JAMONBIKE 2017

Tema en 'Rally/X-Country/Maratón' iniciado por juankar, 7 Dic 2016.

  1. juankar

    juankar Señor del Jamon

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    Explicarlo mejor es sencillamente imposible, eres un maestro de los relatos, el Delibes de los bikers
     
  2. asarpa

    asarpa Novato

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    El domingo hice la etapa del sábado. "Pa cagarse". Tiene de todo: Pistas buenas y malas; cuestas interminables, algunas muy pedregosas, otras como autopistas; bajadas vertiginosas; sendas, la de San Ginés hasta peligrosa y técnica; tramos de campo a través; algún rastrojo, algún labrao; un tramo de vía verde; algún pedregal de tal punto como para tener que desmontar; etc. Y es que en 142 kms de mala leche, caben muchas cosas. Una jornada de btt total que nos va a apurar muucho.

    Ya queda poco, así que, hay que afinar la bici y tener las equipaciones de corto, de largo, manguitos, perneras, guantes, etc, en mente por si acaso...

    Nos vemos en Calamocha.
     
  3. Van Poppel

    Van Poppel Miembro Reconocido

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    Buenas;

    Abro el post por si alguien de la organización o biker de ésta prueba ha encontrado en km 16 un GPS twonav. Un familiar ha tenido una caída en ese punto cuando estaba en cabeza y se ha roto la clavícula, ha sido trasladado a urgencias y y no kos hemos dado cuenta de que falataba el dichoso GPS hasta ahora.
    Si alguien lo ha encontrado por favor ponerse en contacto conmigo por privado.

    Muchas gracias.
     
  4. juankar

    juankar Señor del Jamon

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    Esta mañana han buscado el gps por Bañón, pero siento decirte que no lo han encontrado.
    Sentimos mucho lo de la clavícula, espero q se recupere pronto.
    Seguiremos buscando el gps, un saludo
     
  5. juankar

    juankar Señor del Jamon

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  6. juankar

    juankar Señor del Jamon

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  7. Van Poppel

    Van Poppel Miembro Reconocido

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    Muchísimas Gracias, si queréis más información de donde se cayó pedírmelo que tengo los datos de strava.
    Dentro de la gravedad de la caída al final solo ha sido chapa y pintura y tiempo de recuperación.
    De nuevo gracias por todo.


    Salu2: Van Poppel.

     
  8. juankar

    juankar Señor del Jamon

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    Esta mañana ha buscado el gps el chico que primero lo atendio, mañana subiremos a buscar por la zona donde lo atendieron en la ambulancia.
     
  9. Suavetron

    Suavetron Novato

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    Quiero felicitar a la gran familia jamonera, que ha conseguido que pase un fin de semana fantástico. Me lo he pasado teta...recorridos...comidas...gentes...zona...todo de un buen rollo increible. Enhorabuena.
     
  10. juankar

    juankar Señor del Jamon

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    Gracias a ti por venir y confiar en nosotros.
     
  11. juankar

    juankar Señor del Jamon

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  12. perturbao

    perturbao Miembro Reconocido

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  13. perturbao

    perturbao Miembro Reconocido

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  14. asarpa

    asarpa Novato

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    Espero Van Poppel que tu familiar evolucione favorablemente.

    Si se aburre y le apetece un poco de lectura de cómo vivió la jornada un globero, aquí os dejo una crónica, mi crónica, de la carrera del sábado. Es un poco tocha pero hay muchas cosas y muchas sensaciones que contar. Espero que os guste.


    Siete de la mañana, suena el despertador. El día del desafío ha llegado. Medio dormido aún deambulo por casa intentando que con la modorra que llevo no se me olvide nada. Mientras se calienta la leche, espero pacientemente frente al microondas. Me pica un moflete del culo, me rasco mientras bostezo con toda el alma. Es una escena alejada de cualquier tipo de glamur e incluso dantesca.

    El desayuno copioso empieza a hacer efecto, perfecto, hay que quitar lastre para subir más ligero.

    Miro el pronóstico del tiempo y como en los últimos diez días el viento va a estar presente. La lluvia puede que poca.

    Hay que coger el dorsal y yo más chulo que nadie sin el DNI. Ahí es donde Fran decide hacerse el único socio de la ONG: apadrina a un ciclista. Gracias a él me dan el dorsal y la paletilla. Subo al Fidalgo a ver qué percal hay, y aún me tomo un café y un sobao, uhm! ¿Movimiento?... eso sólo significa una cosa: la cagadica del miedo. Me pongo en faena y parece ser que falta miedo, no como el vecino de retrete que lleva una traca del quince.

