mmmmm............ una pequeña duda... el disco delantero de PAULISSEN q esta ROJO, es así pq esta sucio, pq es una de estas ediciones especiales para los JJOO o pq iba a freir uns choricitos dsps de la carrera???
me ha gustado esta cronica y os la pongo: Hermida saca plata de la tierra Una caída apartó al 'biker' catalán de la lucha por el oro, pero reaccionó y acabó segundo J. GÓMEZ PEÑA/ENVIADO ESPECIAL. ATENAS SIN FRENO. Hermida demostró su destreza en la prueba. / REUTERS ImprimirEnviar De par en par El show del medallista Cuatro años con las pistolas selladas, desde su cuarto puesto en Sydney. Con la cartuchera disecada. Por eso, al cruzar la meta explotó. Desenfundó a dos manos y disparó sobre la medalla de plata. Diana. Aún sacó las pistolas de nuevo y simuló pegarse un tiro. Cayó sobre la línea. «Esta carrera ha sido durísima, un suicidio». Se levantó como un muelle, como sacudido por una descarga eléctrica. Abrazó al francés Absalón, el ganador, y también a varios aficionados galos. Decoraba su alegría con ademanes de vértigo. Convulsos. Frenéticos. José Antonio Hermida, un tipo simpático, expansivo, no sabía cómo celebrar un éxito olímpico. Y lo hizo a su manera. A tiros. Las pistolas llevaban tiempo cargadas. Veinte segundos le habían separado del podio en los anteriores Juegos. El trazado del circuito ateniense tenía memoria de aquella decepción. Mediados los 45 kilómetros de la carrera, el francés Absalon sacudió el grupo de favoritos: le seguían Hermida, el holandés Brentjens, el belga Paulissen y el italiano Bui. Los designados. En uno de los reliados senderos del circuito de Parnitha, Absalon, el bíblico, el francés con el apellido del tercer hijo de David, procedió al exterminio. Le había lanzado su compatriota y anterior campeón olímpico, el galo Martínez, un ciclista en declive. Absalon dictó la carrera. Sólo Hermida le siguió. A diez metros. El mountain bike se corre a menos de veinte por hora. A cámara lenta y, sin embargo, columpiándose en el riesgo. Los centímetros se cuentan uno a uno. Parnitha es un mapa falso. Dicen que es la atalaya de Atenas, un pulmón de pinos y acebos. En realidad es un monte aplastado por el sol; un sendero de piedras pintadas de polvo. Una trampa. Hermida, desbocado, no quiso conceder nada más al francés. Le conoce. Tiene calcada su silueta en el archivo mental. Tenía que seguirle. No podía vomitar cuatro años de entrenamientos. «Me caí, sin más» Llevaba la mirada desdoblada entre el dorsal del francés y el suelo cuando la rueda le traicionó en una esquina del circuito. «No era un lugar complicado. No sé. Me caí, sin más». Hermida había anunciado que jugaría a ganar. Se había desafiado a sí mismo. De repente, estaba en el suelo. Él, que tiene gestos de ardilla, que desenfunda antes que nadie, que cae como un gato: siempre de pie. Sin embargo, estaba sobre el polvo. Encima de la ceniza de sus ilusiones. «Me vi con la visera doblada, con el casco levantado. Me dolía la rodilla». Tizne de tierra por todo el cuerpo. En ese momento, su mente resbaló también, hacia Sydney, hacia aquella vieja caída. El contorno de sus sueños se había agrietado. Aquel paisaje verde oro podía ser el de su entierro. Otra vez. No podía ser. Reaccionó. Se rebeló mientras veía cómo le pasaba Brentjens, el número uno del ránking. Sintió la quemadura, el impulso del instinto y se levantó. Se recompuso. Visera, casco y rodillas. A punto. Notó la descarga y se subió a la bicicleta. Echo agua sobre la herida y la limpió de sangre. Inmediatamente el polvo ocupó su lugar. Tapó el rasponazo. Hermida, pleno de adrenalina, se dijo a sí mismo: «Otra vez no. No pueden dejarme sin podio por una caída». Se lo dijo con los dientes. Apretados. Mordidos. Con las manos en las pistolas. Remontada Iván Raña, el triatleta, le ofreció agua desde la linde del camino. Para la herida y la garganta. La caída de Hermida había concedido un crédito de un minuto a Absalon y de 30 segundos a Brentjens. Por detrás se escuchaban los tacos de la ruedas del belga Paulissen, un diesel que remontaba. Hermida es un ciclista orquesta: todo lo hace bien. Sube, baja, zigzaguea. Y recuerda. Atenas no podía ser Sydney. Hiló su dorsal a de Absalon con un minuto de cuerda. No le concedió más. Y rebasó al holandés, al bronce. Así llegaron: el francés y el catalán separados por el minuto que duró la caída, y Brentjens detrás. Hermida, por fin, había sacado plata del polvo, de la tierra. Y disparó: con balas de ese metal.
Muy buenas fotos y muy buen reportaje. Oie chico del carbón, mira haber si pueds encontrar alguna de Hermida entrando en meta con las pistolas o cuando hace el espectáculo de "pegarse un tiro". Gracias
Lo que no se ve en las fotos,y que me pareció ver en la carrera,es que Frischknecht llevaba V delante,y disco detrás. Será que los soportes de freno pegados en el Scale se despegan?
s verdad... se ve un cable q va de la botella derecha al manillar... pero no llevaban SPV????? yo esto no lo ntiendo.... :scratch :scratch :scratch
Muy chulas las fotos.... He puesto mi Scott delante de la pantalla para que aprenda lo que el tío Friskies hace con su hermana mayor. A ver si se le pega algo, porque solo se le parece en el color...jajaja :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen: