Siempre me gustó andar en bici, desde pequeñito, pero en casa no había espacio para una bici y mis padres nunca me compraron una. Con unos ocho años una prima lejana me dio una que había pertenecido a su padre (mi tío lejano). Y mi padre, por no hacer ese feo, fue a buscarla. La recuerdo aún hoy, era de aquellas de ruedas grandes, con una barra horizontal y los frenos por varillas metálicas. La que llevaba el señor que hacía el reparto de periódicos a domicilio y la mía eran las más viejas del barrio. Todos los chavales disfrutaban por aquel entonces de maravillosas Bicicross BH e incluso algunos, se paseaban luciendo sus fantásticas Pather de Rabasa, con su amortiguador ¿? trasero y su maneta de cambios en la barra horizontal. Y yo aprendí a andar con aquel mastodonte que era mi más preciado tesoro. Siempre buscaba los baches más grandes cerca del río Llobregat para despegar aquellas enormes y finas ruedas del suelo y soñar que volaba. Sobra decir que aquel yerro me pateó un centenar de veces dejando mis rodillas marcadas con las que para mi eran honrosas heridas de un valeroso piloto del motocross a pedales, debo decir que en aquella época, ninguno de los chicos del barrio había oído hablar jamás del termino Mountain Bike, ni tan siquiera conocíamos las siglas BTT ni nada que se le pareciese. Mi padre empezó dejando caer que aquella bici no cabía en casa y que sería cuestión de ir pensando en deshacerse de ella, supongo que no le faltaba razón al hombre, pero para mí significaba la privación de mi más autentica libertad, despojarme de mi más preciado objeto de deseo. Pero donde manda patrón, no manda marinero, así que con la más amarga de las penas, decidí regalársela a un amigo que la tendría bien cuidada y acompañada de sus otras dos bicis, el sí tenía espacio en casa. A partir de ese momento, me tuve que contentar con pedirle prestada la bicicross BH a otro amigo que no le hacía demasiado caso y pasaba las tardes pedaleando y buscando aventuras con aquella inseparable prestada que no en vano me llevo, por un mes completo al hospital con una fisura de rótula. Sobre aquella enorme cama de enfermería juré que jamás volvería a montar en bici si se me otorgaba el beneplácito de no quedar cojo por siempre. Mis oraciones fueron escuchadas y salí al mes sin secuelas, y de la promesa quién se acuerda. En cuanto tuve oportunidad volví a las andadas a escondidas de mi santa madre que algún día se quedaría en un disgusto. Los años pasaron y los derroteros de la vida me llevaron a dejar las bicis de lado, la pubertad es un fenómeno extraño que hay que pasar. Es tiempo de descubrir todas las cosas buenas y otras no tan buenas que nos ofrece la vida. Después de veintitrés años más o menos, las bicicletas volvieron a cruzarse en mi vida de la mano de Fernando. te tienes que venir un día a montar en bici no paraba de decirme siempre que nos veíamos. La verdad es que me lo ponía fácil, disponía de todo el material, incluida una vieja Scoot para dejarme e iniciarme en esto del MTB. Así que, por una parte por no oírlo más y por otra por rememorar mis años mozos, decidí aceptar la invitación, ahí se me metió el gusanillo en el cuerpo y un par de años más tarde, decidí comprar mi primera bici; una Conor WRC3. Comprendí enseguida que el mundo de las doble suspensión era lo que me llamaba de verdad, el lado oscuro empezaba a florecer en mi interior y en cuanto pude, compré el cuadro de mi Mondraker Foxy que aderecé con los componentes de la Conor. Un año más tarde conocí a los colegas con los que suelo ridear y las emociones empezaron a sucederse domingo tras domingo, aprendiendo juntos a sortear los obstáculos que la montaña nos ofrece como queriendo jugar con nosotros al más difícil todavía. Luego nació el blog donde describo en formato ida de olla las salidas semanales y os puedo asegurar, que son los momentos más esperados de la semana, la libertad y el deseo volvieron a mí, como en aquellos días de mi niñez que, sin saberlo, definieron lo que soy hoy en día.
Ole ahi ese tochazo!!:-D Pero como estamos últimamente de "nostalgia" no?? Qué lado oscuro?? Nos está floreciendo en nuestras mentes un extremo o porción poética y bella que las sensaciones y los recuerdos nos ofrecen para dar sentido a lo que hacemos, a este deporte sufridor por una parte y que por otra nos llena y satisface. Saludoss!
***** tio, se me van a saltar las lagrimas, me siento super identificado, por eso puse un post de que no entendia como chavales jovenes tenian esas peazo maquinas, ya ves yo como no podia tener bici estuve 21 años practicando atletismo que me salia mas barato. Hasta que no tuve mi piso no pude tener bici ya que no tenia sitio para guardarla, en fin eran otros tiempos sin duda........................
