Acabo de ver la última de Ciclismo a Fondo y viene una breve reseña de esta historia y con la misma foto de los compañeros empujando a Ocaña. Hasta luego.
¿Quien se acuerda de aquel corredor del "Hueso" que tuvo un accidente al ser atacado por un pastor alemán en una Vuelta a España delos 80s? yo lo tengo grabado en la memoria...lo vii en la tele del bar al que había ido a comprarme un helao mientras veía la etapa. Hubo un médico que estaba cerca del accidente y salvó la vida del ciclista aplicándole masaje de reanimación...
Cuarta etapa de la Vuelta a España 1985, al paso por La Coruña un perro suelto siembra el pánico en el pelotón. Los corredores de cabeza logran esquivar al animal, pero unos cuantos no logran evitar la caída. Se levantaron todos, todos menos dos: Jaime Salva del Hueso y Ludo Loos del Dormilón. La rápida intervención del equipo médico consiguió, sin duda, salvar la vida de Salva. El doctor Fernando Astorki, fue el encargado de atender al corredor. El golpe le produjo la pérdida de la consciencia y una parada respiratoria. Y como se puede ver en la imagen una fuerte hemorragia en las vias respiratorias. Por ello, el doctor tuvo que usar una cánula para efectuar la respiración asistida. Hasta luego.
Alfonso, nos quedaremos a la espera de la foto. Tambien me acuerdo de la caída, parece que lo estoy viendo. Últimamente estás un poco en baja forma, no consigues apuntarte a los Lagos, no puedes subir la foto. Creo necesitas un poco de ceregumil ja ja ja!!!!
¡Que cabróncete! Será porque acabo de llegar de hacerme unos 110 kms. y me tiembla el pulso. Para Lagos he estado haciendo esta mañana el ingreso y el fax; con la foto me estoy venga a pegar con el ordenador, pero no va. Creo que sí, ¡voy a por el "ceregumil"! Hasta luego.
El italiano Ottavio Bottecchia, ganador de dos Tour (1924 y 1925) se entrenaba por una carretera secundaria y se detuvo unos minutos junto a un manzano. Se adentró en el campo y cuando estaba a punto de coger una manzana, el dueño del terreno le pillo y le gritó que se fuera. Bottecchia le hizo gestos de que sólo quería una fruta, pero el campesino le lanzó una piedra para asustarlo, con tan mala fortuna, que le dio en la cabeza, matándolo en el acto. Horas después, alguien encontró al ciclista muerto junto a la cuneta. "Un accidente más", pensaron todos, y dijeron que había sido una caída cuando entrenaba. Esa, al menos, fue la versión oficial corroborada por los médicos que afirmarón que se había caído victima de una fuerte insolación(***** que insolación más dura). Sin embargo, ciertos indicios en la posición de su cuerpo, así como el que la bicicleta se encontrase a más de doce metros de él, hicieron levantar algunas sospechas. Algunos aventuraron que sus opiniones tan radicales, y su abierta oposición al régimen musoliniano- que le valierón numerosas amenazas, incluso de muerte- explicaban su asesinato. Y tenían razón, al menos en un punto: Ottavio había sido asesinado, pero por otro motivo que sus ideas. Pero, 20 años después, y en el lecho de muerte, aquel campesino confesó que él había provocado, sin querer, la muerte del ciclista.
te añado una par de fotos de este fenomeno que entro en la historia del ciclismo como un fuera de serie. saludos
Corría el año 1925 y se disputaba la 5º etapa de la Vuelta a Andalucia. Un caballo de la Guardia Civil se desbocó produciendo el pánico entre los participantes, que se disponían a disputar una prima. Los asustados corredores eran: Barruetabeña, Ricardo Montero y Telmo García. Hasta luego.
Vicente Blanco, "el Cojo", un ilustre pionero. Tenía 26 años cuando decidió probar fortuna en el Tour de Francia, corría el año 1910 y fue el primer español en participar en tan dura prueba. Vicente se ganó el apodo de "el Cojo" por dos desgraciados accidentes laborales que a punto estuvieron de dejarle inválido a la edad de 20 años. El primero sucedió en la siderurgia "La Basconia", cuando una barra de metal incandescente le entró por el talón en dirección de abajoa arriba, y le fue a salir por entre los dedos pequeños, con lo que todos sus músculos que daron cortados y el pie destrozado literalmente. Y en el otro pie, el derecho, otra desgracia. Un accidente similar -esta vez en los diques de Euskalduna- que se llevó los cinco dedos. Los médicos hicieron lo imposible por su recuperación, pero fue el propio Vicente, quien a base de tenacidad y esfuerzo lograría superar esta tara hasta el punto de proclamarse campeón de España en ruta, cuatro años más tarde. Vicente Blanco abandonó el ciclismo a los 32 años, dedicándose a traer camiones y coches desde la frontera francesa. Con él desaparecía parte del ciclismo primigenio, aquel que se nutría de héroes en lugar de atletas. Hasta luego.
