Un poco tarde para ponerme a escribir, me he picado con la peli y se me habían pasado las ganas de hacer este esperpento semanal que vengo a llamar crónica. Pero voy a adoptar la misma mentalidad del primer día que me puse a contar las salidas del grupo, que no es otra cosa que un desahogo y que al menos quede constancia de que hacemos algo cada domingo, que no es nada inventado y nos vamos al bar directamente para luego volver a casa baldados diciendo lo mal que lo hemos pasado; si a alguno no os creen, lo tenéis fácil, le dejáis a la mujer que lo lea y se quedará más que contenta pensando que su maridito sí que ha hecho lo que le dice, jejeje. Pues nada, que cuando bajo a recoger la bici, tengo la cadena encasquillada, se ha secado el aguabarro que tiene y apenas se puede dar pedales, menos mal que había previsto algo parecido y he bajado antes para engrasar las partes móviles. Un poco de aceite y está todo listo para afrontar el día, que por cierto está fresquito a primera hora, con un sol radiante que vaticina que no vamos a pasar nada de frío. Cuando llego a la Plaza de la Juventud me llevo la grata sorpresa de encontrarme a la gran mayoría de los que solemos salir, y algunos que no se prodigan últimamente, pero que hoy sí están. Por lo menos somos más de diez y menos de quince, todos del club con la excepción de mi buen amigo Santi, mañanero de pro y que hoy se ha dignado en acompañarnos. Voy a ver si recuerdo a todos: Manolo, Ángel, Gelete, Javi, Pastor, Carlos, Fernando, Alejandro, Chema, Rafa y yo, más nuestro agregado Santi sumamos doce tíos con ganas de dar pedales. La ruta la pone el primero que diga esta boca es mía y es Fernando, así que a la hora indicada salimos camino del Parque Natural por el mismo sitio de todos los domingos, hasta llegar al Puente Zulema, que cruzamos y subimos hasta la báscula. Parece que la gente tiene ganas de guerra y se va deprisa, tanto que tienen que esperarnos en la entrada del Parque porque si no nos pierden. Yo no estoy muy por la labor de empezar fuerte porque lo pago luego en toda la ruta, y me pongo un tran tran para no pasarme de rosca. Lo primero que hacemos es acercarnos hacia el sendero que bordea un cortado y con el río abajo, pero nos juntamos tres miedosos y mientras el resto cumplen el protocolo, nosotros subimos por la pista y vamos a su encuentro. Después bajamos hacia el barranco de la zarza y subimos por el mismo hasta el tubo, me preceden Fernando y Alejandro y soy yo el que marca el ritmo, lo que seguro que me agradecen todos porque llevo al grupo compacto debido a mi ritmo sosegado; llegamos al tubo y subimos las cuestas de los lagartos, pero ahora dejo pasar a todo el mundo y subo el último, total, al final ese iba a ser mi puesto....meto plato pequeño y procuro economizar fuerzas, que lo que se avecina puede con las piernas del más pintado (excepción hecha de unos pocos superdotados) y consigo superar todo este trayecto sin siquiera apoyar el pie, cosa que me hace feliz, con el tiempo a ver si consigo subirlo más deprisa para que no me tengan que esperar tanto. Hemos llegado al portón de Anchuelo y lo siguiente es subir las crestas, hoy estamos haciendo casi todo al revés, subimos por donde se baja, y nos encontramos a esas horas con lo que se viene a llamar un embotellamiento, los únicos que vamos en esta dirección somos nosotros, el resto van todos en el sentido natural, que es justo al revés. He de reconocer que de esta forma tiene su aquél, y que es algo menos duro que