Epica ciclista..Historias de un deporte

Tema en 'General' iniciado por labeaga, 19 Ene 2019.

  1. labeaga

    labeaga Miembro Reconocido

    Registrado:
    14 Feb 2012
    Mensajes:
    2.067
    Me Gusta recibidos:
    5.115
    Ubicación:
    Pedalei eragiten
    FRANCISCO CEPEDA FALLECIÓ POR UNA CAÍDA EN EL TOUR DE 1935
    Su muerte no fue como la contaron
    [​IMG]

    El día 11 de Julio se corría la séptima etapa:Aix-Les Bains-Grenoble.de 229 kilómetros en plenos Alpes,etapa durísima.Tiene un mal comienzo Gustave Danneels y Antonin Magne son atropellados por un coche y abandonan la carrera y luego la fatal tragedia de Cepeda,la primera víctima mortal delTour.
    Después de coronar el Galibier con los mejores al bajar Lautaret,fue arroyado por otro vehículo.Aunque la versión oficiosa del Tour:se revento el tubular delantero,la prensa francesa le llama"el accidente de las llantas" son de duraluminiun y por ser de mala calidad o por estar mal trabajado,ceden y se rompe o dejan escapar el neumático,lo que provoca las frecuentes caídas.Después de los dos atropellos anteriores no iban a reconocer un tercero.
    Es conducido al Hospital de Grenoble,donde se confirma la gravedad de Cepeda:fractura de la base del cráneo,clavícula y húmero.Sel practica la trepanación con éxito,pero no recobra el conocimiento.
    Una muchacha joven,llega a Grenoble en avión,fue directamente al Hospital y pregunta con ansiedad por el estado del herido,pasa a la habitación y deposita un precioso ramo de flores a los pìes del ciclista.No puede contener las lágrimas.Coge el avión y no se vuelve a saber nada de ella.
    ¿Será su prima Teresa Nistal?
    Cada fin de semana en el Tour,Paco esperaba una carta de ánimo de Teresa."Sus cartas eran encendidas arengas,cariñosos consejos o dulces consuelos"
    Llega a Grenoble,el mayor de los Cepeda Gerardo pocas horas antes de morir su hermano.Muere el día 14 de Julio sin recuperar el conocimiento.
    La séptima y trágica etapa la gana Francesco Camusso y el belga Romain Maes,que cogió el maillor amarillo en la primera etapa,no lo dejaría hasta París.
    Los corredores españoles que quedan en la vuelta,no se retiran como se lo pide el señor Gervais(presidente del comite regional-vasco de la U.V.E.).Llegaron hasta París con unos brazaletes negros,por respeto a su compañero y parte de los beneficios se destinaron al traslado del cadaver del compañero hasta Sopuerta.
    En la etapa número 12,Jules Merviel es atropellado por un camión resultando gravemente herido.
    Al término de la competición,el primer clasificado es el belga Romain Maes con un premio de 50.000francos en metálico.El segundo es Ambrogio Morelli,italiano con 20.000francos y el tercero el belga Felicien Vervaecke,con 12.000francos.



    Un expediente judicial, punto de partida de la investigación
    Un testigo afirmó que el corredor fue atropellado por un vehículo rojo

    La fiscalía abrió diligencias "contra X por posible homicidio involuntario", según consta en el impreso oficial. Realizó un croquis del lugar en el que se muestran las referencias claras del lugar: un barranco, vías de ferrocarril, una carreterucha a la salida de una curva y dos pares de testigos en diferentes ubicaciones de esos 100 metros dibujados sobre un papel. Una cruz señala el lugar donde fue a parar el cuerpo golpeado de Cepeda.

    Siempre se dijo que la causa del accidente de Cepeda fue que el tubular de la rueda delantera se despegó de la llanta de aluminio que suministraba la organización del Tour de Francia. Que debido a esa avería, Cepeda salió despedido de la carretera y se abrió la cabeza.

    Dos testigos vieron cómo fue golpeado por un coche
    Un panadero de 14 años, de apellido Bernardini, aseguraba que había sido exactamente así cuando Cepeda se encontraba en un grupo de cinco corredores en un descenso rápido tras una curva. El muchacho, en primera línea de la carretera, admitía que en el momento en que Cepeda perdía el control de su bici, un coche de la caravana del Tour le tocó. "Se detuvo y los ocupantes transportaron al corredor al coche y se lo llevaron", testificó Bernardini.

    Otro testigo afirmó en el juzgado que la rueda que se averió fue la trasera y ningún coche agravó la situación del ciclista español. Pero el caso se complicó con el firme testimonio de un obrero italiano, llamado Vulpiano. Este testigo vio "claramente que una camioneta de color rojo golpeó al ciclista y siguió sin detenerse". Ante las diferentes versiones, que fueron tomadas en al menos dos ocasiones, y la falta de certezas objetivas, la instrucción quedó archivada el 31 de enero de 1936.

    El accidente no fue en Lautaret, sino en una curva en el pueblo de Rioupéoux

    En la investigación hay otros elementos que ofrecen algunos prismas de enorme atractivo histórico. En el grupo de cinco hombres que relata Bernardini estaba el español Antonio Prior, un murciano que también declaró, tanto a través de la policía española, en Cartagena, como directamente en Francia cuando acudió a participar en los Seis Días de París. El murciano de Torreagüera no aclaró gran cosa.

    Emocionante es el manuscrito que aparece en el expediente judicial, desclasificado en 2010. Lo redactó alguien del hospital de Grenoble, conmovido por el sentimiento de un hombre que estuvo junto al corredor los tres días que permaneció en coma, antes de fallecer. Era Ezequiel Blanco, un español afincado en Grenoble, donde regentaba una tienda de alimentación. Cuando llegaba el Tour invitaba a cenar a los corredores españoles.

    En busca del reconocimiento del Tour de Francia

    Por la memoria de Cepeda no se ha levantado un monolito ni un solo recordatorio de su tragedia. Es un muerto olvidado, quizá porque remover detalles de su golpe mortal hubiera comprometido el material que los organizadores distribuían a los participantes.
     
