Pirenaica 2007

Tema en 'Rutas y Marchas' iniciado por serpal, 11 Dic 2006.

  1. serpal

    serpal Moderador Ciclismo Crta. Moderador ForoMTB

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    10/07/2007 – 2ª Etapa: Lurbe St. Christau – Cauterets

    Autentica etapa de Tour la que nos tiene preparada Biktor para hoy. Sobre el papel seguramente sea la etapa mas dura junto con la de mañana que vamos a afrontar en esta pirenaica. Mas de 3300m de desnivel en tan solo 125 kms. Me río yo de la Quebranta.
    De camino atravesaremos el Marie Blanque, Aubisque-Soulor, Cauterets-Pont d’Espagne y la sorpresa de la Fruiterie, una ascensión completamente desconocida de la que por no haber no tenemos ni altimetría ya que según nos comentaba Biktor no la pudo encontrar en ninguna parte. Cuando le interrogamos acerca de la dureza de la misma, nos dice que son apenas 2 kms y se ríe. Uff, malo, malo. Yo ya me voy haciendo a la idea de cómo será el final de etapa propuesto.
    Nos levantamos sobrados de tiempo. Parece que el compex trabaja bien y el cuerpo esta bastante recuperado de las dos palizas que algunos llevamos encima. Desayuno tranquilito y delicioso, como siempre en este lugar y ya tenemos las pilas a tope para una nueva etapa.
    El día amanece brumoso. El sol parece querer asomar pero en los altos las nubes permanecen enganchadas. De todas formas, ya vamos con la mente pensando en lo que nos vamos a encontrar en el Aubisque ya que anoche durante la cena vimos en la previsión del tiempo que daban mínimas de 3ºC en Gourette, otro día mas de frío.

    Con algo de retraso iniciamos la marcha desandado el camino del día anterior hacia Escot. Tramo que ha de servir de calentamiento para afrontar las durísimas rampas de la Dama Pirenaica que hoy en frío y recién iniciada la etapa no ha de suponer ningún obstáculo. De hecho, nos tomamos el puerto con mucha calma. Subo con Luis con Paolo en plan culo inquieto un poco por delante. Klyde ha marcado su ritmo destroyer y le dejamos de ver el pelo en cuanto empiezan los 4 kilómetros duros.
    Es alucinante al nivel de conocimiento que he llegado de este puerto. Hasta el punto de saber, detrás de aquel recodo empieza lo duro, ahora tienes un descansito, o ahí es el punto de máxima pendiente. Vamos, que me conozco la subida metro a metro, casi mejor que la madrileña Morcuera que hace un montón de tiempo que no afronto.
    Da gusto subir este puerto sin el agobio de la marcha oscense. Sin tener que andar buscando el hueco en la carretera entre la multitud y sin tener que imponerte un ritmo alto. Aquí ves que aunque sigue siendo un puerto muy duro, no es tan fiero el león. Subiendo a ritmo incluso se puede disfrutar a pesar de no ser una ascensión que no nos deleite con paisajes al transcurrir encajonada en el estrecho valle del arroyo Barescou y los bosques comunales de Escot y Biheres. Aprovecho para grabar un video con la cámara de fotos donde dejar plasmada la dureza de sus cuatro kilómetros finales con Luis como protagonista y así al tran tran coronamos casi sin darnos cuenta.
    Arriba hace fresco por lo que corremos de nuevo a por perneras, manguitos y chubasquero. Vaya primavera-verano que estamos teniendo. Del Soplao para acá no hago mas que mojarme y pasar frío y penalidades. Muchas veces piensa como es posible que sigamos sacando motivación para salir a entrenar. Aunque ya sabemos como es esto de la bici: un mucho de sufrimiento y un poquito de recompensa.

    Reponemos fuerzas y ahora lo que toca es disfrutar de “mi bajada”. El que haya leído las crónicas anteriores y la de la QH sabrá de lo que hablo. Me la se de memoria, me encanta. Así que a gozarla. En algunos momentos aquello parece motoGP con algunas apuradas de frenada dignas de Stonner o Rossi. También volvemos con la coña del cristo que a pesar de todo algunos aun no han visto (un cristo que hay en una de las curvas cerradas de la bajada, que teníamos el cachondeo de que no lo habíamos visto de lo mangados que solemos pasar por ahí) y nos paramos a echar una foto en el lugar para ya finalizar el descenso hasta Bielle sin problemas.
    Seguimos en territorio QH y toca tramo pestoso hasta Laruns que hacemos agrupaditos y me toca hacer de guía para atravesar dicha localidad. Uff que presión, alguno ya me mira mal cuando empezamos a callejear y atravesar el centro del pueblo, pero finalmente, aunque 50m mas arriba de donde yo quería salir aparecemos en la salida del pueblo y nos dirigimos hacia el famoso cartelito que menciono en cada quebranta. A la derecha Espagne por el Portalet y sus 28 larguisimos kilómetros y a la izquierda la elección que tomaremos hoy. Col d’Aubisque. La temperatura aquí abajo es agradable y arriba parece estar despejado por lo menos en Gourette que es lo mas arriba que se puede ver desde aquí. Avituallamiento rápido, nos quitamos ropa y a por uno de los míticos.

    Rápidamente las premisas de vamos a subir tranquilos se desvanecen cuando veo que compañeros de ascensión me he echado. Klyde, Ragar, Paolo, Luis, Gorka, Rafa, Rodri.
    La primera parte hasta la localidad de Eaux Bonnes es tendida y te permite ir cogiendo ritmo. Aun así ya comienzan a llevarme un pelin asfixiado e incluso antes de entrar en el pueblo me quedo con Ragar-Belda. Me acabo de acordar ahora. Teníais que ver al amigo Ragar, la mismísima imagen de Vicente Belda con un maillot de lana del Kelme como dos tallas mas grande y con la pinta desgarbada que tenia. Realmente parecía sacado de otra época. Igual le teníamos que haber cambiado la bici de carbono por un hierro de estos con rastrales y cambio en el cuadro. Por lo menos así se hubieran igualado las tornas que el hombre sigue yendo sin cadena.
    En la plaza de Eaux Bonnes, me permito una pequeña trampita y le digo a Ragar que tire recto sin hace el rodeo a la plaza. 100 metritos por dirección prohibida para continuar la subida. Bueno, técnicamente no hicimos trampa, así lo hacen en la tele, jeje. De esta manera conseguimos reagrupar fácilmente aunque a partir de aquí empieza mi particular calvario. Poneros en situación. Vamos subiendo entre 12 y 14 km/h. Empieza lo duro del Aubisque donde el desnivel se va a mantener hasta el final en mas de un 7% con algunos tramos de mayor dureza. Las piernas a toda la cadencia que dan, alternando los piñones entre el 25 y el 19. Alternando de pie y sentado y con el cuello estirado para no perder rueda. Mientras algunos vamos con el cuello estiradísimo otros van grabando videos con el móvil. En un kilómetro un poco de falso llano, Luis y Paolo se ponen a tirar fuerte, descuelgan a Ragar que en los tramos tendidos no encuentra su terreno y a mi me dejan con la lengua fuera intentando por todos los medios aguantar la rueda. Tras esto la carretera gira a la izquierda y comienza a remontarse en la ladera con un par de herraduras sin solución de continuidad. Klyde se descuelga para acompañar a Ragar y grabar un video con la caza. Nosotros delante manteniendo el ritmo constante. Mucha cadencia, ritmo asfixiante y a trozos hago la goma aunque con la ayuda de Luis que cada vez que hago amago de descolgarme me da un toquecito en la espalda que junto con los ánimos me hace seguir sufriendo. A pesar del tiempo fresco voy sudando como un pollo debido al intenso esfuerzo. La sensación es que a pesar de la gran dureza de la subida, los kilómetros están pasando muy rápido. De hecho, no bajamos de 12 por hora en ningún momento. La cosa era muy curiosa ya que a 12,9 por hora iba bien y aguantando el punto, pero en cuanto pasamos a 13 km/h hacia la goma. Ese puntito donde el cuerpo va dando todo lo que tiene y vas sufriendo y gustándote a la vez.
    Llegando a Gourette Ragar consuma su caza y le da imperceptiblemente una vuelta de tuerca mas al ritmo. Me vuelve a hacer la de siempre. El tío va a de cháchara, va pedaleando con una agilidad increíble que parece que no va rápido, pero lo único que se es que voy asfixiado ahí detrás. A la salida de Gourette viene la parte mas dura del puerto. Nuevamente hago la goma y nuevamente la ayuda de Luis me hace sacar de donde no parece quedar nada mas para engancharme a la rueda. Menuda subida que nos estamos marcando. Esto si que es subir a lo grande y hacer honor a todas las paginas de ciclismo escritas en el Aubisque. Al fondo ya veo el hotel de Cretes Blanches donde se que acaba lo mas duro. Ahora “no puedo quedarme” como reza la famosa inscripción de nuestro carril bici de la Marañosa. Apenas dos kilómetros para coronar.
    Solo un par de rampas duras mas donde nuevamente sufro, aunque con la cercanía de la cumbre la cabeza parece haber pasado toda crisis y ahora me veo mucho mejor. El que sufre en estos momentos es Luis. Tras venir ayudándome toda la subida. Después de la mano inestimable que me ha echado no puedo dejarlo así y levanto un poco el pie para que coja mi rueda, ahora soy yo el que le animo y volvemos a entrar en el grupo para en un ultimo esfuerzo coronar este gran coloso. Sencillamente preciosa la subida que nos hemos marcado. Además, creo que no conocía esta cara desde el punto de vista agonístico ya que la otra vez que ascendí por aquí, subí yo solo y marcándome el ritmo que mas me gustaba en todo momento. La verdad como cambia un puerto de subirlo de una manera a subirlo de otra. Te hace descubrir nuevos matices y otras sensaciones.

    Arriba el frío es intenso, acrecentado si cabe por el fuerte viento que nos azota, aunque como se veía abajo esta bastante despejado permitiéndonos gozar del imponente entorno de alta montaña que nos rodea. Pero lo primero es lo primero. Nos abrigamos ya que la sudada es importante y de cabeza al bar a por una coca-cola en botella de cristal de 33cc, vamos de las de toda la vida. Parece que hasta sabe diferente, no se si por lo que ha costado llegar hasta ella, por el aroma añejo del envase o por la satisfacción de estar ahí arriba en el puerto que colmo la paciencia de Octave Lapice la primera vez que el Tour transito por las grandes cimas pirenaica.
    La espera en la cima es larga, lo que demuestra la dureza del Col donde nos encontramos, aunque no importa. Da gusto a pesar del día desapacible es quedarse allí arriba embobado admirando todo lo que nos rodea.
    Cuando por fin estamos todos, nos lanzamos hacia el espectáculo que supone el circo de Litor. De hecho en una curva en mitad de la bajada desde donde se goza de una tremenda vista del lugar hago parar a todos mis acompañantes ya que es delito perderse las tremendas vistas y echar unas fotos del lugar.
    Proseguimos el descenso intentando soltar piernas para ascender los dos kilómetros que supone el Soulor por esta cara, que hacen daño en las patas no por su dureza sin por el cambio de ritmo de tener que apretar en frío. Aun así la tensión se masca entre Paolo, Klyde, Luis y Yo. En mi caso es un esprint que le debo a Luis de pasadas ediciones de la Pirenaica. Así que a unos 300 metros de coronar bajo un par de piñones y antes de que me doy cuenta ya me han levantado las pegatinas Paolo y Klyde. ¡Que tíos!
    Sin apenas parar, por una carretera perfectamente alfombrada llega el momento de disfrutar. Que espectáculo de bajada que nos marcamos. Como decía Luis, algunos no sabemos si venimos a la pirenaica a subir o a bajar puertos.
    En Arrens hago una pequeña parada para reagrupar e ir todos juntos ya que salvo el tramo final del descenso, llegando a Argeles, ahora toca una zona de falso llano, por carretera a partir de aquí con bastante trafico con lo que es mejor rodar agrupaditos. Unos kilómetros adelante nos toca hacer una nueva parada cuando Paolo nos grita que ha pinchado. Sin problema. No tenemos ninguna prisa, además como hemos bajado rapidito aun queda mucha gente por detrás.
    Sin mas incidentes alcanzamos Argeles donde nos saltamos el cruce que sale directamente del pueblo y va hacia Cauterets y nos toca callejear por el pueblo. Mas o menos por intuición consigo encontrar la salida y da la casualidad de que por allí anda el camión y la furgoneta que se habían adelantado con lo que al final fijamos allí el punto de encuentro, casualmente junto a una tienda de bicis donde algunos aprovechan para hacer diversas compras.
    Con la perdida de altura, la temperatura ha subido mucho y da gusto estar allí tirados al solecito. A ver quien nos mueve de aquí ahora. Da pereza pensar que aun nos quedan un par de duras subidas. Pero bueno, no nos vamos a quedar allí parados, así que en grupitos para no entorpecer demasiado el trafico en los pocos kilómetros que separan Argeles de Pierrefitte. Nos lo tomamos con calma ya que la subida se prevé dura. La tarde se ha quedado soleada por lo que el optimismo vuelve a las piernas y la cabeza una vez que hemos recuperado el ritmo, con lo que iniciamos la ascensión a Cauterets que en su primera parte es bastante tendida. Este tramo resulta un poco pestoso por el intenso trafico y las obras en la carretera que han dejado una mezcla de asfalto recién echado y gravilla suelta que se pegan a nuestras ruedas. Tenemos todas las papeletas para un pinchazo. Poco a poco dejamos atrás las obras para pasar a una zona donde la carretera se encajona en un estrecho valle por donde da gusto pedalear. Además, lo vamos haciendo a un ritmo bastante alegre pero que de momento resulta cómodo.
    Llegamos al pueblo de Cauterets donde nos espera el camión indicándonos la ubicación del hotel. Sin apenas parar continuamos el periplo, rodando la grupeta madrileña junta (bueno con Luis y Gorka siempre como asimilados) y subiendo con agradable conversación a pesar de los duros desniveles que comienzan a aparecer a la salida del pueblo. Pero aun hay mas, tras estos kilómetros duros, alcanzamos las termas de Cauterets donde la carretera cambia de dirección y comienza a remontarse a golpe de curva de herradura en la ladera. Con unas zonas que nos cogen un poco descolocados por cuanto inesperadas con grandes desniveles. Sin embargo no se me hace especialmente duro. No se si será por el ritmo mas cómodo al que me van llevando mis acompañantes o por el excelente estado de la carretera.
    A la izquierda dejamos el desvío hacia la Fruiterie, y como me imaginaba viendo el comiendo, tiene que ser una animalada. Aunque de momento mas que pensar en ello, pienso en fijarme en su ubicación para no dejarlo de largo en la bajada.
    Continuamos venciendo las duras rampas hacia Pont d’Espagne hasta que en una curva una imponente cascada reclama nuestra atención y no podemos evitar parar a echar unas fotos. El barranco por donde fluye el agua resulta cuanto menos espectacular. La parada además nos permite mirar hacia abajo y ser conscientes de los tremendos desniveles que venimos ascendiendo. Ya decía yo que costaba mover el desarrollo.
    Retomamos la marcha y ya oliendo el final algunos deciden incrementar un punto el ritmo. Yo bastante tengo con el mío por lo que continuo para casi sin darme cuenta finalizar esta ascensión en el aparcamiento de Pont d’Espagne, una especie de área recreativa, plagada de montañeros y domingueros y que al parecer es punto de inicio de diversas rutas senderistas. Pero nada mas, tampoco el sitio es chulo ni tiene nada característico por lo que rápidamente nos hacemos unas fotos para atestiguar el logro y tras tomar un bocadito rápido emprendemos la bajada que se muestra sencillamente exquisita con el excelente asfalto que mencionaba antes.

    Vamos bajando a tope, pero yo con un ojo en las referencias que había tomado antes. Justo a la salida de una curva, aunque me lo esperaba, me lo encuentro de sorpresa. El desvío hacia la ultima trampa del día. La desconocida Fruiterie. De la suave alfombra por donde transitábamos pasamos en un instante a una durísima rampa con retazos de asfalto levantado incluso hierba asomando en el centro de la carretera. Del 50x12 pasamos en un instante al 34x25. Menuda pared. Si ya me imaginaba yo que la sonrisa picara de Biktor tenia que venir motivada por algo así. En plena rampa siento un instante de agobio tengo que quitarme el chubasquero como sea. Menudo espectáculo monto para haciendo equilibrios conseguir sacármelo. Por fin sale, al bolsillo y es en ese momento donde comienzo a ser conciente del rampon que tenemos por delante. Nada que envidiar a las rampas que subimos el día anterior en el Laberouat, aunque esta vez son apenas dos kilómetros de los cuales el segundo es un falso llano. Pero el que ahora nos compete es un autentico muro cerrado en un denso bosque y con un profundo barranco que intuimos a la izquierda por donde se escucha el agua rugir entre nuestros jadeos por el esfuerzo.
    La carretera por fin suaviza y se abre en un precioso valle que da sensación de aislado. Otro kilómetro mas de falso llano donde dejamos correr la vista ante el espectáculo de prados y agua que nos rodea por todas las partes, como si fuera un pequeño jardín, aquí escondido a la vista. Ha merecido la pena ese ultimo esfuerzo. De hecho arriba no se ven mas que caras sonrientes. Parece que a todos ha gustado el postre que culminaba el menú. Ya solo nos queda volver sobre nuestros pasos y al retomar la carretera principal me voy por delante en rapidísimo descenso con Luis en una nueva sesión de motoGP con apuradas de frenada incluidas. De hecho hasta tenemos un tramo de sentido único donde poder soltar la bici sin miedo a que te venga nadie por delante con lo que llegamos suavecitos al hotel.
    Allí nos esperan Josito y Josan que tampoco hoy se han atrevido a atacar los opcionales y nos han elegido una curiosa habitación. Habitación Marmotte. Esto debe de ser una señal. Algo significa. Yo no digo nada.
    Finalizamos la fiesta con una sesión de cervezas en las una terracita en pleno centro de Cauterets para recuperar fuerzas para el nuevo etapón que nos espera en la siguiente jornada.
     
  2. serpal

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    Tercera etapa y nuevamente sobre el papel durísima. Tanto o mas que la de ayer. Tres duros puertos entre lo que destaca la peregrinación anual al Col du Tourmalet. El mito.

    Como todos los años, hoy es el día que las etapas comienzan a pasar factura. Son ya tres días de esfuerzo consecutivos y ya no se levanta uno de la cama con la alegría de jornadas precedentes. El dolor muscular se ha alojado permanentemente en las piernas a pesar de que las nuevas tecnologías como el Compex nos echan una mano en mitigarlo. Aun así el desgaste para el cuerpo es intenso y mas con las guerras en las que nos hemos estado metiendo estos días.
    Aun así llega el momento y no te queda mas remedio que volver a dar pedales. Por suerte la mejora del tiempo es un hecho y amanecemos con una mañana despejada por fin, aunque los primeros kilómetros para descender desde el pueblo de Cauterets hasta Pierrefitte nos toque pasar algo de frío. De todas formas, hoy nos podemos permitir descansar casi una hora mas ya que nuevamente, para evitar generar problemas de trafico vamos a salir en grupos separados por un cuarto de hora y a los que estamos mas fuertes nos toca el ultimo turno.
    Nuevamente nos toca atravesar la zona de las obras y la gravilla y lo que vaticinaba el día anterior se cumple. Llegando abajo Paolo pincha. Nos quedamos la sección madrileño-pamplonica-bilbaína con él mientras el resto de nuestra grupeta sigue para arriba. Los últimos de los últimos. Así que cuando retomamos la marcha y coincidiendo con que nos adelanta un tipo con pintas de pro y ganas de pique el señor Klyde pone ritmo “Ira y Fuego” y otra vez estamos ahí con el gancho, las piernas ardiendo y bueno, las pulsaciones no porque debido a los esfuerzos acumulados ya no consigo que suban con la alegría que lo hacían el domingo pasado.
    Recordaros que este tramo del valle que va hasta Luz St. Sauver, técnicamente no es puerto, de hecho vamos rodando a plato. Pero es lo mas pestoso del mundo. Una carretera estrecha, con intenso trafico y siempre picando para arriba, con rampones sueltos que te van tensando mas y mas. Como le he escuchado decir a Perico refiriéndose a aquella famosa etapa entre Jaca y Val Louron (cuando Indurain se escapo con Chiapucci en la bajada del Tourmalet): “Me llevaban con el gancho todo este tramo. Estaba deseando comenzar a subir el Tourmalet para tener una excusa para descolgarme”. En estos momentos comparto plenamente la opinión del segoviano. Voy sufriendo como un perro. No es que vaya a tope, pero es ese ritmo incomodo donde no encuentras nunca el piñón adecuado. Todo el rato sube piñón, baja piñón, me pongo de pie, me siento.
    Por suerte conozco sobradamente la carretera y cuando se va abriendo el valle ya se que Luz esta cerca. Me entra la morriña recordando la semanita de esquí que nos pasamos aquí en el mes de Marzo. Paramos en la plaza donde el desvío. A quitarnos ropa ya que hemos calentado sobradamente, un poco de comida, que aunque no lo parezca llevamos ya casi una hora en la bici y para arriba sin mas dilación. Lo peor la primera rampa aun saliendo del pueblo, que ya desde el principio te pone las piernas duras. Cuando suaviza a la salida. Aun a rueda de Klyde, Paolo, Gorka y Ragar, miro a Luis, me mira a mi y sin cruzar palabra dejamos que se vayan para marcarnos nuestro particular ritmo de subida. Es lo que tiene el moverse a similar nivel. Estos se marchan pero tampoco mucho. Es lo típico que se suele decir de un puntito mas, pero tal como comentaba respecto a la subida del Aubisque, ese puntito es la diferencia entre un rodar cómodo dentro del sufrir y un únicamente sufrimiento. Hoy la cabeza pide disfrutar del mítico Tourmalet y sus rampas, elegimos opción dos.
    Delante vemos a Paolo que se descuelga un poco y por unos momentos se queda dudando entre las dos opciones, mira para atrás hacia nosotros, mira hacia delante, vuelve a mirar, aunque él finalmente elige la opción uno.

    Una ventaja de haber empezado los últimos es que poco a poco vamos cogiendo a todos los que salieron delante de nosotros, por lo que quieras o no te motivas sobre todo viendo lo que llegan a sufrir algunos que se retuercen en estas rampas, que aunque duras no llegan a ser en ningún momento las barbaridades que nos encontramos por poner un ejemplo en la primera etapa. Para el que no me haya leído anteriores relatos pues contarles que el Tourmalet a pesar de ser un puerto muy duro, suele ser muy agradecido de subir por la sencilla razón de que es todo el rato lo mismo. Se pone a un porcentaje constante entre el 7% y 9% y así se mantiene los 16 kms de subida salvo un par de puntos concretos, un rampon al 10 a la salida de Bareges y los últimos 400m al 15 %. El resto todo el rato igual. Es coger un ritmo constante y tiki-taka. El problema es que al no tener descansos y ser todo el rato igual, si el ritmo elegido no es el correcto o vamos ya petadotes, pues se debe de convertir en un autentico calvario por lo que he dicho de que no tiene ni un descanso (bueno si, una zona un poco mas suavecita al llegar al desvío hacia el aparcamiento de la estación de esquí de superBareges).
    Pero volvamos a la subida, tras dejar ir a esta gente la cosa se torna mucho mas cómoda, pero aun así vamos subiendo a un ritmo alegre. Todo el rato a mas de 12 km/h. Ya antes de llegar a Bareges en las primeras herraduras enganchamos un grupito. Aguantamos unas centenas de metros metidos en él pero no nos vale el ritmo y seguimos nuestra remontada hacia lo alto, relevándonos en la tarea de tirar sin necesidad de decir una palabra, pura compenetración. Alcanzamos a Josito y Josan que van también a otro ritmo. Al pobre pájaro se le ve, a pesar de contar este año con desarrollos compact ir muy atrancado, con lo que él ha sido, jeje. Josan no tiene esos problemas ya que el triple plato le salva la papeleta. Les animamos al pasar y seguimos hacia arriba, ya llegando a Bareges. Unos metros de respiro y atravesamos el pueblo entre los ánimos de los viandantes que en este país y mas en época de tour te animan al pasar. Siempre se agradece. A la salida tenemos la parte mas dura, pero las piernas ya han calentado bien y lo afrontamos de pie sobre los pedales a sabiendas de que después tenemos el descansito del que antes hablaba.
    Llegados a esta zona, el valle se abre mostrándonos todo el espectáculo del Tourmalet. Al fondo, se adivina el bar de la cima y el trazado de la carretera, a nuestro alrededor las amplias praderas por donde están trazadas las pistas de la estación de esquí y lo que no podemos disfrutar es de la imponente silueta del Midi de Bigorre y su observatorio que se nos ocultan entre nubes. Nubes amenazantes que según hemos ido penetrando en el valle y ganando altura se han ido cerrando sobre nuestras cabezas, como un aviso para amedrentar a los que desafiamos el Tourmalet. La temperatura va bajando y por momentos un poco de txirimiri pone el punto a la subida. Aun así nada importa. Vamos concentrados en lo nuestro. En mantener el ritmo constante, ir superando las rampas, en gozar cada metro de esta peregrinación que nos venimos marcando año tras año. Creo que de las cuatro veces que he subido este puerto (dos por cada cara) esta es la vez que mas estoy disfrutando simplemente porque voy en el punto justo de esfuerzo. Ni despacito haciendo de gregario como cuando subí con Frances ni a ritmo de caza como el primer año por la Mongie, ni sufriendo un calor terrible como el año pasado (también por la Mongie).
    Como siempre resulta sorprendente la cantidad de ciclistas que siempre encuentras ascendiendo por sus rampas. Entre los nuestros a los que vamos remontando poco a poco y los de diversas nacionalidades que nos vamos encontrando, no pasas mas de 500m seguidos sin adelantar a alguien y animarle con un “allez” o un “aupa” y recibir un reciproco animo o una mera sonrisa. Me quedo con la imagen de uno que iba subiendo con una btt con alforjas cargadas hasta arriba y un remolque también repleto. Como una tortuguita, pedalada a pedalada, pero con una enorme sonrisa que recorre su rostro a pesar de lo penoso que tiene que ser el ascenso a este coloso arrastrando toda esa carga.
    Continuamos encaramándonos a la montaña. Hace rato que hemos entrado en el dominio de la alta montaña, a esa altitud donde empieza a faltar el aire y la vegetación desaparece de los márgenes de la carretera. Serpenteando por la ladera con una espléndida panorámica de lo ya ascendido que nos proporciona un perfecto punto de vista sobre la magnitud de este coloso. Por suerte el txirimiri que nos ha acompañado unos kilómetros ha parado, Luis y yo seguimos concentrados en el esfuerzo que ya a poco menos de 4 kms para la cima comienza a hacerse patente. Las rampas se empinan un puntito y con la vista tratamos de buscar los carteles que nos indican el porcentaje del siguiente escalón y los kilómetros a la cima. Por momentos me cuesta seguir la rueda del bilbaíno y por momentos le cuesta seguirla a él cuando yo paso a relevo, es el típico punto donde ya vas incomodo con cualquier ritmo que no sea el tuyo. Sin embargo es una sensación provocada mas por la fatiga de llevar tanto tiempo ascendiendo que real ya que los números no engañan y mantenemos la velocidad de crucero con la que comenzamos la ascensión. A falta de 3 kms afrontamos el muro final, la sucesión de zetas que vence la pared del fondo del valle. Esto ya esta hecho, llegas a ese punto donde vas subiendo como en una nube, rodeado de ese halo con que siempre te envuelve del Tourmalet. Es ese momento donde eres consciente de la magnitud de lo que supone ascender este mito con tanta historia y la euforia te invade. Aparece el cartel de “dernier” kilómetro. Bonito vocablo francés, sobre todo cuando supone tanta satisfacción el verlo. Ultima herradura y de pie, con fuerza sobre los pedales para vencer esa ultima y durísima rampa del 15% que nos separa del cielo. Ya estamos otra vez aquí. El escalofrío recorre el cuerpo, nuevamente hemos llegado a ese lugar donde se condensa toda la grandeza del ciclismo.

    Aparcamos las bicis y nos metemos en el bar de la cima, hoy con mas razón si cabe ya que el viento, la altura y el frío lo aconsejan con la intensa sudada que traemos. Nuevamente, no hemos subido para nada despacio. El interior del bar como he comentado otras veces, es un lugar lleno de magia. Paso unos minutos echando fotos a todo que me las han pedido para un temilla. Pido una Pelforth que creo, me he ganado y me dirijo ante el libro de firmas. Allí están plasmadas nuestras anteriores presencias en este lugar, pienso unos momentos y escribo algo parecido a lo que os estoy contando aquí, intento dejar que fluyan los sentimientos aunque con la fatiga resulta complicado y finalmente dejamos testimonio de nuestro nuevo paso por esta cumbre junto a las de otros cientos de ciclistas anónimos o no que han realizado la misma peregrinación.

    Salimos al exterior y bajamos unos metros por la otra cara hasta la explanada donde están los camiones. Nuevamente buscando la ropa de abrigo y reponer fuerzas ya que pensándolo bien, apenas me he alimentado desde que salimos de Cauterets y es muy fácil olvidarse de ello cuando estas embelesado en estos paisajes y claro luego llega el señor del mazo cuando menos te los esperas.
    Tampoco podemos dejar pasar la foto en el cartel de la cima. Momento en el cual corona el que comentaba antes de las alforjas y el remolque, entre aplausos y ánimos de todos los que andábamos por allí. El tío se lo ha ganado.

    Y llega el momento de emprender el descenso. La pena es que entra aire del valle, aun así es otra de las bajadas que nos sabemos de memoria por lo que rápidamente Luis y Yo tomamos buena posición para encontrar la bajada con el menor trafico ciclista posible seguidos de Klyde que también le esta encontrando el gusto a esta faceta.
    Una primera parte hasta la Mongie revirada y muy divertida y luego a dejar correr la bici. Carretera ancha, bien asfaltada, curvas perfectamente marcadas y vamos el conocerla que también cuenta. Vamos que antes de que nos hayamos dado cuenta ya estamos en Ste. Marie de Campan, junto a la fuente como es tradición. Aquí abajo la temperatura es bien distinta. Por aquí esta mas despejado y hace incluso calor. Otra vez ropa fuera. Vamos a acabar con un buen resfriado tanto pasar del calor al frío.
    Aquí solo reagrupamos después del largo descenso que nos ha vuelto a estirar y rumbo hacia Payole, por la primera parte de la ascensión al siguiente col del día, la Horquette de Ancizan, que en esta primera parte comparte ascensión con el Aspin por el cual transita habitualmente la carrera gala, permaneciendo la Horquette en el anonimato para la gran mayoría de los mortales. Ellos se lo pierden. Aspin es un puerto, que por esta cara a mi no me dice nada. No tiene vistas bonitas, es carretera ancha y perfectamente asfaltada, no tiene desniveles durísimos, ni curvas, todo el rato metido en un denso bosque. Sin embargo la Horquette es el extremo opuesto.
    Aunque las altimetrías citen su inicio en el mismo pueblo de Ste. Marie de Campan, los primeros kilómetros hasta Payole son una sucesión de repechos y falsos llanos. Salvo un kilómetro un poco mas duro, es difícil considerarlo puerto.
    La idea es subir este puerto tranquilos, para dejar respirar a las piernas, pero ya al poco de comenzar me veo inmiscuido entre los compañeros habituales. Empiezo a llegar a la conclusión de que no sabemos ir tranquilos, que nos gusta demasiado el cachondeo.
    En Payole paran los camiones a recoger ropa de abrigo y demás. Aquí es donde realmente si se puede considerar que comienza el puerto. Primero una explanada entre campas donde ir cogiendo el aire. Nos adelanta el amigo Marbellí haciendo una pequeña exhibición a plato. Mientras yo voy subiendo con Luis, Rafa y Paolo. Pronto nos metemos en un bosque y las rampas van cobrando mas entidad, aunque en general no es un puerto especialmente duro. Bueno, comparado con los Hors Categorie que venimos ascendiendo, ya que aquí seria un primera seguro. Aun así son rampas con una pendiente a la que estamos mas habituados y se nota en la alegría de la grupeta que nos vamos juntando. Entran Gorka, Maxi y “Petacchi” en la grupeta (Alvaro, un alicantino que se quedo con ese apodo por el enorme parecido al ciclista italiano). El ritmo comienza a tensarse, parece que la gente tiene ganas de juerga. Paolo va como siempre inquieto tensando y parando, vuelvo a ese punto donde aunque no me quedo me hacen sufrir y Petacchi también entra en el juego tensando y aflojando la goma. Así que imperceptiblemente, el ritmo va subiendo poco a poco. Los menos fuertes o los que pasan de guerras se van descolgando como perlas de un rosario y nosotros ahí a lo nuestro. Entramos en una zona, a la salida del bosque que a la vista no resulta dura, pero la bici no quiere avanzar. Luego veríamos en la altimetría que aquí vencíamos rampas del 12%. Nuevamente los extensos prados de montaña nos rodean, el sol ha salido y la temperatura es mucho mas agradable que en el Tourmalet, la carretera es estrecha aunque con buen asfalto. A pesar del esfuerzo es un puerto tan bonito que te va llenando los sentidos mientras lo asciendes.
    Nuevo estirón a la cuerda y aguanto a sabiendas que en unos cientos de metros coronamos un falso collado y tenemos casi un kilómetro de descenso. Aunque tras superarlo y encarar nuevamente las rampas no se si ha sido peor el remedio o la enfermedad ya que las piernas se resienten de este cambio. Llega un momento en que nos quedamos Paolo, Petacchi y Yo. Las pulsaciones que llevaban varios puertos sin querer subir, vuelven a estar por las nubes, por lo que solo me falta la puntilla para abrirme y esta llega a falta de dos kilómetros, en una curva de herradura donde Paolo da un fuerte demarraje. Intento responder con lo que me queda, pero las piernas queman y se quejan. Piñón para arriba y a mantener cadencia y descolgarnos lo menos posible. Decididamente van a un puntito mas. El ultimo kilómetro ya baja claramente de desnivel e incluso en los últimos metros se puede meter plato para coronar a lo grande este precioso puerto. Nuevamente nos hemos gustado en lo deportivo, hemos gozado el tremendo entorno y ha habido pique sano de por medio. Poco mas le podemos pedir a un puerto.
    Arriba el paisaje es espectacular, las extensas praderas de montaña que mencionaba por el lado donde hemos ascendido, por la otra cara, a la izquierda se ven las rampas del Aspin que ascienden desde Arreu bajo nosotros y al fondo la abrupta zona del Peyresourde. Ideal para sentarse un rato largo con el cerebro apagado simplemente disfrutando.
    La gente comienza a bajar. Josan, Luis y Yo nos esperamos un poco para que vayan tirando y no tener que adelantar a demasiada gente ya que la bajada es estrechita y muy rápida. Comenzamos a bajar y aquello se lanza muchísimo. No recordaba yo tanta pendiente cuando subimos por aquí el año pasado. A mitad de la bajada vemos a Rodrigo parado en una larga recta. Me preocupo y paro. Nada grave. Resulta que ha cogido un bache y le ha salido volando el cuentakilómetros hacia la cuneta. Pasamos unos minutos buscando pero parece que se lo ha tragado el bosque. Desistimos y continuamos el descenso. En una zona rápida, a la salida de una curva, Pum!!!, y latigazo de atrás. Ya estaba tardando. Tubular petado. Me lo estaba esperando desde la gravilla que comentaba en la etapa de ayer y la bajada casi por tierra el día de Zuriza, que me habían dejado la banda de rodadura de este tubular casi en los hilos. Así que demasiado ha aguantado. Puedo decir que por fin he gastado un tubular hasta el final. Rápidamente cambio, con la depurada técnica adquirida este invierno y esperamos a Paco que viene con la furgoneta para que nos deje la bomba de pie e hinchar en condiciones y con comodidad. Que gustazo esto de llevar coche de apoyo.
    Ya por fin llegamos al pueblo de Ancizan donde concluimos la bajada y reagrupamos.

    En este punto nos dividiremos entre los que se dirigirán directamente a Saint Lary y los locos a los que nos ha sabido a poco la etapa y nos vamos a por el opcional del día, nada menos que la subida a Val Louron/Pla de Azet. Me vuelvo a poner en plan guía por una carreterita aledaña que nos permite evitar el denso trafico de la principal y no tener que bajar hasta el mismo pueblo de Arreu. Nuevamente rodamos agrupados y a ritmo súper tranquilo en dirección a Loundeville. Aun así, los repechos que hay en este tramo, un continuo picar hacia arriba, demuestran que la gente empieza a ir muy cascada y que los días pasan factura. Vamos rodando al ralentí y aun así hay quien se descuelga del numeroso pelotón que vamos a ascender esta ultima dificultad. De hecho a mi también me va pasando factura la etapa. No me noto con la soltura de hace unas horas. Imagino que será debido al falso llano tan pestoso por el que vamos transitando.
    ...
     
  3. serpal

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    Sin embargo, alcanzamos Loundeville donde comienzan los 7 kms de ascensión, nada que nos deba de asustar después de lo ascendido a pesar que el kilometraje se compensa con un desnivel medio muy acusado. Lo dicho, comienza la ascensión y directamente no les veo el pelo a Klyde, Gorka, Ragar y compañía que de inicio ponen un ritmo potente y se van por delante. Paolo pasa de guerras y se queda conmigo y Luis ha parado a deja el casco al comienzo de la subida. Miro hacia atrás y le veo venir como un poseso. Al llegar a nuestra altura parece decidido a no jugarse al sprint nuestro pequeño pique particular en esta subida y pone un ritmo durísimo. Tanto que nos descuelga a mi y a Paolo. Aprieto los dientes dándolo todo. Ahí esta a 50 metros, tengo que aguantarlo, nuevamente voy sufriendo muchísimo. Paolo que en un primer momento lo ha intentado seguir se abre un poco y lo engancho, pero a las pocas curvas el sobreesfuerzo que estoy haciendo me hace descolgarme nuevamente. Se me van otro poco. Esto no puede ser. No puedo sacar mas watios ni mas pulsaciones de mis piernas y sin embargo se van. Intento relajarme un segundo, dejar correr la vista por el paisaje y volver a la carga. Me marco un ritmo lo mas alto que puedo, con cadencia. Voy manteniéndoles a distancia, pero veo que no hay manera de recortar. Solo me queda seguir sufriendo herradura a herradura en estas duras rampas que jalonan este puerto. Mal no voy, simplemente que los otros van mejor, ese famoso puntito mas. Ahora mismo solo pienso en ver el desvío hacia la estación de esquí que me indique que el puerto esta finalizando ya que los carteles indicando constantemente kilómetros al 9% y al 10% me están machacando la moral. En el desvío aprieto en un ultimo esfuerzo para finalizar ese kilómetro y medio que me queda para coronar sin haberme quedado con la sensación de que me he guardado algo. Me pongo de pie y corono completamente exhausto y buscando la campa de hierba para sentarme y respirar por fin. Que subida mas dura. Ni un metro de respiro. Me recuerda mucho a Luz Ardiden con las constantes revueltas y lo explosivo de sus desniveles. Cuando subí hace cuatro años por aquí no recuerdo haber penado tanto, pero volvemos a lo de siempre, la dureza de las subidas muchas veces no la marcan los desniveles sino el ritmo con que las encaremos y sobre todo lo que llevamos ya acumulado en las piernas.
    Ahora solo nos queda disfrutar de una exquisita bajada hasta Saint Lary. Repleta de curvas enlazadas y muy rápida. Recuerdo con Luis la anécdota del primer año cuando acuñamos en este descenso la frase de “….es que venimos del mountain bike” después de una cruzada que se metió en su momento en una curva.
    Pasando uno de los pueblos que encontramos en la bajada, encontramos un interesante par de curvas enlazadas, curva suave a derecha que enlaza con una herradura a izquierdas y a Klyde se le ocurre la idea de parar a echar una sesión de fotos. Tenemos videos, fotos subiendo, fotos en los puertos, pero nada bajando. Así que no ponemos en la labor de posar observados por los ojos electrónicos que todo lo graban. En estas estamos cuando a la n-esima vez que Luis se decide a gustarse en la dichosa curva, intenta tumbar mas de la cuenta para salir bien en la foto, toca el freno un poco de mas y se pega una arrastrada de impresión que le deja una buena quemazón en la parte externa de la pierna y el orgullo tocado. Nos dejamos de tonterías y continuamos hasta Saint Lary y al hotel. Otra muesca mas.
    Antes de nada lo primero que hago, que luego da pereza es pegar bien el tubular que cambié, después duchita, ronda de cervezas, cena y nueva ronda de cervezas para mantener las tradiciones. Pena que la discoteca esa tan fashion donde acabábamos siempre este cerrada.
     
  4. serpal

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    12/07/2007 – 4ª Etapa: Saint Lary – Bielsa

    Etapa relativamente fácil la que se nos presenta a priori en el día de hoy. Apenas llega a los 100 kms, 80 y tantos para los que no afronten el tramo final opcional, pero tampoco debemos dejarnos guiar por las apariencias ya que una mirada mas pormenorizada a la documentación nos revela que los primeros 40 kms son de una tremenda dureza con la ascensión a los lagos de Cap d’Aumar y Cap d’Long, este último un viejo conocido por lo que no me pilla de sorpresa el berenjenal en que nos metemos.
    El esfuerzo postrero de ayer en la ascensión al Pla de Azet y las cervezas de por la noche que nos acabamos acostando pasadas las 12 hacen que el cuerpo no este todo lo recuperado que debiera. Me cuesta un horror salir de la cama y noto las piernas pesadas y doloridas. Ya hemos llegado a ese punto donde el dolor de piernas es constante, no se va, aunque con el paso de los kilómetros aprendes a convivir con él.
    Por suerte al salir a la calle veo que por fin parece que el verano ha llegado. Por fin temperatura agradable, sin tener que recurrir a manguitos y perneras, ni una nube en el cielo. Se que vamos a pasar calor según avance el día, pero yo es algo que estaba deseando desde hace unos cuantos. Lo paso fatal con el frío y la humedad.
    Comenzamos a rodar a ritmo pausado y tranquilo, valle arriba, en dirección a España. Nos quedan aproximadamente 10 kms hasta el desvío donde vamos intentando calentar las piernas y adquirir ritmo entre agradable conversación. Como señalaba en la etapa de ayer, se ve que la gente ya va muy madura con el paso de los días ya que a pesar de que vamos rodando estos primeros a un ritmo muy suave, en cuanto hay un repecho un poco mas acusado el grupo se estira incluso rompe por sus ultimas unidades.
    Llegamos al cruce donde abandonamos la carretera que nos conduce a España. A partir de aquí comienza la fiesta. Antes de eso, reagrupamiento, recarga de bidones que falta van a hacer en la dura subida que se nos plantea y para arriba. Uy, esto no marcha nada, primeras rampas y ya voy buscando piñones. Falta completa de ritmo. Además, la cadena comienza a crujir y a saltar, ya veo lo que viene. Paro unos cientos de metros después de comenzada la subida, busco a lo largo de la misma y lo que me imaginaba. Se ha abierto un eslabón de la cadena. Por suerte lo he cogido antes de que partiera en pleno esfuerzo. Saco la herramienta, me pongo hecho un cristo pero en un par de minutos esta reparado. Luis, Ragar y Klyde se han quedado para acompañarme. No se si será bueno o malo. Malas ruedas para como van mis piernas.
    Retomamos la ascensión por un angosto valle y desde el principio afrontando rampas que todo el rato rondan el 10% con algún pequeño descansito que yo recibo como agua de mayo. No me van las piernas, no se si será un efecto mañanero pero voy completamente bloqueado, sin cadencia, el pulsometro a duras penas sube de 140 ppm y estos me van estirando el puntito justo para ir sufriendo pero no quedarme, con lo que si cabe aun sufro mas. Incluso en un momento dado, Klyde saca el móvil y subimos a ritmo de The Trooper de Iron Maiden a ver si con esas conseguía motivarme. La verdad que por lo menos me alegra el espíritu y me olvido de penar un par de kilómetros.
    Según va transcurriendo la ascensión poco a poco las piernas parece que empiezan a funcionar poco a poco, pero el ritmo sigue siendo cansino. De todas formas, esta es una subida que aunque dura y larga, resulta bastante agradecida ya que la mayor parte transcurre muy resguardada del sol, por un entorno espectacular, en la parte de abajo por una profunda garganta que vamos remontando y en algunos tramos serpenteados por curvas de herradura que nos hacen mucho mas ameno el ascenso. Poco a poco vamos saliendo del barranco. El valle que se abre nos ofrece unas esplendidas panorámicas de alta montaña. Al fondo empieza a entreverse la presa de contención del primero de los lagos, el Cap d’Oredon aunque tenemos que superar una nueva serie de herraduras y una larga recta de gran desnivel mantenido para llegar a él. Aquí ni siento ni padezco. Voy haciendo la goma constantemente pero ya a un ritmo constante en el que pedaleas porque si.
    Alcanzado el Cap d’Oredon tenemos dos posibilidades. Recto se sigue hacia Cap d’Long que dejaremos para luego y ahora giramos a la derecha para bajar hasta el borde del lago en un kilómetro de descanso que ya estaba deseando desde hace rato. Atravesamos un peaje que filtra el trafico motorizado. Nosotros al ir en bici no tenemos que pagar y comienza la dura parte final que nos va a llevar hasta la cima Coppi de esta pirenaica, el Cap d’Aumar con sus 2197m sobre el nivel del mar.
    Al poco de comenzar esta parte final la carretera se deteriora hasta quedar convertida casi en una pista de gravilla para añadir si cabe mas dureza a este tramo donde remontamos con rapidez sobre la ladera con unas espectaculares vistas sobre el lago Oredon y en el otro extremo del valle la presa de contención de Cap d´Long y la subida que luego habremos de realizar. La subida va trazando largas zetas sobre la ladera, suavizando un poco al trazar las curvas y torturándonos en las largas rectas, sin embargo el intuir tan cercano el final de tan larga ascensión (llevamos mas de 20 kms cuesta arriba desde que salimos de Saint Lary) nos hace afrontar esta ultima parte con mayor alegría. Finalmente tras remontar una ultima parte durísima, aparece delante de nosotros la lamina de agua del Cap d’Aumar con el pico homónimo sobre él. No paramos al coronar, ya que la carretera sigue algunos kilómetros mas en suave descenso hasta un nuevo lago, el Lac d’Aubert donde finaliza la carretera y nos esperan los camiones con un merecido avituallamiento ya que los números que leo en el polar asustan. Llevamos 25 kms de ruta y hemos ascendido la friolera de 1400 m de desnivel. ¿Quién dijo que esta etapa era fácil?
    Aunque apetece quedarse un rato mas por allí, al solecito como lagartos, continuamos nuestro periplo volviendo sobre nuestros pasos hasta el lago Oredon. Con sumo cuidado ya que como mencione, la bajada es muy precaria por la enorme cantidad de gravilla. Llegados al desvío, ahora si que continuamos por la carretera ya conocida hasta el lago de Cap d’Long. Esta vez no supone un retorcerse sobre la bici y un sufrimiento extremo como cuando me toco subir por aquí a las tres de la tarde cuatro años atrás con las piernas acalambradas. Desde aquí apenas nos quedan 5 kms, duros, si, pero tras el descanso y viendo el final encima se hacen bien. Además, me junto con Paolo y con Luis y decidimos por fin tomarnos una subida con tranquilidad. De charleta y disfrutando del paisaje que se nos va ofreciendo al vencer las herraduras finales sobre el Cap d’Oredon.
    Coronada esta nueva dificultad, vamos por inercia a la terracita. Coca-cola tamaño XL y una ración de tarta de grosellas que tenia un aspecto demasiado irresistible como para negarnos a probarla. Aunque nos han cambiado la camarera, ya no esta la “chupadita”, la que hay ahora tampoco le va a la zaga. No hay ninguna prisa. Se esta allí a 2000 y muchos metros de altura, espatarrados en la terracita al solecito mejor que en ninguna playa. Yo no lo cambio. Simplemente dejando correr la vista por el paisaje que nos rodea uno se siente en paz.
    Casi nos tiene que obligar Biktor a continuar la ruta. De hecho creo que hasta este momento no le había escuchado eso de “Cinco minutos y salimos”. Da muchísima pereza moverse de ahí.
    Emprendemos la bajada, que como recuerdo es rapidísima y muy divertida. Llegando al cruce me pasa Josan como un obús e intento pegarme a su rueda, pero me encuentro con un coche que iba literalmente por el medio y le tengo que leer la cartilla, le llame de todo menos bonito. Se ve que avanza la mañana y los domingueros empiezan a subir, por lo que levanto el pie no sea que tengamos un incidente. La bajada es larga no me extraña que se sufra tanto en sentido contrario. La verdad que es un puertaco que a nivel de dureza nada tiene que envidiar a los grandísimos colosos, es increíble que sea tan desconocido a nivel de pruebas ciclistas.