al contrario. Ahora estamos en la puerta verde y vamos hacia la gasolinera del Gurugú, bajamos hasta la rotonda y cogemos el primer camino que sale a la derecha, directos a la cuesta mecagüendios, para ir quitando algo más de fuerzas. Luego un ratito de senderos y bajada hasta el Camino de la Isabela. Tomamos dicho camino hasta Los Hueros y pasado un pequeño polígono, torcemos a la izquierda por asfalto hacia la siguiente dificultad del día: el Predicador o lo que los Ibex conocen como la cuesta de las Piedras. No sé por qué razón esta dichosa sucesión de cuestas me la habré hecho en dos semanas por lo menos cuatro veces, y por más que la hago, cada vez se me atraganta más; me la tomo con filosofía, pero es que aunque lo haga de esa manera siempre termino fundido y muy cansado, las últimas cuestas son muy exigentes y no permiten dosificar nada de nada. Una vez arriba, donde el depósito, continuamos rectos y me entero de las intenciones del grupo: bajar por una trialera muy empinada y a la vez técnica; pero hoy dispongo de más adeptos a mi táctica conservadora y nos ponemos de acuerdo Chema, Javi, Santi, Pastor y yo para ir hacia Valverde por la pista, pero llegados al helipuerto Santi nos dice que conoce una bajada menos peligrosa que la que quería hacer el resto y por ahí nos metemos. No es ni muy empinada ni muy peligrosa, así que la podemos bajar sin grandes problemas, llegando a Valverde y esperando en la fuente al resto del grupo. Van llegando poco a poco y comprobamos que falta alguno, Fernando y Carlos se han ido por carretera, el uno curra y el otro tiene prisa y Manolo recibe la llamada de Alejandro diciendo que está en Torres; al final no sé lo que se va a hacer y emprendemos camino los que quedamos. Bajamos hasta la pista que va a Torres, pero la intención es ahora subir al pinar, nos desviamos a la derecha y empezamos la subida por el camino que sale a la izquierda de la entrada principal; al principio es sólo un falso llano que se deja hacer, para después progresivamente ir subiendo el porcentaje y dejarnos sin piernas al final de la subida. Nos reunimos y pisteamos bordeando el pinar, una sucesión interminable de toboganes que se pegan que da gusto, sobre todo las subidas, llegando a lo alto de un cerro y comenzando la bajada de una trialera. En un lapsus pregunto por Pastor y me dicen que se ha ido en busca de Alejandro, por la pista hasta Torres; "qué listo el tío" me digo. Recuerdo que esta bajada hace tiempo estaba mucho más difícil, tanto que gran parte de las veces la he tenido que hacer gran parte a pie, estaba plagada de regueros profundos del agua y muy peligrosa. Pero debido a que las lluvias caídas en estos dos años no han sido especialmente torrenciales, los regueros se han suavizado bastante y se ha quedado una bajada muy divertida, con algún escaloncillo y con regueros bastante más asequibles. Terminamos la trialera y llegamos a la pista que une Torres con el pinar anterior, tomando la dirección hacia el pueblo. En el pueblo callejeamos un poco y salimos a la carretera de Los Hueros, subiendo un par de kilómetros y llegando a un camino que sale a la izquierda y que nos llevará también al pueblo; aquí es cuando se rompen las hostilidades, Santi se pone a tirar y nos pone a todos en fila de a uno, yo no miro para atrás e intento seguirle, pero se me va yendo y me dejo ir un poco en busca de oxígeno; aprovecho el trabajo de Ángel y recupero algo el aliento y vuelvo a apretar para enganchar, cosa que consigo justo antes de encarar una cuesta que sale a la derecha. Santi vuelve a tirar y ya por más que lo intento no puedo ni siquiera seguir su rebufo, Gelete nos pasa y se une a él y los dos se nos distancian a Ángel y a mí, hago un último intento y lo que consigo es gastar las fuerzas que me quedaban, y termino dejándome ir a duras penas hasta llegar al cruce con la carretera. Aquí esperamos a que llegue el resto, que se han ido quedando desperdigados por el camino, la mayoría hablando de sus cosas tranquilamente, pues el gasto ya está hecho y no tienen ganas de darse un calentón. Subimos un poco hacia el pueblo, donde se nos despide Gelete que vive aquí, y cogemos el camino de la Isabela, esta vez en sentido contrario, hacia Alcalá; vuelven otra vez a desatarse las hostilidades, pero ahora hay alguno en cola realmente deteriorado que nos sigue a duras penas, y nos quedamos Javi y yo a esperarle. Va un poco justo y en cuanto se acelera un poco la cosa se va quedando, yo que de ésto sé un poco, me imagino lo largo que se le tiene que estar haciendo todo este trayecto de vuelta, sin fuerzas apenas para llegar, he pasado muchas y variadas, y debido a eso es mi solidaridad. Llegamos a la carretera de Villalbilla y subimos hasta el Gurugú, arropando en todo momento a nuestro compañero, el resto ha esperado y subimos más o menos en grupo hasta que llegamos a la bajada de los sincasa. En cuanto empieza la cuesta abajo nos quedamos solos Javi y yo, aquí todos tiran para abajo que es un primor, y damos por terminada la ruta en la báscula un rato después. Me han salido 45 kilómetros, con unos 700 y pico metros de desnivel hacia arriba, y un dolor de piernas bastante considerable. Por mi parte he ido de menos a más, siempre contando que la última parte es la más llana o que tira ligeramente hacia abajo, cosa que me favorece mucho más que los cuestorros que nos hemos merendado en las dos terceras primeras partes del recorrido. El día se ha quedado perfecto para la práctica de cualquier deporte y debido a las exigencias de la ruta, hemos sudado bastante. Y ahora toca lo de siempre, los agradecimientos a los lectores y las rogatorias porque no os aburráis y dejéis de hacerlo; también las peticiones de perdón por la abultada extensión de lo que tenía que haber sido un escueto informe; y la despedida pidiendo a Dios que me de fuerzas para seguir disfrutando de este bonito deporte y seguir haciendo ésta......no se qué.
:aplauso2 :aplauso2 :aplauso2 Vaya vaya, así que habéis sacado a pasear a Santi, y os lo paga con los correspondientes hachazos, je je, ¡qué perro! Me alegra leer que está vez te has encontrado mejor, respondiendo incluso a los hachazos, éste si es el Luís que yo conozco. Os habéis pegado una buena ruta :amo
Y me consta que en todo momento ha estado por delante, no puedo testificar que haya dado hachazos continuos, solo puedo constatar los que he vivido, el resto me pillaba muy lejos.
Tu si que eres triste. Al panceta también me lo crucé yo, pero la cadena no es tuya, no tiene bandera de Espanha.
Puedo corroborar y corroboro que Luisito está mejor que quiere, que exajera mucho, que se queda atrás porque va muy reservón y que entra al trapo en todos los piques, incluso alguno de ellos se los lleva, con lo cual si eso es estar flojo que venga Dios y lo vea. Dicho esto tengo que añadir que el domingo lo pasé genial con vosotros, como no podía ser de otra manera, incluso disfrutando de una bajadita chulísima nueva para mi en Torres. A ver si repetimos.
***** el Luis que lio lleva!! una foto de un tio grande con una bici grande en la recon de la kdd del domingo, un pelo dura, un poquito d elio, un poquito brutos somos, lo pasamos bien. Como baja el dandy el flow no esta reñido con las pulgadas
No sé por qué razón estoy tan vago, no tengo ni p... ganas de escribir nada de nada, pero sería un sacrilegio fallar a los fieles lectores de la serie de engendros que mal vengo en llamar crónicas. Y es por esto que me planto delante de la pantalla para contar otra de las rutas que hemos hecho los Ibex en el día de hoy. El cielo está muy gris, no amenaza lluvia pero el frío se hace sentir, se impone y mucho ir bien abrigado para no quedarme aterido, si bien en cuanto empiecen las cuestas no voy a necesitar ropa extra. Aún así no me gusta para nada pasar frío y voy bien pertrechado al punto de reunión, y comentar que para nada me ha sobrado ropa ya que no ha lucido el sol en toda la mañana y el ambiente se ha mantenido fresco. Como me olía, Alejandro viene con ganas de reanudar su "ruta de los barrancos" y el inicio es el mismo del otro día, parqueando por subidas y bajadas hasta la pista verde y entrar a la transversal. Pero hoy tengo aliados y pocas ganas de hacerla, sigo teniendo mucho respeto a los cortados por mi vértigo galopante, y me voy con Pastor y Javi en busca de las Crestas mientras el resto se zambulle en las cuestas interiores. Me encuentro con Óscar, de Camarma, y nos saludamos, hace bastante que no nos vemos y comentamos un rato, aludiendo también a la ruta planeada por los mañaneros para el domingo que viene, mientras mis dos compañeros traidores requieren mi presencia a voz en grito. Me despido y subo hacia las Crestas para encontrarme con ellos, que ya estaban nerviosos. Negociamos los toboganes y llegamos al Portón de Anchuelo para esperar a que llegue el resto, ya que hemos quedado aquí. El miedo que tengo es que Alex siga haciendo de las suyas y nos haga subir por las conejeras, no es que tema dicha subida, sino las bajadas que puedan venir a continuación; pero no, bajamos por el camino visigodo hasta llegar a la pista que nos ha de subir a Los Santos. Como digo, siempre que alguien como Alex está al frente de la ruta, espero algo más.....extremo, pero me sigue sorprendiendo y la subida a Los Santos es por la pista ¡no me lo puedo de creer!. Todo lo que sea subir es un gran esfuerzo para mí, pero las últimas semanas no sufro tanto, no es que no lo pase mal, es que no lo paso tan fatal como antes. El caso es que mientras yo voy jadeando y dejándome todo en cada pedalada, compruebo como por delante hasta van hablando tan tranquilos, manteniendo un ritmo que por lo menos puedo compartir, hasta que llegada la última cuesta ya no puedo más y voy viendo impotente como se me van yendo sin remedio. Hemos llegado a lo alto de la subida y paramos a comer algo en la pista, lo siguiente ya va a ser bajar por el sendero que rodea el mirador, que no deja de ser bastante entretenido; bajamos hasta la pista y lo siguiente es bajar los garbanzos, otro bonito sendero que, como todos, me gusta mucho más bajar que subir. Es cierto que no los bajo muy deprisa, soy precavido, muy propenso a perder el sentido vertical y catar el duro suelo con bastante asiduidad, por lo que procuro hacer las bajadas en "modo seguro". Y después de la bajada hay una pequeña subida que nos deja en un cruce de caminos, de frente hacia el Alto del Llano, a la izquierda, hacia Anchuelo, a la derecha hacia las zetas y hacia atrás, de donde venimos. Y entonces veo que Alex y Juanjo empiezan a subir la primera cuesta que tengo enfrente, que lleva directamente al Alto del Llano, y soy testigo de que la suben del tirón, cosa que yo no haré en toda mi vida, mis limitaciones tanto técnicas como físicas son una buena excusa, también me consta que no hay demasiados que lo consigan. Nosotros hacemos la subida por un sendero que sale unos metros más allá con una pendiente mucho más asequible, así y todo en una de las cuestas no tengo más remedio que echar pie a tierra, volviendo a subir unos metros más allá aprovechando un descanso; pero todavía nos queda lo peor: una gran cuesta con piedras que dificultan el ascenso y que terminan por descabalgarme ya sin fuerza en las piernas, me echo a un lado y al intentar dar un empujón a Iñaki, lo que consigo es tirarle, cuando ya tenía dominada la cuesta. Soportamos un poco de cachondeo por parte de los más privilegiados y continuamos por lo alto del Cerro, hasta que llegamos a lo que parece una bajada de las que no me gustan, y que no