    • Me Gusta Me Gusta x 13
  2. Zurukuain

    Zurukuain Miembro activo

    Registrado:
    5 Nov 2015
    Mensajes:
    119
    Me Gusta recibidos:
    168
    J..e,
    Solo te falta añadir el informe policial del accidente.
    Gracias por tus aportaciones
     
  3. labeaga

    labeaga Miembro Reconocido

    Registrado:
    14 Feb 2012
    Mensajes:
    2.067
    Me Gusta recibidos:
    5.115
    Ubicación:
    Pedalei eragiten
    [​IMG]

    Giro de Italia 1914

    Esa jornada inaugural lleva a los ciclistas desde Milán hasta Cuneo. Nada complicado, pues, una trayectoria en ligero descenso y unos 200 kilómetros en línea recta. Pero el Giro de 1914 no conoce las carreteras directas, siempre busca el más difícil todavía. Así que la etapa hace un diabólico recorrido por el norte, atravesando el Puerto de Sestrieres a más de 2.000 metros de altitud, antes de bajar a Cuneo vía Saluzzo. En total, 468 kilómetros…

    Los ciclistas esperan la salida en plena noche milanesa, acompañados por una multitud enfervorizada de más de 10.000 tiffosi. Pero unos quince minutos antes de la carrera se desata una tormenta apocalíptica, que durará casi 36 horas. Los aficionados son sustituidos por el granizo, y empieza de esa forma una de las jornadas más épicas que jamás se han vivido encima de una bicicleta.

    Pero ellos salen. Ellos. Los ciclistas. Los ciclistas siempre salen.

    Un nuevo contratiempo se suma a las desgracias que tienen que soportar los corredores. Los granjeros locales han sembrado la ruta de clavos

    Bajo la lluvia inclemente, la carrera llega al Lago Maggiore. Allí un nuevo contratiempo se suma a las desgracias que tienen que soportar los corredores. Los granjeros locales, en protesta por las pérdidas que supone para ellos el paso de la prueba (dicen que el trajín de vehículos pone nervioso al ganado hasta llegar a cortar la leche) han sembrado la ruta de clavos, y todos los participantes, sin excepción, tienen que arreglar uno, dos, tres y hasta seis pinchazos. No hay mecánicos, las normas los prohíben. No los hay.

    Pero ellos continúan. Ellos. Los ciclistas. Los ciclistas siempre continúan.

    A la altura de Susa, Petit-Breton, el francés irreductible, va en cabeza de carrera. El barro se ha adherido a su jersey de lana (olviden los modernos tejidos en los maillots, esto es 1914) hasta convertirlo en una estatua viviente. Suciedad, mugre y un peso adicional que perjudica al deportista. Así que, aprovechando un nuevo pinchazo, Petit-Breton solicita al coche del Atala, su escuadra, un nuevo jersey. Su director, circunspecto, se niega, la organización no permite el cambio de prendas en plena carrera, sería descalificado si le diera lo que pide. El campeón monta en cólera, empieza a insultar a todos, al organizador, a Italia entera, a ese dios que le ha convertido en un Job aún más desgraciado. Coge su bicicleta y la arroja contra el coche de equipo, luego la emprende a patadas con el automóvil hasta romper la luna. Le tienen que agarrar cuando se lanza al cuello de su director y empieza a estrangularle. No hace falta decir que se retira en ese momento de la carrera.

    El resto de ciclistas sigue su ascenso lento e infructuoso a Sestrieres. En la cima, niebla y nieve. En el descenso, frío y hielo. El primero en llegar a Cuneo, Angelo Gremo, lo hará de noche, 17 horas después de haber tomado la salida en Milán. De los 81 corredores que salieron en la capital lombarda tan solo 37 llegan a Cuneo. El último, un joven de 18 años llamado Mario Marangoni, lo hace casi siete horas después de Gremo, habiendo completado las 24 horas encima de su máquina. Un día entero pedaleando. Y era, solamente, la primera etapa.
     
    • Me Gusta Me Gusta x 14
  4. labeaga

    labeaga Miembro Reconocido

    Registrado:
    14 Feb 2012
    Mensajes:
    2.067
    Me Gusta recibidos:
    5.115
    Ubicación:
    Pedalei eragiten
    Giro 1959, el cruel Bondone

    [​IMG]
    Charly Gaul durante el Giro de 1959. Foto: Mondadori (DP).
    Si hay un lugar que en el Giro de Italia aparezca como sinónimo de frío, de hielo, de angustia y dolor, ese es (Gavia al margen) el Monte Bondone. «Allí se superó todo lo visto anteriormente en términos de sufrimiento, de agonía», dirá el organizador del Tour, Jacques Goddet. La tormenta de nieve que se desató aquella jornada de 1956, un raid dolomítico con final en la cima del Monte Bondone, aún permanece en la memoria de quienes la vivieron. Federico Martín Bahamontes, uno de ellos, decía que «todos parábamos donde podíamos. Una, dos, seis veces. Abandonábamos en cualquier lugar». El líder, Nino Defilippis, que estaba ante la oportunidad de su vida, sencillamente se dejó caer de la bicicleta, incapaz de aguantar por más tiempo ese matarse lentamente al que se venía sometiendo. Tenía los dedos congelados sobre su manillar, estaba inconsciente. Por delante Charly Gaul, un luxemburgués loco que amaba el frío, completaba la más impactante de sus actuaciones. Subiendo el Bondone en manga corta, la boca espumeándole, los ojos inyectados en sangre (para todo ello fueron de gran ayuda las muchas anfetaminas que había consumido durante esa jornada para, entre otras cosas, aguantar las bajas temperaturas), conseguía alzarse con su victoria más especial y vencer en el Giro de Italia. Al llegar a meta dejó de pedalear y cayó en la nieve. La fotografía de los carabinieri portándolo en volandas es icónica por el rostro del ciclista, por su mirada perdida, por la boca caída en gesto de abandono.