    En el cruce de la carretera general, esperamos a reagruparnos ya que al ser tan largo el descenso las diferencias producidas son casi tan amplias como cuando ascendemos. Nos queda un ultimo hueso, la ascensión al túnel de Bielsa, que aunque dura no es una subida que asuste y mas comenzando desde aquí. Ahora nos quedan cerca de 10 kms aunque duros, duros solo son los 6 últimos desde que dejamos a la derecha el cruce hacia la estación de esquí de Piau-Engaly.
    Volvemos a rodar agrupados y a ritmo los 4 kms que nos separan del desvío aunque nuevamente hay gente a la que incluso este ritmo se le hace duro, parece que después de los primeros puertos, por fin las piernas tienen otras sensaciones. Vuelvo a mover fácil el desarrollo. Me gusta. Nada mas pasar el desvío la carretera comienza a remontarse en herraduras e imperceptiblemente aquello se va tensando. El ritmo comienza a ser vivo. Nos peleamos por seguir la rueda que nos precede, las pulsaciones van subiendo, pero hoy aguanto bien en el grupo. Se que lo mas duro termina cuando alcanzamos la vieja aduana, tengo que aguantar hasta allí.
    Cada vez se tensa mas la cosa y por detrás el grupo se va desgranando, la gente va cayendo de madura. Cuando veo la aduana pienso, “tan pronto”, se me esta haciendo corto. Por delante le dan otra vuelta de tuerca al ritmo y a la entrada de una de las galerías antiavalanchas, ya intuyendo el final pierdo ese metro que luego son dos y tres y me descuelgo un poco. Aun así voy contento porque he vuelto a tener sensaciones en las piernas. De hecho sigo con el ritmo todo lo alto que puedo dar. El bilbaíno se ha descolgado y vamos a tomarnos la revancha de la de ayer en Val Louron. Alcanzo a Iñigo que también ha sido victima del ritmo cabecero y en el final que suaviza bajo piñones y aprieto con fuerza sin mirar para atrás. Llevo la paranoia de que en este tramo mas favorable va a llegar Luis en plan triatleta y me va a levantar las pegatinas, por lo que alcanzo la boca del túnel a plato y satisfecho de que las piernas vuelven a recuperar y lo mejor de todo que ya estamos en el final de la etapa, hoy llegaremos pronto al hotel y se podrá descansar bien. No se porque me da a mi que lo de la mañana fue mas el acostarse tarde que el cansancio acumulado.
    Esta vez si podemos deleitarnos con el entorno de este puerto. Hace dos años aquí hacia un frío tremendo que no se podía estar cinco minutos parado y hoy hace una mañana o tarde o yo que se, que en estas etapas pierdes la noción del tiempo, simplemente increíble. Nos estiramos sobre la campa mientras llega la gente y comienza a pasar el bote de los frutos secos. Otra vez que nos van a tener que mover de allí con grúa.
    Desde aquí solo queda una agradable bajada hasta el pequeño pueblo de Bielsa y ya estamos en el Hotel. Atravesamos el largo túnel agrupados y escoltados por la furgoneta para una vez fuera soltar todos los watios cuesta abajo. Es una bajada de batir records de velocidad, aunque hoy no va a ser ya que entra viento sur. Luis y yo nos vamos por delante a todo lo que da el desarrollo. Debe de ser uno de los pocos sitios donde se me queda realmente corto el 50x12. Aun así vamos por delante a todo trapo cuando en una recta Luis tiene un incidente, de repente le empieza a vibrar la bici sin ningún sentido. Como puede frena y conseguimos parar. Piensa que habrá sido un pinchazo pero no, la bici esta bien. Simplemente ha comenzado a vibrar intensamente. Luego le explicare que eso es lo que se conoce como efecto shimmy que básicamente es un fenómeno de resonancia que amplifica las vibraciones de una manera extrema. Tras la clase de física, decir que todo queda en un susto y retomamos la marcha justo cuando pasa Klyde como un obús, saliendo de parado resulta imposible cogerle rueda. Aun así apretamos a relevos para intentar darle caza, pero yo no puedo ir mas rápido, el desarrollo no da para mas y el viento de cara no ayuda. A pesar de que vamos relevándonos a tope. Miro para atrás y al suavizar la bajada ha ido entrando gente y gente. A pesar de todo tengo tiempo de ir fijándome en el entorno y en esos sitios que tan bien conozco y que tan buenos recuerdos me traen. Arriba cuando pasamos por la entrada hacia el valle de la Barrosa, una ruta senderista chulisima que nada tiene que envidiar al valle de Ordesa y muchísimo menos masificada o cuando aparece a nuestra izquierda la tremenda pista de subida al Urdiceto de la que esta pendiente una repetición.
    En estas estamos cuando aparece Bielsa al fondo. Siguiendo las indicaciones de Biktor llegamos al hotel donde hacemos reagrupamiento. Aquí nuevamente nos dividimos entre los que se van a la ducha y los que nos vamos a pegar un ultimo paseo hasta el parador de Pineta que aunque sea valle arriba, es suave ascenso un falso llano. Al menos eso ponía en el perfil, aunque lo que no nos ha contado Biktor es que a la salida del pueblo tenemos un repechon de un par de kilómetros que nos vuelve a dejar las patas duras. Tras eso nos reagrupamos y nos dedicamos a rodar en stand-by hacia el interior del valle sobrecogidos por las enormes moles de los picos que nos rodean con el monte perdido y su glaciar dominando todo el entorno. Sin mas concluimos la ruta alcanzando el Parador donde hacemos las pertinentes fotos. Aprovechando que estamos de nuevo en territorio nacional, llamo a Frances para darle un poco de envidia mientras sobre mi se alza la impresionante subida al balcón de Pineta con sus impresionantes cascadas desaguando el Lago Marbore. La verdad que si hay un sitio en los pirineos donde las montañas parezcan grandes es en toda esta zona de Ordesa. Los valles son profundos y estrechos y las montañas, siempre sobre los 3000m, hacen que todo sea sobrecogedor. Es una sensación que tuve la primera vez que vine a pirineos, precisamente a esta zona y que vuelve a aparecer con cada nueva presencia. Para terminar la jornada, bajamos junto al río donde algunos valientes se bañan en sus gélidas aguas. Yo me conformo con dejar que el agua me relaje las piernas. Mucho mejor que el compex. Se queda uno nuevo después de esta dura jornada de pedaleo. La vuelta al hotel sin dar una pedalada de mas para no perder esa agradable sensación que me ha dejado el agua fría. A pesar de todo algunos aun tienen ganas de juerga y se marcan un final de clásica en el ultimo repecho antes del pueblo, pero yo paso de guerras por hoy. Ducha rápida y me voy con Luis que tiene que hacer unas compras en el pueblo, aprovecho para sacar dinero ahora que estamos en España y bueno, paseo y cerveza en el pueblo para hacer hambre para la cena.
     
  5. serpal

    serpal Moderador Ciclismo Crta. Moderador ForoMTB

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    13/07/2007 – 5ª Etapa: Bielsa – Formigal