tengo ninguna intención de hacer, me excuso diciendo que tengo prisa y me voy a ir cuando Pastor propone hacer por nuestra cuenta algo que sí se adapta algo más a mis capacidades: bajar por la cuesta de la derecha, que creo que se llama de la Virgen, y luego seguir hasta la Higuera por un barranco cuya entrada sale al pie de la bajada. Volvemos a estar otra vez los tres mosqueteros, Javi, Pastor y yo, entramos hacia el barranco y en un principio parece que nos hemos equivocado, hacemos un poco a pie, está todo con mucha maleza y no se ve el suelo, corriendo peligro de coger algún obstáculo y salir volando. Pero pronto encontramos lo que se podría llamar un senderillo y comenzamos a bajar el barranco sin mucha dificultad; sigue habiendo bastante maleza que entorpece el avance, pero es cuesta abajo y no hace falta mucho esfuerzo para proseguir, aunque sea con cuidado para no tener ningún percance. La verdad es que estoy disfrutando mucho de esta parte del recorrido, no es técnico y es bastante divertido y largo, al menos llevamos diez minutos bajando hasta llegar a una bajada más pronunciada que nos deja en un sembrado, justo enfrente de la Higuera en la que hemos quedado; esperamos un rato y como yo tengo algo de prisa, hacemos una llamada para ver dónde está el resto, que han cambiado el recorrido y están en el puente que cruza el río. Pues nada, ¡vamos p´allá!, este tramo está bastante deteriorado, sufre constantes desprendimientos que cortan el camino y gran parte hay que pasar los obstáculos a pie, también cuando echamos la vista a lo alto, tenemos la sensación de que en cualquier momento puede caer alguna masa de arenisca de la montaña que nos dé algún disgusto. Llegamos al puente y nos volvemos a juntar con el resto, nos cuentan que la bajada ha sido bonita y aderezada con alguna caída sin consecuencias, cosa que me reafirma en mi anterior decisión de no hacerla. La ruta casi ha terminado y emprendemos el resto del recorrido hablando de lo acontecido en el día, hasta que me desvío por el camino del río porque tengo visita y algo de prisa. Llego a casa con casi 40 kilómetros en más de tres horas, y me lo he pasado realmente bien, sobre todo la parte del barranco, que me ha hecho llegar a casa con una sonrisa de oreja a oreja; tampoco he sufrido tanto como otras veces, y eso que ha habido cuestas gordas (de algunas también me he librado, jejeje), y aunque no consigo ir con la cabeza del grupo, por lo menos no lo paso tan mal y puedo decir que el conjunto del día de hoy ha sido Sobresaliente. Ya acabo, me quedan las consabidas disculpas y los supermerecidos agradecimientos para todo aquél que lea este conjunto de divagaciones.
Te encontraste con Oscar, me dijo que te había visto por el parque. Yo no iba esta vez con el, la semana que viene voy a hacer el sierra norte y estuve de preparación por otros sitios. Un saludo Luis y gracias por las crónicas.
Pido perdón públicamente, para los nombres soy un negado, este deporte me ha hecho conocer a muchísima gente y casi toda buena (siempre hay excepciones jejejeje), pero no reconozco a todos y además eso, que a los que lo hago no soy capaz de ponerles nombre. Por lo que me comentas, no contamos contigo para la kdd que organizan los mañaneros con los b. racing para despedir la temporada.
Pues no va a poder ser y mira que me da rabia. Es una putada que coincidan pero el sierra norte es de las poquitas marchas que hago y la tengo especial cariño. Espero en la próxima no faltar.
Vaya vaya. Así que ya vamos admitiendo que no estamos tan mal, ¿verdad, Luís? Así me gusta, je je. La ruta no tiene mala pinta. El sendero Del barranco, ¿no es el que sale al final de las piedras?
No Mario, ese barranco es lo que nosotros llamamos el camino de la higuera. Éste sale de la bajada que hay en el Alto del Llano, ésa que tiene una cadena y que es muy empinada y más o menos en las dos terceras partes de la bajada, se coge a la derecha y ahí está el barranco; hay dos, y van a parar los dos más o menos al mismo sitio, o sea, al río. El que esá más allá es el que hemos usado alguna vez y está más usado (se puede ver por la roderas), pero éste estaba semivirgen, yo, que era quien abría paso, a duras penas podía encontrar la huella dejada por alguien que pasó antes que nosotros (que atando cabos y hablando con Alejandro, me da la impresión de que fué él, que siempre va buscando bajadas peligrosas y lugares sin explorar, porque conocía la bajada). El caso es que no lo puedo describir, pero la sensación fue más que agradable, placentera, y creo que hasta babeaba.