    (Os quería poner esa foto pero no me deja, así que os pongo un enlace, https://www.sportphotogallery.com/cycling/charly-gaul-giro-d-italia-1956-18005


    «Charly acabó parcialmente deformado después de aquel día», nos vuelve a decir Bahamontes, «su rostro nunca volvió a ser el mismo». Cuando lo tumbaron en la camilla e intentaron desvestirlo se dieron cuenta de que tenía el maillot congelado, pegado completamente a la carne. Con unas tijeras lograron abrirlo, y se lo arrancaron llevándose jirones de piel…
     
    • Me Gusta Me Gusta x 14
  5. ray

    ray ACCMIC MEMBER

    Registrado:
    17 Jun 2004
    Mensajes:
    23.932
    Me Gusta recibidos:
    7.478
    Ubicación:
    Barcelona
    [​IMG]
     
    • Me Gusta Me Gusta x 8
  6. labeaga

    labeaga Miembro Reconocido

    Registrado:
    14 Feb 2012
    Mensajes:
    2.067
    Me Gusta recibidos:
    5.115
    Ubicación:
    Pedalei eragiten
    Gracias ray
     
    • Me Gusta Me Gusta x 1
  7. eltramo

    eltramo Miembro activo

    Registrado:
    21 Jun 2005
    Mensajes:
    698
    Me Gusta recibidos:
    188
    Ubicación:
    Celis - Cantabria
    Bajo mi punto de vista, has convertido este post en lo mejor del foro.
    Muchas gracias
     
    • Me Gusta Me Gusta x 4
  8. ray

    ray ACCMIC MEMBER

    Registrado:
    17 Jun 2004
    Mensajes:
    23.932
    Me Gusta recibidos:
    7.478
    Ubicación:
    Barcelona
    Es lo mínimo que puedo ofrecer tras el disfrute continuado que me ofrecen tus "historias". :)
     
    • Me Gusta Me Gusta x 1
  9. labeaga

    labeaga Miembro Reconocido

    Registrado:
    14 Feb 2012
    Mensajes:
    2.067
    Me Gusta recibidos:
    5.115
    Ubicación:
    Pedalei eragiten
    André Leducq, la loca persecución del Tour de Francia

    En 1930 el Tour de Francia vivió una de sus ediciones más apasionantes gracias a lo sucedido en una de sus últimas etapas. Leducq parecía tener en su mano la victoria hasta que sufrió una caída en el Galibier y una avería posterior. Desesperado el francés, acompañado por todo su equipo, se lanzó en una desesperada persecución del italiano Guerra que acabó con final feliz. Aquel fue el primer año que se dejaba de competir bajo el patrocinio de las marcas de bicicletas y se hacían por selecciones nacionales.

    [​IMG]

    En 1929 Desgranges, el padre del Tour de Francia, estaba realmente preocupado porque la carrera se había convertido en una guerra de intereses entre los fabricantes de bicicletas. Los corredores se agrupaban en los equipos que organizaban las marcas y la situación había colmado la paciencia de los organizadores cuando ese año Dewaele se impuso en París pese a estar claramente enfermo.

    El belga llegó reventado a la meta sostenido por sus compañeros que montaban bicicletas Alcyon y que habían sometido a un control férreo al resto del pelotón. En aquel tiempo ya existían los intereses comerciales y la marca quería por encima de todo el triunfo de Dewaele. Desgranges, que había dicho que "el maillot amarillo no lo puede ganar un cadáver", tomó entonces la decisión, sugerida por un diario, que el Tour lo disputasen las selecciones de los países más fuertes del pelotón internacional y luego un grupo de "independientes", ciclistas de diferentes procedencias y países. De este modo lo que en los últimos años se había convertido en una batalla comercial de repente se transformaba en una pelea entre los mejores por darle gloria a su selección nacional. La idea fue aceptada de inmediato y Bélgica, Italia, España, Alemania y Francia presentaron a sus mejores ciclistas en busca de la prestigiosa victoria.

    Por aquel entonces Francia llevaba años sin ganar la carrera y su orgullo exigía recuperarla. Su apuesta más segura era André Leducq. Se trataba de un decente escalador que compensaba en los descensos su ligera inferioridad en las grandes montañas. En una exageración evidente de la prensa de entonces se decía que no frenaba y que era capaz de gobernar la bicicleta con una suficiencia insultante. Leducq utilizaba siempre el mismo sistema para correr: ascendía a su ritmo, se descolgaba de los favoritos sin forzar nunca su motor y luego aprovechaba los descensos para cazar a los que iban por delante. Y le dio resultado para alcanzar el segundo puesto de la general.

    Pero en 1930 Leducq llegó a los Alpes vestido con el maillot amarillo por el que peleaba de forma enconada con el italiano Guerra. Era su gran oportunidad y los aficionados franceses llenaban las cunetas para apoyar a su héroe y se agolpaban junto a las emisoras de radio que transmitían en directo las diferentes etapas. La carrera llegó a la decimosexta jornada que resultaría tan dramática como decisiva. El día acababa en Evian después de superar algunos de los grandes colosos alpinos. En el Galibier sucedió lo impensable. Guerra iba por delante tras soltar su tradicional ataque durante la ascensión y Leducq, con paciencia, inició el descenso seguro de que alcanzaría al italiano y seguirían con su jueguecillo. En una curva perdió el control de la bicicleta y salió despedido contra la cuneta.

    El francés se sentó en una piedra retorcido por el dolor del impacto que felizmente no le causó graves daños aunque le dejó las rodillas y los codos ensangrentados. Se reincorporó a la carrera, pero la distancia con Guerra empezaba a ser grande y el Tour se le podía estar escapando en ese momento. En el siguiente puerto del día, el Telegraphe, se le rompió uno de los pedales. Leducq sufrió un ataque de desesperación. Uno de sus compañeros de filas llegó a su altura, pidió prestada una llave inglesa y un pedal de la bicicleta de un aficionado que seguía la prueba y solucionó el problema mecánico mientras continuaban llegando corredores de la selección francesa.

    Cuando Leducq volvió a la carrera lo hizo acompañado por sus compañeros que se lanzaron a una terrible persecución del grupo de cabeza que por entonces les aventajaban en más de diez minutos cuando restaban menos de cien para meta. Durante tres horas los aficionados asistieron por la radio a una de las persecuciones más agónicas que ha vivido la ronda francesa en toda su historia. El país entero parecía impulsar a sus héroes. La historia tuvo un final perfecto. A falta de menos de cinco kilómetros los franceses cazaron a los líderes y llevado por la furia y el subidón de adrenalina Leducq se metió en el sprint y se impuso en la meta de Evian. El Tour estaba en su bolsillo y en el de todos sus compañeros.
     