    Larga etapa tenemos por delante hoy. Casi 140 kms y aunque aquí en España los puertos son mas humanos, mas parecido en distancia y desniveles a lo que estamos habituados en nuestras rutas, no nos debemos dejar llevar a engaño. Son muchos días seguidos sobre la bici y las piernas se tienen que resentir. Por esa razón, desayunamos bien, bueno por eso y porque el bufette de napolitanas en el desayuno es demasiado tentador como para no ponernos hasta las patas.
    La salida es valle abajo, en dirección a Ainsa. Ya nos previene Biktor de que no quiere calentones recordándonos la situación de hace un par de años, todos juntitos y calentando hasta el desvío de Escalona.
    El día amanece caluroso, para alegría mía. Comenzamos dejándonos caer por esa carretera que, como señalaba ayer, es para mi tan familiar. Dejamos a la izquierda la entrada al Bal de Chistau, rodando por un estrecho desfiladero. Llegamos a Lafortunada, dejando a la derecha otra subidita que tiene que resultar muy interesante para una futura edición como así le comento a Biktor, el ascenso a Tella. Poco a poco la bajada pierde inclinación, el valle se abre, mostrándonos un impresionante panorama de toda la vega con la Peña Montañesa dominando el entorno, que con la luz mañanera tiene un agradable color y un sin fin de texturas.
    En Escalona abandonamos la carretera hacia Ainsa y un giro a la derecha nos va a adentrar en el angosto cañón de Añisclo y el largo ascenso hacia Fanlo (desde aquí 23 kms). Poco a poco la carretera se va deteriorando y convirtiéndose en un estrecho carril. Por suerte una vez que nos adentramos en el cañón, es de sentido único y a estas horas de la mañana aun poco transitada. La primera parte, precisamente la que transcurre por el fondo del cañón, no es mas que una larga sucesión de falsos llanos, repechos cortos y alguna bajadita. Parece que el desayuno pesa en los estómagos por lo que nos juntamos un numeroso grupo en cabeza, Luis, Paolo, Ragar, Maxi, Gorka, Rodri, Rafa y alguno mas que seguro que me dejo. Son momentos de disfrutar, de ver el río hacer su milenario trabajo de excavar las paredes del cañón, de escuchar el rumor del agua serpenteando entre la roca y de pedalear con buena conversación en un entorno tan incomparable. En este plan hacemos toda la primera parte hasta que llegados al lugar donde comienza la pista que los senderistas usan para continuar ascendiendo a lo largo del cañón hacia el interior del parque, la carretera traza una herradura y comienza a remontarse en las paredes del cañón. Aquí se sube un punto mas, aunque seguimos agrupados ya el ritmo ha dejado de ser el de paseo mañanero, aunque aun es ritmo de mantener alegre conversación. Superada esta parte un poco mas dura, volvemos a retomar carretera de doble sentido y un nuevo tramo de falsos llanos, nos hace ganar altura suavemente. Poco a poco la carretera se empieza a parecer a un puerto aunque nunca debe de considerarse nada que nos pueda asustar y mucho menos después de haber subido todo lo que llevamos en las piernas. El ritmo sigue en progresión, elevándose poco a poco de manera casi imperceptible, aunque los pequeños descansitos que nos da la subida permiten que esta siga siendo cómoda hasta que faltando cuatro kilómetros se empiezan a desatar las hostilidades. Parece que algunos ya han bajado el desayuno. Paolo y Ragar se van un poco por delante y no les damos caza, mientras en el grupo el ritmo ya no es para mantener ninguna conversación. Nos queda el ultimo kilómetro que si que resulta duro, al 8 %, salpicado por una serie de herraduras donde me veo bien y acelero el ritmo poniendo en fila a toda la grupeta. Sin embargo no llega el final, aun no adivino el collado. Creo que he pecado de demasiado optimista y es un poco mas largo de la cuenta este kilómetro. Finalmente me abro un poco de piernas llegando al collado, pero vamos, ha estado bien el calenton, no para entrar en calor que ya de por si lo hace con lo avanzada que esta ya la mañana sino para desentumecer las piernas. Inmediatamente, nos dirigimos al pueblo ya que en el mismo collado no hay ni una sombra y no hay quien este parado. Rápidamente localizamos: Bar la Era. No pinta mal. En medio de la era del pueblo han levantado una especie de chiringuito con una terracita y una especie de soportal que nos da sombrita. Unas coca-colas tirados en la hierba ponen el perfecto punto final a la ascensión. Como la subida era larga, aquello se ha estirado mucho y nos tiramos apalancados un buen rato, no se como nos va a conseguir mover Biktor después.
    Antes de reanudar la marcha, Biktor nos advierte de cómo es la misma. A pesar de que el primer tramo, el de mas pendiente lo han arreglado, la parte final esta tal como hace dos años, o sea, mas apropiada para la bici de montaña que para la de carretera por lo que advierte que tengamos cuidado. Comenzamos a bajar, rapidito. Voy en cabeza junto con Miguel Angel, el burgalés. En un momento dado, cuando llegan unos repechos a mitad del descenso miro para atrás y no viene nadie. Que cosa mas rara. Tampoco hemos bajado tan deprisa como para que no nos sigan. Al poco aparece Luis y nos desvela el misterio. Klyde ha tenido una pequeña caída. Se ha abierto un poco de mas en una curva, ha pisado gravilla con la bici inclinada y se ha ido al suelo. Aunque no parece que sea mucho ya que nos comenta que ya se había levantado cuando pasaba él. Así que seguimos hasta el pueblo de Sarvise donde finaliza la bajada para reagrupar allí.
    Cuando llega Klyde, vemos que apenas tiene raspones, continuamos hacia Broto para afrontar el puerto de Cotefablo y observa que algo no va bien en la bici. El cambio hace lo que quiere. Mirando un poco, parece que tiene la patilla doblada. El se para en Broto para limpiarse un poco las heridas e intentar afinar la bici, seguimos hacia arriba.
    Esta vez no hay desayuno que valga y el ritmo es infernal desde los primeros metros. Voy aguantando en la grupeta delantera pero muy con el gancho. Aun así paso la parte dura tras el desvío hacia Torla, pero el ritmo es infernal, por lo menos para mi. Tengo en la cabeza que hay que aguantar hasta el descanso, no puede faltar mucho, pero no llega, no llega, por lo que en un momento dado, me explotan las piernas, intermitente, me aparto y dejo que se vayan. Luis que iba a mi rueda sufre para intentar seguirles, pero desiste al poco por lo que nos volvemos a quedar juntos, y como no sabemos ir despacio seguimos manteniendo el ritmo alto tras el pequeño respiro de abrirnos. Llegados al descanso, el ritmo no baja, plato grande. En esto que llega Ragar que había parado a desaguar y nos pasa como un obús. Nos ponemos a relevos a darle caza pero cuando por fin lo echamos mano, acaba el descanso, justo atravesando Linas de Broto. Mira para atrás con superioridad, nos ve, baja un piñón y se nos va irremediablemente. Nosotros seguimos dándole en un vano intento de alcanzarlo. Al que si echamos mano es a Iñigo que se ha descolgado del grupo de cabeza. Se une a nosotros lo que únicamente sirve para aumentar mas el ritmo y yo nuevamente rodando incomodo y con el gancho. No adivino el final del puerto, por lo que mi cabeza me juega una mala pasada pensando que queda mas de lo que realmente queda. Luis me saca de mi error con lo que me animo e incluso la parte final la hago mucho mas alegre. De hecho llegando arriba, Luis se queda en la parte trasera del terceto. Yo con muy mala idea me pienso que me va a esprintar por lo que no le dejo lugar a la reacción, bajo un par de piñones para coronar arriba. Ufff!!! Demasiado intenso para estas alturas de semana y de etapa. Pero la verdad que este puerto se presta a ello.
    Llega el camión con Klyde dentro ya que no había manera de que el cambio dejara de saltar. Dice que se va a acercar a Sabiñanigo que hay buena tienda de bicis para que se lo miren.
    Aprovechamos el reagrupamiento en la cima para comer algo ya que nos ponemos a pensar y aun no he probado nada sólido en todo el día con la tontería del desayuno. No sea que luego nos vaya a atacar el señor del mazo cuando menos lo esperemos.
    La bajada es de esas deliciosas de correr mucho. Curvas enlazadas pero de fácil trazar y un par de repechos a mitad de bajada que tengo atragantados de hace dos años cuando hiperventilé vilmente en uno de ellos con todo el platazo. Este año la intensidad es menor y los paso bien así que nos plantamos en Biescas casi sin darnos cuenta.
    Me sorprendo cuando veo aparecer a Klyde sobre la bici. Pensaba que se iba a acercar a Sabiñanigo en la furgoneta. Ha bajado el puerto montado y dice que se va a Sabiñanigo pero en bici. Nos ofrecemos para acompañarle pero se niega en redondo. No insisto ya que me da a mi que quiere rumiar la mala leche de la caída, únicamente procuro darle indicaciones de donde esta la tienda de Ciclos Navasa.
    Entre que vamos y no a Sabiñanigo, ya ha salido toda la gente. Por lo que vamos remontando en las primeras rampas hacia el Portalet. Aunque no es duro lo que vamos ascendiendo la verdad que parece mas suave cuando lo bajas en la Quebranta, mas este año que daba el aire de cara y había que pedalear con fuerza en este tramo. Enganchamos a los primeros descolgados y aprovechamos para rodar con ellos ya que esta zona del grupo ni la hemos tocado y con la gente que por aquí anda poca conversación hemos tenido solo en los avituallamientos y poco mas.
    Sin embargo como nos gusta la marcha, la tranquilidad finaliza en el momento que nos adelanta una hormigonera bien cargadita. Algo que no se puede dejar escapar. Sin pensármelo le cogemos rueda y para arriba. La gente se nos queda mirando según vamos remontando posiciones a ritmo hormigonera. Menudo calenton, sobre todo cuando veo el cartel de Bubal indicándonos que esta rampa que transitamos a toda leche y que se me empieza a agarrar demasiado es dicho altillo. “¿Estamos tontos o que?”

    Coronamos la presa y en la bajada, muchos optan por continuar rectos hacia Formigal, se ve que el paso de los días va haciendo mella. El pájaro que anda por aquí iba todo ciego a seguirnos a Hoz cuando le advierto de la ruta que esta tomando y pega un brusco cambio de dirección para continuar también recto hacia arriba. Ainss, no le tenia que haber dicho nada, que nos habíamos reído un poco.
    Cruzamos el túnel, atravesamos el muro de la presa y nos damos de morros con el alto de Hoz. Cortito pero matón. Con las primeras rampas de dos dígitos me acuerdo de la hormigonera y la hora que nos pegamos el calenton. Me pongo en modo mínimo esfuerzo, meto el 25 y me dedico a disfrutar lo mas posible. La verdad que la parte dura no es demasiado larga, pero es que es muy dura, mas que por el otro lado. Es increíble a que velocidad se remonta sobre la ladera. Viendo esto mas tranquilo, el desnivel de las herraduras y sobre todo lo enlazadas y cerquita que están una de otra comprendo porque me cuesta tanto coger estas curvas cuando bajo medio ciego por aquí en la quebranta.
    A la entrada del pueblo, parada obligada a echarme una foto junto al cartel. Uno de esos altos por los que tantas veces hemos pasado y que levante la mano, cuantos tienen ese trofeo en la fototeca. A la salida nueva parada en el balcón sobre el embalse donde han montado un enrejado metálico que sobresale a modo de atalaya proporcionándonos una perspectiva privilegiada del entorno que nos rodea. Únicamente paramos Paolo, Luis y yo, la gente ya va en modo automático y una vez iniciada la bajada la inercia es poderosa.
    Me hago una buena sesión de fotos de todo aquello y continuamos hacia el Pueyo, por esa carretera que para mi suelen ser sinónimo de sufrir. Hoy son unos agradables kilómetros de suave rodar. Atravesamos el Pueyo con su suelo enlosado, repecho a la salida del pueblo y paramos en el cruce donde podemos elegir entre Panticosa o bajar hacia Escarrilla para reagrupar. En cuanto estamos una grupeta considerable marchamos para arriba ya que desde aquí tenemos un poco de vía libre. En Bisecas nos dijo Biktor donde se encontraba nuestro hotel y ya desde aquí cada uno como buenamente pueda.
    Los primeros kilómetros hasta Panticosa pueblo son de suave rodar, cogiendole el aire a la subida. Por suerte sopla una ligera brisa de culo que nos hace subir mas alegres, entre eso y que subimos de charleta los kilómetros transcurren casi sin enterarnos. De hecho apenas notamos la diferencia cuando a la salida de Panticosa las rampas comienzan a empinarse con ganas. Nosotros a lo nuestro disfrutando de la agradable tarde que hace. Sol, calor, pero sin agobios y claro esta, en un entorno incomparable.
    Solo la llegada de la parte final con sus duras herraduras nos altera un poco, cada uno empieza a ir donde sus fuerzas y la carretera le colocan. Me encuentro bien y sin un ritmo que me vaya estirando el cuello, solo el mío propio con el nivel de sufrimiento que yo me quiero marcar. Esta parte final de las herraduras es espectacular. Varias galerías anti-avalanchas diseminadas por la ladera y la carretera serpenteando entre ellas. Te incita a motivarte y darle a los pedales un poco mas fuerte para vencer las sucesivas curvas. Casi sin enterarme veo que esta coronado el puerto, pasamos junto a la embotelladora, un kilometrillo llano dejando a nuestra izquierda un pequeño lago y finalizamos en la zona del balneario justo, justo en el punto donde un bar nos espera con unas jarras de cerveza con limón casi listas para ser consumidas. A ver sino para que hemos subido hasta aquí.
    Me sorprende ver lo que ha cambiado esto desde hace un par de años que estuve por aquí, aquella vez de senderismo. El entorno queda deslucido por las obras que llenan el lugar, con lo que únicamente nos tenemos que conformar con disfrutar de nuestra cervecita. Sin mas demora, Luis y yo decidimos tirarnos para abajo ya que tenemos otra parada pendiente, aunque antes nos avituallamos brevemente en el camión, no sea que para lo poco que nos queda por subir, la liemos al ultima hora.
    La bajada la hacemos como siempre, disfrutando en las curvitas por las que antes sufríamos, aunque esta vez, por el aire que mencionaba antes, nos toca darle a los pedales en la parte final. Llegamos a la carretera de Escarrilla y subimos al pueblo con rumbo fijo, como decía antes tenemos pendiente una parada en un bar junto a la carretera que ponen un café tremendísimo. Pero, nuestro gozo en un pozo. Cuando llegamos al lugar el sitio esta cerrado por lo que nos quedamos con las ganas, así que sorbito de agua y a terminar la etapa.
    Vamos subiendo con Rafa al que le tensamos la cuerda mas de lo que le gustaría, yo voy de esas veces que te vas gustando en una subida y coges el puntido de cadencia donde vas deprisa y a gusto.
    Me voy empapando de todo el lugar, ya que cuando bajas en la quebranta vas tan encendido, con tantas ganas de terminar que apenas te da tiempo a fijarte en los detalles. A pesar de ir por carretera ancha y de buen piso, resulta una subida preciosa y para nada dura.
    Pasamos junto al embalse de Lanuza donde se observa que ya esta todo preparado para el festival Pirineos Sur que comienza hoy. A alguno incluso se le ocurrió la idea de bajar a la noche de juerga, aunque finalmente desistieron (se cuenta el pecado pero no el pecador, jeje). Poco antes de llegar al descansito de Sallent, que cuando lo hacemos al revés en la Quebranta es típico sitio de calambres variados tras los kilómetros de descenso desde la cima del Portalet y bueno, cuando ya vemos al fondo Formigal, me pongo de pie en una rampa un poco mas dura, empieza a crujir la bici, me siento, vuelvo otra vez de pie y zass….me quedo pedaleando en vacío y la cadena 10 metros mas atrás. “Me cago en tooo”, entre otros improperios que no conviene reproducir aquí. La verdad que el rebote es intenso porque como decía iba pedaleando súper a gusto, disfrutando de todo y de golpe me corta todo el rollo. Alguno sin embargo lo agradece, según nos confiesa Rafa. Me resigno, me siento en la cuneta, saco el tronchacadenas y otra vez a ponernos de grasa hasta las orejas. Otro eslabón menos. Se va a quedar la cadena ínfima entre el de ayer y el de hoy. También la culpa es mía por gañan. Antes de la pirenaica ya tenia cerca de 4000 kms que suelen marcarme el cambio de cadena y sin embargo llevo una temporadita con la mecánica completamente abandonada y ahora pasa factura.
    Nos reincorporamos a la carretera justo en el momento que nos alcanza Petacchi al que se le esta haciendo duro el día de hoy. Subimos con él y nos confiesa que el kilometraje de hoy es la vez que mas kilómetros ha hecho nunca en la bici. Ole sus narices. El tío se esta haciendo toda la pirenaica mas que dignamente, incluso entrando en guerras cuando le entra el gusanillo y eso, toda la pirenaica, todos los opcionales, a pesar de sufrir, a pesar de ir machacado, con una sonrisa en la cara sin perderse ningún episodio de esta aventura. Para quitarse el sombrero.
    Sin mas incidentes alcanzamos la estación de Formigal y el merecido descanso en un hotel espectacular con unas vistas tremendas hacia todo el valle, hacia la estación de esquí y sus pistas, me vuelve a entrar la morriña del deporte blanco. Quien me mandará probar.
    Hoy como hemos llegado muy bien de tiempo nos da para todo, compex, cervecita, incluso algo de picar antes de cenar (esto ya es gula). Ah se me olvidaba, tras la ducha, cuando bajamos a la calle, aparece Klyde que nos habíamos olvidado de él. Viene con otra cara bien distinta. Ha estado en Ciclos Navasa en Sabiñanigo y la verdad que viene contando maravillas del mecánico de allí, algo nada común en estos tiempos donde es difícil hallar quien te deje la bici fina. Le han cobrado 10 € y le han enderezado la patilla, cambiado fundas y ya de paso la cinta del manillar. Así que claro, viene flipando. Al parecer el mecánico no conseguía dejar fina la bici tras enderezar la patilla y se puso a cambiar cables, fundas y tal, hasta que no lo dejo fino del todo no paro el tío. Ya digo, ya no se encuentran mecánicos así.