La mañana está muy gris y además está lloviendo, aún así me levanto y me voy preparando los pertrechos para la marcha que han planeado para hoy Jorgt (mañanero complutense), Miguel (Bike Racing) y creo que también por Sebas (otro BR). Es una marcha no organizada, o sea, que cada uno que vaya lo hace por su cuenta y riesgo, siendo responsable de su propia persona. Estamos dudando de si salir o no por el posible barro, Jorgt ha salido de reconocimiento del terreno y hay algo del marrón elemento, que no se pega en las ruedas y permite rodar, lo que nos convence para continuar con la empresa. Me dirijo hacia el lugar de reunión y antes me paro a invitar a los Magro a venir a la marcha, ya que se nos ha pasado avisarles y más vale tarde que nunca, solo hay uno y me dice que sí, que se acercarán para compartir con nosotros un día que yo presumía lúdico-festivo. Pon parte de los Ibex hacemos acto de presencia Alberto, Carlos, Manolo, Pastor, Chema, Teo, Alejandro y un servidor, aunque yo disfrazado de mañanero, y Jose Villalba, que aunque tarde (como siempre), nos termina cogiendo. Dejo para los organizadores (léase Jorgt) las nominaciones de los clubs presentes, que hoy han venido bastantes. Llego al aparcamiento del recinto ferial y ya está abarrotado de bikers, todos esperando que no nos llueva y poder hacer la ruta planeada; somos de casi todos los clubs de Alcalá y localidades cercanas y nos hemos juntado más de 80, y eso que el día no acompaña, saludo a todo el que conozco y a todo el que no, que hay que ser educado. Van llegando los retrasados y a eso de las 9 y veinte de la mañana damos por empezada la ruta; yo vengo dispuesto a ir de bici-escoba y enseguida me pongo en esa posición sin esperar a que la selección natural me coloque en la misma, y por el momento me acompañan Chema, Pastor, Carlos y un compañero de éste último, miembro de los Yayo bikes (pido perdón por los nombres, el que me conoce ya sabe que tengo este defecto (otro más jejejejeje)). Comenzamos por el camino de la Esgaravita, o lo que es lo mismo, el camino que transita paralelo al río y que nos dejará en el carril bici y en la pista detrás del Leroy; nosotros empezamos a un ritmo tranquilo pensando que al ser una marcha, todos vamos a aprovechar para ir viendo y hablando con los compañeros, pronto perdemos contacto con la cabeza y parece ser que el ritmo no va a ser todo lo tranquilo que quisiéramos. Adelantamos a un grupo con un pinchazo y entramos al sendero del río, que por cierto estaba excelente en cuanto a agarre y sin barro, vamos, al dente. Cuando llegamos al puente para cruzar el río, bajamos hacia el campo de tiro y nos reunimos todos. Un poco después se prosigue la marcha por la subida que hay detrás de la caseta, subida que minará mis fuerzas sin remedio, es la primera y tengo que regular un poco, nos cruzamos con Jorgt que viene de vuelta en busca de los rezagados. No nos ha hecho falta mucho para entrar en calor, de momento el tiempo aguanta y no llueve, la amenaza es constante y como nos caiga por esta zona nos vamos a pringar de lo lindo. Una vez superadas las primeras dificultades, nos reunimos con Alberto e Ignacio, que están a nuestra espera. Seguimos subiendo hasta la falda del Alto del Llano, que es una subida técnica con piedras y bastante exigente, pronto veo como algunos tienen que subir las primeras cuestas andando ya que son las más duras; se me hace más larga de lo normal y me cuesta terminarla, y ésto es sólo el principio. Por detrás ya nos ha alcanzado Jorgt y en el cruce de caminos hacemos reagrupamiento. Todavía no nos han cogido los del pinchazo y el barro ya ha hecho acto de aparición, las ruedas van llenas pero no rebosantes e interfieren algo en el avance, sobre todo bajando, hay que tener mucho cuidado con los patinazos. Bajamos por el camino de la