Este verano harto de realizar siempre los mismos recorridos con la bicicleta, me plantee una salida algo diferente. La cuestión era coger la bicicleta de carretera, armarse de unas alforjas con todo lo necesario (incluyendo hasta la tienda de campaña y el hornillo de alcohol) y partir en dirección hacia Europa. La cuestión era realizar todos los kilómetros que quisiera, de forma que cada uno de estos kilómetros fuera un avance. No es como en las demás rutas donde te debes de preocupar que el punto final de la ruta sea el punto inicial, por lo que la ruta te puede resultar demasiado larga o demasiada corta. El asunto era buscar un poco el límite personal, esto es realizar el mayor número de kilómetros pero sin pasarse, tan pronto me sintiera cansado daría por finalizada la ruta hasta el día siguiente. Por la búsqueda de esté límite personal decidí que el viaje lo realizaría en solitario. Aunque la cuestión era no fijar ni inicios ni finales de etapa, sí que me preocupe de buscar una ruta donde procuraba evitar carreteras principales. Con ganas de conocer nuevos países dirigí esta ruta hacia Europa y alargue extremamente esta ruta preparada hasta nada más y nada menos que Oslo. Así sí el viaje iba bien y todavía mantenía ganas de seguir siempre tendría una ruta que seguir (no tenía limitación de tiempo) y conocería Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Dinamarca, Suecia y Noruega. He de decir que siempre he tenido curiosidad de visitar los países del Noroeste europeo, puesto que siempre los he considerado los países civilizadamente más avanzados. Luego lo más normal sería que no cumpliera con toda la ruta, pero ahí estaría, por si acaso. Tan pronto como el viaje no me aportará disfrute, cogería un tren o un avión y a casa.
1ª Etapa: Etxalar – Vieux Boucau 134 Km (6h 23’ El viaje lo inicie de la forma más dura posible, subiendo un puerto (la única cuesta de todo el viaje al que se le podía dar este nombre), un puerto bien conocido que no resulta demasiado duro y que se puede subir tranquilamente en plato mediano, pero el sobrepeso de las alforjas (25-30kg) y la incapacidad que ello me daba para subir de pie, hizo que tuviera que subirlo en plato pequeño invirtiendo mucho más tiempo de lo normal, pero el tiempo no es problema, disponía de todo el que quisiera. Si subir era un problema, bajar no lo era menos, los mayores problemas de estabilidad que provocada el extra de peso me hizo bajar el puerto despacio y con mucha preocupación. La sensación inicial de ausencia de estabilidad era tal, que en los primeros días ni me atrevía a beber o comer sobre la bici. La primera sorpresa llego pronto, tras 60km llegué a La Bastide que se encontraba de fiestas. Era mediodía y habían cortado la carretera para celebrar un tipo de encierro donde soltaban unas vaquillas que debían subir una cuesta de unos 200 m detrás de los mozos. Lo curioso era que detrás de estas vaquillas iban hombres a caballo (pienso que para controlar las vaquillas). Aproveché este acto para descansar y comer algo, y luego seguí en la dirección de la costa (donde menos cuestas hay). Hubo un momento en el que me perdí, esto hizo que hiciera unos extras de kilómetros, pero tampoco importaba puesto que el objetivo del viaje era hacer kilómetros. El pensamiento inicial era el de combinar noches en camping con noches de acampada salvaje. Pensé que lo mejor era que el primer día lo pasará en un camping, sería mejor si tuviera algún problema al montar la tienda, al preparar la cena, ... Como al llegar a la costa estaba un poco cansado decidí buscar un camping. Tras pasar por dos camping que me parecíeron demasiado caros me quedé en el camping de Vieux Boucau. Tras montar la tienda, aproveché para darme un baño en la playa y visitar un poco el pueblo (muy turístico) y a la vez comprar el pan para la cena.
2ª Etapa: Vieux Boucau - Andernos 140 Km (5h 49’ Me desperté pronto, lo recogí todo e inicié la segunda etapa. A pesar de que el cielo estaba limpio y brillara el sol, pegaba viento del norte por lo que hacía un poco de frío (esta sería la tónica en todo el viaje), por lo que esta etapa (así como el resto) los realicé llevando manguitos y perneras. El hecho de que el trayecto de este día fuera totalmente llano me permitió llevar una velocidad media mayor. Este día decidí que esta segunda noche también lo pasaría en un camping, del mismo modo que el resto de las noches que me quedaban, descartando la idea de acampada libre (a menos que no quedara más remedio). El primer día en el camping observé que el camping supone suficientes ventajas: tienes una ducha, dispones de todo el agua necesario a mano (para beber, preparar la comida, fregar, ...), puedes montar la tienda y largarte tranquilamente a visitar los alrededores y además los de casa se quedan más tranquilos. La búsqueda de un camping no muy caro me llevó a las afueras de Andernos, otra ciudad muy turística de la costa francesa.