    La cena resulta como corresponde, especial. Mañana es la ultima etapa y como siempre Biktor nos deleita con unas palabras. Se ha pasado casi sin darnos cuenta y a la vez parece que ha transcurrido un mundo desde que salimos de Urzainki. Para finalizar la cena. Biktor nos sorprende con el sorteo de un par de juegos de platos Q-Rings donados por Rotor, uno de los patrocinadores de esta Pirenaica. Los afortunados resultan ser Josan y nada menos que Petacchi entre aplausos de todos. Tras eso, ronda de cervezas cortesía de Biktor y a dormir, aunque antes aprovecho para llamar a Frances y darle un poquitin mas de envidia contándole lo chulísimo que es aquello, estirado en la terraza con una noche ideal. No apetece irse a la cama, pero aun nos queda el ultimo capitulo que promete tener un desenlace espectacular como corresponde a esta gran superproducción.
     
  6. serpal

    serpal Moderador Ciclismo Crta. Moderador ForoMTB

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    14/07/2007 – 6ª Etapa: Formigal – Urzainki

    Y llego el desenlace. Etapa larga pero dura donde tenemos que regresar a Urzainki, tras un pequeño paseito de nuevo por tierras francesas para totalizar 139 kms y sin escapatoria posible. Todo lo que hay, lo tenemos que subir.
    Por ultimo día el ritual, levántate, lavado de cara y a vestirse de romano y dejar la mochila casi lista para poder disponer de unos minutos de asueto tras el desayuno. Bajamos a desayunar y nuevamente buffet, otra vez que vamos a subir el primer puerto hinchados como pelotas. No se como me las arreglo en la pirenaica, que siempre solemos acabar con mas peso del que empezamos, cuando se supone que debería ser al contrario con el esfuerzo, los días, etc...
    El día amanece espléndido, sin una nube en el cielo, me parece que el final de etapa va a ser duro, conociendo lo que nos espera. Aparte también hay que tener otra cosa en cuenta, que es 14 de Julio, fiesta nacional francesa, por lo que seguro que nos encontramos bastante trafico en las carreteras.