    Situado ya en la salida y con el ralentí ya alto trato de concentrarme en lo que tiene que ser mi carrera. Tengo que salir tranquilo, controlando las pulsaciones e ir superando poco a poco los hitos hasta Ojos Negros para allí meter la directa hasta el final.

    Dan la salida, vamos saliendo del pueblo, suenan los AC DC, las pulsaciones desbocadas, trato de sujetarme a ver si bajan, pero como no tengo paciencia, en el km 4 ó 5 cojo una rueda que me lleva para adelante, luego otra. Eso hace que me anime y alcanzo al siguiente y al otro, ahora el que tira soy yo. A tomar por culo el planteamiento, aunque sin volverme loco pero voy mas revolucionado de la cuenta, en fin, hasta que el cuerpo aguante.

    Primera cuesta, empinada y rota con bastante piedra. Pero allí están los amigos para compensar. Bajada rápida a Rubielos y me da la sensación de que la rueda de delante “reblinca” mucho. Al paso por el pueblo me arranco con una jota. Hordas de gente joven se lanzan a las calles jaleándonos. No cabe un alma más. Ese comentario lo lanzo al grupo que me acompaña para terminarlo con un melancólico: ¡qué penica! Esto es Teruel. Alguno hasta asiente…

    Bienvenidos a la cofradía de la bicicleta al hombro parece decir la senda por la que dejamos la carretera. Así de esa guisa nos alejamos de Rubielos de la Cérida para alcanzar el cañón del gato. Bajada buena hasta que un giro en redondo a izquierdas acaba con la alegría donde en apenas unos metros me pasan los dos o tres que he rebasado en la bajada. En fin, es mi sino.

    Avanzamos por el páramo de los altos de Bueña. Alguien me pregunta por el cartelito, fueron varios en toda la carrera, yo le explico con respiración entrecortada el tema cuando un giro traicionero nos pone en sobre aviso del viento que hace. ¡Nos vamos a cagar!

    Bajada rápida a Bueña, tras haber sorteado un rastrojo y un labrao que los que han pasado antes nos lo han dejado de lujo. Lo mismo que el campo a través que le sigue.

    En Bueña, buena gente nos espera. Parada y fonda. Las sensaciones no son malas, pero sigo yendo un poco alto de vueltas. Desinflo un poco la rueda delantera puesto que en la bajada me ha ido dando coces y se agarra poco. Es nueva y está muy hinchada.

    Encaro la bajada a Villafranca, al principio con tranquilidad para recuperar un poco y del puñao que he cogido me voy comiendo alguna gominola que parece radiactiva por el brío que me da. Viento muy molesto. Me alcanza primero uno y luego otro y entre los tres empezamos los relevos y volamos a Villafranca, alcanzando un par de grupos que no se unen. Mientras, y a pesar de los avisos, especialmente de la fotógrafa y amiga, sorprende la altura del paso subterráneo de la rambla por debajo de la carretera, así que agachamos la cabeza y pasamos como podemos, conscientes de un golpe en la cabeza, nos hará daño en el cuello.

    Afrontamos la dura subida, empinada, pedregosa. Se escuchan varios juramentos. Meto hierro, aprieto los dientes, bajo los codos y tiro de riñones hasta que por las revoluciones que alcanzo, las piedras y el de delante soy de los últimos en echar pie a tierra. Ahí los compañeros de vuelo, volaron.

    Entre chaparras, monte muy chulo, con subidas y bajadas cortas vamos hacia Peracense. Con cada gominola radiactiva que me como, noto que las piernas van bien un rato y me da para marcar un poco el ritmo del grupo. Cuando flojeo, a chupar rueda y gominola. En la bajada pedregosa a Peracense rebaso a los dos o tres del grupo que van delante.

    En Peracense, buenos amigos. Qué alegría ya estoy aquí. Me dan ánimos, se preocupan y me tienen muy contemplado. Hasta aquí ha ido la cosa bien. Pero no me engaño, he venido punto y medio por encima y lo voy a pagar, San Ginés se lo va a cobrar con intereses. En el PC, se va el de Santa Eulalia, con el que había hecho migas. Es igual, antes o después lo iba a hacer. Encaro la subida, me encuentro con un paisano que para animar me dice que en 12 ó 15 minutos estoy arriba. Como lo pillo en el renuncio se echa una carrera de diez o quince metros empujándome del sillín. La cuesta, larga, aunque con buen piso, va haciendo estragos. Voy con todo metido al tran tran y la gente me va pasando. Enlazo con la pista principal y puedo bajar piñones y agarrarme a un grupo. Echando las muelas, pero aguanto. Alguien pregunta cuanto queda, cuando en la última revuelta y donde más pendiente, con los fogoneros echando carbón a la caldera como lo locos, las revoluciones a tope y a doscientos metros de la cima, el aire nos pega un bofetón que está a punto de tirarme al suelo.