3ª Etapa: Andernos – Royan 118 Km (4h 54’ Etapa totalmente llana. En Verdon cogí un ferry que me llevó hasta Royan. Si bien hasta entrar en el ferry iba muy fuerte, el bajarme del ferry y volver a dar pedales me dio mucha pereza, por lo que decidí empezar a buscar el camping, el cual lo encontré a unos 5 km.
4ª Etapa: Royan – Coulognes sur l’Autize 125 Km (5h 30’ Otra etapa llana, pero no tan tranquila. A pesar de que había diseñado la mayoría de la ruta por caminos secundarios, me he encontrado con carreteras departamentales (ni nacionales, ni autovías) que más bien parecían una autopista; doble carril en ambas direcciones con separación intermedia e incluso un tercer carril, carril bici, en ciertos tramos. Llegué al camping al mismo tiempo que otros tres ciclistas franceses (2 adultos y el hijo de uno de ellos) que iban hacia Burdeos. El camping era propiedad del ayuntamiento y en él había un cartel que indicaba que había que ir al ayuntamiento a realizar el pago. Así que deje las alforjas y me fui al ayuntamiento junto a uno de los ciclistas franceses. Se me hizo muy raro el pedalear sin alforjas, ya me había hecho a ellas, ya no tenía problemas para comer y beber sobre la bici, y también era capaz de pedalear durante un rato de pie (sin balancear demasiado) para cambiar el ritmo. Estuve conversando un rato con uno de los ciclistas (el sabía algo de español y yo algo de francés). Le enseñe la ruta que tenía prevista. El me dijo que pasaría cerca de su casa y que sí quería podría dormir en ella. La invitación sonaba apetecible, pero me pareció echarle demasiado morro (hubiera llegado el día siguiente cuando el no estuviera allí, además no se hasta que punto lo dijo en serio) así que lo rechace. Pero estos detalles de solidaridad entre ciclistas te alegran.
5ª Etapa: Coulonges sur l’Autize - Gennes 126 Km (5h 55’ El inicio de esta etapa se me hizo bastante más dura que las anteriores por los continuos repechos de 1-2 Km donde incluso debía poner todo el desarrollo (30-25). Al llegar a Thouars (ciudad muy bonita con muchos edificios tipo castillo) estaba sin agua, por lo que pregunte por una fuente. Un par de personas me respondieron que no sabían donde había una (en general me resulto muy difícil encontrar fuentes en Francia, muchos pueblos y ciudades no las tenían ¿?). La tercera persona a la que le pregunte, una madre con su hija que venía de hacer las compras, tampoco sabía donde había una fuente, pero me invitó a su casa que estaba próxima y me dio agua. Estos detalles se agradecen. Hay gente que te observa con todos esos trastos, y si apiadan un poco de ti al mismo tiempo que sienten cierta admiración por haber emprendido un viaje tan descabellado en su opinión. Todas las personas a las cuales le preguntaba alguna dirección me despedían con algo similar a “Je t’empris” lo cual creo que significa algo así como “te apoyo”. Y aunque muchas veces podrían ser palabras dichas por educación (los franceses son demasiado educados), a mí me daban ánimos y ganas de seguir.