    Comenzamos la jornada terminando de ascender el Col de Portalet, que nos lo dejamos a medias ayer. La verdad que no se hace nada duro. Recién salidos del hotel, como ya sabemos apenas 6 kms de rampas tendidas y a ritmo de bajar el desayuno, agrupaditos, de charleta. Empapándonos de los paisajes que habitualmente pasan a una velocidad fugaz en la quebranta. Arriba aprieto un poquitin en el ultimo kilómetro, se me coloca Klyde a rueda, “¿donde vas?”, “Joo....déjame pegarme el gustazo de pasar un puerto en cabeza, jejeej”.
    Resulta extraño coronar el Portalet sin ser animado por una marabunta de aficionados que te hacen volar. Por el contrario, hoy vamos a parar arriba, foto en uno de los carteles que me faltan en la colección y como diría el niño, a disfrutar de las vistas sobre la mole del Midi d’Ossau que domina todo el entorno como si fuera el silencioso guardián de este valle.
    Poco estamos allí arriba, que acabamos casi de empezar la etapa. Busco a Luis para marcarnos un descenso de los nuestros. Hoy carretera conocida y mayoritariamente recta. Toca disfrutar. La primera parte, la mas dura cuando subes, es un poco revirada para ir cogiendo el aire hasta que llegamos a la vaguada del fondo del valle donde se inicia un larguisimo tramo rectilíneo (ahora comprendo porque se hace tan dura para la cabeza esta parte de la ascensión) donde dejar correr la bici a todo lo que da. Me voy acordando de cada metro del puerto, con una diferencia, hoy las cosas pasan un poco mas deprisa. Una nueva zona de curvas para cambiar el ritmo y llegamos a donde ponen el avituallamiento. En el llano de la presa se nos une Josan por detrás y al llegar a la presa se lanza para abajo motivadísimo. Lo sigo a duras penas ya que va trazando las curvas a todo lo que da. De hecho Luis pierde rueda y pasados el pueblo de Artouste, es un inconveniente porque ahora el descenso se vuelve de pedalear con fuerza. De hecho me cuesta una buena sudada echarle mano a Josan, el con plato de 52 y yo con el 50 pedaleando a una cadencia que parece que se me van a salir las piernas.
    Aquí se empieza a notar el intenso trafico del día festivo. La ultima parte desde Eaux Chaudes a Laruns toca pedalear mucho así que entre el trafico y eso me la tomo mas tranquilo y de repente pasamos el túnel y ahí tenemos nuevamente el desvío hacia el Aubisque. “Que, ¿Damos otra vuelta?”. Paramos a la entrada de Laruns ya que hay mercadillo y va a ser inviable que los camiones pasen por ahí y vemos que llevamos 35 minutos bajando. Creo que nunca había estado tanto tiempo seguido bajando. El puñetero Portalet es largo para todo, aunque también hay que decir que hoy lo he disfrutado un poquitin mas que cuando te pasas hora y media penando en sus rampas.
    Hemos sacado buena ventaja y pasa buen rato mientras va llegando la gente. Nos comentan que ha habido una caída, por suerte sin consecuencias mas allá de casco nuevo. Mientras, nos hemos acoplado en un parque buscando la sombra porque hoy aprieta el sol con fundamento.
    Proseguimos en dirección a Bielle, terreno favorable, nuevamente agrupados y sin detenernos encaramos la cara amable del Marie Blanque, aunque los primeros kilómetros con sus curvas de herradura y a pleno sol hagan daño a cualquiera. Vamos un rato rodando con Josan y el pájaro que hoy que ya se acaba esto parece que le van cogiendo el aire a esto de subir puertos y pronto nos vemos metidos en una grupeta donde nos movemos los habituales. Bueno, Klyde, Ragar, Paolo, Gorka y compañía no, que les apetecía marcha y han tirado como locos para delante. Aquí andamos Rafa, Jesus (el Marbelli), Iñigo, Kenneth (creo que no había hablado de él hasta ahora, el vasco-ingles de Prestwich, menudo crack, jeje) y alguno mas que me dejo.
    Nos tomamos la cosa tranquila hasta el Plateu de Benou, incluso pasamos el kilómetro duro que hay después con tranquilidad, pero a partir de ahí, comienza la guerra. Ataque de Jesus, tremendo que nos pilla a todos desprevenidos. Entre Rafa, Luis y Yo le vamos dando caza. Cuando le tenemos cazado me dedico a aguantarle ahí a 10-15 metros, cuando el mamón de Luis me da un relevo y lo termina de cazar, momento en que pasa lo que me imaginaba, por el corner salta Rafa como un obús, voy a por él ya que apenas queda puerto, con todo, pero claro toda la grupeta me ha cogido rueda, así que ya viendo la cima, cuando le echo mano, se lanza el sprint y lo único que acierto es a ver a Iñigo levantarme las pegatinas. Vaya calenton bueno que nos hemos dado.
    Arriba, nada que ver el día con lo que nos encontramos a la ida. Hoy da gusto tumbarse en la campa al solecito. Mientras esperamos a que llegue el resto oímos un pum, el tubular trasero de Luis que debía de estar tocado, ha dejado encima la bici a pleno sol y ale a mecaniquear de nuevo.
    Me empano un poco cuando nos empezamos a mover y el grueso de la gente empieza a bajar, así que cuando me lanzo por las empinadas rampas del Marie Blanque, veo que hoy no va a haber records ya que me encuentro con muchísimo trafico de gente bajando con el freno echado. Bueno, para otra será, voy adelantando como buenamente puedo y me planto abajo casi en un suspiro. Como se nota que ya empezamos a acercarnos al atlántico. Hoy hubiera sido el infierno subir por aquí. Abajo en Escot tengo la cinta del manillar y las manetas completamente mojadas de la humedad que se condensa en el ambiente, aquello es una caldera, casi se puede masticar el ambiente. De hecho resulta curioso ver como según vamos bajando nos vamos acurrucando todos en la pequeña sombra que da el alero de una casa. Uff no hay quien aguante ahí. Menos mal que nos movemos rápido, de nuevo por la carreterita que une este pueblo con Lurbe-St. Christau. Casi me conozco esto ya como si fueran mis rutas habituales es la sensación que tengo yendo por aquí. De ahí salimos a la general para remontar un par de kilómetros hasta el desvío hacia Arette por donde la semana que viene vendrá la etapa del Tour.
    Nuevamente en este tramo la consigna es rodar todos agrupaditos y a ritmo tranquilo. Aun así la gente se descuelga al mínimo atisbo de repecho, sinceramente a muchos no les veo subiendo lo que nos queda y menos con el día que hace. Por cierto, no he hablado de ello, del postre. Nada menos que la guinda del pastel, la Pierre St. Martín por su vertiente de Arette, con lo que harán 6 de sus 7 vertientes en mi haber y vamos, lo que comentaba, no solo es que se trate de una subida infernal de nada menos que 20 kilómetros, el tema es lo que ocurre en todos estos valles de Iparralde, abiertos en mayor o menor medida hacia el cercano atlántico (en línea recta apenas tendremos 60 o 70 kms hasta St. Jean de Luz), la humedad es intensa y si le sumamos el fortísimo calor que tenemos hoy y lo angosto de los valles, se convierte en toda una trampa.
    Calentamos las piernas en el pequeño portillo que hay antes de llegar a Arette e intentamos soltar y mentalizarnos de lo que viene. Breve paradita en el pueblo para llenar el bidón y aquello ya de salida empieza a picar levemente hacia arriba. Estamos en un pequeño grupito Luis, Yo, Josep (Cervelo en el foro si no recuerdo mal), Ragar, Iñigo y alguno mas. Por delante ya se han ido Klyde, Gorka y compañía. A la salida del pueblo se van por delante Josep y otro por delante. Luis y yo nos miramos, ¿a dónde van estos locos? No saben lo que les viene encima.
    Los primeros kilómetros en suave ascenso vienen muy bien para ir cogiendo el aire. Además esta parte vas entre bosque y esta bastante protegida de la tortura del sol, pero la cosa cambia tras 8 kilómetros y un durísimo rampon nos saluda para indicarnos que se acabo lo bueno. De aquí para arriba, hasta Labays, va a ser una continua rampa de gran dureza con algún breve descansillo que solo va a servir para partirte el ritmo y las piernas. Subo piñones y me mentalizo en un ritmo constante. Conozco la subida de haber bajado y se lo que me espera por lo que la cabeza no va a ser un problema. Estamos mentalizados. Poco a poco voy cogiendo una velocidad de crucero en torno a los 12 km/h en la que voy muy a gusto. Las pulsaciones altas pero controladas, en ese punto donde comienza el sufrimiento pero sabes que puedes aguantar bien. Mucho mas relajado no se puede ir con esta dureza de rampas. En los carteles kilométricos que nos indican el desnivel del siguiente kilómetro, los 9% y 10% de media comienzan a sucederse.
    A las primeras de cambio se me descuelga Luis y al poco alcanzo al pájaro que había salido por delante de Arette, le digo que por detrás le llega buen gregario, pero que yo no paro. Pasa el camión con Jon Mikel (otro de los navarros) que esta con la rodilla ****** y no hace esta ascensión, dando ánimos que se agradecen de verdad y echando fotos. Por delante se me han ido Iñigo y alguno mas, pero no me preocupa, solo me preocupa mantener mi ritmo, la cosa va bien.
    Pasamos la primera zona de rampas durísimas y la cosa suaviza un poco cuando salimos del bosque y llegamos a una zona de campas y bordas de pastores que la carretera se encarga de atravesar trazando una gran zeta que en este caso sirve para darnos un pequeño respiro. A partir de aquí, aunque volvemos a entrar en el bosque, el sol nos va a machacar ya que la carretera es mas abierta y lo peor de todo, ni una brizna de aire. Voy racionando en la medida de lo posible mis bidones que bajan a ritmo espectacular, podría parar a coger agua en cualquiera de las múltiples paradas que va haciendo el camión cada poco rato, pero no, me voy a merendar el puerto del tirón, no vamos a darle tregua a la Piedra.
    El descanso dura poco (lo de descanso es un poco un eufemismo ya que hablamos de un kilómetro al 7%, eso es un descanso) y solo sirve como antesala de la parte mas dura. Primero una larga recta, mantenida donde las piernas ya se empiezan a resentir nos va a dejar en una zona donde la carretera traza un montón de herraduras para remontarse en el valle y ganar el col de Labays que ya se puede intuir arriba entre los árboles casi sobre nuestras cabezas, dándonos muestra del desnivel que aun nos queda por salvar. Alcanzo a Josep que va sufriendo mucho. Intento animarle diciéndole que en Labays se termina lo duro de verdad, aprovecho para autoanimarme yo también ya que esta parte es de las que pueden hundir la moral de los mas fuertes. Aun así de vez en cuando miro el polar y veo que estoy aguantando bien el ritmo que me he marcado. Constante de principio a fin. Me relajo un poco de mis pensamientos negativos, miro a la derecha hacia lo lejos y se distingue perfectamente la silueta del Orhy, no se de que me quejo, peor seria el Larrau, que ahí si que te pega el sol de plano, además, esto ya esta casi hecho, mientras sigo enlazando curvas de herradura. Josep se me descuelga un poco antes de alcanzar el Labays donde además veo a Petacchi, Iñigo y Oliver que han parado a rellenar los bidones en el camión que se encuentra también allí. Yo miro para abajo, me quedan un par de sorbos de agua, suficiente para coronar, ya no queda nada. Corono Labays y continuo junto con Petacchi y Oliver.
    Ahora llega una parte de transición, sube y baja. Son kilómetros en los que la media de la pendiente es suave, pero son engañosos ya que son bajaditas y pequeñas rampas que te rompen completamente el ritmo. Nos estamos adentrando en el macizo karstico de la Piedra y el paisaje cambia radicalmente. Se acaba la vegetación y llegamos a una zona completamente expuesta al aire que en este punto da de cara. A pesar de lo que perjudica el avance, casi se agradece ya que la sensación térmica baja y podemos refrigerar un poco después del horno que nos ha tocado sufrir en la parte de las zetas.
    Oliver se queda y yo sigo junto con Petacchi que va emocionadísimo, de hecho, en los descansitos se me va un poco y la verdad que no hago tampoco amago de seguirlo en los repechos, ya que sigo con la máxima de mantener el ritmo con el que comencé la ascensión. Sin mas, alcanzo el Soudet para girar a la izquierda y afrontar la ultima parte. Apenas 4 kms quedan desde aquí. Un par de kilómetros duros para alcanzar la estación de esquí, que después de lo pasado y con las piernas recuperadas en el tramo anterior pasan casi como un suspiro, pasamos la antigua aduana, una pequeña bajadita y las zetas del final que hago pletórico, de pie en los pedales para desembocar en el ultimo kilómetro llano donde meto plato, me emociono y casi me trago unas ovejas y corono una vez mas la Piedra de San Martín.
    Todos coincidimos en que la subida ha resultado durísima, aparte de por el desnivel, por el tremendo calor que hemos tenido que soportar. El aire que sopla en la cima resulta ser un regalo. Lo primero por supuesto, un buen trago de agua, que ya me venia haciendo falta casi desde el Labays, pero he subido del tirón, otra cara mas de la Piedra en mi haber. Solo me queda la de Les Atas para completar la colección.
    La gente va llegando con cuentagotas, demostrando la dureza de la que hablaba, incluso en un momento dado se baja la furgoneta hacia abajo y por dos veces sube cargada de gente que se ha visto vencida por este coloso.
    Nos reunimos todos arriba y nos queda cerrar el chiringuito con la tradicional foto de grupo nuevamente con el mojón fronterizo al que alude el topónimo de este puerto como fondo de la misma. Esto se termina.
    El descenso como siempre divertido, a pesar del viento de cara que nos azota, nuevo reagrupamiento en Belagua, donde hace una semana comenzábamos nuestro periplo puertil y agrupados vamos consumiendo los últimos kilómetros de esta pirenaica, con la morriña como sentimiento que se empieza a apoderar de nosotros. Es momento de recordar cada momento vivido y de ir archivando todo en nuestro cerebro. Atravesamos Isaba, y poco a poco nos dejamos caer hacia Urzainki. Un águila sobre nuestras cabezas acompaña nuestro rodar como queriendo darnos la bienvenida y anunciar nuestra llegada, un par de recodos mas en la carretera y ahí esta Urzainki, este diminuto pueblo navarro pero que para todos los que hemos vivido alguna pirenaica cobra un significado tan importante como punto ineludible de referencia. Atravesamos el puente y damos fin a nuestro periplo, entre abrazos, felicitaciones, saludos y demás. Ya son 4 pirenaicas en mis piernas, que se dice pronto.

    Tenemos tras la llegada un pequeño aperitivo, duchita, cena en el ayuntamiento y tras eso, fiesta final hasta que cerremos el Gazpar. Donde nuevamente surgen las mil y una anécdotas vividas durante la semana y se terminan de estrechar los lazos con todas esas personas con las que has compartido esta pedazo experiencia que supone la Pirenaica.
    La verdad que poco mas me queda por añadir.
    Nuevamente felicitar a todos los Pirenaicos por esta magnifica semana y sobre todo a Biktor por como se desvive año tras año por esta criatura llamada pirenaica que cada año es mas grande, por como consigue que año tras año todo salga a la perfección.
     
  7. atomic

    atomic haciendo la goma

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    :aplauso2 "serpal", una obra maestra (con prólogo y todo).
    deberias plantearte sacar la proxima crónica en los kioskos en fasciculos semalanes (que tienen demanda asegurada) :aplauso2
     
  8. serpal

    serpal Moderador Ciclismo Crta. Moderador ForoMTB

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    Para el que no quiera dejarse los ojos leyendo la crónica en el foro, os dejo en formato pdf.
     

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  9. MTBpower

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    Me lo acabo de leer todo del tirón! muchas gracias a todos por aportar fotos y demas informacion...
     
  10. TATACORDOBA

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    Peaso cronica Sergio, ya dan ganas de volver.
    a ver si tengo mas tiempo y soy capaz de meter algunas fotillos chulas que hice, bueno saludos
     
  11. serpal

    serpal Moderador Ciclismo Crta. Moderador ForoMTB

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    Si vas a poner fotos, aparte de ponerlas aqui, si de paso te las subes al ftp que puso klyde (creo que mando un correo diciendolo, sino te lo cuento por MP) y asi las tenemos todas juntitas y en calidad ;)
     
  12. neiko

    neiko Miembro activo

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    Serpal eres un fenomeno!!
    Aun no la he leido entera, porque no dispongo de tiempo; pero gracias por ponerla en pdf porque asi la puedo leer con mas tranquilidad en casita.
     
  13. TATACORDOBA

    TATACORDOBA Miembro

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    gracias serpal, hoy me voy de vacas cunado vuelva lo intento, y ya te pregunto como va eso
     
  14. Beretti

    Beretti Novato

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    men0s mal que algunos se lo currAN BIEN! Gracias por todo esto (cronicas y fotos...)con la ayuda de ellas y algo de paciencia cuando acabe el verano organizo mis fotos y las cuelgo por ahi.
    Saluos a los pirenaicos
    Jesús Beret
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  15. neuro

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    Wenas Jesus, pero que es eso de escribir post a las 4 de la mañana??
    No tienes remedio ehhhh!!
    Saluditos desde Bilbao.
     
  16. serpal

    serpal Moderador Ciclismo Crta. Moderador ForoMTB

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    Pues nada, a ver esas fotillos. Yo a ver si tengo un rato e ilustro la crónica y la cuelgo por aqui en un bonito pdf. Tiempo al tiempo.
     
  17. CERVELO

    CERVELO Miembro

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    Ya tenía ganas de poder leer la crónica, no me ha defraudado,gracias Serpal creo que es un recuerdo más valioso aún que las fotos, pues aunque yo fuí a la Pirenaica para poder subir esos míticos puertos del Tour como el Tourmalet o el Aubisque, el verdadero recuerdo que tengo hoy por hoy, son los momentos de subida con Juan Luis, Valentín,Ullrich,Kent,Tata,...y como no el infierno de la Piedra contigo que acabé junto a Ullrich y Michel con los pies al rojo del calor, tras la Pirenaica te das cuenta que lo que cuenta no son las cimas que subas si no con quién y como las subas,así que gracias a todos pues a sido un placer pedalear junto a vosotros.
     
  18. serpal

    serpal Moderador Ciclismo Crta. Moderador ForoMTB

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    :)

    Eso precisamente creo que es lo que nos hace volver un año tras otro.

    Me alegra que te haya gustado
     
  19. Finrod

    Finrod Miembro Reconocido

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    Una crónica sensacional serpal, muchas gracias por tu tiempo para escribirla y por compartirla con nosotros. He necesitado de un par de horas para leerla en su totalidad...

    Y dices que vas a hacer una versión con fotos?? Eso sería ya lo máximo!! :saltarin

    salu2
     
  20. Ullrich

    Ullrich Rey de San Pedro

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    Ains que recuerdos, y qué razón tiene Cervelo, hoy precisamente viendo las fotos que ha colgado Biktor me he acordado mogollón de todos, y he pensado, qué bien me lo pasé *****, quiero volverrrr.
     

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