    Fundido como estoy tomo los primeros metros de la bajada por la senda con la bici del ramo. Paso de marcarme una *****. Esos primeros metros siempre se me han dado muy mal. Luego, ya montado, me frena el de delante, que aunque no va mal me hace frenar. Tampoco pasa nada. Salimos al camino y la bajada es rápida. Culo atrás en todo lo alto, codos abajo y brazos firmes y flexionados, en la recta dejo atrás a los dos con los que iba y en una mirada fugaz al GPS, veo más de 60km/h… GERONIMOO!!!

    De nuevo caras conocidas en Peracense, qué alegría. Después de un mal trago siempre es agradable encontrarse con los amigos y con la flor más bonita del jardín. Esto me hace revivir. Plátano, naranja, me zumbo un gel, gominolas y un besico y una caricia de mi dama que me pone a tono.

    Lo peor ha pasado pero tengo que regular un poco porque sigo yendo alto. Encaro la siguiente parte esperando a la formación de una grupeta de ocho o diez para luchar contra el viento que está dándole bien. Me hago un poco el remolón a la hora de dar relevos. Mientras las pulsaciones bajan un poco y con lo que he comido me voy encontrando un poco mejor. Un coche con porta bicis y las luces de avería encendidas nos adelanta y nos invita a seguirlo. Aquí no nos jugamos nada y aunque no dura mucho el grupo se estira y se entrecorta. No sé si ha sido buena idea. Pasado Villar del Salz y ya sin el coche me animo y doy relevo, pero corto. No está el horno para bollos. Seguimos cuatro o cinco. Alguien dice: ¡pasamos todos! Como voy el último, cuando me toca pasar ya casi estamos en la senda para meternos en las minas. Una furgoneta a un lado del camino está pinchada. Los conozco a los dos y un tío con medio cuerpo debajo de la furgo, supongo que también. ¡Qué cuadrilla!

    Llegamos al PC de inicio de subida de las minas, a padecer otra vez. Un Tridente que había estado tirando del grupo y se le ve con fuerza me pasa, otro también, yo empiezo a meter reductoras. La subida es una autopista. En ciertos momentos el viento sopla a base de bien y esta vez nos empuja para arriba. Así sí. Subo con dos o tres y alcanzo al tridente que paga el esfuerzo anterior. Gominola. Alcanzo a otra grupeta que va estirada. Nadie me pasa, gominola. Comento lo bonito que es el paisaje. No tengo respuesta. O no me oyen o van muy jodidos. Dejamos la autopista para encarar una nueva cuesta empinada y pedregosa, gominola y gominola, que aunque se notan no hacen milagros y los dos de Daroca con los que voy ya se quieren ir, pero no les dejo. El jovenzano parece que va peor y se desespera cuando ve la última cuesta que, aunque imponente no tiene mucha pendiente.

    Por fin la última tachuela. Punto psicológico, km 95, empiezo a ver la luz al final del túnel. Ya ha pasado lo peor o eso creo. Bajada de vértigo, qué gozada, dejando atrás a los de Daroca y alcanzando a dos más. Bajo tan enfenecido que no me doy cuenta de la señalización y me salto un cruce y sigo recto por el camino. ¡Sooo caballo me cagüen tó! A lo que vuelvo al redil aún tengo que apretar para cazar a los de Daroca que no los había dejado tan atrás.

    En el avituallamiento de las minas otra vez caras conocidas dando ánimos, ¡qué bien! Estoy contento porque veo que lo tengo chupado un poco de parada y fonda y continúo con una grupeta que por las pequeñas cuestas y sendas pedregosas entre Las Minas y Ojos Negros, el viento que nos da buenos meneos y el ritmo que pongo, gracias a las gominolas se reduce otra vez a tres o cuatro que se vienen conmigo. Los de Daroca aguantan que “paqué”, ya son colegas. Vamos replegando alguno por el camino. No tiro yo sólo, los de Daroca también comen gominolas y se va animando la cosa, tanto que me llevan con el gancho. Alguien pregunta dónde está el Molinete cuando entre la loma pelada aparece su desvencijada silueta, ya estamos. Otra vez seis o siete.

    En el paso de la carretera hacia el Molino está mi mujer otra vez dándome ánimos, ¡qué lujo! Todo el mundo desmonta ante la cuneta que hay que sortear, la miro con ojos libidinosos pero en el último momento la prudencia se impone y aunque me jode bajarme, me bajo en previsión de un tozolón seguro delante de mi amada.