    • Me Gusta Me Gusta x 10
  10. ray

    ray ACCMIC MEMBER

    Registrado:
    17 Jun 2004
    Mensajes:
    23.932
    Me Gusta recibidos:
    7.478
    Ubicación:
    Barcelona
    El Tour,esa gran prueba ciclista por etapas en las que el Chauvinismo aparece sin descanso y a lo largo de toda su historia.
    No hay duda que algunas de las victorias de corredores franceses,no estarían exentas de alguna dudosa pulcritud.
    Pero seguro que escándalos en las grandes y no tan grandes en todas alguno encontraríamos.
     
  11. labeaga

    labeaga Miembro Reconocido

    Registrado:
    14 Feb 2012
    Mensajes:
    2.067
    Me Gusta recibidos:
    5.115
    Ubicación:
    Pedalei eragiten
    En 1924, el ciclista francés Henri Pélissier, campeón en la edición de 1923, se retiró del Tour de Francia. El motivo, una disputa sobre un jersey con el entonces director de la carrera, Henri Desgrange, que no era más que la punta del iceberg de una continua guerra que Pélissier mantenía con la prensa, los organizadores y los patrocinadores. Siempre se quejaba de las duras condiciones que los ciclistas soportaban y lo poco que los «sponsors» les pagaban. Desgrange solía referirse a él como «ese campeón arrogante y cabezota».

    Tras la retirada del 24, el temperamental ciclista decidió desquitarse. Él, su hermano Francis y Maurice Ville, que también abandonaron el Tour, quedaron con un periodista de «Le Petit Parisien» en un café para contarle todos los detalles. La disputa del jersey (Desgrange le había prohibido a Pélissier que utilizase una segunda prenda para combatir el frío) se quedó en nada cuando los tres ciclistas decidieron abrir sus mochilas y mostrar lo que era la dieta habitual del Tour: estricnina, cocaína, cloroformo, distintos tipos de pastillas... «Solo así podemos aguantar esto», se justificó Pélissier, refiriéndose a las penurias de la carrera: etapas de más de 400 kilómetros, continuas infecciones de fiebre y diarrea, o heridas por el esfuerzo físico desmedido (Pélissier perdió seis uñas de los pies en aquel Tour).

    [​IMG]

    Henri Pélissier
    Con todo, el contenido de su mochila no despertó suspicacias entre los organizadores. Pélissier (que murió en 1935, asesinado a tiros por su amante con la misma pistola que su esposa había utilizado para suicidarse dos años antes) volvió a correr sin problemas el Tour en 1925. A nadie le importaban las «ayudas» que los ciclistas utilizaban para llegar a la meta, pero sí se sancionaba que corriesen con dos «maillots» para evitar el frío. Y eso que la estricnina, el precedente histórico de la EPO, era además un estimulante kamikaze. En dosis mal calculadas podía ser letal.

    No obstante, hay que entender que las duras condiciones que denunciaba Pélissier en los años veinte parecían un juego de niños comparadas con lo que eran esos Tours primigenios. Se corría con bicicletas de piñón fijo (por lo que era normal que parte de los puertos de montaña se hiciese a pie), que además no admitían recambio: solo estaba permitido usar una durante todo el Tour, y únicamente el ciclista que la utilizaba podía repararla. Tampoco se podía comer en mitad de un recorrido. Además, las etapas (que solían superar los 400 kilómetros) se corrían también por la noche y con los faros de dinamo de las bicicletas como única iluminación.

    [​IMG]

    Maurice Garin
    Por si fuera poco, el público no era muy deportivo. Era normal que el corredor originario de alguna localidad por la que pasase la carrera recibiese algo de ayuda extra de sus vecinos, que sembraban de clavos y cristales rotos las carreteras y avisaban a su «protegido» de cuáles eran esos tramos con sorpresa. Eso en el mejor de los casos. En la segunda etapa (Lyon-Marsella, un recorrido de montaña de 374 kilómetros), André Fauré pasó por Saint Etiénne, su pueblo natal, arropado por 200 fans que decidieron tratar de frenar al resto de corredores que le seguían.

    Se emplearon a fondo: a Paul Gerbi le apalearon hasta dejarle inconsciente, y a Maurice Garin, que ya lideraba el Tour, le rompieron los dedos de la mano y le abrieron una brecha en la cara de una pedrada. Terminó el resto de la carrera ensangrentado y asiéndose al manillar con un brazo. Otros ciclistas no pasaron de Saint Etiénne. La turba solo se calmó cuando uno de los miembros de la organización empezó a disparar al aire.

    En la tercera etapa no se mejoró. Porque pasaba por Nimes, ciudad natal de Ferdinand Payan, que fue descalificado el primer día por utilizar un motor en su bicicleta. Y sus vecinos estaban enfadados. La emprendieron a pedradas contra los corredores e incluso montaron barricadas en las calles. Aquello inspiró una frase lapidaria de Garin: "Ganaré el Tour de Francia. A no ser que me asesinen antes de llegar a París". Durante cuatro meses, la cita fue profética. Hasta que la sanción de la federación francesa (visto lo caldeado del ambiente, se entiende que prefirieran esperar cuatro meses hasta imponer los castigos) consiguió lo que hordas de pueblerinos con palos y piedras no habían logrado.
     
    • Me Gusta Me Gusta x 7
    Última edición: 25 Ene 2019
  12. ray

    ray ACCMIC MEMBER

    Registrado:
    17 Jun 2004
    Mensajes:
    23.932
    Me Gusta recibidos:
    7.478
    Ubicación:
    Barcelona
    H0STIAS...Tiros al aire en el TOUR .....Me lo cuentan y no me lo creo :eek::eek::eek:
     
  13. Ritxis

    Ritxis Miembro Reconocido

    Registrado:
    2 Jun 2007
    Mensajes:
    46.198
    Me Gusta recibidos:
    19.131
    Ubicación:
    Donosti
    • Me Gusta Me Gusta x 3
  14. labeaga

    labeaga Miembro Reconocido

    Registrado:
    14 Feb 2012
    Mensajes:
    2.067
    Me Gusta recibidos:
    5.115
    Ubicación:
    Pedalei eragiten
    [​IMG]


    [​IMG]



    La legendaria generosidad de René Vietto

    Quisiéramos hacer memoria y recordar un hecho que vivió la ronda gala en el año 1934. Tenemos en mente, consignamos el nombre de René Vietto, un ciclista sumamente popular en aquellos lejanos tiempos, que a pesar de sus excepcionales facultades físicas no consiguió un triunfo absoluto en el Tour. No habiéndole faltado ocasiones para lograrlo. Nos adentramos hoy alrededor de un gesto admirable que marcó su dignidad deportiva, de aquel ciclista nacido en la población de Rocheville, una localidad que se localiza en la región de la Baja Normandía, en el departamento de la Mancha, en los confines concretos del norte de Francia.