6ª Etapa: Gennes- Mamers 167 Km (6h 59’ En teoría ésta iba a ser la única etapa con final decidido de antemano, puesto que dado mi afición a los automóviles, tenía previsto que Le Mans debería de ser un final de etapa. Pero tras 85 Km, llegue bastante temprano a Le Mans. Aquí pregunte tanto por el museo del automóvil que estaba pegado al circuito, como por un camping cercano. El museo quedaba cerca de donde estaba, pero el camping más cercano estaba a 4,5 Km en sentido contrario, por lo que la acción de ir primero al camping, cambiarme y volver al museo no tenía mucho sentido. Así que recapacite un poco y pensé que quedarme un día entero en Le Mans tampoco merecía, ¿que iba a hacer a parte de visitar el museo?. De este modo fui directo al museo, lo visité (muy interesante, aparte de la propia historia de las 24h de Le Mans, también se exponía la historia del automóvil) con el traje de batalla y continué con la etapa. La salida de Le Mans fue bastante complicada (es una ciudad grande), me perdí y tuve que realizar unos cuantos kilómetros extra. Para reorientarme fui preguntando a distintas personas que me encontraba cerca de la carretera. En una de ellas, vi a un hombre cortando el césped cerca de la carretera, me acerque y le pregunte la dirección. El no tuvo duda en dejar su actividad y bajar hasta la carretera para indicarme el camino de forma correcta. Después me pregunto si tenía sed, cosa que aproveche para pedirle agua, pues llevaba los dos bidones vacíos. El me invito a su casa, hasta dentro, donde además de darme el agua me ofreció si quería comer algo. Le dije que ya había comido pero aún así insistió y al final me regalo un paquete de galletas. No es que esto le supusiera un gran gasto (la galletas llevaban precio, 0,74€, pero fue un gran detalle por su parte. Tras reorientarme, empecé enseguida a buscar un camping. La búsqueda de un camping resulta mucho más difícil en el interior del país que en la costa. Así tuve que recorrer una veintena de kilómetros para encontrar el camping más cercano. Con ello lo que debió ser la etapa más corta se convirtió en la más larga. El paso por Le Mans me hizo pensar sobre el viaje. El objetivo del viaje era el de realizar kilómetros a la vez que se visitaban distintas partes de la geografía europea. Al llegar a una ciudad como Le Mans, me dí cuenta que eso de visitar otras ciudades no tenía mucho sentido sin tener nadie a quién comentar las cosas o con quién comparar opiniones. Mis visitas a los pueblos se limitaban a dar una vuelta rápida y realizar la compra en la tienda. Con esto, ¿que podía aprender sobre los sitios que visitaba?. ¿Merecía la pena seguir hasta Bélgica, Holanda o Alemania? Aún si llegara dudo que fuera capaz de observar debidamente estas culturas que en teoría me atraen. De este modo lo único que mantenía el viaje era el hacer los kilómetros, y esto también se había convertido en algo monótono, además la decisión de dormir en los camping también me limitaba seleccionar los finales de etapa. Creo que por fuerzas físicas o mentales podría seguir durante muchos días, quizás hasta Oslo, pero con ello ¿Qué habría ganado?¿Realizar una mayor hazaña? No conocería otras culturas, a la vez que el realizar kilómetros perdería su disfrute. Esto sin considerar el clima, el frío que ya era considerable en Francia sería aún mayor cuanto más hacia el norte me fuera. Así en contra de la idea final, puse un objetivo final al viaje, no merecía el seguir día a día sólo por rutina. Así decidí que Roubaix podía ser un buen final para mi viaje, de esta forma habría atravesado Francia entera desde el sur hasta el norte y del mismo modo habría cumplido con la versión casera de la carrera más dura de un día, la París – Roubaix. Además el no salir de Francia me facilitaría la vuelta a casa.
7ª Etapa: Mamers – Les Andelys 163 Km (7h 27’ Una etapa larga y dura, el trayecto estaba lleno de repechos cortos que pasaban factura, llegué muy cansado al camping (no como el día anterior que a pesar del kilometraje llegué relativamente fresco). Este día también me encontré con otra de esas personas que se merecen un 10, al preguntarle por agua, me llevo a su club de petanca donde me dio el agua y después estuvimos charlando sobre mi viaje. Posteriormente al pasar por Evreux (otra gran ciudad), me volví a perder (las ciudades no son lo mío). Me costó reorientarme, pero al final lo conseguí gracias a las indicaciones de gente muy amable. Tan pronto me reorienté empecé a buscar un camping, y de nuevo tuve que realizar una gran cantidad de kilómetros hasta llegar al camping más próximo. Razón por la que llegué bastante cansado. Estuve incluso pensando en acampar al aire libre, pero pensé que por 3 días que me quedaban mejor asegurar durmiendo en camping.
8ª Etapa: Les Andelys – Albert 158 Km (7h 28’ Otra etapa larga y dura, posiblemente la más dura de todas, sobre todo el final, donde me encontré con constantes falsos llanos en subida con viento en contra (durante todo el viaje el viento fue del norte pero éste día tuve la impresión de que soplaba más fuerte que nunca, o quizás fuera que estuviera más débil) que me hacían poner incluso el plato pequeño y tener que pedalear de pie (a estas alturas ya pedaleaba con total facilidad de pie). Pero a pesar del cansancio, el querer buscar un camping para pasar la noche me empujo a llegar hasta Albert. Además de este modo la última etapa sería más accesible en cuanto al kilometraje.
