El resto, escándalos, discusiones en foros sobre si está más o menos pervertido, conversaciones privadas sobre los escandalosos niveles de drogadicción promovida y consentida en categorías inferiores y recreativas, en fin. Cinco sextas partes del año es tontería: no se puede ilusionar a nadie con este deporte que mueve decenas de miles de practicantes cada día en las carreteras asesinas pero bellas. Pandillas y grupos que ruedan por el carril bici de turno haciendo la envidia del desesperado solitario corredor. Pero unos pocos días, mando a tomar por culo a las drogas (necesarias para que siga vuestro espectáculo, opinadores y puritanos defensores de la fe) y me recorre un escalofrío por la médula: son las grandes etapas alpinas, dolomíticas, pirenaicas o de los picos de Europa en las grandes rondas por etapas. Quizá se cuela alguna clásica llena de kasseien (adoquines), en rectas entre granjas o en muros imposibles del noroeste europeo. Hoy se afronta el Zoncolan. Ver foto. Pero ver la foto con mirada de aprendiz de ingeniero de caminos. Olvidad los ciclistas que suben un día con los ojos desencajados y las bocas abiertas. Mirad solamente la barbaridad de carretera, antiguo camino de herradura, túneles tremendos con una luz al final como la nombradísima luz blanca que uno ve en los instantes de la muerte, dicen. Caminos que habrán visto y soportado suelas desgastadas, herraduras, pezuñas y ruedas de bicicleta, de carro, treparas diseñadas tirando un burro delante y abriendo zapa detrás. Siglos de camino que encuentran la utilidad para la mítica cosa del ciclismo de montaña. Olvidad los nombres de los corredores que harán épica hoy en el Giro de Italia, los nombres que pasarán página y abrirán sumario de un nuevo juicio sumarísimo contra la doble moral. Mirad solamente esos árboles que encierran la serpenteante senda de la miseria europea. Cuantos partisanos, cuantos huidos, cuantos bandoleros. Cuanto ciclismo.
Curiosa opinión, me quedo un tanto desconcertado; sobre todo con las descalificaiones inciales. Luego al final la prosa se acerca un tanto a un extraño poema de rima libre... muy literario... Saludos.