    No en vano, antes de sumergirnos en el tema, quisiéramos destacar un antecedente que de por sí refuerza lo que fue el ciclista francés Vietto, nuestro protagonista en el capítulo de hoy. Se empezó a hablar de él a la temprana edad de apenas 20 años, en el año en el que hacemos alusión en el encabezamiento de esta crónica, que se introduce en acontecimientos pertenecientes al pasado. Llegó al ciclismo un tanto por casualidad dado que trabajó por algún tiempo como botones en un renombrado hotel que se erigía en la ciudad cosmopolita de Cannes. Concurrió al Tour, todo casualidad, como simple doméstico al servicio del conocido y popular ciclista galo Antonin Magne, su capitán, que se adjudicaría con autoridad el Tour de Francia en litigio. Vietto surgió así de repente de la nada al vencer en nada menos cinco etapas en el transcurso de la mencionada ronda; es decir, en Grenoble, término de la 7ª etapa, en Digne (9ª), en Cannes (11ª), en Pau (18ª) y en Burdeos (19ª).

    Sin embargo, lo que son las cosas, fue en el mismo corazón de los Pirineos, al afrontar el puerto del Portet d´Aspet, cuando su director técnico le ordenó que parase y cediera la rueda delantera de su bicicleta a Magne, que había sufrido una seria avería. Lo cierto es que el bravo Vietto, sumergido en la soledad de la carretera, con cólera y con amargo desespero, debió esperar veinte largos minutos para que al fin pudiera reemprender de nuevo la marcha con una rueda restituida de manos de sus mecánicos. Magne, lo reiteramos, pudo ganar el Tour con paz y cierta tranquilidad. Vietto accedió a llegar a París y clasificarse en el quinto lugar en la tabla absoluta, adjudicándose, eso sí, el Gran Premio de la Montaña sobre nada menos el español Vicente Trueba. Cabe recordar que en el Tour correspondiente al año 1939, logró ser segundo en la clasificación general, siendo superado tan sólo el belga Sylvêre Maes, vencedor en aquella edición.

    Situándonos en el año 1947 y dejando atrás la Segunda Guerra Mundial, René Vietto volvió a la palestra con gran empuje y de tal manera que en la segunda etapa, de Lille a Bruselas, protagonizó una valiente escapada que le valió una bien merecida victoria parcial y como fruto el colocarse líder del Tour, vistiendo y ostentando la casaca de oro durante una quincena de días. Con todo todas sus ilusiones se desvanecieron en la etapa individual de contrarreloj, Vannes-Saint Brieuc (19ª), de nada menos 139 kilómetros de recorrido. Aquella jornada fue funesta para el esforzado Vietto, ciclista voluntarioso y a la vez de carácter violento, pero extremadamente generoso en sus actitudes.

    El franco-italiano Pierre Brambilla se hizo con el liderato, pero luego en la última etapa, un tanto decisiva, el diminuto y peculiar Jean Robic, al que se le denominaba “El cabeza de cuero”, en un golpe de gracia, conquistaría el triunfo definitivo en el Parque de los Príncipes de París, una gloria a todas luces inesperada. Vietto, aquel hombre que luchó siempre frente a la adversidad, debió contentarse con alcanzar el quinto puesto en la clasificación final, con otra segunda victoria destacada en la etapa Briançon-Digne, siempre entre montañas, con su mejor arma como buen escalador nato que bien era.
     
    • Me Gusta Me Gusta x 6
  15. labeaga

    labeaga Miembro Reconocido

    Registrado:
    14 Feb 2012
    Mensajes:
    2.067
    Me Gusta recibidos:
    5.115
    Ubicación:
    Pedalei eragiten
    [​IMG]
    Luis Ocaña, durante el prólogo contrarreloj de Badajoz de la Vuelta a España 1969.

    Cuando la Vuelta adoptó el prólogo por primera vez, Luis Ocaña y Antonio Gómez del Moral fueron sus colíderes y el segundo se retiró por una desgracia familiar (1969)

    “Badajoz abrió los brazos a la Vuelta Ciclista a España mucho antes de comenzar, es decir en cuanto llegaron aquí los organizadores de la ronda para iniciar las negociaciones. Después, la carrera ya se adueñó de la ciudad y de toda Extremadura, por cuyas carreteras el paso de los vehículos de la caravana ha sido la nota predominante de estas vísperas ajetreadas pero alegres y bulliciosas. El comienzo de la Vuelta es un espectáculo inédito en Extremadura y llegó la hora de complacer a los extremeños, no menos españoles. Lo demostraron estos días, antes de comenzar la ronda y para que ésta fuese una realidad no regatearon esfuerzos y se avinieron a las naturales exigencias de esta importante organización. Había que traer nuevamente la ronda española a Extremadura y el gobernador civil de Badajoz, don Federico Gerona lo ha conseguido. Visto el entusiasmo de la primera autoridad civil, Badajoz vivirá dos importantes jornadas ciclistas y mañana presenciará un gran sector de etapa, el más largo de la carrera con salida y llegada en la ciudad. Así hay que corresponder a los aficionados puros que esta tarde se han volcado en el paseo de Juan Sebastián Elcano (la futura autopista Madrid-Lisboa) para vivir este emocionante momento, el primer momento de la ronda española”, que publicó en sus páginas El Mundo Deportivo de Barcelona.

    Con dos etapas en Badajoz, otra con final en Cáceres y una cuarta que abandonaba Extremadura para ingresar en las vecinas tierras toledanas, entre el miércoles 23 y el sábado 26 de abril arrancaba una Vuelta a España de 1969 un tanto huérfana de referencias y estrellas, aunque con buena salud gracias a la tutela que venía haciendo desde 1955 la organización de El Correo Español. “Aquí está lo mejor de nuestro ciclismo. Y no está lo mejor del ciclismo europeo”, resumía en esos días en las páginas de ABC el redactor Manuel Menéndez Chacón. Entre los 110 inscritos para comenzar la competición, de los que se caerían a última hora los diez dorsales destinados para una selección portuguesa que renunció a su participación, para sorpresa de la organización, se encontraba el francés Roger Pingeon. El ganador del Tour de Francia de 1967, cosas del pedigrí de un palmarés tan frugal como exquisito, era señalado como el hombre a batir por muchos integrantes de la caravana. Gabriel Saura, director deportivo y seleccionador amateur, le señalaba abiertamente. Y algunos ciclistas, como el enrolado en el Bic José Pérez Francés, el talentoso cántabro afincando en Barcelona que afrontaba su último curso en activo y había sido segundo un año antes, le daban la razón: “Se habla de Pingeon y efectivamente, si anda bien contra el reloj puede ganar. Pero hay otros corredores tan buenos como el francés, que viene con la aureola de haber ganado el Tour”.

    [​IMG]
    Roger Pingeon, quinto ciclista francés en imponerse en la general final de la Vuelta.
    Uno de esos “otros” aspirantes era Luis Ocaña. El joven conquense afincado en Francia ya no era un simple desconocido. “En la Vuelta de 1969, su segunda Vuelta, la afición lo recibió como al Mesías. Tanto había crecido su fama, tanto se esperaba de él”. Luis Bergareche, director de la carrera, no tenía dudas al respecto cuando afirmaba: “Esta Vuelta puede ser la de la consagración de Ocaña. Un triunfo aquí le lanzaría al gran ciclismo internacional”. No se equivocaría, en este sentido, Juan del Bosque al preguntarse: “¿Quién sabe si entre los 110 corredores que hoy tomarán la salida de la Vuelta a España, en Badajoz, no existe este atleta que un día no lejano deslumbre a las masas?”. Pero más allá de Pingeon (sí, ganador final), de Ocaña, de los aspirantes de siempre enrocados en la vieja guardia y de la posibilidad de una sorpresa en ciernes, la de 1969, “una de las más modestas de todas cuantas se han celebrado” era una Vuelta difícil de predecir. “De Badajoz parte una Vuelta para conquistadores…”, titulaba Carlos Pardo una de sus piezas, tan aferrado a la idea de que las dieciocho etapas que restaban hasta Bilbao invitaban a pensar en una carrera “sin pronóstico y abierta como pocas”. Y así, con un bagaje previo de dos finales de etapa y otras tantas salidas, apenas tres días después de la finalización de una Vuelta al País Vasco en la que se había impuesto el francés Jacques Anquetil y donde Mariano Cañardo y Gino Bartali fueron invitados por la organización a contar la cinta de salida, Badajoz recibía la Vuelta con su calor humano… y parcialmente en esos días también climatológico. “La carrera empezó en Extremadura, donde el verano llega pronto”.

    [​IMG]
    Captura del vídeo subido en la red Youtube por Producciones Multivisuales que muestra un momento del desarrollo de ese primer prólogo de la Vuelta.
    La organización había dispuesto un arranque bajo la fórmula del prólogo contrarreloj, que se adoptaba por primera vez en la Vuelta y había sido alumbrado por el Tour de Francia (con victoria española, por cierto: José María Errandonea) dos años atrás. En ediciones precedentes había tempranas cronos, pero como segundo sector dentro la primera etapa. Ahora no. Un circuito de 6 kilómetros ponía en juego el primer jersey de líder. “Millares de pacenses que se han dado cita en los terrenos de la futura autopista Madrid-Lisboa, atraídos por el acontecimiento”, apareció en La Vanguardia. Sin embargo, tras acabar más allá de las 7 de la tarde, el primer prólogo de la ronda española no tuvo un triunfador ante el empate a tiempo (7 minutos y 12 segundos) de Luis Ocaña y del andaluz Antonio Gómez del Moral. Explican Lucy Fallon y Adrian Bell en su indispensable Viva la Vuelta: “La Vuelta de 1969 empezó con los irreconciliables Fagor y Kas teniendo que compartir podio. Luis Ocaña, del Fagor, y el corredor de Kas Antonio Gómez del Moral habían completado el prólogo de 6,4 kilómetros clavando exactamente el mismo mejor tiempo, y como no se habían registrado las fracciones de segundo era imposible decidir quién era el maillot amarillo”. Pingeon, buen contrarrelojista, ya dejó claras sus intenciones acabando tercero (o segundo, en sentido estricto) a 8 segundos de los coganadores. Ocaña y Gómez del Moral subieron juntos al podio, pero como ganadores de etapa, ya que no hubo reparto del amarillo patrocinado por Filomatic. “Tal vez esto constituya una anécdota sin precedentes en la historia de la Vuelta”, se cuestionaban entonces. Uno de los señalados para una hipotética victoria final ante la nómina de participantes, el vizcaíno del Kas Andrés Gandarias, se despedía a las primeras de cambio de sus opciones por un problema mecánico que le hizo partir tarde y acabar el último en ese prólogo.

    [​IMG]
    Gómez del Moral es informado del fallecimiento de su madre.
    Y si Badajoz fue la pionera de la historia en cuanto cronos de apertura bajo la fórmula del prólogo, al día siguiente también acogería la etapa en línea más larga de esa edición: los 246 kilómetros que se adentraban en las comarcas de Llanos de Olivenza, Sierra Suroeste, Zafra Rio Bodión, Tierra de Barros y Mérida-Vegas Bajas antes de volver a la capital provincial. En términos organizativos, pese a no ser el mismo día, se hablaba de “segundo sector de la primera etapa”. Las metas volantes de Barcarrota y Zafra ponían en juego estas clasificaciones secundarias y las primas económicas vinculadas. E idéntica circunstancia acaecía con la subida puntuable de tercera categoría bautizada como Sierra de Zarzoso (782 metros de altitud), en las cercanías del Pico San José y la población de Valle de Matamoros. Preciosas orografías adehesadas por esos pagos, por cierto. Tras el empate del día anterior, la llegada resolvería la identidad del primer jersey amarillo oficial. Sin embargo no llegó a ser así porque Gómez del Moral tuvo que abandonar la carrera de manera urgente ante el inminente fallecimiento de su madre, Carmen; las trágicas circunstancias se agravarían aún más con la pérdida de su padre, Domingo, cuyo deceso llegó doce horas después.