9ª Etapa: Albert - Roubaix 114 Km (5h 12’ Al inicio de la etapa también soplaba fuerte viento de cara, pero me encontraba bastante más fuerte que el día anterior, por lo que tampoco me molesto tanto. El cielo estaba nublado, a diferencia de los días anteriores, pero con temperaturas similares. Incluso cayeron un par de gotas, pero nada serío. He tenido suerte, durante todo el viaje no he tenido ni un día de lluvia. Al paso por Cysoing (Km 95) entré al tramo de pave Ducloss Lasalle de 960m y posteriormente al tramo 4 chemin de 525m. Ambos son recorridos en la carrera París-Roubaix, la cual admiro. Los tramos de pave los he realizado a pie, por miedo a romper algo si los hacía sobre la bicicleta. El peso de las alforjas haría sufrir en exceso a la bicicleta. Tras salir del pave me he dirigido directamente al velódromo de Roubaix, donde he dado por finalizado mi aventura. Al lado del velódromo se encuentra el Veloclub de Roubaix, el cual tuve la suerte de visitar. Resulto ser un lugar muy interesante con múltiples fotos sobre la historia de la Paris – Roubaix. Aproveché la oportunidad para charlar un rato con uno de los socios, a quien le pregunté sobre la Paris-Roubaix para cicloturistas. Me comentó que esta carrera se realizaba cada 2 años, y que existían tres posibles recorridos; una casi idéntica a la profesional y otras dos considerablemente más cortas. Algún año tengo que correr alguna de ellas.
Vuelta a casa Cuando llegué a Roubaix tuve la tentación de seguir con el viaje inicialmente planteado, puesto que no notaba ninguna disminución de fuerzas y el hecho de estar en la frontera con otro país me tentaba a seguir, pero luego volví a pensar en lo que ello me podría aportar, y la verdad es que no podría aportarme nada nuevo. Así reafirme mi decisión y empecé a pensar en mí vuelta a casa. El viaje por Europa lo dejaré para una próxima ocasión. El modo más sencillo para la vuelta era mediante el tren, el tren que necesitaba salía de Lille. Podría haber buscado una conexión de tren desde Roubaix, pero dado la cercanía (13km) me dirigí en bicicleta hasta la estación de Lille. La mayoría del trayecto los hice por un estupendo carril bici. Vaya disgusto que me llevé al coger los billetes, me dijeron que la bicicleta no podría viajar conmigo, pero que podría enviarlo por “porte a porte” hasta casa en unos 3-4 días. No tuve más opción de aceptar, tenía la ilusión que la bici viniera conmigo hasta Irun y así poder realizar también la vuelta a casa sobre la bicicleta, pero lo que había leído de que el S.N.C.F. permitía transportar bicicletas sólo era cuando se había avisado con 4-5 días de antelación. Tras toda la noche de viaje, la mañana siguiente estaba en Irun donde me esperaba mi padre para llevarme a casa. Ya han pasado 6 días (4 laborables), y la bicicleta (+ alforjas con todo el equipaje) todavía no ha llegado, he intentado contactar con la S.N.C.F. pero no lo he conseguido. Voy a darles un par de días más, pero sí la bici no aparece, iré a la estación y les armaré el follón.