    El tramo desde el molino hasta salir fuera del pueblo voy echando las muelas. La suerte va por barrios. Casi me estozolo cuando bajando del molino por camino malo y sin duelo doy un salto y se me sale la cala izquierda, caigo sobre la punta del sillín, zigzagueo pero no sé como recobro el control, ¡uff! Por los pelos. Pasamos el pueblo como balas, en el avituallamiento no paramos. De nuevo gente conocida que me jalea.

    Última gominola y enderezamos por los caminos rectos hacia el mar de surcos. La grupeta se estira y se dan relevos. Yo ya he pasado el mal rato y me toca. Empiezo a darle, es mi terreno, pista buena, ligera bajada, agacho la cabeza, posición triatlón cuando lo permite el piso y leña al mono. Cogemos a dos. Veo a otros dos a lo lejos. Y cuando afino el punto de mira me giro al oír una voz. Me he quedado solo. Espero a ver qué pasa. Vienen pero no vienen. La prudencia impone que mejor en grupo que sólo para luchar contra el viento pero me veo fuerte y es hora de correr, así que cojo la posturita y me voy para adelante. Aparentemente no va tan mal el aire en esas rectas interminables y consigo alcanzar a los dos de delante. Recupero un poco a rueda y cuando me toca el relevo no siguen el ritmo y se quedan.

    Giro a izquierda hacia Blancas para encarar el cruce de la carretera por paso elevado y bofetón de viento. ¡Uff, qué mal! Una paidera, una pequeña subida, estoy clavado, sin gominolas. Me voy comiendo una barrita mientras empiezo a pensar que no ha sido muy buena idea aventurarme sólo. Miro hacia atrás y no vienen muy lejos pero no vienen. Si no llegan antes del próximo giro hacia Monreal, ya me han visto.

    Por fin el ansiado giro y no me han alcanzado. Una recta interminable con la torre de la iglesia como objetivo, viento en popa, posturita y leña. A lo lejos veo otros dos, pero muy lejos. Los quiero coger antes del nuevo giro hacia Torrijo. Vuelo por esa recta, 48 ò 50 Km/h, pero no llego. A los de atrás ya no los veo, a los de delante tampoco.

    El temido giro hacia Torrijo es demoledor, paralelo a la vía la pista discurre entre rompe piernas que junto con el viento hace estragos. A lo lejos veo a uno que va sólo. Lo alcanzo y resulta ser el de Santa Eulalia. Todos vamos muy justos y yo como no corro la segunda etapa lo doy todo. Le propongo ir a por los dos que le acaban de pasar y muy amablemente y con buen criterio me dice que no. Vuelvo a la carga y aunque los veo cada vez más cerca se me antoja difícil cuando un nuevo giro me da una sorpresa y el viento me da un respiro, un respirito mejor dicho puesto que dura muy poco. Ya en Torrijo entre pajares y eras los tengo cerca cuando en la entrada a una rambla encementada y paralela a la vía, uno de ellos ha parado a mear. El otro lo espera y por fin los rebaso. Me ha costado muchísimo.

    El olor a cerdo vivo se palpa en el ambiente, me siento como en casa, eso me anima. Reconozco los lugares aunque desde una perspectiva distinta. La Virgen de las Cuevas, El Botiar y la estación de Caminreal son testigos mudos del esfuerzo que voy realizando en el intento de poner tierra de por medio con los que acabo de adelantar que se mantienen firmes en la distancia. No quiero que me cojan antes del repechete del Salto, en el que me veo ya muy justo quedándome atrás, rebasado y sin posibilidad de volver a alcanzarlos si aprietan hasta meta.

    Voy llegando a El Poyo muy apurado sin poder subir las pulsaciones y no ceden terreno, cuando de nuevo una grata sorpresa, de nuevo los amigos apoyando y jaleando. Eso me da un nuevo ímpetu: estoy en El Poyo, estoy en casa, no queda nada, de nuevo olor a cerdo vivo y los de atrás no me van a coger.

    Aprieto los dientes, el viento trae la tormenta que me llega a mojar lo justo, ya da igual, afronto el repecho del Salto en el que tengo que meter todo el hierro, no va más y los de atrás no me han cogido. Por el Rincón y la estacón vieja ya no los veo, ahora sí, 500 metros para meta y no sé por qué, no me juego nada, nunca me he jugado nada, pero termino la carrera con un sprint que se caga la perra al tiempo que cruzo la meta con un grito de rabia.
     
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