    La salida, briosa, tuvo lugar a las 11.30 horas de una mañana soleada. El valenciano Ramón Tarzán Sáez (Pepsi) pasó primero por la meta volante de Barcarrota, la población de la que es oriunda la familia de Alberto Contador, y el asturiano Luis Balagué (BIC) hizo lo propio en la de Zafra, acumulando respectivamente cada uno las 2.000 pesetas de premio. Balagué, además, fue elegido el más combativo del día por su empeño de 100 kilómetros que inició por Brovales, mucho antes el avituallamiento en Almendralejo (donde Dalmacio Langarica, director del Kas, fue arrollado sin consecuencias graves por un ciclista cuando abastecía de alimentos a su pupilo Gandarias) y acabó pasada Mérida, lo que le reportó otras 2.000 pesetas. El primer rey de la montaña, y ganador de una prima de 1.000 pesetas y dos segundos de bonificación, por su parte, fue el valenciano José Albelda, ciclista del Pepsi y padre del futuro jugador de fútbol David Albelda. La etapa pasaba por la localidad de Jerez de los Caballeros y su cercanía, con ese barniz propagandístico, inspiraba consejos prototurísticos en las páginas de algunos periódicos, como el ABC: “Merece la pena hacer un alto en la carretera para contemplar a contraluz del sol de mediodía la silueta incomparable de Jerez de los Caballeros”. Ya ven. El rol del actual segundo helicóptero, pero con la prosa de la prensa impresa.

    [​IMG]
    Michael Wright, ganador de etapa en Badajoz.
    En Badajoz, controlados todos los conatos de fuga, el triunfo al sprint le correspondió al británico Michael Wright tras casi seis horas y media de pedaleo. El dorsal 74, gracias a las bonificaciones, alcanzaba el liderato de la Vuelta 1969, lo que le aportaba 14.000 pesetas a la bolsa de premios del equipo y prolongaba su idilio en esta carrera tras sus éxitos de un año atrás en Lérida y Salou. Lo cierto es que Wright estaba en forma, como había demostrado con su victoria de etapa y su liderato provisional en la reciente Vuelta al País Vasco; e incluso antes del sprint no dudó en involucrarse en un escarceo. Al final, de cara a los preparativos del sprint pacense, encontró un gran asidero en la figura de un luxemburgués llamado Johnny Schleck, futuro padre de los ciclistas Frank y Andy. “La etapa ha sido briosa, como lo atestigua su promedio, que rozó los 38 kilómetros por hora. Estoy por decir que nos hacía mucha falta rodar a esta velocidad, porque descargaba un calor más que regular y, en ciertas ocasiones, la temperatura era bochornosa”.

    Una etapa con muchísimo ambiente, tanto que generaba piropos periodísticos de gran calado, sobre todo por la analogía: “Jamás hemos visto fuera del País Vasco una asistencia popular como la que hoy hemos visto en tierras de Badajoz”, aseguró el diario ABC en su edición del 15 de abril de ese año.
     
    • Me Gusta Me Gusta x 7
  16. labeaga

    labeaga Miembro Reconocido

    Registrado:
    14 Feb 2012
    Mensajes:
    2.067
    Me Gusta recibidos:
    5.115
    Ubicación:
    Pedalei eragiten
  17. ray

    ray ACCMIC MEMBER

    Registrado:
    17 Jun 2004
    Mensajes:
    23.932
    Me Gusta recibidos:
    7.478
    Ubicación:
    Barcelona
    Labeaga,te cuelgo el video que comentas más arríba
    ;)

     
    • Me Gusta Me Gusta x 2
  18. labeaga

    labeaga Miembro Reconocido

    Registrado:
    14 Feb 2012
    Mensajes:
    2.067
    Me Gusta recibidos:
    5.115
    Ubicación:
    Pedalei eragiten
    Bahamontes, el mejor escalador del Tour que no amaba el ciclismo
    Bahamontes es uno de los últimos testimonios del ciclismo de los años 50, época de posguerra y de hambruna. Sus anécdotas dejan boquiabierto a la vez que su hospitalidad, trato amable y campechano hechizan. Larga vida a ‘Fede’.
    [​IMG]

    Federico Martín Bahamontes (Toledo, España, 1928) Tan famoso como temido por sus ataques al inicio de un puerto, fue seis veces campeón de la montaña en el Tour de Francia (1954, 1958, 1959, 1962, 1963 y 1964) y el primer ciclista español en conquistar el maillot amarillo en París en 1959. Cuenta Bahamontes que desde que se retiró en 1965, no ha vuelto a tocar la bicicleta. “¿Cómo se mantiene en tan buena forma física?” Muestra las curtidas palmas de sus manos y afirma: “¡Trabajando, como he hecho siempre! Nunca tuve afición por el ciclismo, pero cuando pasas fatigas, es la necesidad la que te obliga”.

    Federico Martín Bahamontes nació unos años antes del estallido de la guerra civil española. La posguerra dejó a España dividida y sumida en la pobreza. Sus años de juventud los pasó en un país en reconstrucción, en el que se racionaban los alimentos, con malas infraestructuras, carreteras impracticables y donde el ferrocarril ni siquiera era una opción. “A las seis de la mañana entraba a trabajar en el mercado descargando bultos. Cobraba 15 céntimos de peseta de las de entonces, ahora no llega al céntimo de euro. Después cogía mi bicicleta de 12 kilos y me iba al mercado negro. Iba cargado con 30 y 40 kilos de alimentos que después revendía. Y eso lo hacía a las cuatro de la tarde. Por eso las etapas de calor se me daban tan bien, los machacaba a todos”.


    Ahí, afirma, se forjó el “Fede” que más adelante conquistaría la montaña del Tour de Francia y llegaría a ser conocido como el Águila de Toledo. “Parte de mi trabajo también era arrastrar una carretilla, que llegaba a pesar cien kilos para repartir verduras, por las empinadas cuestas de Toledo. Entonces no teníamos de nada. El que vive en la calle no se resfría, no necesita ir al médico, va descalzo y no le pasa nada. Cuando el cuerpo se acostumbra a sufrir, aguantas el sufrimiento mejor. De rico a pobre pasas muy mal, pero de pobre a rico pasa cualquiera”.