La rivalidad entre Bahamontes y Loroño alcanzó el cenit en la Vuelta 1957. Ganó Loroño, pero durante años ambos siguieron hablando de pactos de uno y otro lado. Etapa Santander-Mieres; Bahamontes, Botella, Aspuru y otros atacan y llegan a meta con 14 minutos de ventaja. Se dice que la Vuelta está acabada. Loroño no lo cree así y espera un día de mal tiempo porque es conocedor de que Bahamontes no marcha nada bien en esas condiciones. Al día siguiente tiene suerte y amanece lleviendo y con mucho frío. Ideal. Enseguida empieza la batalla y acompañado de Carmelo Morales, Geminiani y otros emprenden la escapada. Coronando Pajares la dirección de la Vuelta toma la decisión de parar la carrera por la nieve. Loroño pierde su primera oportunidad. Pero le llega otra en la etapa entre Valencia y Tortosa. Escapan Bernardo Ruiz, Barbosa, Campillo, Escolá, Tognaccini y Ribeiro Da Silva. Loroño salta y pocos kilómetros después alcanza a los fugados. Bahamontes tira por detrás pero no puede impedir que en meta haya un retraso de 21:39. Loroño alcanza el liderato. Entonces sólo le queda vigilar a Bahamontes. El vasco gana la CRI entre Zaragoza y Huesca y demuestra ser el más fuerte. Fue entoncen cuando se empezá a hablar del "pacto" por el que Bahamontes ganaría la Montaña y Loroño la General. Pero este no se fía y cada vez que Fede salta para puntuar en un puerto, sale detrás de él. Y así acaba la Vuelta, con intentos de poner calma entre los dos por parte de unos y de otros. Pero el renconr duró siempre entre los dos corredores. Hasta tal punto de que en el Tour 1959 Loroño se quedó sin entrar en la selección que iba a participar en él. Dalmacio Langarica, director del equipo, exigía a todos un supeditación plena para Bahamontes. Pero Loroño puso objeciones diciendo que él también había tenido buenos resultados en el Tour, consiguiendo buenos puestos y ganando la Montaña. Langarica comentó que si la cosa iba a ser así que mejor se quedara en casa y después de fuertes discusiones, así es. Loroño no participó en la primera victoria española en Paris. Hasta luego.
Copio un texto publicado en El Mundo (8-Febrero-2010) y firmado por Jon Rivas. Me ha parecido muy bonito y, con unas cuantas fotos, quiero que sirva como homenaje para este gran ciclista. Las duchas del velódromo de Roubaix son especiales para los ciclistas. Paredes de granito, estrechas, de aspecto anacrónico. Nada que ver con las de las habitaciones de los hoteles, o las de los lujosos autobuses de los equipos. Pero todos los corredores quieren ducharse allí después de la carrera más dura de la temporada. En cada cubículo, además, hay una plaquita metálica con el nombre de los ganadores de la París-Roubaix. En una de ellas se puede leer: Franco Ballerini, 1995, 1998. El ex corredor italiano, seleccionador de ciclismo en su país, logró en esa fecha el gran sueño que perseguía desde una década antes, cuando llegó y se enamoró de la carrera. Ballerini murió ayer, mientras ejercía de copiloto en un rally. Cuando se retiró, lo hizo, por supuesto, en su carrera. Al llegar a la meta, lejos de los primeros, entre la atronadora ovación de los aficionados que reciben a los ciclistas en el velódromo, se levantó el maillot lleno de barro y enseñó la camiseta blanca con una inscripción. "Merçi Roubaix". Fue hace nueve años, en la primavera de 2001, 22 años después de su primera participación, en la que consiguió llegar a la meta, que ya es mucho. Ballerini alargó unos meses más su carrera para poder retirarse donde quería, antes de darse la última ducha en el cubículo con su nombre. Desde esa primavera de 1989, el ciclista italiano se enganchó para siempre al Infierno del norte. Dos años después acabó quinto. Ganó Gilbert Duclos-Lasalle. En 1993 luchó a muerte hasta la línea de llegada con el veterano ciclista francés que le arrebató la victoria al sprint. Juró que no volvería más, aunque ya sabía que nunca cumpliría su promesa. Fue tercero en 1994, después de varios pinchazos, el año que ganó André Tchmil, pero en 1995, por fin, obtuvo el premio que ansiaba. Se presentó solo en el velódromo. Pudo saborear con tranquilidad la victoria. La primera placa en las duchas, el primer adoquín en las vitrinas. Tres años después, el segundo. Esta vez su victoria fue por aplastamiento. Con más de cuatro minutos de ventaja sobre el segundo. Vestía los colores del insuperable Mapei de las clásicas. Las dos veces que consiguió el triunfo. Ver el archivo adjunto 1727236 Luego transitó con el Lampre, aunque con escaso éxito. Al final, cuando las fuerzas ya no le acompañaban, regresó al Mapei, en el que se retiró, soñando siempre con la trinchera de Arenberg, el carrefour de l'Arbre o el Mons-en-Pévèle, escenario de batallas en la Edad Media, de otras, sobre la bicicleta, desde finales del siglo XIX. Ayer, Ballerini se sentó en el asiento de copiloto del Renault Clio Sport de Alessandro Ciardi, en el rally de Lanciano. El piloto perdió el control en una curva que el vehículo tomó a más de 100 kilómetros por hora y se estrelló contra una casa. Durante unos 45 minutos los servicios médicos trabajaron para reanimarle en el lugar, y posteriormente fue llevado al Hospital de Pistoia, adonde llegó clínicamente muerto. Franco Ballerini, ciclista, nació en Florencia el 11 de diciembre de 1964 y murió en Pistoia (Toscana, Italia) el 7 de febrero de 2010. Descansa en paz. ¡Campeón! Hasta luego.