Las bicis son herramientas al fin y al cabo y como tales, cuanto más profesional es el uso que se hace de la herramienta, menos importante es la estética y más la funcionalidad. A Steve Peat le da igual lo fea o bonita que sea su bici de descenso pues el la necesita para trabajar y ganar carreras y si le dicen que poniéndole un guiñapo del manillar va más rápido, pues se lo pone y punto: de hecho, tampoco es que el sea muy guapo con esos dientes torcidos. Ahora bién, a los que salimos el domingo a globear, pues si nos importa más. Otro ejemplo, yo elijo el modelo de coche que conduzco en parte por la estética, pero también porque, aparte de no tener muchos elementos de juicio (no soy un experto en coches ni dispongo de la información para saber cuál es el mejor), se que mi nivel de exigencia no es tan alto como para y casi cualquier coche me vale. Pero: ¿Os imaginais a Fernando Alonso diciéndole al ingeniero jefe que le quite el alerón ese enorme a su coche, que queda muy macarra?
La estética tendrá su papel a igualdad de prestaciones. No me monto una horquilla-muerto solo porque va a juego con el color del cuadro, buscaré a lo mejor una de iguales características y del color que me guste. Es que algunos productos son muy parecidos en prestaciones y precio que solo te queda por eligir el color.