. Yo jadeaba contoneando mi pelvis de forma rítmica y ella aún quería más. Enredé con mis dedos entre sus pulsadores buscando la relación que mejor la excitaba para afrontar aquel subidón, y ella respondía a mis empujones devorando fogosamente el polvo del camino. Casi al límite de mis fuerzas casi pude oir como ella me decía -"vamos campeón, dámelo todo, hasta el final, aúpa!"- y esa voz me daba aliento para llegar a la cumbre, al clímax que estaba a punto de alcanzar. Me levanté sobre ella y la agarré con gran fuerza, casi haciéndola daño, sufriendo, y le ofrecí toda la energía y todo el amor que pude encontrar en mis acalorados músculos. Llegúe al éxtasis, y ella llegó conmigo. Estábamos ambos en la cima. ... Sin aliento y con la respiración entrecortada volví a recostarme sobre su reconfortante sillín. Sudorosos continuamos lentamente dejándonos llevar por la pendiente, ahora ya descendente. Dejamos hacer su trabajo a las fuerzas de la naturaleza de forma abnegada y placentera. Aún tenía el corazón palpitante a 190 cuando bajé la mirada tomando una gran bocanada de aire. Y allá estaba ese objeto de deseo, mirándome, provocándome. Ese pecho firme y duro, ese seno vital jugoso con su sabroso pezón que yo ansiaba mordisquear para sorber de su delicioso néctar. Ah! el bidón, mi bidón amarillo de la suerte, mi fetiche. Mi mano temblorosa por el esfuerzo se abalanzó sobre él y suavemente lo llevé a los labios. Lo besé y acaricié con cierta rudeza para gozar del orgasmo que dentro de mi boca se estaba produciendo. Disfruté del momento como si fuera el último. Un momento largo y lento en el que se detuvo el tiempo. Un gran momento, sin duda, refrescante. Y retomando mi incestuosa relación para una nueva embestida con mi amada, me dispuse a devolver pecho, pezón y néctar a su aposento cuando, mi temblorosa extremidad vaciló un instante. Un fatídico instante que hizo caer el bidón, mi bidón amarillo de la suerte, resbalando entre mis piernas y dando un golpe en el arenoso camino. - Maldición!- exclamé mirando con apuro como la fatalidad quiso que la rueda trasera se atravesara en su caída con un crujido estremecedor que me hizo temer lo peor. Toda mi vida pasó por delante de mis ojos en un fugaz instante. Un brusco frenazo hizo de 'coitus interruptus'. Pie a tierra y al volver la vista atrás veo el bidón, mi bidón amarillo de la suerte, herido y sangrante, vacío y maltrecho, fatalmente quebrado. Me acerco, lo recojo, y ya en mis manos veo que la brecha es mortal de necesidad. Aún así lo introduzco en el portabidones y sigo mi periplo con la congoja de su recuerdo. ¡Que cariño le tenía yo a mi bidón de la suerte! Me había acompañado en tantos y tantos kilómetros bajo el sol, bajo la lluvia, con barro, polvo, nieve o viento. Tantas veces había satisfecho mi sed y aplacado mi fatiga. Tantas veces... Hubo y habrá otros bidones en mi vida, de múltiples formas y colores, pero ninguno como mi viejo bidón amarillo de la suerte. Un fiel compañero. Descanse en paz.
yo algun dia tendre que decirle a la mia que hay otra mas. para que me engaño le pongo los cuernos con muchas pero esque con cada una es especial... jo tio, este post ma llegao
*****.... :shock: hijos... hasta donde llega la relación con la bike :roll: .... yo creo que esto ya se pasa :scratch ... en este punto la afición pasa a ser obsesión.... :mrgreen:
:mrgreen: jodo estas mas salido que el pico de la mesa por dios si solo es una bici que no tiene ningun sentimiento :eh? pero si tu lo dices,yo le pongo los cuernos a la mia :roll:
jajajaajja muy bueno si señor :mrgreen: Eso de que se enfadan si le pones los cuernos es mentira, por lo menos la mia. :mrgreen:
No 2hot, este relato no es mio.... hace falta mucha imaginación para escribir algo así y yo no tengo tanta... :roll: me lo envió un compañero de rutas que a su vez lo recibió de otro biker.... me parecia raro que algo tan bueno todavía no lo hubiera publicado nadie en otro post... pero por si acaso lo colgué para que todo el mundo lo pudiera leer... Saludos!
esto me recuerda a cierto colega mio que acabo con el sillin de su monty metido en el ojals... eso SI que es fetichismo LOL... ¿Soy un poco brutito, no?
Dando una vuelta por post antiguos he encontrado esta "perla",hay que joderse con la relacion que tienen algunos con sus bikes...
Antes de nada decirte que A TI LO QUE TE FALTA ES UN BUEN COITO. Por lo demás nada que la bici es para pasarlo bien no para hacer guarradas. Ciao