izquierda y vamos hacia la subida de los garbanzos, que nos dejará en la pista de Los Santos; es una subida que engaña, a simple vista no parece tan dura y poco a poco se va poniendo pesada hasta el punto de que el final es duro de verdad y se llega con la lengua fuera; con las patas bien calentitas alcanzo la pista y me dispongo a llegar al pueblo por la misma. Llevo alguno detrás, Carlos se ha quedado esperando a los rezagados y nos alcanzan los del pinchazo del inicio; en el pueblo nos están esperando unos pocos, el resto se ha bajado hacia lo que yo llamo el pinar de Santorcaz, pero que no es otra cosa que un pinar entre medias de dicho pueblo y Los Santos. Esta bajada es un poco peligrosa, y con las ruedas llenas de barro aún más, a mí no se me da mal y le he cogido el truco, y además parece que tengo mucho más agarre de lo que me pensaba; abajo está el grueso del pelotón y es cuando compruebo todos los que somos: mientras cogen un tramo de asfalto hasta el próximo camino hay un rosario de ciclistas bastante importante y que llama la atención. Creo que más atrás hay otro pinchazo y espero a que lleguen ya en el desvío del camino, continuando por el mismo. Cogemos el sendero que sale a la derecha y que nos sube a una loma, y es cuando el barro empieza a ser protagonista, pues el sendero se vuelve resbaloso e impracticable y hay que tirar de la bici hacia arriba andando; el número que somos también es un plus, este sendero es single y hay que mantener las distancias entre unos y otros para que no haya embotellamientos. Después tenemos otra bajada peligrosilla, el barro hace que patinen las ruedas haciendo que la atención se extreme y seguidamente otro sendero embarrado hasta el lavadero de Santorcaz; esperamos un poco en este lugar sin saber el porqué, ya que la parada es en la plaza del pueblo y poco después llegamos a la misma, con las ruedas a punto de embotarse y sin poder calar los pedales. Hemos llegado con la plaza limpita y la hemos dejado como unos zorros, el que más y el que menos ha aprovechado para limpiarse un poco el barro de los pies y se ha quedado la plaza para cogerla con pinzas. Seguimos trayecto perseguidos por las miradas de los paisanos y subimos hasta las afueras del pueblo para coger la pista que nos lleve hasta las antenas de Anchuelo; esta no era tampoco la primera opción, era bajar por los olivos hasta el pueblo y luego subir a las antenas por el sendero de los perros, pero el barro que pueda haber nos hace replantear y acercarnos a las antenas por pista para evitar problemas. Yo sigo a la cola del grupo, y ahora después de reponer fuerzas y que estoy en terreno favorable, me animo y me acerco, pero vuelvo la vista atrás comprobando que ya se van quedando algunas unidades, por lo que bajo el ritmo y espero, al fin y al cabo me he comprometido a ser el bici-escoba y en eso estoy cuando me encuentro con otro pinchazo. Le pregunto si le falta algo y me dice que no tiene bomba, me paro y me bajo a ayudarle; pasan los rezagados y un BR nos dice que nos esperarán en el siguiente cruce. No sé lo que tardamos, no mucho, pero como ya íbamos a la zaga, cuando nos ponemos en marcha no encontramos a nadie; bajamos hasta Anchuelo por la pista y en el pueblo tampoco hay nadie. Me dispongo a llamar y por otro eslabón perdido me entero que ya van lejos, así que le propongo a Fernando (que así se llama mi compañero) volver a Alcalá por la pista del AVE, que seguro que no tiene nada de barro y según mis cálculos es perfecto en tiempo para la vuelta. Me dice que vale y volvemos por el itinerario planeado, procurando evitar el marrón elemento dando un pequeño rodeo por delante del Cerro Gordo y bajando hasta la carretera de Villalbilla por la pista de servicio que hay paralela a las vías del AVE. Me atrevo a decir que vamos deprisa, yo por lo