Incidencias mecánicas He dé decir que tuve mucha suerte al no tener ningún pinchazo. Lo que si tuve que hacer es cambiar el neumático trasero con sólo 1500 Km (800 con el sobrepeso de las alforjas). Lo que sí me supuso mayores problemas y una gran rabia fue los problemas con la parrilla. Sabía que la bicicleta no estaba preparada para instalarle la parrilla. Pero es que cuando la compre ya les exigí que una condición debía ser que se pudiera poner una parrilla, a lo que me respondieron que con la bici que escogí no habría ningún problema utilizando unas abrazaderas, supuestamente quedaría tan bien como si tuviera los debidos anclajes. Pero cuando lleve la bicicleta a que le pusieran la parrilla (a la misma tienda) me dijeron que posiblemente la parrilla no quedaría bien porque la bicicleta no estaba preparada para ponerle una parrilla. Entonces les comenté como al comprar la bicicleta me garantizaron lo contrario, a lo que entonces respondieron que sería cuestión de probar. El montaje lo hicieron a toda prisa y de mala manera diciendo que no se podía hacer nada mejor, Por lo que al llegar a casa tuve que arreglarlo yo mismo. Debido al cierre que tenía la bicicleta habían sujetado los dos puntos superiores de apoyo de la parrilla al mismo lado del cierre, lo que la dejaba algo torcida. Así en casa sustituí el cierre de sillín por el de otra bicicleta y así pude fijar los puntos de apoyo superiores a ambos lados del cierre con lo que la parrilla quedaba mejor centrada. Pero esto no fue lo peor, al final de la primera etapa, la parrilla se había soltado, las abrazaderas que unían la parrilla a los tirantes no tenían suficiente fuerza por lo que cayeron hasta apoyarse en la puntera, pero con una molesta holgura lateral. Esa misma noche hice un apaño casero con papel de baño y esparadrapo para asegurar las abrazaderas sobre las punteras. El apaño funciono bastante bien aunque el 7º día tuviera que repetirlo. De haberlo sabido hubiera montado la parrilla en casa, donde podría haber hecho un apaño en mejores condiciones. Otro problema que tuve, fue el descentrado de la rueda trasera, cosa relativamente normal si consideramos el sobrepeso que tuvo que aguantar.
Costes Camping: 51,25€ Comida: unos 50€ Viaje de vuelta: 98,60€ Llamadas por teléfono a casa: 90€ Otros (Ferry, neumático, caprichos,...): unos 50€ como mucho Total: unos 350€
Conclusiones Ante todo he de decir que ha sido una experiencia muy positiva, pero no exactamente lo que esperaba de este viaje. El viaje tenía dos objetivos. El primero suponía un reto personal, el de realizar el máximo de kilómetros posibles al día, sin explotar, de modo que cada uno de los kilómetros supusiera un avance en el viaje (y no una ruta circular de ida y vuelta). Para cumplir con este objetivo tenía que enfrentarme al viaje en solitario, puesto que nadie tendría exactamente ni mi mismo ritmo ni mi mismo fondo (tampoco nadie se animo a venir conmigo). Además el ir sólo suponía un extra de aventura, que también me permitiría más momentos para reflexionar a cerca de ciertos asuntos personales. Así pude convertir el reto personal de buscar mi límite físico, también en un reto psíquico. El otro objetivo era realizar un poco de turismo y observar ciudades diferentes. Pero durante el viaje me di cuenta que este objetivo era prácticamente incompatible con el primero, por lo menos en mi caso. Para percibir un mínimo la cultura de un sitio hace falta algo más de tiempo, y sobre todo, involucrarse más en ella. Realizar esto en solitario resulta más difícil. Yendo junto con alguna otra persona, sería más fácil el ir al pueblo para tomar algo y relacionarnos con la gente, o simplemente visitar las distintas zonas turísticas y comentar y discutir el paisaje, las edificaciones,... Descartando el turismo, ¿que ganaba con seguir avanzando? Además por la decisión de dormir siempre en camping, ni siquiera mantenía el objetivo de realizar el kilometraje justo. Así el 6º día me di cuenta que el viaje se había convertido en una rutina de realizar kilómetros, nada más, cosa que podría realizar del mismo modo en casa. De esta modo lo único que podía mantener el viaje en marcha, era el objetivo de realizar una “hazaña”. Atravesar todos los países del sur al norte de Europa no tenía sentido, sería muchos días de rutina, sin gratificación turística, y al final ni gratificación al hacer los kilómetros. Pero el enfoque de atravesar Francia sí tenía mayor sentido, serían sólo 3 días más de rutina y el vieje ya supondría un logro. Como conclusión me ha gustado mucho el concepto de este viaje, el desplazamiento con la bicicleta llevándolo todo contigo, te da una muy agradable sensación de autosuficiencia. Pienso repetir algún otra vez (quizás la transpirenaica, la ruta de la plata,...). Pero también me he dado cuenta que en estos viajes, los retos personales no tienen mucho sentido. Es mejor pensar en un reto colectivo y en la convivencia entre amigos. El próximo viaje será en compañía y con un enfoque más relajado.
:bravo :aplauso3 :clap :bravo :aplauso3 :aplauso4 :clap mis más sinceros respetos. bien pensado. admiración.