    Su primera carrera llegó por casualidad. De regreso del estraperlo (la compraventa en el mercado negro), tras sesenta kilómetros cargado con la mercancía se encontró con unos amigos. “’¿Dónde váis?”, les pregunté. ‘A correr’. ‘Pues yo también me quiero apuntar’. Faltaban dos horas para que comenzase la carrera. Me prestaron un pantalón y una camiseta de baloncesto y cogí un plátano y un limón que me comí con cáscara por el hambre que tenía. Nada más bajar la bandera me escapé y gané la carrera con más de doce minutos sobre el segundo”.

    Tras esta experiencia, y siempre en busca “de algo que echarme a la boca para comer”, se embarcó junto a dos amigos en un viaje de dos días en bicicleta para participar en la Vuelta Ciclista a Asturias de profesionales. Allí tuvieron que unirse a otros tres corredores para formar un equipo. “Quedaron eliminados en la primera etapa mientras que yo gané con una diferencia de seis minutos sobre los demás. Se me acercó el entonces seleccionador nacional, Julián Berrendero y me dijo ‘Tú, al Tour’. ‘¿Yo? Pero si no tengo maleta, ni ropa, ni dinero, ni sé francés’”.

    De aquel primer Tour recuerda el largo viaje en tren, en un vagón de tercera categoría, “donde nos metían a portugueses y españoles. Llegábamos a París con las marcas de los asientos marcados porque eran de madera y en alguna parada aprovechábamos para afeitarnos con vino blanco”. Era el año 1954 y logró en su primera participación volver a casa con el maillot de campeón de la montaña. “Los primeros años me daban ‘pájaras’ (desfallecimientos) tremendas por olvidarme de comer. Tampoco teníamos de nada así que nos volvíamos locos por encontrar un bar en el que entrar a robar. Recuerdo como en Italia directamente cerraban los bares. ‘¿Y quién me va a pagar?’, preguntaban. ‘Torriani’, respondíamos, porque era el director de la carrera. Después, Vincenzo Torriani, nos ponía multas a los equipos para poder recuperar el gasto que le suponía nuestros robos. Una vez hasta dejaron a un grupo encerrado dentro del bar hasta que les pagasen. ¡Tuvieron que repescarles en la carrera, claro!”.

    “Fue el Tour de la famosa escena del helado. Me escapé con Leguilly, Lazaride y un belga. El coche del belga se acercó para decirle que no tirase, porque eso me favorecía, y al pasar a mi lado saltó una piedra y me rompió dos radios de la rueda trasera. Era un puerto corto, pero muy duro. Me fui solo y al coronar, como Berrendero no aparecía para arreglarme la avería, me paré. Como pasaban los minutos y ahí no aparecía nadie fui a un puesto de helados y me serví dos bolas de helado de vainilla. Catorce minutos después apareció el pelotón”.

    Su empuje y ambición comenzaron a forjar la leyenda y en Francia empezaron a conocerle como “el Picador”, por su manera de levantarse en la bicicleta antes de asestar el golpe definitivo, como hace un picador ante el toro en una corrida taurina. “En Italia, los compañeros de pelotón me decían ‘vai via cretino, che ci fai morire’ porque sabían que atacaba de salida y dejaba al grupo hecho pedazos”.

    “Era un ciclismo muy distinto al de ahora. Nos echábamos agua en las zapatillas por el calor, arreglábamos el sillín a martillazos, llegábamos a meternos 6 ó 7 en una bañera después de una etapa, los avituallamientos se ponían en un tablero como si fuese una boda, con bolsas con uvas pasas, higos, pollo frío -como te tocase un ala te morías de hambre- y pasteles de arroz”.

    Confiesa que para él la cafeína de un par de cafés o de un carajillo (café con brandy español) eran suficientes para darle fuerzas, como el día de la cronoescalada de Puy de Dôme, su puerto francés favorito. El 11 de julio de 1959 España entera esperaba la contrarreloj de 12,5 kilómetros tras la que presumiblemente se enfundaría el jersey amarillo de líder de la carrera. El sueño amarillo vino impulsado por Fausto Coppi. “Fuel él quien me convenció de que tenía cualidades para ganar el Tour si no me centraba sólo en la clasificación de la montaña. Fue durante una cacería de liebres con galgos a la que le invité junto a Poblet, Geminiani y Van Looy. Me fichó para su equipo Tricofilina Coppi y cambié de mentalidad. Llegué al Tour del 59 en forma. Iba fuerte en el llano y en la montaña subía hasta sin manos. Esa conversación con Coppi fue clave en mi carrera”.

    Se proclamó ganador del Tour de Francia el 18 de julio de 1959, veinte años después del Alzamiento Nacional que llevó al aplastamiento de la república democrática por el general Francisco Franco. España entera esperaba su regreso. Desde Madrid se le rindieron honores en su recorrido hacia Toledo, unos 90 kilómetros, que tardó en completar cinco horas y a cuya estela seguía una caravana de tres kilómetros de automóviles.

    Tras su victoria en el Tour de Francia, logró dos podios más en 1963 y 1964, además de conseguir el maillot de la montaña durante tres ediciones. “Todas las carreras en las que he competido y completado he ganado la clasificación de la montaña. Y eso nadie lo ha conseguido. Tengo el récord de haber coronado en solitario el Tourmalet cuatro veces y otras tantas el Aubisque”.

    Desde que Federico Bahamontes se retiró en 1965 no ha vuelto a coger la bicicleta: “Me lo ordenó mi padrino. ‘Es hora de retirarse, Fede’. ‘¿Ahora que cobro el doble?’, le pregunté. ‘Precisamente, ahora que estás en todo lo alto es momento de dejarlo y montar una tienda de motocicletas y bicicletas’. Y así lo hice”.
     
    • Me Gusta Me Gusta x 12
  19. ribe1948

    ribe1948 Miembro Reconocido

    Registrado:
    12 Nov 2006
    Mensajes:
    3.266
    Me Gusta recibidos:
    588
    Ubicación:
    Durango/ Bizkaia
    Con perdón, Federico Martín Bahamontes, su nombre real, Alejandro Martín Bahamontes. Siempre lo conocí por Federico.
     
  20. perturbao

    perturbao Miembro Reconocido

    Registrado:
    10 Mar 2012
    Mensajes:
    1.175
    Me Gusta recibidos:
    476
    Ubicación:
    Zaragoza / Teruel
    • Me Gusta Me Gusta x 1

Compartir esta página