menos voy bastante revolucionado y Fernando no me va a la zaga, pedaleamos en paralelo y a todo lo que nos dan las piernas; llegamos a la carretera y nos pasa un tío con MTB que ni saluda, yo por mi parte le doy un hasta luego y le dejo que tire sin hacerle excesivo caso. Pero antes de llegar a la curva la carretera pica un poco hacia arriba y le quitamos algo de espacio, "este tío nos ha visto y ha apretado para darnos la pasada", me pienso y acto seguido meto el plato grande y me voy en su busca a ver si de verdad flaquea, y le alcanzo justo antes de meterme en la cuesta que sale a la derecha y que nos dejará en el Restaurante El Gurugú; me he pegado un calentón, pero me he quedado muy a gusto, sobre todo porque el tío ha sido un maleducado, qué menos que un hola o un buenos días ¿no?. Me quedo con un regustillo de si tenía que haberle pasado, pero he sido comedido y tampoco era mi intención menospreciarle, no todos somos iguales. Subimos la cuesta y le propongo a Fernando bajar por los Ewoks, él al principio no conoce la bajada por el nombre, no es de Alcalá, pero cuando llegamos a la misma me dice que sí, pero que la ha hecho de subida. Como ya me imaginaba, la bajada estaba en su punto y se puede hacer bastante rápido, tiene muchísimo agarre y ni gota de barro; algún charquito pequeño, y todo en perfecto estado. Me comenta que es bastante divertida y mucho más bonita en este sentido, cosa que no me extraña lo más mínimo (¡a mí me lo vas a decir!). Bajamos hasta la pista central y hasta la báscula, bajando a Alcalá, desde donde llamo a Santi para saber dónde están o dónde van; Santi me dice que van al Santa Cruz y yo estoy al lado, pero miro la hora y ya no me queda tiempo, me despido de mi compañero de viaje que tiene más prisa que yo, y espero a que llegue el resto para por lo menos despedirme, cosa que hago y me voy a casa. No ha sido un día perfecto, en cierto modo hemos pecado de falta de organización, al menos de comprensión hacia los que íbamos detrás, y con el colofón de perderme el final de la ruta (no he sido el único, he visto a varios Magros en Anchuelo bastante perdidos también), pero la nota es bastante buena, no es nada fácil manejar a 80 personas y que todas queden felices y contentas, y me da en la nariz que por lo menos el 95% han quedado satisfechos con la ruta de hoy. Mis felicitaciones a los que han contribuido a que esta empresa haya llegado a buen fin, ya que han conseguido que muchos clubs de aquí y de pueblos limítrofes nos hermanemos por un día y compartamos una ruta juntos, así como otros muchos que van por libre y que ya sea por curiosidad o por amor a este deporte se han apuntado a un día tan especial. Espero que no desfallezca la idea y que sigamos haciendo lo mismo año tras año, poniendo caras a muchos desconocidos, y haciendo amigos como el que he hecho yo hoy. Tengo muchos nombres en la cabeza y muchos otros de los que no me acuerdo ahora mismo, que han derrochado ilusión, cariño y empeño en hacer realidad lo acontecido hoy, y que ha corrido gran peligro por los elementos, y a todos ellos les doy mi más sentido agradecimiento, eso sí, siempre hay un pero, y ése es que podíais haber ido un poco más despacio, ¡¡¡mamoneeeeessss!!! En cuanto a la ruta, 40,85 kilómetros desde y hasta mi casa, y aunque un poco cansado, con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Y encima va y me toca un casco en el sorteo! JAJAJAJAJAJAJAJA. Lo de siempre, perdones miles por la extensión, y muchas gracias a los sufridos lectores. Hasta la próxima. PD. Dedicado a todos los que hoy, a pesar de los malos augurios del tiempo, se han atrevido a venir y compartir esta ruta y hacer que la misma se haga lo grande que se merece.
Gracias Luis, esto ya empieza a ser un clásico. Empezar el lunes con tu crónica te anima para toda la semana.