Que una marcha tenga más riesgo que otra no depende solo del recorrido, sino en gran medida de la responsabilidad de cada participante y de cómo reaccionamos ante las dificultades. Ignorar la responsabilidad del participante es insinuar que no somos capaces de tomar decisiones correctas y que actuamos de forma impulsiva y sin pensar. No podemos caer en el error de creer que la culpa es de la organización en lugar de hacer autocrítica. Es posible que esta marcha tenga sus peligros, pero a menudo el riesgo lo introduce quien asiste con una actitud imprudente, la misma que probablemente lleva a otras marchas ciclistas.